Innovación Regional en México
Corona Treviño, Leonel (2005), México: el reto de crear ambientes regionales de
innovación, cide-fce, México, 143 pp., isbn:
968-16-7562-2
El libro que aquí
se reseña es resultado de una serie de investigaciones que giran en torno a la
problemática de la innovación tecnológica y, en especial, de la aglomeración
regional de empresas de base tecnológica en México. El libro se halla dividido
en una introducción y siete capítulos. Éstos son: Sistema Nacional de
Innovación (sin); Casos regionales
de innovación; Caso i Querétaro y
el Bajío; Caso ii Ciudades
medianas: Cuernavaca y Ensenada; Caso iii
Ciudades grandes: Guadalajara y Monterrey; Caso iv
Ciudad de México, y finalmente el capítulo El reto de crear ambientes innovativos regionales.
En la
Introducción, el autor examina los conceptos elementales del tema, como son los
polos de innovación tecnológica (pit),
los parques científicos y tecnológicos, las incubadoras tecnológicas y las
empresas de base tecnológica. Asimismo, describe el ciclo por el que
transcurren las innovaciones tecnológicas, y a la par explica cómo funciona el pit, aquí aportando un modelo y una
tabla conceptual en la que detalla las diferentes características e
interrelaciones entre los conceptos.
Posteriormente,
en el capítulo i, de manera muy
detallada, se trazan tres objetivos centrales. Primero, hacer un recorrido
histórico que permita detectar las raíces que explican las capacidades y los
obstáculos que influyen en las estructuras productivas y educativas y en el
perfil científico y tecnológico de México. Segundo, explicar los componentes
que conforman el sin. Y tercero,
localizar las capacidades regionales a partir de las cuales se desarrolla el
Sistema Regional de Innovación (sri)
–creado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt)–,
en el que se detectan 11 regiones de México.
Lo anterior
permite al lector seguir informadamente en la
conversación, cuando en el capítulo ii el
autor ya se dedica directamente a explicar cuatro casos de estudio que agrupan
los seis polos de innovación vigentes en cuatro regiones del país:
Querétaro-Bajío, Cuernavaca y Ensenada, Monterrey y Guadalajara, y la Ciudad de
México.
El lector puede
posteriormente recorrer los capítulos iii
al v, en los cuales se analiza cada
caso regional expuesto anteriormente, pero ahora considerando cuatro elementos
clave de diferenciación: incubadoras tecnológicas, centros de investigación,
empresas innovadoras, y la especialización, desempeño y repercusiones
regionales. En el análisis de cada caso se incorporan cuadros con datos
estadísticos y gráficas que complementan la información y facilitan la
interpretación.
El último
capítulo se destina a realizar comparaciones entre los diversos pit, y también se acompaña de una
cronología o periodización de la creación de los centros de investigación y
empresas de base tecnológica; esta periodización incluye distintos sexenios
presidenciales que van desde el año 1958 hasta el año 2000. Es este capítulo
también se presenta un análisis de correlación que pretende asociar la
repercusión de los centros de investigación y de las incubadoras en la creación
de empresas innovadoras en cada pit.
El autor, en su
propuesta de incentivar el desarrollo de pit,
toma como referencia el modelo de la “triple hélice” (Etzkowitz
et al.,
1997). Dicho modelo es perfecto e indiviso porque plantea una relación integral
entre tres agentes principales del desarrollo económico y la innovación:
academia, empresa y gobierno. Se agrega además que ese modelo prevé un sistema de
innovación regional –y no solamente nacional, como a veces se sugiere. Un
ejemplo de ese modelo es el mit (Massachussets Institute of Technology), el cual logra investigación estratégica de
calidad internacional en un ambiente regional. Es decir, en detalle, una triple
hélice regional tiene como actores principales a las universidades y otras
organizaciones de investigación, empresas grandes que estén basadas o tengan
subsidiarias en la región, empresas pequeñas de alta tecnología (algunas veces spin-offs
de las universidades) y una variedad de autoridades locales y regionales (Etzkowitz et al., 1997). Este planteamiento no
excluye, obviamente, el apoyo de agentes periféricos, como consultoras
especializadas y compañías de capital de riesgo.
Lo que es teóricamente
relevante y de interés central para el lector es que el autor retoma este
planteamiento realizando el análisis de cada región de México y con los agentes
previamente mencionados; es decir, siguiendo el mismo esquema ideal. Sin
embargo, igualmente en la discusión teórica surge el problema aparentemente
interminable de definir una/la “región”. Este concepto puede variar casi de
cualquier manera posible y desde muchas perspectivas también idealistas,
doctrinarias y/o empíricas. Al final, el autor resuelve el dilema como lo
hacemos la mayoría de los estudiosos de los temas regionales: utilizando una
clasificación oficial, en este caso la del Conacyt
(2002) de 11 regiones, y realizando posteriormente una encuesta en tres
periodos: 1994-1995, 1996 y 1997-1999. Sin embargo, queda la duda de cuáles
habrían sido los resultados del análisis regional si se hubieran utilizado
otras definiciones de región.
El análisis
estadístico es informativo pero incompleto. Ciertamente, el análisis es
parcialmente suficiente en permitir al lector ver la situación de México y los
cuatro pit
elegidos, dejando entrever que la optimación de incubadoras, parques
tecnológicos, centros de investigación y vinculación entre
academia-empresa-gobierno es efectivamente la clave para lograr tener un
sistema de innovación regional. Pero nótese que se deja fuera del análisis
estadístico tanto la calidad de vida de las personas como la calidad del
sistema educativo, ambas necesarias en el proceso de conocimiento e innovación.
Sin conocimiento no hay modelo de triple hélice y mucho menos innovación.
En cuanto a la
presentación de datos, como se mencionó anteriormente, el autor analiza el caso
de la Ciudad de México, al cual se agrega un mapa en donde se señalan las zonas
de innovación. Sin embargo, no se agrega en el mapa una señalización de los
municipios y delegaciones correspondientes, lo que complica al lector
no-capitalino la comprensión e identificación clara de esta información. Por
otro lado, también el autor menciona la existencia de 38 municipios del Estado
de México, pero no realiza ningún análisis en ese sentido, ni siquiera
tangencialmente, por lo que sería recomendable e interesante en siguientes
ediciones realizar el mismo análisis estadístico para el nivel municipal, con
objeto de entender las condiciones y capacidades de cada municipio. Recordemos
que el Estado de México concentra una gran cantidad de industrias, capital,
decisiones políticas e instituciones educativas que impactan de manera
sustancial a millones de personas.
El libro también
presenta ciertas inconsistencias en el contenido de las tablas, pues no
corresponden algunos títulos con los datos que se presentan, de la misma manera
que los datos de algunas gráficas no corresponden con el análisis. Esto sucede
específicamente en los capítulos iv, v y vii.
Cabe la posibilidad de que sea un error editorial no atribuible al autor –lo
desconocemos–, pero es importante tener en cuenta ese detalle.
Algo también
importante de advertir al lector es que el análisis de correlación –que más
específicamente es de regresión– que se muestra en el libro expone únicamente
la explicación de las cuatro variables que conforman dicho modelo y el valor
del coeficiente de determinación; además, el modelo adolece de dos problemas:
carencia de normalidad de residuos y heterocedasticidad.
Otra sugerencia para futuras ediciones es que el autor agregue un apéndice que
incluya la regresión completa con el resto de las variables
utilizadas/estudiadas de manera más detallada, de tal forma que el lector pueda
evaluarla, y si así lo desea, replicar los resultados –esto en particular para
otros investigadores. Al hablar de estadísticos es importante la inclusión de
todos los datos, lo que da validez y confiabilidad a los resultados.
En el mismo
sentido, entre las propuestas que hace el autor está el indicador de
especialidades tecnológicas relativas a las capacidades nacionales, que plantea
precisamente justo después del modelo correlacional.
Sin embargo, en ese inciso sólo desarrolla la fórmula y no hace los cálculos
correspondientes, por lo que sería interesante ver los resultados que se
arrojarían, ampliándose así la comprensión de su utilidad y aplicación.
De la lectura
del libro se puede concluir en el balance final, y de manera general, que
tenemos delante de nosotros un estudio con una base esencialmente estadística
que busca y logra demostrar qué regiones de México cuentan con una
concentración de empresas de base tecnológica y que además cuentan con las
capacidades para desarrollar innovaciones tecnológicas. El autor también deja
claro las debilidades que presenta el país al tener como principal desventaja
la carencia de capital de riesgo. Lo anterior, aunado a la necesaria mejoría en
la infraestructura de los centros de investigación, fomento para la creación de
empresas innovadoras y una mejoría también en la comunicación entre
academia-empresa-gobierno.
La realidad es
que no es ni persigue ser un libro propositivo en el sentido de que no da
soluciones a las desventajas anteriormente mencionadas; sin embargo, es
recomendable, ya que tiene éxito en exponer de manera clara y sencilla la
problemática de la innovación en México, acompañándose de información en
cuadros y gráficas y proponiendo recurrentes comparaciones. Así es como el
lector puede ubicar esquemáticamente las condiciones de cada región.
Finalmente, un lenguaje sencillo y sin tecnicismos ayuda a asimilar la
información contenida en el libro de manera muy accesible al público lector.
Bibliografía
Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología)
(2002), Los nueve Sistemas de Investigación Regional, disponible en:
http://www.ecologia.edu.mx/sigolfo/sigolfo.htm.
_____ (2006),
Directorio de Oficinas Regionales, disponible en: http://www.conacyt.mx
Etzkowitz, Henry et al. (1997), Universities and the Global Knowledge Economy: A
triple Helix of University-Industry-Government Relations,
Continuum, Nueva York.
oecd
(Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) (1997), The Knowledge
Based Economy, oecd, París,
http://www.oecd.org/dataoecd/51/8/1913021.pdf.
_____ (2005), From Innovation Development to Implementation:
Evidence from the Community Innovation
Survey, Economics Department Working Papers.
Elda Morales Sánchez de la
Barquera
itesm-ccm
al00449074@itesm.mx
Elda Morales Sánchez de la Barquera. Es mexicana, licenciada en
administración de empresas del Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México
(2002) con una especialidad en finanzas; maestra en finanzas en el Tecnológico
de Monterrey Campus Estado de México (2003) y estudiante del doctorado en
Estudios Humanísticos con especialidad en ciencia y cultura en el Tecnológico
de Monterrey Campus Ciudad de México. Ha sido docente en la Universidad Tecmilenio Campus Ferrería en diversas materias a nivel
profesional. Actualmente sus líneas de investigación son: economía basada en el
conocimiento, indicadores de ciencia y tenología y
ambientes regionales de innovación tecnológica.