Riesgo, ambiente
y percepciones en una comunidad rural totonaca
Risk, environment and perceptions in a Totonacan rural community
María
del Carmen Vergara-Tenorio
Juan
Roberto Cervantes-Vázquez*
Abstract
In this
study we analyse the environmental risk and its
social perception in a rural community of the Sierra Totonaca
in Mexico. This population has suffered a great ecological impact due to the
change in land usage and deforestation. The population has developed two
strategies to diminish their risk: broaden their livestock and farming
productive base and migration to the city. We analyse
the consequences of these actions and their relationships in a sociological and
ethnographical context.
Keywords: rural environment, Totonacan
community, risk perception, environmental risk.
Resumen
En esta
investigación se analiza el riesgo ambiental y su percepción social en una
comunidad rural de la sierra totonaca en México. Esta población ha sufrido
grandes impactos ecológicos debido al cambio de uso del suelo y la
deforestación. Los pobladores han desarrollado dos estrategias para aminorar el
riesgo: ampliar su base agropecuaria-productiva y migrar hacia las ciudades. Se
analizan las consecuencias de estas acciones y las relaciones dentro de un
contexto sociológico y etnográfico.
Palabras clave: ambiente-rural, comunidad totonaca, percepción de riesgo,
riesgo medioambiental.
*
Universidad Veracruzana, México. Correos-e: cvergara@uv.mx,
roberto466@yahoo.com.mx.
Introducción
El riesgo es algo
con lo que comúnmente estamos en contacto en nuestra vida cotidiana; éste se
presenta con el solo hecho de darnos un baño o viajar en automóvil. De ahí que
existen diferentes tipos de riesgo a los que nos enfrentamos día a día. En la
actualidad uno de los riesgos más importantes es el ambiental, el cual existe
cuando nuestro entorno o el de cualquier ser vivo se modifica de manera que
pone en peligro la vida y por lo tanto trastoca la cotidianidad (Toledo, 2003:
23). Este tipo de riesgo nos afecta no sólo de manera individual, sino de forma
colectiva y lo vemos manifestado en fenómenos como la construcción y operación
de plantas nucleoeléctricas o hidroeléctricas, el aumento progresivo de la
utilización del automóvil, las alteraciones provocadas por cambios abruptos en
el uso del suelo y la pérdida de especies, la utilización de productos químicos
para acelerar la producción agraria, el aumento en industrias contaminantes y
las enfermedades de las comunidades humanas y hábitats naturales (Beck, 1999:
212; Leff, 2002: 47).
Desde un punto
de vista etnográfico, en esta investigación se aborda principalmente el tema
del riesgo relacionado con el ambiente y la percepción social que tiene una
comunidad rural de la sierra totonaca veracruzana sobre su entorno. En la
búsqueda de mejores condiciones económicas, esta población como otras de la
región ha sufrido grandes impactos debido al cambio de uso del suelo y la
deforestación. Como ejemplo de esto se tiene la adaptación de grandes
extensiones de terreno para uso ganadero, lo cual contribuye a que el estado
tenga aproximadamente 81% de su suelo dedicado a la ganadería, con un total de
5’936,840 ha (inegi, 1998).
Además, los grupos étnicos de la zona basan su economía en la agricultura que
se realiza en áreas poco propicias para este fin, demandando cada vez mayor
cantidad de suelo productivo. Esta situación ha resultado en la existencia de
un riesgo constante en el lugar y el deterioro ambiental de la zona. En este
trabajo se explica cómo definen las personas el concepto de riesgo relacionado
con el uso de los recursos naturales y se asume que el riesgo ambiental es
aquella situación donde el entorno de una población humana pierde la capacidad
de sostener su modo de vida (Bell y Morse, 1999: 60; Vaugh,
2001: 79). Sin embargo, es importante reconocer que el riesgo ambiental es una
idea socialmente construida (Douglas y Wildavsky,
1982: 22). Las diferentes sociedades maximizan o minimizan distintos tipos de
riesgos, lo que se traduce en prácticas específicas para asegurar y mantener
una buena calidad de vida (Vergara, 2000). Desde está perspectiva resulta
interesante estudiar el tema del riesgo ambiental, ya que si partimos de la
idea de preservar y no sobreexplotar los recursos naturales para el desarrollo
sustentable, es fundamental entender las consecuencias de los modelos de
crecimiento implementados aun en las pequeñas comunidades rurales. Por tanto,
la investigación en un lugar específico contribuye a reflexionar acerca de las
concepciones locales, sobre el crecimiento económico, la modernización y las
situaciones de riesgo ambiental a corto, mediano o largo plazos.
Una de las
cuestiones más importantes para los fines de la investigación fue averiguar
exactamente qué concepto tienen los miembros del Poblado 1 sobre el medio
ambiente o la naturaleza, y qué tan familiarizados están con estos términos.
Además se investigó la construcción de la imagen que esta comunidad tiene de la
naturaleza, considerando siempre su vocabulario y terminología desde un punto
de vista etnográfico. Asumimos que a partir de estas concepciones los
individuos creamos relaciones particulares, conocimiento y modificaciones con
aquello que nos rodea, es decir, se realiza la construcción social de los
conceptos (O’Connor, 2001: 123). En la investigación
nos interesaba saber la idea de riesgo que tienen los habitantes, tomando en
cuenta el uso de los recursos y del medio ambiente. Consideramos que los
miembros del Poblado 1 se encuentran inmersos en la
sociedad de riesgo,
la cual abarca los temas ambiental, social, laboral y económico (Toledo, 2003).
Es decir, las poblaciones locales también comparten problemas globales y es
necesario contextualizar sus procesos de desarrollo y acciones para evitar el
riesgo. Los individuos se encuentran sujetos tanto a presiones, patrones y
políticas locales como regionales o internacionales. Por tanto, asumimos que el
riesgo ambiental es la situación donde el entorno ecológico de una población
humana pierde la capacidad de sostener su modo de vida, ya sea por causas antropogénicas o naturales (Bell y Morse, 1999: 46; Vaugh, 2001: 61). Para fines de la investigación entendemos
que la insostenibilidad recae en aspectos como el alimenticio, el
empobrecimiento del suelo, el recrudecimiento o aparición de algunos fenómenos
naturales como los cambios bruscos del clima que se manifiestan en prolongadas
sequías o abundantes lluvias para los cuales la población ya no tiene capacidad
de respuesta, alterando de manera significativa su ciclo productivo; o también
se refleja en las cuestiones de salud y enfermedad.
Para la
investigación fue importante reconocer que la población es de tipo rural y que
una de sus principales actividades económicas es la agricultura, la cual se ve
afectada directamente por la cuestión ambiental, que a su vez influye en la
dinámica individual y colectiva de la vida cotidiana de sus habitantes. Otro
aspecto esencial que consideramos fue el tipo de acceso a los recursos
naturales como tierra, agua, bosque e incluso al conocimiento de usos de
plantas medicinales o alimenticias; ya que esto señala si un grupo está en
mayor riesgo que otros en términos alimenticios. El trabajo también se enfocó
en mostrar las diferentes visiones que se tienen en la misma comunidad sobre el
problema ambiental, las formas en que se negocian los recursos y las
estrategias de adaptación a la situación de riesgo, destacando las expectativas
que tienen los pobladores sobre su futuro personal, familiar o comunitario.
Finalmente, se contrasta la situación ambiental, social y económica para buscar
opciones de recuperación, mejoramiento o mantenimiento del lugar de acuerdo con
el pensamiento predominante.
1. Descripción de la
zona de estudio
La investigación
se llevó a cabo en una población del Totonacapan de
la región de Papantla, que denominaremos Poblado 1.[1] Se
eligió esta comunidad porque es representativa de la región, de los problemas y
peculiaridades de los habitantes de la zona y por la preocupación de riesgo
ambiental expresada por la población. El Totonacapan
se extiende desde la sierra y tierras bajas del norte de Puebla hasta el centro
y parte del norte de Veracruz, y comúnmente se concibe como una de las áreas
más ricas del país, con una vegetación predominante de bosque tropical
perennifolio, donde abundaban especies maderables y animales. Sin embargo, esta
zona también es un lugar donde los recursos naturales se han manejado
intensivamente debido a los ajustes de la producción económica regional, con la
consecuencia de una inminente amenaza a la biodiversidad local y al suelo útil
(Dávila, 2000: 89; Ramírez, 2002: 62). La sierra de Papantla
–conformada por los municipios de Zozocolco de
Hidalgo, Coxquihui, Coyutla
y Chumatlán– se caracteriza por asentamientos humanos predominantemente
concentrados-dispersos y la comunicación entre los diversos pueblos es mediante
caminos de terracería y veredas (Ichón, 1973: 400;
Ortiz, 1990: 23; Gomezjara, 1998: 78). El transporte
es colectivo y comunica a las cabeceras municipales y a las ciudades de Papantla, Poza Rica y Tuxpan (Pemex; 1999: 13); para las poblaciones
más alejadas se utilizan camionetas de peaje (Segura; 2002: 25). El municipio
de Zozocolco, donde se encuentra el Poblado 1, está
catalogado como de alta marginalidad y cuenta con un paisaje principalmente
agroforestal, compuesto de plantaciones pequeñas de cafetos y de cultivos
anuales de frijol, chile y maíz. Además tiene grandes extensiones dedicadas a
la ganadería cuya producción es en su mayoría para autoconsumo y sólo una
pequeña parte para comercialización (Pemex, 1999: 67). La cabecera municipal se
fundó oficialmente el 2 de agosto de 1966, tras un proceso que data de 1815 (Gomezjara, 1998: 57). Por otra parte, la población en
cuestión es de fundación más reciente. Inicialmente, el litigio por los
terrenos comenzó en 1932, en 1963 se constituyó como ejido y en 1976 se realizó
el deslinde definitivo de las tierras (Gomezjara;
1998: 34). A cada uno de los 41 ejidatarios se les concedió aproximadamente 3.5
ha de parcela para sembrar y un solar de unos 20 m × 20 m para su casa.
Actualmente la comunidad
de Poblado 1 se constituye por 350 habitantes, los cuales están organizados en
ejidatarios y avecindados. Estos últimos sólo cuentan con el terreno de su casa
y un pequeño solar y no poseen parcela a menos que la compren. La fiesta
patronal del pueblo es la celebración más importante y se realiza por medio de
mayordomías. La comunidad cuenta con una iglesia construida por los pobladores
y tiene tres niveles educativos: primaria, telesecundaria y telebachillerato.
Las instalaciones para los primeros dos niveles se construyeron por medio del
trabajo colectivo. Las clases de bachillerato para todos los semestres del
ciclo escolar se imparten en una bodega. El servicio médico se encuentra en
otra población cercana, pero los habitantes prefieren ir a la cabecera
municipal. La organización política del poblado incluye a las autoridades
ejidales y a las civiles. Las autoridades ejidales sólo las pueden ocupar
ejidatarios y comprenden: presidente del comisariado ejidal, secretario,
tesorero, secretarios, subagente y secretario. El cargo de presidente del
comisariado ejidal y el de tesorero, con sus respectivos secretarios,
únicamente lo ocupan ejidatarios y son quienes junto con los otros ejidatarios
deciden las cooperaciones monetarias o trabajo colectivo, faenas, que se deben realizar y la tenencia
de la tierra. Las autoridades civiles (subagente municipal y secretario) pueden
estar a cargo tanto de avecindados como de ejidatarios. También existen las
sociedades de padres que se organizan en los tres niveles escolares y
cualquiera puede formar parte de ellas siempre y cuando tengan hijos inscritos
en la escuela.
2. Metodología
La investigación
sobre el tema de riesgo ambiental en el Poblado 1 se realizó en varias etapas
desde junio de 2003 hasta septiembre de 2004. La metodología que se utilizó fue
de tipo cualitativo-etnográfico. En primer lugar se hizo un recorrido por
varias comunidades del municipio de Zozocolco y se
hicieron visitas exploratorias para seleccionar una comunidad. Posteriormente
se decidió el Poblado 1 como lugar de estudio porque, de acuerdo con los
habitantes del lugar, es una comunidad donde se vive una situación de riesgo y
es representativa de las comunidades totonacas del área. Es decir, la comunidad
es de tipo rural, sus pobladores pertenecen a la etnia totonaca y sus
condiciones son marginales. En esta población se aplicó una encuesta
exploratoria de tipo aleatorio a 20 personas (11 hombres y 9 mujeres) con el
fin de tener un contacto más personal con los habitantes y para habituarlos a
la presencia de los investigadores. La información recabada en la encuesta
representa datos con un nivel de confianza de 95% y un intervalo de confianza
de 20 puntos. La información se digitalizó en el programa estadístico spss para su
análisis y graficación.
En la segunda
etapa se hicieron cuatro visitas de campo cortas con el objetivo de conocer a
los pobladores de la comunidad y adaptar la investigación de acuerdo con el
contexto de la población. También uno de los investigadores realizó una
estancia de un mes con el propósito de tener un contacto cotidiano con las
personas del pueblo. Una actividad importante en este periodo fue localizar
informantes clave que proporcionaran datos sobre la historia del pueblo, la
estructura política de la comunidad, información sobre grupos sociales, su
conformación y actividades. Como tercera etapa se realizaron 26 entrevistas semiestructuradas (17 hombres y 9 mujeres) que duraron un
promedio de dos horas cada una y abarcaron diferentes puntos de vista sobre el
tema del riesgo ambiental, así como las perspectivas presentes y futuras de la
población. Las entrevistas se realizaron por medio de intérpretes, ya que
aunque la mayoría de las personas es bilingüe, se expresan mejor en su lengua.
Asimismo, las entrevistas se transcribieron en un procesador de textos –según
las notas, observaciones y/o grabaciones– para su análisis y consulta. Es
esencial mencionar que la perspectiva histórica del manejo de los recursos
naturales en México, y en el estado de Veracruz, ha ocasionado políticas
públicas que indudablemente han contribuido a un manejo no adecuado. Sin
embargo, la investigación se enfoca a analizar las cuestiones y las
perspectivas que los propios miembros de la comunidad tienen sobre sus
realidades locales.
3. Resultados
3.1. Estructura de
la comunidad
La mayoría de los
habitantes (90%) del Poblado 1 es bilingüe, hablan totonaco y español. Un 10%
sólo habla totonaco y en su mayoría son las personas de más edad (50 años en
adelante) que conservan la forma tradicional de vestimenta. Para los varones
ésta consta de pantalones, camisa de manta y huaraches; para las mujeres de
vestido blanco, bordado con listón y sandalias o descalzas (Ichón,
1973: 401). Como se pudo constatar en las observaciones de campo, la mayoría de
la población de 15 a 39 años ya no conserva este modo de vestir, el cual
sustituyen, los hombres, por camisas de algodón, pantalón de mezclilla y botas
o huaraches; las mujeres, por vestidos de colores brillantes, ocasionalmente
bordados, y sandalias. También cabe mencionar que todos los habitantes se
consideran totonacos, aun en casos en que confesaron no hablar muy bien la
lengua. En cuanto a preparación y escolaridad, en la comunidad el grueso de la
población adulta sólo concluyó algún grado de educación primaria, pocos son los
que carecen de algún tipo de escolaridad (5%). De acuerdo con la información
recabada, 70% de los encuestados asistieron a la primaria, 15% a la secundaria
y 10% a la preparatoria. Sin embargo, pese a que cuentan con el telebachillerato, pocos son los que egresan (21%, respecto
de los que ingresaron, 79% en 2003) debido a que prefieren ir a trabajar a
México o Puebla que continuar estudiando. Por tal situación, en época de
vacaciones se observa que en el pueblo no hay jóvenes de entre 18 a 26 años.
3.2. Actividades
laborales
De acuerdo con
las encuestas y las entrevistas, 35% de los pobladores son campesinos, 15% son
campesinos y tienen otra ocupación, 40% se dedican al hogar y 10% son
estudiantes. Las actividades laborales primordiales para los hombres son las
agrícolas, aunque algunos cuentan con un trabajo secundario. Los varones
trabajan su parcela, rentan terrenos o se emplean como jornaleros. Se observan
sobre todo dos tipos de uso de suelo: la cría de ganado y el cultivo de maíz.
La cría de ganado se realiza en grandes extensiones que pertenecen a personas
que viven en Papantla o Poza Rica. Principalmente se
siembra maíz pero existen otros cultivos como pimienta y café. Este último tuvo
gran auge pero se abandonó por los bajos precios en el mercado y las plagas.
Por otra parte, las mujeres se dedican sobre todo a las actividades del hogar y
a ayudar a sus maridos durante la cosecha y la limpia del maíz. Los jóvenes en
su mayoría asisten a las escuelas de la comunidad, algunos incluso estudian en
las cabeceras municipales; la mayor parte de quienes salen a otras escuelas son
mujeres. En contraparte, los jóvenes varones combinan sus actividades escolares
con las labores del campo y trabajan en las parcelas o emigran. Para ellos la
ayuda en la parcela familiar es casi obligatoria, al llegar a los 12 o 15 años
tienen el deber de aprender a trabajar en el campo.
Los avecindados
se emplean como jornaleros o cultivan algún terreno rentado para obtener un
ingreso y maíz. Además, entre los miembros de la comunidad se llega a
establecer un pequeño mercado interno para la adquisición de grano. El uso
extensivo de la tierra ha ocasionado el desmonte continuo de la zona, causando
la desaparición paulatina de especies vegetales y animales nativas como el
armadillo, el tigrillo o gato montés y el venado. Por lo que, de acuerdo con
los pobladores, se ha desarrollado un proceso de empobrecimiento del suelo
debido al uso de químicos y fertilizantes lo cual disminuye la cantidad y
calidad de los productos cultivados. El aprovechamiento de recursos maderables
se hace principalmente de manera interna. Las personas del pueblo utilizan la
madera como material de construcción para casas, muebles o como leña, por lo
que la extracción externa es mínima. Respecto a la conservación y reforestación
mostraron cierto interés, ya que para ellos significaría una manera más de
conseguir un ingreso. Por ejemplo, los pobladores utilizarían los árboles como
madera para venta, que según su opinión, se cotiza muy bien en las ciudades.
Asimismo, tienen cierto rechazo a una reforestación o conservación que no les
ayude a mejorar sus condiciones económicas de vida.
3.3.
Conceptualización de la naturaleza
En nuestra
investigación registramos que 90% de las personas han observado una pérdida de
plantas y 95% mencionaron pérdida de animales. La mayoría de los informantes
concuerdan con que se ha dado una disminución considerable de la naturaleza
nativa en comparación con el paisaje original. Incluso los jóvenes evocan narraciones
de sus padres, abuelos o personas ancianas del pueblo que expresan que ya no se
encuentran plantas y animales que existían antes. En algunos casos mencionaron
aspectos positivos de la pérdida de especies, ya que ha disminuido el peligro
de ataque de algún animal ponzoñoso dentro de sus hogares. Pero en general
todos los entrevistados destacaron que la pérdida de especies ha sido
perjudicial para el poblado y principalmente para la agricultura, ya que la
tierra poco a poco ha reducido su fertilidad, el grado de erosión aumenta y las
plagas se hacen cada vez más resistentes a los plaguicidas.
Durante las
entrevistas los campesinos expresaron claramente la necesidad de ayuda externa
para solucionar problemas de producción. Además, fue evidente que los fenómenos
causados por las alteraciones globales climáticas afectan directamente cómo las
personas entienden su entorno. Por ejemplo, varios campesinos comentaron que
hoy en día es más difícil determinar las épocas de siembra y cosecha debido a
que las temporadas de lluvia y sequía varían constantemente, por lo que les
resulta difícil establecer patrones. La mayoría de los entrevistados expresan
estas alteraciones del ambiente local como cambios en el clima (80%) o como
aumento en la sequía (85%). En el Poblado 1 los cambios se consideran
negativos. De acuerdo con los entrevistados, ahora la época de sequía dura
mucho más tiempo y no se puede anticipar. Asimismo observamos que las personas
del pueblo muestran preocupación por la situación ambiental, pues opinan que
afecta de manera dramática su vida cotidiana, su dinámica social y familiar.
Cuando indagamos sobre la forma en que evalúan los problemas en México, el
medio ambiente apareció como una preocupación relevante para los pobladores.
Sus opiniones sobre los problemas del país se distribuyen de la siguiente
manera: desempleo 20%, seguridad 20%, medio ambiente 15%, economía 10% y 35% no
tuvo opinión al respecto. En consecuencia, la investigación reveló que, en
primer lugar, en el Poblado 1 hay una pérdida de hábitat y una degradación
severa del suelo debido principalmente a los cambios drásticos en el uso del
suelo, la intensificación de los monocultivos, el incremento de sustancias
químicas, la deforestación y la pérdida de especies. Como reflejo de lo anterior
podemos citar a un campesino de 40 años quien dijo: “Se producía más antes,
ahora hay desgaste, para que se dé la cosecha se necesitan fertilizantes y
perjudican la tierra”.
3.4. Estrategias de
vida
En comunidades
rurales indígenas el riesgo provocado por las prácticas expansivas de
explotación de la tierra no sólo pone en peligro la capacidad productiva,
también la sustentabilidad de la vida (Beck, 1991: 16; Beck, 1999: 212; Roma,
2002: 23). Esta situación se detecta en el Totonacapan
veracruzano, específicamente en el Poblado 1. Las situaciones de riesgo
ambiental han forzado a los pobladores a crear estrategias para enfrentar los
nuevos retos. Durante la investigación fue claro que las estrategias que los
miembros del Poblado 1 utilizan varían: desde introducir nuevos cultivos a una
tierra infértil hasta abandonar el pueblo. Con la primera estrategia las
personas intentan reincorporar el cultivo tradicional de vainilla, pero para
tener éxito necesitan recuperar el suelo y la vegetación. Otro cultivo que
proponen es la caña de azúcar, lo que les daría resultados a corto plazo pero
deterioraría aún más el suelo, ya que la caña es altamente destructiva y
promovería la ideología de producir sin considerar las condiciones del lugar (inegi, 1998; Leff, 2002: 56). La cría de ganado es la tercera opción
productiva propuesta por los pobladores, pues la mayoría piensa que una
solución a sus problemas es introducir pequeñas cantidades de ganado. Sin
embargo, tener animales requiere de recursos monetarios, que la mayoría no
posee. El ingreso semanal promedio de la comunidad va de 100 a 400 pesos, es
decir, de 2 a 7 dólares al día por persona para vivir. Como segunda estrategia
contra los riesgos, que están empezando a desarrollar los pobladores, es migrar
sobre todo a las ciudades de México y Puebla. En general detectamos que 20% de
los pobladores ha salido a trabajar a dichas ciudades y que 90% de ellos tienen
al menos un familiar trabajando fuera del Poblado 1. Generalmente son los hijos
varones quienes salen a trabajar ya sea de manera temporal, en periodos
vacacionales o de forma definitiva. La principal fuente de empleo que obtienen
es en los servicios de lavado de autos o estaciones camioneras urbanas. Según
un estudiante de 25 años, “Los muchachos aprenden a trabajar la tierra por
obligación, pero prefieren irse a Puebla y México a las fábricas y de lavacarros”. Finalmente, cabe destacar que aquellas
personas que manifestaron una preferencia por quedarse en el Poblado 1, lo
hacen por el aprecio que tienen a su comunidad, a la tranquilidad y la poca
violencia que se vive en el lugar.
4. Discusión
4.1. Naturaleza,
actividades productivas y sociedad de riesgo
La continua
interacción entre los miembros de una sociedad con el entorno natural crea una
conceptualización particular sobre la naturaleza, al grado que se llega a
convertir en un símbolo para dicho colectivo social y determina las relaciones
con el ambiente (Beck-Gernsheim,1996: 139; Mires, 1996: 34). De esta manera, la
concepción de domesticación, civilización y racionalización de la naturaleza primigenia nos ha llevado a perder nuestro
sentido de escasez y a considerar a los recursos naturales como una fuente
inagotable e incondicional (Vaugh, 2001: 78). En
muchas zonas del Totonacapan se puede ver claramente
la aplicación de esta concepción sobre la naturaleza. En el Poblado 1 existen
varios factores que han provocado que la idea sobre la naturaleza, representada
por lo que la gente conoce como monte, cambie completamente, al grado que
las personas son capaces de expresar “que en su pueblo no hay naturaleza”. Los
factores que encontramos como aceleradores de este proceso son: la pérdida de
la vegetación nativa para cultivo o ganadería, la sustitución de cultivos, el
uso de tecnología inapropiada y el abuso de pesticidas.
Particularmente
la existencia de grandes extensiones de terreno dedicadas a la ganadería o a la
agricultura extensiva en el Totonacapan veracruzano,
nos da pauta para reflexionar sobre la forma de producción en el campo
mexicano. Claramente podemos definir una disyuntiva entre la forma tradicional
de producir y la necesidad de adaptarse a las exigencias del mercado. Aunadas a
estas transformaciones se encuentra una más: el abandono del sistema de tumba y
quema por el uso de herbicidas. El cambio lo motivó el incremento en la demanda
de maíz para abastecer las necesidades propias o las del mercado y está apoyado
por diversos programas gubernamentales con el fin de aumentar y modernizar la
producción agrícola (Pemex, 1999: 38; Ramírez, 2002: 87).
Sin embargo, el
control de plagas es cada vez más difícil por la resistencia natural que éstas
crean y que a su vez disminuye la disponibilidad de tierras sanas, provocando
una dependencia hacia soluciones más tecnificadas y externas con el consecuente desplazamiento de
las técnicas de manejo local (Dubos, 1985: 13; Leff, 2002: 75; Foucault, 2004: 42). Esto se refleja en lo
que manifestó un campesino de 48 años de edad: “Las plagas se dan cada cosecha
y es necesario utilizar químicos, con los años son más difíciles y aparecen
nuevas plagas”. En el estudio es evidente que los pequeños productores están
tratando de producir bajo las reglas del mercado comercial, sin cuestionar las
posibilidades reales de estas actividades en su localidad o las consecuencias
ambientales a futuro. De esta forma se sigue ampliando la extensión de tierra
cultivable y se utiliza una gran cantidad de agroquímicos, lo que en definitiva
ejerce una mayor presión al ambiente.
Aunque la
siembra de maíz es la actividad más importante en el Poblado 1, vale la pena
señalar que el café y la vainilla fueron dos cultivos muy importantes para la
economía del lugar. El café llegó a ser casi exclusivamente la principal fuente
de ingresos para los ejidatarios (Pemex, 1999: 54; Ramírez, 2002: 67). Durante
las entrevistas fue claro que a partir de 1996 y 1997 se comienza a abandonar
este cultivo debido a los bajos precios, a la clasificación como café de baja
altura y a la invasión de la plaga de broca entre 1998 y 2000. La problemática
causada por la devaluación del café fue tan grave, que el pueblo entero llegó a
vivir una profunda crisis económica, la cual motivó que muchos hombres migraran
para equilibrar y aumentar su nivel de vida. Por otro lado, el cultivo de
vainilla ha sido importante para el pueblo y para la zona del Totonacapan, ya que tiene una gran demanda nacional e
internacional. Pero este cultivo se ha abandonado en diversos periodos,
principalmente por la entrada de sustitutos de bajos precios provenientes de
Asia, provocando la caída del precio del producto. También se ve afectado por
robos, variaciones del clima y la pérdida de tierra adecuada para el cultivo
por la expansión de la ganadería (Gomezjara, 1998:
37; Ramírez, 2002: 89).
En este estudio
también se revela el concepto de naturaleza productiva que implica que se aceptan acciones
para mejorar o conservar el ambiente, siempre y cuando se obtenga un beneficio
directo/económico de la tierra. Debido a la situación tan difícil que viven los
habitantes de la zona y al hecho de que tienen que elegir entre conservar y
sobrevivir bajo condiciones de marginación, en el Poblado 1 observamos una
constante necesidad de capitalizar la naturaleza. La reducción de especies
sugiere la pérdida del hábitat y la disminución en la calidad de vida
productiva y económica de los habitantes del poblado. Por ejemplo, un ama de
casa de 30 años explica que “Las plantas de monte son cada vez más difíciles de
conseguir”. Otra mujer de 60 años reitera que “Sí han desaparecido animales
salvajes y el monte para leñar y sembrar”. En otros términos, este riesgo
ambiental agudiza el nivel de pobreza porque se trata de una comunidad rural
que depende de la agricultura, además de que también propicia un riesgo de tipo
laboral (Toledo, 2003: 34), ya que se pierde la fuente principal de producción
y sustento.
4.2. El riesgo y el
desarrollo
El problema del
riesgo ambiental no se puede entender sin considerar el tema del desarrollo
sustentable, el cual busca disminuir los riesgos y pretende incrementar los
niveles de vida de las sociedades humanas, considerando el uso adecuado de los
recursos. Sin embargo, el desarrollo sustentable es muy difícil de conseguir
debido a las implicaciones sociopolíticas, el necesario cambio de valores y la
concepción de acciones en el mediano y largo plazos. De esta manera, las
personas se encuentran en la disyuntiva de proteger su medio ambiente o
sobrevivir, lo cual da la pauta para soportar los procesos económicos de
prácticas capitalistas, sin considerar al medio ambiente (Leff,
2002: 45; Toledo, 2003: 29). En este sentido, y de acuerdo con las entrevistas
que hicimos a autoridades del municipio de Zozocolco
de Hidalgo, es claro que el concepto de desarrollo sustentable se ha
incorporado al discurso oficial, las autoridades definen al desarrollo como:
“la no explotación, sino el uso del recurso natural y obtener beneficios sin
comprometer el futuro. Además de una protección del suelo, mantos acuíferos,
áreas arboladas y especies de flora y fauna. Bajo este concepto se pretende conservar
lo que se tiene a nivel municipal y restaurar lo que se ha perdido” (Entrevista
núm. 7, autoridades municipales).
Sin duda éste es
un cambio positivo, pero que no se refleja en un cambio en la mentalidad de la
mayoría de los pobladores. Nuestra estancia en el Poblado 1 confirma que la
gente que depende de la producción agrícola no ha cambiado de manera sustancial
su forma de pensar y actuar en lo que concierne a la naturaleza, aunque
discursivamente muestren un mayor interés por este aspecto. Esto se debe a que
la producción agraria sigue guiada por el mercado sin evaluar las posibilidades
reales de producción ni valorar a las especies nativas. En el municipio de Zozocolco se han hecho algunos esfuerzos por revertir estas
tendencias, pero ninguna ha tenido impacto en el Poblado 1, ya sea porque la
comunidad no se encuentra organizada o no se ha unido a los programas. De
hecho, pudimos comprobar que 10% de los pobladores cuenta con cultivos
alternativos, 5% han tenido contacto con algún vivero, 30% han realizado
actividades de reforestación y 55% no participa en alguna actividad para
mejorar el ambiente. Sin embargo, cabe señalar que cuando les preguntamos
simplemente si participaban en acciones para preservar el medio ambiente, 75%
declaró que no participaba, en contraste con 25% que sí lo hace.
Estos datos
contrastan con la fuerte preocupación expresada anteriormente, donde consideran
al medio ambiente como el tercer problema de México. Sin embargo, la poca
participación se justifica porque prefieren buscar soluciones a corto plazo que
les permita sostener a su familia o por ignorancia respecto a acciones para
preservar el medio. La mayoría de los habitantes del Poblado 1 confiesan que
generalmente no hay una comunicación entre los pobladores sobre lo que se
piensa hacer para revertir el estado de riesgo en el que se encuentran.
Asimismo, a través de las entrevistas, los pobladores y el gobierno municipal
expresaron que la entrada de maquiladoras y fábricas de algún tipo ayudarían
sustancialmente a la economía del lugar. También dijeron que la migración de
los jóvenes se vería frenada y que se crearía un mayor arraigo a la comunidad
por parte de las futuras generaciones. Aunque también manifestaron su falta de
conocimiento sobre el impacto ecológico, consideran que con la tecnología
adecuada el deterioro ambiental sería mínimo. Es claro que estas concepciones
pertenecen al viejo discurso industrial del desarrollo que se promovió durante
tanto tiempo en nuestro país (Villarreal, 2000: 15). Por último podemos decir
que en esencia el discurso del desarrollo sustentable no es distinto del viejo
discurso de desarrollo,
ya que el objetivo principal sigue siendo una producción dirigida a un mercado,
sólo que ahora se pretende que el capital ecológico de los lugares, antes
olvidado, se tome en cuenta y lo aprovechen los propios pobladores del lugar
(Viola, 2000: 26; Leff, 2002: 67; Toledo, 2003: 37).
Conclusiones
Analizar el
riesgo ambiental es un tema de gran complejidad para la sociedad actual porque
trasciende el plano ecológico y afecta la vida cotidiana en los ámbitos
sociocultural y económico. Este riesgo en las comunidades rurales merece
especial interés ya que el manejo del ambiente constituye la principal
estrategia para sobrevivir. En el Poblado 1 el deterioro ambiental causado por
las acciones antropogénicas es el que provoca
directamente la situación de riesgo, es decir, la destrucción ecológica y el
agotamiento de los recursos naturales no son problemas generados netamente por
factores naturales, sino que son creados y determinados por las formas sociales
y patrones tecnológicos de apropiación y explotación económica de la
naturaleza, que para el caso de las comunidades étnicas son formas no propias
de su cultura, que tratan de incorporarlos a la dinámica nacional del progreso
(Leff, 2002: 49; Toledo, 2003: 27).
Aunque este
artículo se enfoca a las actividades y concepciones propias de los habitantes
del Poblado 1, debemos insistir en el hecho de que en la localidad hay
desigualdades causadas en gran parte por grandes productores que viven en otras
localidades. Dichas actividades se han desarrollado históricamente y
constituyen un factor de deterioro que incapacita a los pobladores para actuar
de manera significativa para contrarrestar el riesgo ambiental. La situación de
riesgo en el Poblado 1 aparece como una respuesta para satisfacer necesidades
de mercado sin considerar las alteraciones al medio ambiente. En términos
generales, los miembros del Poblado 1 intentan sobrevivir a las situaciones de
riesgo ampliando su base agropecuaria-productiva, al mismo tiempo que
disminuyen los pocos manchones de vegetación actual. La otra estrategia que
llevan a cabo es la migración hacia las ciudades, con lo que se puede prever la
pérdida de sustentabilidad alimenticia, el aumento de una población vieja y la
desaparición del conocimiento local debido a que no hay receptores del mismo.
Por desgracia, la situación descrita para el Poblado 1 no es única, pues
creemos que la situación de riesgo en relación con el ambiente descrita en este
trabajo se puede trasladar a otros poblados en la sierra totonaca.
Esto de ninguna
manera significa que no hay ejemplos o acciones que se estén llevando a cabo en
esta zona para contrarrestar las dificultades en que viven los totonacos. Sin
embargo, es muy claro que el reto de la disminución del riesgo ambiental en
poblaciones rurales es enorme y nos incluye a todos los habitantes, incluso a
los de las grandes urbes. Las poblaciones rurales se deben atender, escuchar
sus necesidades locales y tomar en cuenta los contextos culturales en que
viven. Los modos de producción agrícola actual se deben reformular y hacer
nuevas propuestas para mejorar las condiciones actuales de los habitantes, sin
descuidar el uso del suelo y su fertilidad. Además, la migración es un fenómeno
que cada vez nos afecta más. Veracruz está incrementando su tasa de migración
que, de acuerdo con el último censo, indica que aproximadamente 800 mil
personas salieron del estado en cinco años, lo que representan 10% de su población
total (inegi,
2000). En particular la migración juvenil trastoca de manera muy importante la
dinámica social de los pueblos. Una vez que no hay jóvenes, es muy difícil dar
continuidad social a la comunidad, los modos de organización para resolver problemas
y la realización de obras al interior se paralizan o desarticulan. También es
claro que para disminuir esta problemática las soluciones deben comprender
políticas públicas nacionales y regionales, pero también soluciones locales.
Aún más, sin una participación colectiva y articulada no se pueden poner en
práctica acciones a favor de un verdadero desarrollo sustentable y una
disminución real del riesgo, ya que finalmente somos nosotros quienes
determinamos las propias condiciones de existencia.
Agradecimientos
Queremos
agradecer a los miembros del Poblado 1 y a los traductores por su
participación, tiempo y opiniones en esta investigación. También reconocer la
ayuda del Programa de Mejoramiento de Profesorado (Promep),
de la Secretaría de Educación Pública, por el financiamiento que nos otorgaron
a través del rubro de Apoyo y Generación del Conocimiento, al proyecto
“Evaluación del riesgo ambiental entre la población totonaca”.
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Recibido:
19 de septiembre de 2006.
Reenviado:
26 de octubre de 2007.
Aceptado:
22 de febrero de 2008.
María del Carmen Vergara Tenorio. Es doctora en desarrollo humano y
comunidades por la Universidad de Illinois, Urbana-Champaign IL-USA. Tiene
especialidad en comunidad y estudios rurales, así como en roles de género en
desarrollo internacional. Investigadora del Centro de Investigaciones
Tropicales de la Universidad Veracruzana. Su línea de investigación actual se
centra en: desarrollo rural, planeación y manejo de recursos naturales. Entre
sus publicaciones recientes destacan: en coautoría, “Analysis
of a natural resources management
system in the Calakmul Biosphere Reserve”, Landscape and Urban Planning, 74, pp. 223-241 (2006); en coautoría,
“Desarrollo económico regional y la construcción de empresas rurales
comunitarias”, en Pablo Alberto Torres Lima (coord.), Desarrollo
regional y sustentabilidad en México”,
El Colegio de Sonora-Universidad Autónoma Metropolitana-Conacyt,
Hermosillo, Son., pp. 383-404 (2005); en coautoría, “Diagnostic,
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of Timber in three Micro Regions of Southeast. Mexico”, Bridging Scales & Epistemologies: Linking Local
Knowledge with Global Science in Multiple Scale Assessments. Conference
Proceedings, 18 de marzo de 2004; en coautoría, “The Orchard System: An Intermediary Stage
between Intensive Production and Natural Protection Areas”, Sociedades Rurales, Producción y Medio Ambiente, 3(1), pp. 65-74 (2002).
Juan
Roberto Cervantes Vázquez.
Es licenciado en antropología social por la Universidad Veracruzana, Escuela Gestalt de Diseño. Su línea de investigación es: consumo
cultural y psicología social.
[1]
El nombre de la comunidad se mantendrá en el anonimato por respeto a las
personas entrevistadas y porque existen proyectos de investigación en marcha en
la zona.