Usos populares,
tradición y aprovechamiento del carrizo: estudio de caso en la costa sur de
Jalisco, México
Popular usage, tradition and exploitation of reed: a
case study in the south coast of Jalisco, México
Peter R. W. Gerritsen
Claudia
Ortiz-Arrona
Rodolfo González-Figueroa*
Abstract
In this
article we present a sociologic study focussed on the
exploitation of reed (phragmites autralis) in western Mexico. Reed has been used for different purposes and
therefore not only does it represent a source of income, but it is also a
factor of family union. We describe the way in which this resource is managed,
including social agreements and their evolution in the region; we also address
the problems faced by this population. We conclude that reed is a viable alternative
to the current development model, making use of the endogenous rural
development principles, in particular the principle of multi-functionality.
Keywords: reed, legacy values, natural
resource management, western Mexico.
Resumen
En este artículo
se presenta un estudio sociológico enfocado al aprovechamiento del carrizo (phragmites australis) en el occidente de México. El carrizo
se ha utilizado para diversos fines por lo que, además de que representa una fuente de ingresos, es
factor de unión familiar. Se describe cómo se maneja el recurso, incluyendo los
acuerdos sociales y su evolución en la región, así como los problemas que se
enfrentan. Se concluye que el carrizo representa una alternativa viable ante el
modelo actual de desarrollo, poniendo en práctica los principios de desarrollo
rural endógeno, en particular el principio de multifuncionalidad.
Palabras clave: carrizo, valores patrimoniales, manejo de recursos
naturales, occidente de México.
*
Universidad de Guadalajara, México. Correos-e: petergerritsen@cucsur.udg.mx, petergerritsen@ cucsur.udg.mx, cortiz@cucsur.udg.mx,
rodoorganico@hotmail.com.
Introducción
Debido a que
dependemos de los recursos naturales para nuestro sustento, los seres humanos
somos parte de la evolución y de las condiciones en que éstos se encuentran.
Asimismo, muchos de los recursos naturales y la biodiversidad que contienen son
resultado de las actividades humanas, es decir, de la práctica agropecuaria (Diamond, 1999; Gerritsen, 2002).
Por esta razón se puede considerar que las sociedades rurales y los recursos
naturales locales forman parte de un proceso de coproducción (Van der Ploeg, 1997) o coevolución (Ellen
y Fukui, 1996), es decir, causa y resultado de las múltiples interacciones
entre lo social y lo ecológico (Bifani, 1997).
Por tanto, a lo
largo de la historia los recursos naturales han representado un sostén
fundamental del desarrollo económico de las diferentes sociedades, y a pesar de
que actualmente existe una crisis de biodiversidad (Wilson, 1985) por la pérdida
indiscriminada de especies, así como por la degradación y transformación de los
ecosistemas, los seres humanos continúan buscando alternativas para seguir
manteniéndose directamente de la naturaleza, desarrollando así formas
específicas de aprovechamiento de los recursos naturales (Gómez y Kaus, 1992; Toledo, 2000).
La familia de
las gramíneas ha sido de vital importancia para el desarrollo humano, puesto
que habitan en nuestro planeta en mayor abundancia que cualquier otro grupo de
plantas, con una estimación de 600 géneros y 7,500 especies. A lo largo la
historia, las gramíneas sin duda suministraron alimento básico para la raza
humana (Mejía y Dávila, 1992; Diamond, 1999). Así,
gran parte de las civilizaciones se desarrollaron en regiones de gramíneas y es
probable que, si no fuera por la abundancia y amplia dispersión y distribución
de éstas, la población humana del mundo no habría podido alcanzar su nivel
actual (Skerman y Riveros,
1992; Diamond, 1999).
Aunque la gran
importancia de los granos para el ser humano se debe a que representan la mayor
parte de su sustento, las gramíneas también se utilizan para otros fines, como
la construcción de casas (paredes, techos), muebles, artesanías, enseres del
hogar (escobas, canastos, armazones, etc.), en céspedes, campos deportivos,
cosméticos y medicinas (Skerman y Riveros,
1992).
Este artículo se
enfoca en las interacciones sociedad-naturaleza y las formas específicas de
aprovechamiento, donde las gramíneas –en particular el carrizo (Phragmites australis)– juegan un papel muy importante
(Tucker, 1990). El objetivo de este estudio es describir los usos y
aprovechamientos de esta especie, así como los acuerdos sociales que esto
conlleva, y discutir estos resultados dentro del contexto de la búsqueda de
alternativas sustentables para contrarrestar la crisis actual que se observa en
el campo mexicano (Esteva y Marielle, 2003). Este
trabajo lo realizamos en dos municipios rurales del occidente de México:
presentamos algunos comentarios teóricos, una descripción general del carrizo,
del área de estudio y de la metodología que aplicamos, para posteriormente
discutir nuestros resultados.
1. Multifuncionalidad
y aprovechamiento de recursos naturales
Actualmente el
tema de la multifuncionalidad de la agricultura está en discusión tanto en los
países europeos (Atance et
al., 2001) como en
América Latina (Bonal et
al., 2003). Aunque no
se tiene una definición clara de los límites funcionales de la agricultura,
especialmente de los sistemas agroalimentarios diversos (Rodríguez, 2001), la
multifuncionalidad se relaciona con la amplia variedad de resultados (tangibles
o intangibles) que la agricultura genera de acuerdo con cómo se haga uso del
suelo y según las particularidades de los distintos sistemas de cultivo y
explotación ganadera (Reig, 2001). Por tanto, se le
puede definir como la gama completa de funciones medioambientales, económicas y
sociales de la agricultura y engloba los múltiples productos y servicios que
ésta genera (tabla i).
La revisión de
los fundamentos económicos de la multifuncionalidad en Europa permite observar
cómo ésta no es una mera coartada ideológica destinada a defender la actual
política agraria. Al contrario, se considera que un sistema multifuncional
genera mayor dinamismo y es básico para que las comunidades rurales sostengan
la agricultura y ayuden en el mejoramiento de la calidad de vida de las
poblaciones (Reig, 2001). En términos económicos,
defender la multifuncionalidad supone aceptar la existencia de un nuevo
paradigma para la intervención pública, basado en la necesidad de corregir las
fallas de mercado en la provisión de bienes públicos que son externalidades
positivas generadas por la agricultura a través de procesos de producción
conjunta (Atance et al., 2001).
De acuerdo con
la Organización para la Alimentación y la Agricultura (fao, 2000), las formas tradicionales de aprovechamiento de
recursos naturales son intrínsecamente multifuncionales y desde que comenzó la
domesticación de los cultivos y los animales, hace 10,000 años, hacen otras
aportaciones además de cumplir su principal objetivo de producir alimento,
fibra y combustible (Diamond, 1999). En efecto, la
agricultura también produce una amplia gama de productos y servicios no
alimentarios, configura el medio natural, influye en los sistemas sociales y
culturales y contribuye al crecimiento económico; sus efectos son positivos y
se relacionan con la sustentabilidad.
Tabla i
Posibles
funciones de un sistema agroalimentario
Tipo de función |
Función |
|
Conservación de fertilidad del suelo |
|
Generación de O2 |
|
Diversificación productiva |
|
Preservación de variedades criollas |
Ambiental |
Equilibrio natural |
|
Captación de agua |
|
Conservación de paisaje |
|
Generación de
controladores biológicos |
|
Autosuficiencia |
|
Ahorro |
Económica |
Consumo responsable |
|
Mano de obra familiar |
|
Innovación tecnológica |
|
Productividad diversa |
|
Conservación de sabiduría |
|
Ocupación del territorio |
|
Seguridad alimentaria |
Social |
Organización social |
|
Transmisión de conocimiento |
|
Apego hacia la tierra |
|
Identidad cultural |
Fuente: Van Huylenbroeck y Durand, 2003.
La
multifuncionalidad juega un papel muy importante en impulsar la
sustentabilidad, puesto que se expresa en que genera procesos sustentables de
desarrollo rural, los cuales llevan al análisis de las ventajas de las diversas
funciones de los sistemas productivos locales (Rodríguez, 2001).
Actualmente, el
término multifuncionalidad, originando en los países europeos (Requier y Rodríguez, 2002), se considera cada vez más. Sin
embargo, a la fecha todavía no se han promulgado políticas basadas de manera
explícita en la multifuncionalidad de las actividades productivas (Rodríguez,
2001). Por tanto, en muchos espacios agrícolas la importancia de la
multifuncionalidad para el desarrollo sustentable no se ha demostrado cuando se
pone en práctica.
El
reconocimiento del carácter multifuncional de la agricultura obliga a
considerar, junto a los objetivos clásicos de la política agraria (producción
competitiva y adecuadamente remunerada para el productor), los objetivos
asociados al resto de funciones ejercidas por ésta (Kallas
y Gómez, 2002). Así, el concepto de multifuncionalidad de la agricultura se ha
convertido en un objetivo básico de la política agraria en Europa, a la vez que
constituye un elemento clave para justificar la intervención pública sobre la
agricultura (Atance et al., 2001).
2. Descripción del
carrizo
El carrizo (Phragmites australis, Cav., Trin. ex Steud) es una planta
silvestre que se propaga fácilmente de manera natural. Por lo general crece en
pantanos, drenajes y cabeceras húmedas, con amplia distribución geográfica
(desde zonas templadas a tropicales). Es una planta estolonífera
rizomatosa de estación cálida que crece de dos a
cuatro metros de altura, con limbos foliares lisos y planos, de 1 a 5 cm de
ancho y 15 a 45 cm de largo. La inflorescencia es una panícula abierta de color
purpúreo o tostado que después del desgrane de la semilla toma un aspecto
semejante a una bandera. Cuando las semillas están próximas a madurar, se abren
y dejan al descubierto una masa densa de vellos suaves. Su periodo vegetativo
es perenne y la temperatura óptima para que se desarrolle oscila entre 30 y 35°
C. Crece mejor en suelos firmes arcillosos de contenido mineral; tolera una
salinidad moderada pero puede crecer en agua salobre; sus brotes nuevos emergen
de las yemas de los nudos de los tallos viejos, los estolones y los rizomas;
crece como planta pratense monoespecífica (Skernan y Riveros, 1992). Es una
planta cosmopolita de fácil propagación debido a su sistema de rizomas o
estolones. En México se distribuye principalmente en Chihuahua, Jalisco y
Michoacán.[1]
El carrizo tiene
múltiples usos que van desde ornamentales hasta alimenticios y ceremoniales
(Brown, 1979). Está presente en muchas culturas de los cinco continentes; por
ejemplo, algunas tribus de África lo usan para cortar cordones umbilicales y
elaborar pipas para fumar (Cunningham y Milton,
1987); en Rumania y Polonia se cosecha en grandes cantidades para utilizarlo
como materia prima en las industrias papelera y química (Skernan
y Riveros, 1992); en otras partes se usa como
alimento, del que consumen sus brotes tiernos así como el rizoma tostado y
molido (Mejía y Dávila, 1992); en ciertos países de Europa y
en Estados Unidos se utiliza para tratamiento de aguas residuales por su
elevada capacidad de retención y reciclado de nutrientes (Skernan
y Riveros, 1992). En México, por su parte, se utiliza
para el mallado en la construcción de casas de adobe; algunos agricultores lo
usan para construir barreras rompevientos en sus
parcelas y al mismo tiempo disminuir la erosión del suelo; en cuanto a las
prácticas medicinales, en algunas áreas de México lo utilizan contra la
diabetes, enfermedades gastrointestinales, dolor estomacal y gases. En la construcción
se coloca como tejado en chozas, viviendas y altares. Algunos artesanos
elaboran flautas, armónicas y provisiones para instrumentos musicales. En
muchas zonas rurales se fabrican lanzas o dagas para cazar y se confeccionan
figuras o se arman arcos y formas con fines meramente ornamentales (Mejía y
Dávila, 1992).
La pérdida de
tradiciones en relación con el aprovechamiento de muchos productos forestales
no maderables, como el carrizo, se ha evidenciado debido a la evolución de las
costumbres y a los efectos de la globalización (Gerritsen
y Morales, 2007; Waters, 1995).
El
aprovechamiento de los productos forestales no maderables, entre otros, implica
la movilización de diferentes insumos y el desarrollo de actividades
específicas en los ámbitos de producción y reproducción de las relaciones
sociales y económico-institucionales. Además, el productor o empresario tiene
que coordinar continuamente las actividades durante los procesos de producción,
procesamiento, industrialización y comercialización del producto (Van der Ploeg, 1994). A causa de los efectos de la globalización,
los actores locales se ven obligados a redefinir estas relaciones sociales de
producción de acuerdo con un nuevo contexto socioeconómico e institucional, así
como con un nuevo contexto natural o material. Estos cambios pueden ser las
fluctuaciones en los precios de los insumos, la oferta de nuevos productos,
cambios en la disponibilidad de mano de obra familiar o asalariada (a través de
la migración, entre otros), nuevas políticas y programas gubernamentales, o la
disponibilidad de cierta tecnología, entre otros (Van der Ploeg,
1994). Los cambios a causa de la globalización afectan más a productores y
empresarios que dependen sobre todo de recursos externos a la localidad,
mientras que afectan menos a quienes elaboran algún producto regional, ya que
los recursos usados por los últimos provienen directamente de la región. Ellos
se ven afectados a través de la competencia de productos semejantes a los
regionales pero provenientes de fuera de la localidad (Gerritsen
y Morales, 2007).
Si bien el
efecto de la globalización es evidente en muchas regiones del país (Esteva y Marielle, 2003), el uso del carrizo todavía es un trabajo
que se desarrolla, aunque sea sólo en ciertas temporadas del año, en la
elaboración de utensilios y recipientes de uso cotidiano, así como en productos
ornamentales con fines religiosos y culturales.
3. Diseño del estudio
El estudio sobre
el uso y aprovechamiento del carrizo se realizó en los municipios El Grullo y
El Limón, los cuales se localizan en la cuenca baja del río Ayuquila,
en el estado de Jalisco en el occidente de México. Esta parte de la cuenca del Ayuquila la constituyen cinco municipios: los ya
mencionados y Tuxcacuesco, Tolimán
y Autlán, que en total cuentan con una población de
alrededor de 80,000 habitantes. El 64% de la población reside en los municipios
de Autlán (34,073 habitantes) y El Grullo (17,881), y
el resto está disperso en pequeñas comunidades con poblaciones que van de 100 a
5,000 habitantes (Gerritsen et
al., 2005).
La región se
caracteriza por un relieve muy accidentado que da lugar a una alta diversidad
biológica que provee de importantes recursos naturales a los pobladores (agua,
madera, alimentos, forrajes, medicinas y otros recursos no maderables), además
de importantes servicios ambientales y recreativos. El río Ayuquila
es muy importante desde el punto de vista de la conservación por sus recursos
acuáticos (peces, crustáceos, reptiles, mamíferos), además de por su papel como
proveedor de agua para la población.
Las condiciones
socioeconómicas y políticas también se caracterizan por una alta complejidad.
Las zonas urbanas presentan un crecimiento no planeado, con un incremento de la
dependencia de los recursos naturales en relación con la reducción del tamaño
de las poblaciones. Existen problemas de abastecimiento de agua potable y un
casi inexistente tratamiento de las aguas residuales. En toda la región, los
índices de migración son altos, sobre todo hacia los Estados Unidos, lo cual
induce a un proceso de aculturación, principalmente en la población joven.
El ámbito rural
tiene una gran riqueza cultural por la presencia de diferentes grupos indígenas
y comunidades campesinas, con usos tradicionales de los recursos pero con fuerte
aislamiento y dispersión de los asentamientos humanos, que deriva en
condiciones de elevadas pobreza y marginación (Gerritsen
et al.,
2005). En este sentido, los municipios de Autlán y El
Grullo tienen un índice de marginación baja, mientras que en El Limón es
regular. A su vez, Tuxcacuesco y Tolimán
están considerados entre los 20 municipios más pobres del estado de Jalisco.
A pesar de que
el cultivo de maíz es una actividad importante en la región, el descenso de los
precios durante los últimos años ha derivado en una disminución de su
superficie sembrada. Otros cultivos importantes son la caña, el chile, el agave
y el tomate, los cuales, a excepción de la caña, son cultivos de exportación.
La ganadería ha cobrado importancia desde de los años setenta y hoy en día es
uno de los factores más importantes del proceso de cambio de uso de suelo que
se observa en la región (Gerritsen et
al., 2005).
3.1. Aspectos
metodológicos
Este trabajo se
basa en un enfoque teórico de la sociología de estudios de desarrollo, conocido
como enfoque orientado hacia los actores sociales, desarrollado por Norman Long
y sus colegas en la Universidad de Wageningen, Países
Bajos (Long, 2001). En este enfoque se parte de dos ideas básicas: por un lado,
se supone que los actores sociales tienen conocimiento de su entorno social y
natural y, por otro, se opina que estos actores tienen las habilidades y
capacidades para transformar dicho entorno (Gerritsen
et al.,
2005; Gerritsen, 2002).
Durante el
trabajo de campo, que se efectuó durante octubre y noviembre de 2005, se optó
por una investigación basada en estudios de caso, ya que consideramos que esto
permite un mayor acercamiento al tema de interés. En primer lugar se identificó
a las personas y familias que trabajan con el carrizo (areros,
nombre con el que se distingue a quienes hacen aros en los municipios de El
Grullo y El Limón) y, posteriormente, se elaboraron y aplicaron entrevistas
estandarizadas. Se entrevistó a seis personas en El Grullo y a cuatro en El
Limón. Los criterios de selección de los casos fueron la representatividad de
los productores por su forma de trabajar y, evidentemente, por su
disponibilidad para participar en el estudio. Asimismo, se realizaron dos
recorridos por los lugares donde las personas extraen el carrizo, en el río Ayuquila, en El Grullo, y en el predio conocido como Las
Higueras, en El Limón, para evaluar de manera cualitativa las condiciones en
que se encuentra y su cantidad.
4. Aprovechamiento
del carrizo en El Grullo y El Limón
En los municipios
de El Grullo y El Limón el principal uso del carrizo es para manufacturar aros
para coronas de muertos, cruces, chiquihuites,
canastos y armazones para los castillos de juegos pirotécnicos. Como actividad
secundaria está el aprovechamiento de los brotes tiernos como forraje para el
ganado a través del pastoreo directo.
La elaboración
de aros para coronas de muertos es un quehacer que tiene mucha importancia en
estos dos municipios, pues prácticamente de aquí se surte toda la región. Según
nos comentó una persona que cuenta con 25 años de experiencia en este oficio y
cada año elabora alrededor de 3,000 aros, desde El Grullo se venden aros a los
municipios vecinos de Autlán, Tonaya,
Unión de Tula, Casimiro Castillo, Tuxcacuesco y Ejutla. La mayoría de las veces, los compradores hacen los
pedidos y regresan por ellos en la fecha acordada con los confeccionadores.
En El Grullo son
tres familias y tres personas las que se dedican de lleno al trabajo con
carrizo, fabrican sobre todo aros y cruces de muertos durante los meses de
junio a octubre. Dos de estas familias también trabajan el carrizo en los demás
meses del año, pues además de elaborar aros, manufacturan chiquihuites
y cestos para la ropa. Estos productos les retribuyen más dinero, aunque en
cantidad son pocos los que se venden en comparación con los aros. Sin embargo y
debido a la demanda, en los meses cercanos al Día de Muertos vale la pena
enfocarse sólo a los aros y a las cruces.
Cabe mencionar
que para los artesanos del municipio de El Grullo, el trabajo con el carrizo no
es la principal actividad económica, es más bien un complemento de las labores
habituales de trabajo. Esta situación de diversificación de actividades
productivas se refleja en la cotidianidad: por la mañana las personas se dedican
a vender su mano de obra, mientras que por la tarde y en la noche se emplean en
la construcción de aros. Esa dinámica productiva se relaciona también con la
temporada de demanda de aros, ya que en los días más próximos al culto a los
muertos, ésta se incrementa a más del doble, por lo que los artesanos se ven en
la necesidad a dedicarse a ello todo el día. Ante esta situación algunas
familias se preparan previamente: recolectan la planta tres meses antes,
manufacturan aros poco a poco y los almacenan en sus casas para que cuando
lleguen los días de mayor venta, tengan la cantidad suficiente y no se vean tan
apurados.
En El Limón las
labores son parecidas a las de El Grullo, aunque son un poco menos las personas
que trabajan el carrizo. En este municipio se identificó un total de cuatro
artesanos, de los cuales tres trabajan individualmente y uno en grupo. Este
último tiene un taller de cohetería. En este taller, que tiene más de 60 años
de existencia y es un legado de los antecesores del dueño, se maneja tanto el
carrizo como la pólvora; es decir, se combina la manufactura del carrizo con
adornos de luces pirotécnicas. Aquí laboran siete personas todo el año, crean
armazones para castillos, toritos y diversas figuras de carrizo que se
incorporan a las fortalezas para adornar las noches de fiesta, donde se rinde
culto y pleitesía a vírgenes e imágenes sagradas de los pueblos de Jalisco. El
taller se conoce ampliamente en el estado y la venta de sus creaciones se
extiende hacia otros estados, como Colima.
Al igual que los
artesanos de El Grullo, excepto el taller de cohetería, para los del municipio
de El Limón el trabajo con carrizo no es su actividad principal pues sólo
elaboran aros en su tiempo libre y por tanto no representa una fuente de
ingresos considerable para la familia. En uno de los casos, el artesano trabaja
por la mañana de jornalero en el campo, otros días ayuda en el taller de
cohetería de El Limón y muy esporádicamente, cuando tiene tiempo de sobra, se
pone a hacer algunos aros: cuatro o cinco en un rato y los pone a la venta
fuera de su casa. En otras ocasiones, cuando algún vecino necesita, le piden
que les elabore algunos y él los hace para venderlos a un costo muy bajo. En
otro caso particular, un artesano de aros y cruces que también es albañil,
mantiene carrizo en el patio de su casa y lo vende a sus familiares, además del
que utiliza para él mismo y sus muertos.
Si bien es
posible identificar artesanos especializados en el trabajo del carrizo, en
ambos municipios también se pueden encontrar varias personas que fabrican los
aros que necesitan para su familia, es decir, para sus propias necesidades. La
razón de que estas personas se dediquen esporádicamente a la artesanía de
carrizo es que tienen a su alcance el recurso, no les cuesta mucho trabajo
hacer algunos y además les permite ahorrar algo de dinero.
Cabe mencionar
que el trabajo con carrizo también se puede considerar como una actividad que
contribuye al fortalecimiento de la unión familiar. Las personas que elaboran
sus propios aros, con frecuencia lo hacen con ayuda de sus hijos quienes forran
los aros con papel crepe, pegan imágenes religiosas y los adornan con flores.
Por tanto, muchas familias no tienen necesidad de ir a comprar los aros al
mercado, a la tienda o al centro y obtienen mejores resultados al fabricar y
arreglar coronas y cruces de muertos, en el sentido de que corresponden más a
su gusto y antojo.
En ambos
municipios los areros son de familias humildes y la mayoría
está entregada fervorosamente a la fe de la Iglesia católica y sus reglas. Es
por eso que esta gente ve el trabajo no sólo con fines materiales o monetarios,
sino también como una manera de estar conectados con las tradiciones
ceremoniales de la Iglesia y las costumbres del México
profundo (Bonfil, 1994). De esta manera, se puede deducir que su
trabajo se relaciona directamente con sus tradiciones religiosas (católicas).
Así, el trabajo
de fabricación de aros, cruces, canastos, chiquihuites
y armazones en los municipios de El Grullo y de El Limón va más allá del
quehacer y el afán de obtener retribuciones monetarias, es además parte de la
cultura y del sentimiento afectuoso de regocijar a las personas que ya no están
en esta vida, pues se les brinda la ceremonia, la ofrenda y la festividad que
dignamente merecen, a pesar de que ya no los podamos ver físicamente. Lo mismo
se puede decir de los castillos y canastos: el hombre mantiene la costumbre por
medio del carrizo que se ofrece cuantioso y noblemente se deja manipular de
múltiples maneras para nuestro beneficio y el de los muertos.
5. Manejo del carrizo
y elaboración de los aros
Debido a la
presencia de ríos y áreas de encharcamientos (ocasionadas por el riego de la
caña y demás cultivos), el carrizo se desarrolla de manera abundante en algunas
partes de la cuenca baja del río Ayuquila y los
artesanos siguen aprovechándose de ello para conformar una mejor calidad de
vida. En general, el carrizo domina sobre otras especies ya que su sistema de
raíces es vigoroso y de fácil propagación, lo que provoca que sea abundante en
varias áreas de la ribera del río Ayuquila que van,
según quienes lo recolectan, desde los alrededores del puente del ingenio hasta
el ejido El Chacalito (un tramo de aproximadamente 5 km). En el municipio de El
Limón el carrizo se puede encontrar en el predio Las Higueras, en los espacios
húmedos donde corren las aguas del manantial Agua Caliente y en los remanentes
de los riegos parcelarios.
El tiempo de
recolección llega con la entrada de la temporada de lluvias, durante junio y
julio, cuando las personas transitan los márgenes ribereños del río Ayuquila para cortar las varas de carrizo con machete o cazanga. Según los entrevistados, el modo correcto para
cortar el carrizo radica en que la planta debe medir alrededor de dos metros y
el punto de corte se debe hacer en el tallo, casi a ras del suelo. Así lo hace
la mayoría, después proceden a quitar las hojas y ramas hasta dejar sólo la
vara, para posteriormente trasladarlas al lugar de manufactura. También hay
quienes cortan varas tiernas, alrededor de 30%, es decir, por cada tres varas
maduras cortan una tierna.
Es necesario
aclarar que, para los areros, las varas tiernas son aquellas
plantas jóvenes que aún presentan una tonalidad verdosa, tienen hojas vivaces y
una textura blanda; por su parte, las maduras las reconocen porque son de color
más amarillento, al igual que las hojas, y tienen una textura sólida en toda la
extensión del tallo. Las varas tiernas se destinan para hacer las
circunferencias o figuras con curvas, ya que el carrizo joven es más flexible,
y las varas maduras se usan para adaptarlas de manera vertical en los aros y
figuras.
El paso
siguiente luego de acarrear el carrizo al lugar de trabajo, es sacar las tiras.
Con un cuchillo pequeño parten la vara en cuatro partes para obtener el mismo
número de tiras, con las cuales proceden a trazar los aros que una vez formados
asolean durante unas horas, según los entrevistados, para que se seque y no se
tuerza y de esta manera no se afloje o deforme cuando ya tengan las varas cruzadas
amarradas.
Los materiales
adicionales que se utilizan para confeccionar los aros o las cruces son
solamente rafia o cordoncillo y un cuchillo, los cuales son fáciles de
conseguir y económicos. Las familias que se dedican a esto en la temporada de
los fieles difuntos dicen que es un trabajo sencillo, no requiere mucho
esfuerzo y que es bonito porque la familia se junta a trabajar. Aparte de que
les es fácil, debido a que no requiere de una inversión económica fuerte. La
materia prima está disponible, es gratis y ellos la aprovechan. El costo de
producción más marcado con el que se enfrentan es la recolección y, a pesar de
ello, expresan, no es tan difícil. El caso de quienes fabrican chiquihuites y canastos es muy semejante, incluso más
práctico, porque el carrizo que se requiere debe ser un poco tierno y, por
tanto, es más blando para cortar, al tiempo que se manipula de forma más
sencilla porque es más flexible que el carrizo maduro.
Con respecto al
taller de cohetería de El Limón, recolectan sólo carrizo maduro y de
preferencia que esté más ancho y viejo para darle forma después, pero antes de
que se seque completamente para que no pierda la maleabilidad. Con estas
cualidades obtienen armazones sólidos, que aguanten más tiempo en la estructura
para reutilizarlos de manera constante y que al mismo tiempo soporten el fuego
de los cohetes y las mechas que en muchas ocasiones pega directamente sobre la
vara. El jefe del taller señala que necesita entre 150 a 200 varas de carrizo
al año, las cuales utiliza para renovar y remendar armazones y figuras de los
castillos. En El Limón, es él quien aprovecha mayor cantidad de esta planta.
De lo anterior
queda claro que el manejo del carrizo en estos dos municipios no varía mucho
salvo el que se utiliza para fines pirotécnicos; los demás usos que se le dan
semejan mucho su procedimiento y método, el cual se puede caracterizar, en
términos generales, como sencillo.
En la mayoría de
los casos, el conocimiento para realizar esta labor se ha transmitido de una
generación a otra, según nos comentó un informante quien agregó que a pesar de
que en la actualidad los jóvenes no le ven mucho interés, él se esfuerza para
que a sus hijos les entre el sentimiento y las ganas de continuar con este
legado de sus padres que entre cruces y aros han logrado sobrevivir.
En cuanto a la
disponibilidad del recurso, según los productores del municipio El Grullo, el
carrizo ha aumentado en los últimos años. A pesar de las aproximadamente 4,000
varas que se aprovechan sólo en la temporada en que se trabajan los aros para
coronas y las cerca de 12,000 coronas elaboradas, en la ribera del río
prevalece vigoroso el carrizo. De acuerdo con uno de los areros, en la actualidad hay más carrizo por
los bordes del río que años atrás. Esto lo atribuye a que la gente lo machetea
y el carrizo retoña muy fácilmente, aparte de que siempre tiene la humedad
necesaria. Los artesanos concuerdan entre sí y dicen que a las pocas semanas de
cortar el carrizo, se nota claramente que surgen nuevos retoños, en más cantidad
y más verdes.
Esta situación
es diferente en el municipio de El Limón, ya que según uno de los productores,
actualmente hay menos carrizo y lo atribuye a que algunos productores queman
este recurso. Otro entrevistado agrega que el fuego afecta mucho al carrizo,
pues nota que ha disminuido en los últimos años y no hay áreas donde se hayan
detectado nuevos brotes y, mucho menos, personas que lo planten.
6. Acuerdos sociales
relacionados con el carrizo
Para el
aprovechamiento de muchos recursos naturales, como del carrizo en los
municipios estudiados, existe un número de reglas informales para tener un
desempeño más productivo y, por tanto, mejores retribuciones. Generalmente
estas reglas son acuerdos de palabra entre las personas que extraen el carrizo
(North, 1990; Ostrom, 1990).
De acuerdo con
las secciones anteriores, queda claro que son pocas las personas y familias que
tienen el gusto por trabajar el carrizo y, por tanto, los areros
todavía gozan de este recurso en abundancia y prácticamente sin normas
estrictas que les dificulten su aprovechamiento. Con respecto al manejo de la
planta, tampoco hay normas o medidas que restrinjan las formas de maniobrarlo,
cada quien tiene sus procedimientos y pasos definidos de acuerdo con su
criterio o experiencia.
En relación con
las medidas de los aros y las cruces, existen tamaños establecidos,
fundamentalmente son dos: los pequeños con un diámetro de 50 cm y una
circunferencia de 1.60 m y los grandes con 60 cm de diámetro y circunferencia
de 1.80-2.00 m. En lo referente a las cruces, también se tienen establecidos
básicamente dos tamaños: de 80 cm de largo y 50 cm de ancho la grande, y de 40
cm de largo con 30 cm de ancho, la chica.
En El Grullo,
entre las personas existe el acuerdo de no extraer carrizo sin permiso previo
de lugares como parcelas agrícolas o de terrenos que se sabe tienen dueño. Por
otro lado, la costumbre es tomar el carrizo necesario de las áreas del río o de
aquellas partes en que hay acceso libre al haber camino o brechas. En algunas
ocasiones, los areros piden permiso a los dueños de las
parcelas colindantes con el río para cortar carrizo, y otras veces los
propietarios son quienes van con los areros
a comunicarles que en
su parcela hay bastante planta. De esta manera les facilitan el acceso e
incluso los llevan al lugar donde se ubica. Uno de los areros
expresó que con la extracción de carrizo del río no hay mayor problema, excepto
cuando los ganaderos sacan a sus animales a pastar y estos se comen los retoños
tiernos. La cuestión allí, dice, es buscarle río arriba o río abajo. Pero
usualmente es muy sencillo obtenerlo, de hecho, hay quien dice que mochar el
carrizo es bueno para el ambiente, pues de este modo contribuye a que la planta
se renueve y broten más retoños y que por consecuencia lleguen más aves a hacer
sus nidos en la base de plantas.
Todos los
entrevistados de El Grullo coincidieron en que actualmente no representa ningún
problema la recolección y las restricciones prácticamente no existen. Sobre
todo por el borde del río Ayuquila que es donde más
predomina y donde la mayoría de la gente acude, no sólo quienes manufacturan
aros o armazones, sino también quienes lo utilizan para construir techos y
altares o meramente como ornato. Los entrevistados argumentan que aunque el
margen del río es propiedad federal, ellos creen que no habrá problema con las
autoridades, asimismo piensan que con su trabajo están colaborando a renovar el
recurso en el río y ello favorece a los animales y al ambiente de ese lugar.
En el municipio
de El Limón los acuerdos sociales son diferentes en comparación con El Grullo,
debido a que el área donde se concentra la mayor parte del carrizo es de
propiedad comunal. Además, en este municipio no se cuenta con mucha cantidad y
las personas que quieran aprovechar el carrizo primero deben ir con el
comisariado ejidal y pedirle autorización. Así, antes de extraer el carrizo,
aquellas personas que no son ejidatarias forzosamente deben solicitar permiso.
En otros casos, hay quienes buscan la planta en los arroyos del municipio y de
manera libre cortan la cantidad que deseen sin mayor problema, o bien, hay
otras personas que conocen lugares donde crece el carrizo porque algún amigo
que tiene una parcela les informa de su existencia en el desagüe de ésta, y les
autoriza la entrada para que acudan a cortarlo.
7. Discusión y
conclusiones
En este artículo
presentamos, desde una perspectiva sociológica aplicada al manejo de recursos
naturales, varios aspectos relacionados con el aprovechamiento de una especie
forestal no maderable en dos municipios en la cuenca baja del río Ayuquila en la Costa Sur de Jalisco. Los resultados
muestran que el carrizo tiene una presencia importante en los municipios
estudiados, por cómo lo aprovechan las personas que transforman este recurso
sobre todo en aros para coronas de muertos y cruces.
De manera
general, los artesanos del carrizo se manifestaron satisfechos con su ingreso
económico, aun cuando éste se genera sobre todo en los meses de agosto a
octubre cuando la venta de aros se incrementa por motivo del culto a los
muertos. Los artesanos de carrizo en ambos municipios establecen sus precios de
venta según consideren apropiado o de acuerdo con el precio predominante en la
región. Estos artesanos, además de surtir su mercado municipal, también
extienden su venta a los municipios vecinos. Frecuentemente son las personas de
esos lugares quienes vienen al sitio de fabricación a realizar sus pedidos para
posteriormente pasar a recogerlos. Así, los areros en pocas ocasiones se enfrentan con
problemas de demanda o venta de sus productos, en caso de que sobren, se
guardan para el año siguiente, ya que, como mencionamos anteriormente, se
conservan en buenas condiciones.
La importancia
del carrizo va más allá de su valor económico. Al analizar los resultados, en
la región es notable el sentimiento de apego hacia las tradiciones y el
mantenimiento de la costumbres. En otras palabras, las personas que se dedican
a la elaboración de aros y cruces ven su trabajo más allá de la obtención de
ingresos extra; ven su ocupación como algo religioso, es decir, como una manera
de estar en comunión con sus deidades y así mantenerlos contentos a la vez que
homenajean y festejan a sus fieles difuntos. Finalmente, el trabajo con el
carrizo también implica un bienestar familiar, ya que cuando llega el momento
de elaborar los armazones, la familia se junta y pasan horas de convivencia y
trabajo; de ahí que estas personas –algunas de las cuales tienen décadas
dedicándose a ello– vean su desempeño como algo muy profundo.
El aprovechamiento
del carrizo en los municipios El Grullo y Autlán
parte de los recursos endógenos que están presentes en la región (Van der Ploeg, 1994), así como de la mano de obra familiar y local
y el conocimiento transgeneracional (Gerritsen y Morales 2007). Además, las rutas de
comercialización se dan sobre todo a nivel intrarregional, es decir, el modo
específico de apropiación del carrizo (Toledo, 2000) contribuye a reforzar el
desarrollo endógeno en la región (Van der Ploeg,
1994).
Con el término
desarrollo endógeno nos referimos a un desarrollo que busca partir de los
recursos naturales locales, las capacidades y habilidades de los actores
locales para desarrollar proyectos productivos propios (que se traduce en
estrategias específicas) y donde existe un control por parte de los actores
locales sobre (el valor de) la producción agropecuaria y forestal (Van der Ploeg, 1994; Gerritsen, 2002).
Además, como se observa en la figura i,
el modo de apropiación del carrizo representa una estrecha relación entre el
producto regional (los aros y las coronas), los recursos naturales (el
carrizo), las estrategias de los areros y sus canales de distribución.
Los resultados
también muestran que el carrizo es un recurso con múltiples usos, lo cual
permite reforzar la multifuncionalidad de una determinada región (Van der Ploeg et al., 2002; Van Huylenbroek
y Durand, 2003), como se menciona al principio de
este artículo. En la tabla ii
se muestran las múltiples funciones del carrizo.
Se puede
considerar que esta multifuncionalidad es una manifestación sociotécnica
del desarrollo endógeno a nivel regional. En la actualidad la mayoría de los areros
de El Grullo recolectan el carrizo del margen del río Ayuquila,
sin que hasta ahora hayan encontrado mayores dificultades que les impidan
seguir haciéndolo. Fortalecer esta multifuncionalidad de productos forestales
no maderables, como el carrizo, contribuye a procesos de desarrollo rural
endógeno y de esta manera a la sustentabilidad regional.
Siguiendo a Pretty (1995), para asegurar la sustentabilidad a través de
los procesos de desarrollo endógeno, como el aprovechamiento del carrizo, se
requiere que se cumplan tres condiciones básicas: 1) el fortalecimiento de la organización
local, 2)
la aplicación de prácticas adecuadas de manejo del recurso y 3) la presencia de instituciones que
apoyen el mismo. Para el caso específico de los areros, esto implicaría impulsar la
organización de los productores y formar cooperativas artesanales. Asimismo,
requeriría de un ordenamiento del territorio, así como de la elaboración de un
plan de manejo para el carrizo, para así permitir su uso adecuado para varias
generaciones. Finalmente, habría que buscar un acercamiento a las instituciones
gubernamentales y no gubernamentales ya que, como lo han demostrado Gerritsen y Morales (2007), el trabajo de los areros, como de otros productores regionales,
se desarrolla sobre todo fuera del contexto institucional.
Figura i
Integralidad
de los modos de apropiación endógenos
de la naturaleza
Fuente: Adaptado a partir de Broekhuizen
et al.,
1997: 235.
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Recibido:
20 de septiembre de 2007.
Reenviado:
22 de febrero de 2008.
Aceptado:
19 de marzo de 2008.
Peter R. W. Gerritsen. Es doctor en ciencias sociales por la
Universidad de Wageningen, Países Bajos; realizó sus
estudios de maestría en ciencias forestales en la misma universidad.
Actualmente es investigador, nivel ii, en
el Sistema Nacional de Investigadores (sni) y es Jefe de Laboratorio de
Desarrollo Rural en el Departamento de Ecología y Recursos Naturales del Centro
Universitario de la Costa Sur (cucsur) de la Universidad de Guadalajara. Además es
coordinador de la Maestría en Ciencias en Manejo de Recursos Naturales, también
del cucsur.
Sus líneas de investigación son: sociología de la producción agrícola,
sociología de recursos naturales, desarrollo rural endógeno, globalización,
urbanización y manejo de recursos naturales, gobernanza y manejo del agua.
Entre sus publicaciones destacan los libros: Diversity
at Stake. A farmer’s
perspectiva on biodiversity
and conservation in Western Mexico,
Wageningen, Wageningen
Studies on Heterogeneity and Relocalization
(2002); en coautoría, Respuestas locales frente a la
globalización económica. Productos regionales de la costa sur de Jalisco, Universidad de Guadalajara-iteso-rasa, México (2007); en coautoría, Estado
actual y perspectivas de la ganadería extensiva en la sierra de Manantlán,
Universidad de Guadalajara, Autlán (2004); Estilos
agrarios y la forestería comunitaria. Estudios de
caso de la comunidad indígena de Cuzalapa en la
reserva de la biosfera sierra de Manantlán en el
Occidente de México,
Universidad de Guadalajara, Autlán (2007); Styles of farming and forestry. The case of the Mexican community of Cuzalapa, Agricultura
University, Wageningen.
Claudia Ortiz Arrona. Es maestra en filosofía por la Universidad de Aberdeen,
Escocia; es licenciada en biología por la Universidad de Guadalajara.
Actualmente es profesora-investigadora en el Departamento de Ecología y
Recursos Naturales del Centro Universitario de la Costa Sur (cucsur) de la
Universidad de Guadalajara. Sus líneas de investigación son: restauración de
vegetación ribereña degradada y regeneración de especies forestales del bosque mesófilo de montaña. Entre sus publicaciones destaca: en
coautoría, “Urbanización y problemática socioambiental
en la costa sur de Jalisco, México: una aproximación”, Región
y Sociedad, xvii(33),
Colegio de Sonora, Hermosillo, pp. 107-132 (2005).
Rodolfo
González Figueroa.
Es ingeniero en recursos naturales y agropecuarios por la Universidad de
Guadalajara. Actualmente es investigador independiente. Sus líneas de
investigación son: desarrollo rural endógeno, y agricultura orgánica y comercio
justo. Entre sus publicaciones destaca: en coautoría, “Percepciones sobre la degradación ambiental
de agricultores orgánicos y convencionales en el ejido de La Ciénega, municipio de El Limón, Jalisco, México”, Economía,
Sociedad y Territorio,
vii(25), El Colegio Mexiquense, México, pp.
215-239 (2007).
[1] Fuente:
http://www.semarnat.gob.mx/pfnm/Phragmitesaustralis.html, consultado en
diciembre de 2005.