La construcción
social del espacio regional transfronterizo
The social construction of the cross-border regional
space
Valdez Gordillo, Mario E. (2006),
Desencuentro y encuentro de
fronteras: el Petén guatemalteco y el sureste mexicano 1895-1949, Universidad
Intercultural de Chiapas-Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, Tuxtla
Gutiérrez, 322 pp.,
isbn: 968-5149-49-6.
1. El marco analítico
El trabajo que
ofrece al público Mario Eduardo Valdez Gordillo es un ejercicio de historia
regional comparada que nos muestra el complejo proceso de construcción de las
fronteras, múltiples y diversas, en el establecimiento de los límites
fronterizos México-Guatemala. En esta entrega abarca el periodo de 1895 a 1949
y queda comprometido a continuar con sus estudios para ofrecer una segunda
parte en la que abordará el lapso de 1950 a 1996.
El caso
particular que asombra al investigador es que el desarrollo de las localidades
de la selva son, a la vez, las fronteras imaginadas para muy diversos actores
que en la fragua de la explotación maderera y chiclera se apropiaban
materialmente del territorio y sus recursos. También lo eran de las fronteras
imaginadas que construían en sus proyectos de deslinde los Estados-nación y de
los hombres fuertes que cimentaban sus redes de poder local y regional. La
integración de esas nuevas zonas a la economía capitalista del
sistema-mundo es –de la misma manera– determinante en la historia política para
la conformación de poderes locales y regionales, así como para la historia
diplomática y el establecimiento de los límites del Estado-nación mexicano y
guatemalteco.
Las fronteras
que presenta son el producto de una compleja articulación de relaciones
sociales, políticas y económicas que se construyen en el proceso de apropiación
del territorio. Es por ello que el autor prefiere hablar, más allá de las
fronteras geopolíticas o de límites fronterizos, de la construcción de un espacio
regional transfronterizo.
En este libro el
autor pretende rendir tributo a la corriente de la historiografía crítica que
encuentra sus cimientos en la escuela de los Annales en la figura de Fernand
Braudel, así como a la perspectiva del sistema-mundo que en la actualidad
representa Immanuel Wallerstein, y ha sido impulsada entre los círculos
académicos del sureste mexicano bajo el liderazgo de Carlos Antonio Aguirre
Rojas. Pretende también que sea, al tiempo, un trabajo ilustrativo de las
nuevas maneras de preguntarle a la historia.
La obra de Mario
Eduardo Valdez muestra una historia regional bien lograda, toda vez que nos
permite comprender un proceso complejo de integración y diferenciación
territorial, de ocupación y devastación de espacios, pero también de su
abandono, movidos por los intereses de actores sociales, los intereses de las
empresas transnacionales y la transformación del gran capital y en el contexto
de conformación de los límites del Estado-nación mexicano y guatemalteco.
En este sentido
plantea fuertes críticas en contra de lo que califica como la historia positivista y oficial, tal como la ejercen Matías Romero y
Daniel Cosío Villegas para el caso de la historia general de México y Jan de
Vos, en el caso particular de la frontera México-Guatemala. Plantea como
alternativa que el historiador debe preguntarse por el papel que juegan los
sujetos históricos en la construcción de su propia historia y cómo se construye
la historia desde abajo. Además ensaya con la historia
autobiográfica para
aclarar el proceso personal a través del cual surge la inquietud que le lleva a
abordar este complejo fenómeno de la apropiación territorial transfronteriza.
El abordaje
teórico-metodológico que propone el autor es complejo. Hace eco no sólo de
trabajos antropológicos sobre la construcción de la frontera sur de México como
los de Andrés Fábregas o los mejor conocidos del historiador Jan de Vos,
también de estudios poco populares de historia económica como los de Cuauhtémoc
González Pacheco.
Con la finalidad
de abarcar y presentar las diversas historias posibles, se apoya en la
metodología de la historia desde abajo propuesta por Jim Sharpe con la
finalidad de comprender los móviles de los actores; se inserta en el análisis
de los intereses económicos de diversos actores a través de los ciclos del
capital transnacional en la selva chiapaneca y del Petén con la propuesta de
Kondratieff.
También hace uso
de las metodologías que aporta la etnohistoria para caracterizar a los agentes
sociales que se mueven en los telones de la historia y destacan porque su
actuación es definitoria en algunas coyunturas específicas. Además se inspira
en la escuela de la geografía política crítica encabezada por Peter Tylor y
Colin Flint en Inglaterra y Heriberto Cairo en España, como pertinentes para
abordar la apropiación territorial, que crea localidades cruzadas por los
intereses del capital global.
Sin embargo,
esta compleja trama de modelos explicativos, fuentes teóricas y la revisión de
la historia económica, política y diplomática, en algunos momentos resulta
demasiado densa y con un ritmo de lectura que se torna dificultoso. Aunado a
ello, los capítulos son demasiado extensos y se prestan a que el lector se
sienta agobiado por la cantidad de temáticas abordadas, notas a pie de página y
referencias cruzadas para abundar información en otros capítulos.
No obstante,
vale la pena destacar, en descargo de lo anterior, que la obra se encuentra
consistentemente documentada, tanto en fuentes primarias como secundarias, lo
que demuestra el sólido oficio de historiador que posee el autor. Luego de cada
capítulo se presentan anexos documentales, fotográficos y cartográficos que son
útiles para seguir la pista de la compleja trama social que aborda el autor y
pueden usarse con fines didácticos.
A partir de la
existencia de fronteras naturales como un dato positivo, es decir, como
un hecho, el autor se aboca con gran suficiencia de recursos
teórico-metodológicos a documentar los procesos de construcción histórica del espacio
regional transfronterizo.
Evidencia que las dinámicas tempranas del aprovechamiento de chicleros, xateros
y monteros de los recursos de la selva generó lo que Doreen Massey denomina
imaginación geográfica.
2. El contenido de la
obra
El primer
capítulo se titula “La frontera imaginada” y toma como punto de partida el
acuerdo final de 1895 sobre límites internacionales entre los gobiernos de
México y Guatemala que denomina una guerra de mapas. A diferencia de la historia aceptada
en la que se pone énfasis en los intereses nacionales e inserta el conflicto
limítrofe en la formación del Estado-nación mexicano y guatemalteco, el autor
recorre los intrincados caminos de la diplomacia para aclarar y develarnos los
intereses geopolíticos del capital trasnacional de empresas madereras que era
protegidos desde la diplomacia y, a través de los representantes de ésta,
reclamaban derechos territoriales en las selvas Lacandona y del Petén.
En este capítulo
desmonta la idea de que la definición de la frontera es el resultado de los
prístinos y muy patriotas intereses nacionales. A través de sus propias fuentes
somete los datos encontrados y las fuentes ya referidas por otros autores a una
nueva interpretación. El factor explicativo del famoso acuerdo
final es la presencia
de proyectos de explotación maderera y chiclera en una zona transfronteriza más
amplia, que involucra a Chiapas y Tabasco en México, El Petén guatemalteco y
alguna porción de Belice.
Abunda desde la
historia económica en un complejo proceso de circulación monetaria, crediticia
y de capitales que hacen posible la explotación de recursos es esas latitudes
en las cuales no existían caminos ni infraestructura para tales fines. También
analiza las políticas fiscal, financieras y hacendarias como factores a través
de los cuales podemos entrever la integración de una zona
nueva de explotación
para la economía mundo. Estos factores son los que se muestran como el eje
articulador de la construcción del espacio regional transfronterizo y en la
definición de los límites internacionales entre México y Guatemala.
En el segundo
acápite vincula la formación del espacio transnacional fronterizo con el papel
que ciertos actores locales jugaron y que fue decisivo en la conformación del
espacio regional, del manejo y aterrizaje de capitales. Al igual que trata de
explicar la existencia de una estructura económica que se construye sobre la
base de la frontera natural, el autor muestra la presencia de los hombres
fuertes que
construyen una red de alianzas políticas y una estructura de poder local y
regional.
Caracteriza a
los jefes políticos en dos tipos ideales dependiendo de la relación que guardan
con los proyectos, tanto de los Estados-nación como del capital y las empresas
trasnacionales: los trasnaempresarios y los protonacionalistas. Ambos
desempeñan diversas funciones, desde militares hasta jurídicas y
administrativas, y su desempeño será la clave de los destinos e influencia de
los proyectos de explotación maderera y chiclera. Se vinculan con el capital
mundial y establecen relaciones, ya conflictivas ya afables, con los sistemas
estatales.
Este capítulo no
se desliga de la estructura de la historia económica y de larga duración que el
autor propone. Su explicación se sustenta en que para la incorporación de zonas
nuevas al
sistema-mundo es necesaria la presencia de un orden político-militar local y
regional que se combina con la presencia de los Estados débiles. Ambos son
factores para que la industria extractiva, necesariamente ligada al territorio,
encuentre condiciones de arraigo y florecimiento.
El tercer
capítulo vincula
la historia regional a la historia económica. A partir de la existencia de
recursos en la frontera natural, procede a documentar la explotación de dos
productos en sus dimensiones espacio-temporal y económico-regional que nos
explican, ambas, la construcción de las regiones de frontera. Se trata de la
historia de la explotación del oro verde, la caoba, en Tabasco, Chiapas y El
Petén y el oro blanco,
el chicle, en El Petén.
Señala que cada
producto en su espacio y tiempo muestra las fases de apropiación territorial,
la fase de explotación intensiva y la introducción al mercado mundial hasta
llegar a su ciclo de declinación. En el esquema explicativo del autor,
siguiendo a Braudel, estos productos juegan un papel importante en los flujos
históricos y muestran las fases cíclicas de expansión y estancamiento del
capital. Los flujos de explotación de estos productos constituyeron regiones de
frontera integradas en el esquema centro-periferia al sistema-mundo.
Los
Estados-nación ensayaron diversas formas de apropiación del territorio, como el
deslinde de terrenos baldíos –al mismo tiempo o en competencia– o cuando las
empresas se habían retirado en la etapa de reflujo del capital. Asimismo, otros
agentes se apropiaban del territorio de muy diversas maneras: por medio de los
sistemas de contratación y acarreo de mano de obra, y mediante los
sistemas de embarque y transporte de mercaderías y suministros a las monterías
madereras y hatos chicleros que trasegaba hombres, dinero, técnicas de trabajo
y mercancías entre El Petén guatemalteco, Belice y Chiapas y Tabasco en México.
Por último, en el cuarto capítulo el autor
retoma la senda teorética para rearticular su explicación de la conformación
del espacio regional transfronterizo, con sus muy diversos procesos de
construcción de espacios en diferentes escalas, a partir de la geografía política
y la economía mundo. Menciona que las diferentes líneas de desarrollo desigual
en las selvas chiapaneca y petenera construyen una jerarquía de espacios a la
que el autor denomina las localidades de la selva. Esas áreas remotas, ricas o pobres,
que por alguna razón interesa su inserción a la economía mundo, mantienen sus
procesos y características de periferia y avanzan o frenan su desarrollo bajo el influjo de los procesos del centro.
3. Las consecuencias
extraídas del libro
En esta obra
encontramos, pues, la documentación de diversos intereses y la disputa entre
diferentes proyectos de uso, apropiación y futuro para un mismo espacio. Esto
es lo que el autor identifica como el proceso de construcción de una frontera
imaginada compartida
por los chiapanecos, los peteneros y los beliceños. Esa imaginación y las
prácticas sociales de explotación de recursos hacen añicos el concepto
construido con fines geopolíticos de frontera política construida de los Estado-nación. La
inversión del capital transnacional es el motor para crear localidades en la
selva donde dominen poderes regionales.
Desde luego, un
fenómeno y otro (la conformación de límites fronterizos por razones
geopolíticas, la transformación de la frontera natural y la construcción de
fronteras imaginadas como producto de prácticas sociales y de inversión de
capital, la construcción de localidades en la selva y de poderes políticos
locales y regionales) se inscriben de manera compleja en diferentes
temporalidades. El autor sigue con particular destreza el consejo de Braudel:
ajustar los distintos tiempos históricos en la estructura explicativa de larga
duración. Es por ello que el trabajo está organizado de manera temática y no
temporal.
Sin duda alguna,
el ensayo del maestro Valdez cumple su objetivo para mostrar el impacto del
capital y de las empresas trasnacionales en la construcción de un espacio
regional transfronterizo, y
sólo resta esperar que se convierta en una obra de consulta para todos aquellos
interesados en una historia compartida México-Guatemala que ha sido poco
explorada. También será una obra de referencia para los estudiosos de las
regiones y las fronteras.
Recibido:
29 de mayo de 2007.
Aceptado:
6 de julio de 2007.
Luis Rodríguez-Castillo
Universidad Nacional Autónoma de México
lrodriguez@cmq.edu.mx
Luis Rodríguez
Castillo.
Es investigador asociado C de tiempo completo en el Programa de Investigaciones
Multidisciplinarias sobre Mesoamérica y el Sureste, del Instituto de
Investigaciones Antropológicas (Proimmse-iia)
de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam).
Actualmente desarrolla el proyecto de investigación Procesos políticos, gestión
local y pluralismo cultural en Las Margaritas, Chiapas, México (1970-2005). Una
perspectiva antropológica de las políticas públicas, como parte de sus estudios
de doctorado en ciencias sociales en El Colegio Mexiquense, a. c. Entre sus últimas publicaciones se
encuentra la edición bilingüe tzeltal-español del libro Maravilla
Tenejapa, Sk’op Ya’yejal JtejkLum,
Conaculta-sepi-celali-Gobierno del
Estado de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez (2006); en coautoría, “Espacios disputados
y redes clientelares en la formación del municipio de Maravilla Tenejapa
(región selva fronteriza)”, en Xóchitl Leyva y Araceli Burguete (coords.), La
remunicipalización de Chiapas. La política y lo político en tiempos de
contrainsurgencia, ciesas-Porrúa-Cámara
de Diputados, México (2007); “Programa intermunicipal de inclusión escolar de
menores entre 5 y 14 años en Chiapas” y, en coautoría, “Combate y protección
contra incendios forestales en Villaflores, Chiapas”, ambos en Tonatiuh Guillén
López, Liliana González Pantoja y Pablo Rojo Calzada (coords.), Gobierno
de proximidad. La capacidad y el ingenio de la gestión local mexicana, cide-inafed-El Colegio de la Frontera Norte,
México (2007); “Las disputas por autonomía y federalismo en la selva-fronteriza
de Chiapas, México. Las secuelas de una remunicipalización fallida”, en Hirineo
Martínez, Luis Ramírez, Héctor Raúl Solís y María Basilia Valenzuela (coords.),
Creación de nuevos municipios en México. Procesos y
perspectivas,
Universidad de Guadalajara-El Colegio de Michoacán, Guadalajara (2007).