Planeación
participativa en la expansión metropolitana de Caracas
Participative
Planning in the metropolitan expansion of Caracas
Lacabana, Miguel y
Cecilia Cariola (coords.) (2006),
Entre la ciudad global y la periferia en transición, Caracas-Valles
del Tuy Medio, Ministerio del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, Caracas,
107 pp., isbn: 978-980-6889-12-5
¿Hacia dónde
transita Caracas en esta etapa histórica de dominación neoliberal y profundos
cambios sociales? ¿Puede pensarse que tiende a convertirse en una ciudad
global? ¿La expansión metropolitana la convertirá en un supercentro
que continuará absorbiendo a las poblaciones aledañas en su implacable dinámica
de crecimiento concentrador?
Estas son las
tres preguntas principales que guían la exposición y permiten vislumbrar un
camino incierto que a la fecha preocupa y es motivo de diversos estudios, uno
de los cuales a continuación se reseña.
En efecto,
centrando el análisis en los complejos procesos de fragmentación y segmentación
socioterritorial en Caracas, cuya expansión
metropolitana ha incorporado ya a los valles del Tuy Medio, pero asimismo en
las estrategias colectivas de las organizaciones de la sociedad civil (osc) y los cambios en las políticas
territoriales del actual gobierno de la República Bolivariana, el Ministerio
del Poder Popular editó en 2006 el texto colectivo coordinado por Cecilia Cariola y Miguel Lacaban intitulado Entre
la ciudad global y la periferia en transición, Caracas-Valles del Tuy Medio, donde se exponen los resultados de
investigación y un conjunto de interesantes reflexiones, debidamente
fundamentadas en teorías y teorizaciones pertinentes para el caso de estudio.
El primer tema
es la expansión metropolitana en el marco de la globalización, donde se
establecen tres tendencias principales: a) la metropolización
extendida, vinculada
con el crecimiento de las ciudades como consecuencia de la producción posfordista y las nuevas actividades globales, con un
irrefrenable proceso de suburbanización; b) cambios en la economía urbana
producto de la reestructuración de los mercados metropolitanos de trabajo, con
la dualidad laboral entre calificación y precariedad, y c) las transformaciones en la estructura
interna de las ciudades como consecuencia de la agudización de los procesos de
segregación residencial con creciente división socioespacial
entre diversos segmentos urbanos, acompañada de mayor desigualdad. Aquí los
planteamientos de Soja (2000)[1]
resultan idóneos, así como la metáfora de múltiples
ciudades, de los
mismos autores del texto en cuestión, enfatizando la dimensión sociocultural de
los procesos de cambio en aquella metrópolis. La idea de un proceso de
globalización de Caracas, considerado en términos de la articulación de
procesos globales y locales cierra el primer análisis, subrayando el impacto
diferenciado sobre diversos grupos sociales, en buena medida opuestos
sociopolíticamente, en una especial y conflictiva coyuntura histórica.
El segundo tema,
también problemático, busca responder a la interrogante específica de si
Caracas se encuentra en proceso de globalización o no. El punto es que, si bien
la capital venezolana no se ubica en el centro de la economía global, su
inserción en la jerarquía de ciudades globales tiene mucho que ver con el
petróleo, lo que tempranamente implicó un carácter rentista de su economía, así
como sus nexos con las compañías transnacionales petroleras, en una condición
de subordinación a los circuitos existentes de la economía internacional. Sin
embargo, con la nacionalización petrolera en 1976 cambió la situación y el
gobierno tomó, hasta ahora, el control de ese importantísimo recurso para
beneficio de todos los venezolanos. Con el Gran Viraje económico (1989-1992) y la
consiguiente apertura petrolera, los tecnócratas a cargo de la empresa
estatal Petróleos de Venezuela asumieron alegremente el discurso neoliberal,
dando paso a una progresiva reprivatización de la industria petrolera nacional,
lo que minaba el poder del Estado para controlar su propia industria, así como
para impedir la caída de los ingresos fiscales derivados de la exportación
petrolera. La contraparte del postulado petróleo e
inserción global, que
parecía imponerse, ha sido el impulso de una serie de prácticas de resistencia
que impidieron la consolidación del modelo neoliberal y que tienen como eje el
proyecto político del gobierno de Hugo Chávez, el cual propugna por un cambio
de institucionalidad y de las formas de vinculación global a partir de la
premisa petróleo y desarrollo nacional. Entonces, acudimos a la oposición
entre dos modelos y dos visiones de desarrollo que conllevan diferentes formas
de inserción global. Así, a la pregunta de si tal posición del gobierno supone
un retroceso en el proceso de globalización de Caracas, porque se encuentra
ésta atrapada en un conflicto sociopolítico donde la contraposición de
perspectivas resulta crucial, sólo cabe aceptar la complejidad de la situación;
pero ponderando que el nuevo modelo supone asimismo una alternativa de
incorporación a la economía global, el cual además de valorar las actividades
económicas se orienta fundamentalmente al entorno regional de América Latina,
planteando un desarrollo sociometropolitano basado en
la cohesión y la justicia social, con prioridad hacia la mejora en las
condiciones de vida de la población, más allá de cualquier concepción de la competitividad de la ciudad. Tales cambios en el
modelo, al no haberse consolidado y logrado mayor justicia social y equidad,
profundizaron los conflictos sociales y la fragmentación socioterritorial
se ha hecho más compleja.
Enseguida el
texto da cuenta de la expansión metropolitana de Caracas y la diferenciación de
la periferia, aportando un conjunto de datos poblacionales y del mercado de
vivienda, con base en los cuales ilustra la idea de la ciudad primaria y su
interfaz periurbana o subregiones periféricas hacia donde la ciudad se expande
y con la que mantiene una importante dinámica en cuanto a recursos, mercancías,
energía y población, ubicando la década de los noventa como el periodo en que
se consolidó la diferenciación, misma que se relaciona con la creciente
desigualdad y la escasa presencia del Estado en la construcción de viviendas y
la oferta privada dirigida a los sectores de mayores ingresos. Aparecen ahí los
Valles del Tuy Medio (vtm) como
parte de la expansión de la periferia.
Como en muchos
otros casos en América Latina, la expansión sobre los Valles del Tuy Medio
tuvieron que ver con la prohibición de localizar nuevas industrias en Caracas y
la obligación de trasladar aquellas empresas contaminantes, unido esto a la
descentralización industrial a corta distancia y en un espacio delimitado. Es
así que para los años ochenta el crecimiento económico impulsó el crecimiento
demográfico, lo que a su vez atrajo importantes contingentes que llegaron a
engrosar la población marginal, lo que derivó en una sobresegregación urbana como expresión de la
concentración poblacional de la pobreza. Esto último tenía que ver con un
cambio desde la periferia relegada a la pobreza de la periferia emergente con
mayor heterogeneidad social. Las tendencias actuales son: 1) socioterritoriales:
creciente urbanización de los vtm
con diversificación socioterritorial interna, donde
se acentua un eje más homogéneo de concentración de
pobres, y otro más heterogéneo donde se ubican sectores de mayores ingresos; 2) tendencias socioambientales:
falta de equilibrio entre los sistemas natural y urbano, presión sobre los
recursos de agua, contaminación por aguas residuales y conflictos relacionados
con ella; 3)
tendencias socioeconómicas: fortalecimiento de Caracas como centro generador de
empleo, intensificación de la terciarización de la
economía local con predominio de las actividades informales, en tanto que la
metrópolis concentra los servicios especializados vinculados a la economía
global, así como una diversificación de la economía de la subregión, asimismo,
resalta la inequidad de género como un rasgo dominante en la misma; 4) se registra un cambio de una región
pobre a una con mayor inclusión social: se trata de un proceso que ha permitido
a muchas familias incorporarse a los sectores que cuentan con acceso a la
educación y la salud, lo que repercute en su poder adquisitivo y mayores
oportunidades de salir adelante, y 5) las tendencias socioinstitucionales
completan el cuadro, destacando el surgimiento de una institucionalidad
subregional en los vtm que ha
logrado articular a los gobiernos locales para emprender acciones integrales en
el área, contribuyendo a potenciar el desarrollo local y la conformación de un
centro submetropolitano que coadyuve a la
transformación de la Región Metropolitana de Caracas como una metrópolis policéntrica. Todo lo anterior, acompañado de una tendencia
a fortalecer la participación ciudadana mediante los mecanismos establecidos en
la Constitución de 1999 y en las leyes sobre la institucionalidad local, por
una parte, y por otra, nuevas formas de participación popular con una base
territorial muy definida, que implica mayor o menor intervención del Estado.
Completan y dan
perspectiva al análisis las respuestas sociales, como estrategias y modos de
vida en la periferia. Aquí se considera la importante migración de sectores
medios de Caracas hacia los vtm
que acceden a viviendas construidas por el sector privado a un costo menor que
las similares edificadas en el Área Metropolitana de Caracas (amc), incluyendo la invasión y la
llegada de sectores de damnificados de diversas áreas de Caracas que no
contaban con vivienda. Así, las estrategias de vida son heterogéneas, justo
como la población ahí radicada. Los sectores populares pobres, con acciones de
carácter adaptativo, inmediatistas, replegadas al ámbito doméstico, frente al
avance de la exclusión y la pobreza. Ante ello, las tendencias empiezan a
cambiar, se dice, como consecuencia de las acciones gubernamentales incluyentes
y participativas, sobre todo en materia de educación y salud, además de apoyo
para la adquisición de suelo, infraestructura y saneamiento. Asimismo, aparecen
propuestas populares de integración social y territorial, así como la esperanza
en un futuro mejor. Ante la escasez de empleo y dificultades para costear los
gastos elementales, la población pobre no sólo acude al recurso del recorte en
su consumo, sino también a la invasión de terreno, sin dejar de mantener y
reforzar las redes sociales familiares, situación que ha implicado un encierro
territorial que favorece la concentración de esfuerzos para sobrevivir en el
plano doméstico. Este conjunto de esfuerzos, actualmente, encuentran un mejor
cauce debido a la implantación efectiva y dinámica de la democracia
participativa, que les permite intervenir directamente en los asuntos públicos,
a la vez que revaloran y tienen cierta confianza en la acción gubernamental.
Por su parte, los sectores medios han encontrado una opción de vivienda en la
periferia, ciertamente con algunos costos para la vida cotidiana; pero en vista
de haber sido excluidos del mercado de vivienda en el amc, es en los vtm
donde han encontrado la opción de acceder a una vivienda propia; aunque los
costos señalados tienen que ver con la posible pérdida del empleo, o bien por
las distancias y gastos extra que tienen que solventar. No obstante, las
estrategias de reproducción son clave, en la medida que permiten y conllevan
una reorganización de la cotidianidad con base en el empleo. En realidad, las
estrategias de este sector son similares a las de las clases populares, si bien
manteniendo una condición de vulnerabilidad asociada a la precariedad del
empleo, la lejanía y la difícil comunicación con los centros de trabajo y los
altos costos del transporte. A pesar de ello, el balance es favorable debido a
la mejoría de la vivienda, la incorporación extensiva de jóvenes a la educación
superior y la viabilidad de las actividades informales que desarrollan. Se
trata, finalmente, del surgimiento de estrategias colectivas y cambios en el
modo de vida en la periferia metropolitana que implican nuevas formas de
participación popular, impulsadas desde las políticas públicas, con un fuerte
anclaje territorial, donde continúan surgiendo las organizaciones y las redes
solidarias que favorecen la participación y movilización de las comunidades
identificadas territorialmente a fin de dar respuesta a las necesidades
colectivas, mejorando la calidad de vida, a la vez que crean espacios para la
construcción y ejercicio de la ciudadanía responsable. Puede afirmarse que la
gente construye comunidad, accede a las instituciones y, sin negar las
tensiones propias de los conflictos sociopolíticos, avanza en la organización
popular, fortaleciendo la vida barrial y preservando sus derechos y
potencialidades.
Como ejemplo y a
la vez corolario del encuentro entre acciones colectivas y políticas públicas
orientadas a la justicia social, se cuenta con un marco institucional que ha
generado una nueva institucionalidad local en la periferia metropolitana. Esto
se ilustra con el caso de los Consejos Locales de Planificación Pública, que
buscan la integración de las comunidades organizadas y grupos vecinales vía la
participación y el protagonismo dentro de una política de Estado,
contraponiéndose a la divisa neoliberal de más mercado
menos Estado, en un
caso de la mayor importancia como las Mesas Técnicas de Agua. Aquí han surgido
proyectos de cogestión entre el gobierno y organizaciones sociales, respetando
los valores propios de la ciudadanía, como la tolerancia, la tenacidad, la
responsabilidad, el encuentro de saberes técnicos y populares y el aprendizaje
de derechos y compromisos, donde la comunidad tiene el papel protagónico, así
como el proceso educativo, que a pesar de que las desconfianzas iniciales y la
falta de iniciativa quedaron rebasados, se superaron las tensiones y dejaron
aflorar respuestas sociales, lo que ha permitido el surgimiento de otras
instancias organizativas, como los comités de tierras urbanas, de salud,
cooperativas y otras que también se orientan a la participación ciudadana.
La respuesta
final está en manos de las comunidades y la voluntad de transformar su
realidad, acompañados siempre, en mi opinión, de un gobierno comprometido y
leal.
Recibida:
14 de enero de 2008.
Aceptada:
28 de enero de 2008.
José María Aranda-Sánchez
Universidad Autónoma del Estado de México
Correo-e: arandas_301@hotmail.com
José María Aranda-Sánchez. Es licenciado en psicología (unam), maestro en sociología (uaem) y doctor en urbanismo (unam). Actualmente es
profesor-investigador de tiempo completo en el Centro de Investigación en
Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México
(cicsyh). Sus líneas de investigación son: movimientos sociales en
México y organizaciones de la sociedad civil. Es líder del cuerpo académico: Investigacion en ciencias sociales y humanidades, del cicsyh, integrante del comité
editorial de la revista Contribuciones desde Coatepec
y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel i. Entre sus publicaciones recientes se encuentran: “Redes
sociales y reflexividad: su importancia en la construcción de la sociedad civil
en México”, Ciencia Ergo Sum, 14 (2), uaem, México, pp. 141-150 (2007); “Perspectiva de género para el
análisis de la participación femenina en organizaciones ambientalistas: el caso
de la organización de mujeres ecologistas de la sierra de Petatlán,
Gro.”, Territorios,
16-17, Universidad del Rosario, Colombia, pp. 107-125 (2007).