América Latina frente al desafío de las tecnologías de la
información y la comunicación
Enrique Olivares Rodríguez*
Abstract
The
current state in informatics, derived from technological change and the global
capitalist expansionism, has affected dramatically the international markets as
well as the technological paths that sustain industrial development. This is
also true for the scientific basis activities. At the same time, the enterprise
restructuring that has transformed the Fordist-Taylorist
productive process, from the Keynesian standpoint on flexible production, has
had a profound impact in all aspects of the system: with the incorporation of
the manufacturing systems in the context of informatics and mechatronics, as
well as information and communication technologies (ict). This restructuring has defined the relationship
between industrial innovation and academia in all countries, above all in those
that set the production pace and dominate the international market.
Keywords:
ict, globalization, technological change, flexible production, Latin
America.
Resumen
Las condiciones
de la informática derivadas del cambio tecnológico y del expansionismo
capitalista mundial han afectado sensiblemente los referentes del mercado
internacional y de las trayectorias tecnológicas en que se sustenta el
desarrollo industrial, sobre todo a aquellas actividades de base científica.
Asimismo, la reestructuración empresarial que ha motivado la transformación del
proceso productivo fordista-taylorista desde la
directriz keynesiana en producción flexible ha repercutido profundamente en
todos los ámbitos del sistema a partir de la incorporación de los sistemas
manufactureros en el contexto de la informática y la mecatrónica,
y en general las tecnologías de información y comunicación (tic). Tales reestructuraciones han
redefinido la relación entre las condiciones de la innovación industrial y la
académica en todos los países, principalmente en aquellos que marcan el ritmo
de desenvolvimiento de la producción y su dominio sobre el mercado
internacional.
Palabras clave:
tic, mundialización, cambio
tecnológico, producción flexible, América Latina.
*Universidad
Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.
Correo-e: jeoliva@correo.xoc.uam.mx.
1. Evolución de las
tecnologías de la información y la comunicación (tic), y desarrollo humano[1]
1.1. ¿Del siglo de
las luces al siglo de las penumbras tecnologizadas?
Aquella fase que
observa una transformación del capitalismo monopolista de base nacional, estadocéntrico y predominantemente industrial-financiero
(1900 a 1970) al capitalismo, monopolizado u oligopolizado,
cada vez más desnacionalizado, ‘desterritorializado’,
trasnacionalizado, parasitario y especulativo, así
como fundamentalmente sustentado en los sectores terciarios (servicios,
finanzas, información, cultura) y cuaternarios (científico-técnicos) de la
economía (Rafael Cervantes et al., “La metamorfosis del capitalismo
monopolista”, Cuba Socialista, en Suárez, 2000), o en lo que se
conoce mejor como globalización, descansa esencialmente y está siendo impulsada
por las tic (incluidos los
adelantos en el transporte y el empleo del ciberespacio) en el marco de la
revolución científico-tecnológica.
Sus más
recientes descubrimientos y el empleo (aún no generalizado) de nuevas fuentes
de energía (atómica, solar, eólica, mareomotriz, la celda de hidrógeno, la
biomasa, etc.) se complican con la pretensión –en el ámbito aeroespacial– de
dominar monopólicamente el cosmos y, aún más inmediatamente, el desarrollo
técnico militar, como por ejemplo la denominada “guerra de las galaxias”, la
guerra del golfo, “la guerra contra el mal”, el terrorismo, y así por el
estilo; y también la biotecnología (con sus posibilidades de clonar y modificar
las especies y sus aplicaciones científico-tecnológicas de la ingeniería
informacional), la producción de nuevos materiales sintéticos y nuevas
aleaciones fisicoquímicas, la informática y la cibernética, lo cual no sería
factible sin el surgimiento de nuevas disciplinas y el fraccionamiento de otras,
como la física del estado sólido, la cristalografía o la ingeniería genética.
Lo anterior sin dejar de reconocer los desiguales efectos de la informática y
la cibernética sobre la existencia humana, y en particular en lo que René Dreyfuss (1997) denominó “la reorganización tecnotrónica” de la producción, de los servicios y otras
dimensiones simbólico-culturales del mundo; así como la emergencia de nuevas y
diversas actividades ocupacionales y su caudal de síndromes (en cuanto a sus
formas de enajenación, fetichización y devaluación de
valores –sobre todo humanos–) sobre la población.
En el presente
se advierten severos y complejos cambios, en términos crecientemente adversos a
la sociedad; el discurso se encuentra preñado de amenazas (y aun cumplimientos
de ellas) atentatorias contra el inconformismo, y de oposición ante,
verbigracia, los referidos a crímenes de lesa humanidad. El poder omnímodo y su
avance implacable sin contrapeso ni atenuación crecen ante las victorias
pírricas y aun ante la reprobación mundial. Ni las sanciones morales ni la
descalificación de los altos comisionados y de las instituciones “reconocidas
internacionalmente” son diques frente a la prepotencia y soberbia que encarnan
las ambiciones supranacionales coaligadas para imponer su voluntad e intereses.
La tecnología y la ciencia de la destrucción (aquí orientadas y diseñadas para
amedrentar a la oposición irrestrictamente) han dejado su papel neutral para
adoptar el carácter agresivo-disuasivo frente a potenciales o reales barreras a
los designios imperialistas. Imperialismo apoyado o “justificado” por ataques
aún no localizados ni suficientemente esclarecidos, pero cuyo revanchismo y
“castigo ejemplar” no dejan lugar a dudas, pese a que los destinatarios o
“cabezas de turco” (árabes o cubanos, o cualquiera que sea no blanco o no
oligarca) resulten ser finalmente no culpables, ni con mucho comprobados sus
supuestos crímenes. Si bien a la postre los sacrificados resultan ser –en su
mayoría– víctimas inocentes de entre civiles (niños, jóvenes, mujeres y
ancianos) que no incurrieron en mayor falta que vivir en territorios o sistemas
no gratos al Primer Mundo.
Las armas de
destrucción masiva usadas en Irak constituyen el perfeccionamiento de la alta
tecnología bélica (en gran medida vinculada con las tic) empleada en décadas previas en Hiroshima y Nagasaki, y
más recientemente en Irán, Bosnia e Irak, entre otros, y resultan en
“laboratorios” que incluyen el desarrollo espacial, la “guerra de las
galaxias”, los transbordadores del espacio exterior, y así por el estilo, cuyo
fin es perfeccionar el control y la hegemonía no lograda mediante el uso
doméstico de la tecnología. Armas, y en particular los misiles ‘inteligentes’,
de profundidad, de fraccionamiento, de penetración nocturna, diseñadas sobre
todo para ‘ablandar’ a distancia, cuyos daños ‘colaterales’ (torres de
telecomunicación –y sus correspondientes equipos de tv y transmisión satelital–, hospitales que incluyen la Cruz
Roja, hoteles y construcciones de uso civil) no tienen nada de accidental ni de
inesperados. Los saldos que arroja la mutilación, y los daños infligidos
especialmente a la población civil, dan cuenta del éxito alcanzado por la
destrucción “creativa” del moderno imperialismo, en sus pretensiones de
supremacía total y globalizada.
Las alianzas
establecidas para “derrotar” a los enemigos del imperialismo norteamericano
(supuestos o reales) son reveladoras de los intereses creados en torno a las
empresas trasnacionales (etn),
creadas a la sombra de la Segunda Guerra Mundial y del reparto triádrico del mundo. Estados Unidos junto con el Reino
Unido (y Japón desde luego), se ha ‘asociado’ a partir de alianzas
estratégicas, capital de riesgo y otras figuras administrativas, con base en
las tic (aunque no necesariamente
sólo con ellas), las parcelas de la componenda mercantil. No es fortuito que
frente a tales alianzas, el eje francoalemán (entre
otros motivos, petroleros y mercantiles, desde luego) se haya opuesto a
convalidar los motivos guerreristas (expansivos e invasores, así sea por
intereses particulares), por la supremacía triádrica,
en los nuevos mercados internacionales.
1.2. Tendencias
recientes de las tic en el mundo
De cara al
mercado mundial, las actuales las tendencias observadas son:
·
El
capitalismo monopolista ha “industrializado” la superestructura (la cultura y
los medios de comunicación) tanto por su función económica directa (producción
y venta de nuevas mercancías) como por la indirecta: la publicidad y otros
servicios culturales y la instauración de su dominio político e ideológico
(mediante el control de “los medios de producción mental”) (Suárez, 2000).
·
La
creciente tendencia a la baja de los costos de las tic, y en particular de los gigabyts, en el mercado informacional ha
expandido aceleradamente la penetración de los megaoligopolios
de teleinfocomunicaciones.
·
El
ciberespacio es controlado por unas cuantas megacorporaciones,
con base en las tic, de tv (alta resolución), de fibra óptica
(terrestre y/o ultramarina, de banda ancha, de comunicación satelital, celular,
entre otras), cuyos ejes combinan el control de la base de datos, la
telecomunicación audiovisual y a distancia (la tv
de alta resolución); y la comunicación por cable ha sustituido los viejos
conductores de cobre y aluminio por la fibra óptica, cuya capacidad de
conducción y manejo de datos ha permitido el transporte audiovisual (de sonido
e imágenes y datos) en banda ancha.
·
Cien
de ellas tienen la hegemonía en la comunicación visual, a distancia y
‘neuronal’ de las tic, y tan sólo
10 de ellas controlan el sector de las telecomunicaciones y la
microelectrónica, y en su mayoría son de origen estadounidense.
·
Cinco
o seis megaempresas o empresas mundiales lanzarán cientos de satélites de baja
órbita para rastrear los “sistemas de comunicación móviles globales” (Suárez,
2000), lo que profundizará el control, operación y construcción de nuevas redes
locales y regionales, así como mundiales, junto con la perseguida búsqueda de
compatibilidad entre los diversos sistemas existentes; asimismo, los nuevos servicios
de videotelex, el teletex,
la transmisión celular inalámbrica, la comunicación digital y los bancos de
datos on-line
o virtuales. En todo ello ha sido determinante el control en la investigación y
desarrollo (i-d) y la
investigación y desarrollo experimental (ide)
mediante superredes de información y colaboración de las etn y aun pequeñas y medianas empresas
(pymes) muy especializadas a partir de alianzas estratégicas para la
investigación y el desarrollo de procesos y productos conjuntamente entre las
grandes, medianas y pequeñas empresas de alta tecnología. La colaboración
industrial en i-d establecida
entre Estados Unidos y el resto del mundo puede apreciarse en sus alcances para
el año 2002, y sus mayores repercusiones se vislumbran en la distribución a
partir de los montos asignados por las etn
y sus afiliadas (veáse gráfica i[2]).
Son de destacarse los acuerdos de inversión establecidos entre Estados Unidos y
sus filiales, sobre todo con los países nórdicos ($15.8 billones de dólares
corrientes), con la Unión Europea ($10.6), con Japón ($3.2), con Canadá ($2.4),
y así por el estilo, con Medio Oriente y el cono Sudamericano.
La reducción de
los costos de pista vocal, de audio y de video, así como el incremento en la
capacidad de conducción de las mismas, han sido determinantes en el
expansionismo de las tic y en el
control que sobre ellas ejercen las etn.
Los precios de las computadoras declinan, parejamente con la inversión en i-d e ide
de los monopolios informáticos (véanse gráficas ii
a iv). En la gráfica iii en particular podemos apreciar los
fuertes desembolsos de los países miembros de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (ocde)
y los partícipes del Grupo de los Siete (g-7)
como los más representativos de tales incrementos, seguidos por Estados Unidos
y Japón, y, al final, los montos erogados por los países no miembros de la ocde y no miembros del g-7. En la gráfica v se puede ver la alta prospectiva de
crecimiento hasta el año 2010 de la telefonía móvil, en contraste con la
declinación de la fija.
Los antecedentes
de todo se encuentran, desde luego, en la curva logarítmica que sirvió como
base a Gordon Moore para la formulación de la ley que lleva su nombre (gráfica vi) y en los porcentajes (ya en
particular desprendidos de la gráfica iii,
de los países más industrializados) en i-d
como porcentaje del producto interno bruto respectivos, donde encabeza la lista
Japón, seguido por Estados Unidos, Alemania y Francia. Destaca la grave caída
de Rusia, que logra recuperarse y ponerse a la par de Italia; en tanto que
México, en contraste, no llega a alcanzar en ningún momento ni el uno por
ciento (véase gráfica vii).
2. Nueva división del
trabajo y papel de las empresas mundiales[3]
En
reestructuración productiva, y a partir de la distribución triádrica
del mercado, son de subrayar los siguientes resultados:
·
La
reestructuración productiva de la posguerra, la crisis posbélica y los nuevos
requerimientos del sistema imponen un nuevo régimen de producción ante la caída
de la tasa de ganancia y el desarrollo en los mercados nacionales e
internacionales. Las necesidades de ahorro (de medios de producción, de fuerza
de trabajo e insumos) viabilizan el paso del fordismo
a la producción flexible, la cual se logra mediante la introducción de alta
tecnología (at) en los procesos.
·
Los
nuevos sistemas productivos se integran a partir de la informática y la
comunicación instantánea.
·
Las
etn han establecido una asignación
de tareas a partir de la ubicuidad productiva (que en casos extremos llega a la
desindustrialización), a la maquila y el ensamblado aun ‘en tránsito’ hacia
los ‘puntos de venta’.
·
La
desregulación ha acelerado la expansión exponencial de las teleinfocomunicaciones,
pero su aplicación fue sólo confirmatoria (de la lógica del capitalismo) de los
nuevos procesos. La ‘destrucción creativa’, como lo confirman las experiencias
recientes del combate a “las fuerzas del mal” (en Irak), convalida el
expansionismo trasnacional. Otros factores se encuentran presentes sobre todo
en la acelerada penetración de la telefonía celular, la falta de
infraestructura en líneas fijas, el alto nivel oferente de las empresas
operadoras, y el valor de signo (el estatus social), así como las amplias
facilidades y oportunidades que ofrecen muchos gobiernos, como paraísos
fiscales a las compañías operadoras (del sudeste asiático, de América Latina y
de otros países sobre todo subdesarrollados; véase gráfica ix).
Si se compara el
ritmo de difusión de los aparatos más representativos de la Sociedad de la Información,
podrá vislumbrarse la capacidad del cambio tecnológico y la innovación a que
han llegado las tic. Mientras que
al teléfono le llevó 74 años alcanzar los 50 millones de usuarios, en tanto que
la radio tuvo que esperar 38 años para alcanzar la misma cifra, a las
computadoras personales sólo les llevó 16 años, 13 a la tv, y tan sólo cuatro años a la red de internet (véase
gráfica viii). Sus operaciones,
convalidando las tendencias de la producción en general, resultan en que:
·
El
comercio se realiza sobre todo intrafirmas (más que interfirmas), lo que abate grandemente los costos y
fracciona la producción (las teleinfocomunicaciones y
las redes de bancos de datos de i-d,
y de diseño, cad/cam/cim
[diseño asistido por computadora, manufactura asistida por computadora,
e integración manufacturera asistida por computadora], agilizan los procesos).
·
La
ciencia y la tecnología, la i-d y
la ide captan en gran medida los
recursos empresariales, sobre todo las de base científica.
3. Nueva división
internacional del trabajo e internacionalización de la producción
3.1.
Internacionalización, desregulación y “libre comercio”
Uno de los
principales nuevos rasgos de la internacionalización es que la producción misma
se internacionaliza y aun se globaliza. Las grandes empresas, aunque en algunos
casos intervenían en cierta medida en actividades productivas, en un momento
dado se interesaron no sólo en comprar y vender en esos mercados, o incluso en
tener una pequeña participación de la producción, sino que empezaron a producir
ellas mismas en escala cada vez mayor. A partir de entonces, la producción se
fragmenta, y lo que antes se hacía en un lugar determinado y con bastante
unidad, ahora procedería de diversas instalaciones y aun de diferentes países,
a veces muy alejados entre sí. Factores de diferente naturaleza influyeron en
esa internacionalización. Y desde la segunda mitad de los años sesenta, la baja
de la tasa de beneficio, o el temor de que ésta declinara donde la producción
había ya aumentado sustancialmente, contribuyó sin duda a que la producción se
desplazara hacia el exterior en ciertas actividades. Tanto la revolución de los
transportes y las comunicaciones como las nuevas tecnologías, y con frecuencia,
sobre todo, las nuevas formas de organización, permitieron reducir costos,
diversificar la producción y mejorar su calidad. Pero, ante la necesidad de dar
respuesta con rapidez a nuevas y crecientes demandas de productos
diferenciados, que conforme a las exigencias de la moda y la presión de una
severa competencia eran a menudo pronto sustituidos por otros, la organización fordista resultaba demasiado rígida, pesada, costosa,
incapaz de responder adecuadamente a las nuevas exigencias de los compradores e
incluso inadecuada para introducir con éxito nuevas tecnologías (cad, cam
y cim), así como un control de
calidad, el incremento de productividad, el desarrollo de proveedores; pero,
sobre todo, el nuevo más intenso aprovechamiento de la mano de obra y en
particular de los conocimientos implícitos que dejaba sin explotar en su
provecho la producción fordista-taylorista; así como
el diseño flexible y altamente versátil y justo a tiempo, como lo requerían los
nuevos tiempos. Se introdujeron cambios sustanciales: no para el mercado en
general sino para la demanda solvente.
La
internacionalización de la producción no alteró de fondo la estructura
económica de los países industrializados y los subdesarrollados; trajo consigo
una nueva división internacional del trabajo. La hegemonía de Estados Unidos se
debilita frente al rápido ascenso de Alemania y Japón, así como frente a la
industrialización de los tigres del sudeste asiático. Aun países como Brasil y
México absorbieron fuertes inversiones extranjeras que les permitieron producir
ciertos bienes durables, así como maquinaria y equipo que antes importaban en
su totalidad. Las etn, que
operaban a veces bajo regímenes como las “franjas de libre exportación” o
maquiladoras, aun totalmente extranjeras, fueron importantes y modificaron la
economía y el comercio exterior de los países receptores, sobre todo cuando se
asociaron con capitales domésticos. Lo que impide realmente a nuestros países
un desarrollo relativo comparable, por ejemplo, con el de los nuevos países
industrializados, es la intensificación de la dependencia estructural
(económica, científica, tecnológica e ideológica), sobre todo de Norteamérica,
y la debilidad del régimen estatal, de sometimiento de las sucesivas
administraciones del gobierno mexicano.
Las empresas
dominantes en la internacionalización de la producción han sido casi siempre
poderosos consorcios trasnacionales, que operan como oligopolios, en forma de
redes, ahora más estrechamente ligados entre sí y a menudo aliados con grandes
empresas de otros países, todo lo cual se expresa en altos grados de
concentración y, a la vez, en menor integración vertical y en cierta
descentralización operativa, que a menudo resultan más que de la creación de
nuevas empresas, de la fusión y adquisición de negocios ya establecidos.
La verdadera
revolución de la tecnología en las comunicaciones y los transportes, y
especialmente el espectacular avance de las tecnologías de la información, han
hecho posible que la economía y otras actividades se internacionalicen como
nunca antes.
Entre las etn, las pyme y otras de diverso nivel y
alcance se han establecido vínculos apoyados directa o indirectamente por el
Estado; y en general la infraestructura de ciencia y tecnología, entre otras a
partir de alianzas estratégicas, capital de riesgo y otros mecanismos, que a menudo
se establecen por razones tecnológicas, ha contribuido a que la
internacionalización alcance creciente impulso, y en particular a que la
investigación y el desarrollo sean mayores, y también a que se
internacionalicen cada vez más. Desde una posición tecnologista
podría pensarse que la tecnología es la lámpara maravillosa. En la realidad, en
la internacionalización de la tecnología, el intercambio de información a
partir de las redes, el intercambio interempresarial
y aun entre los centros de investigación (públicos y privados) existen
intereses y compromisos coincidentes y decisivos, sin los cuales no se
comprendería lo que acontece. Uno fundamental es la ciencia, sin cuyos avances
algunas nuevas tecnologías serían imposibles, o al menos se desarrollarían muy
lentamente; y otro es la educación y capacitación, es decir, el adiestramiento
de quienes han de operarla.
Una buena
selección de técnicas es muy importante en una estrategia de desarrollo. Y el
que ciertas tecnologías destruyan más empleos que los que crean es en gran
parte algo que corresponde resolver a la sociedad y a la organización económica
en su conjunto.
Porque mientras
estén presentes las desigualdades y los desajustes que caracterizan a la
economía del subdesarrollo, la mejor política es aquella que al mismo tiempo
que incorpora modernas tecnologías, mediante cuantiosas inversiones que eleven
el nivel de productividad, amplía las posibilidades de trabajo y ocupación de
quienes quizá por mucho tiempo no tendrán acceso a esas tecnologías, pues aun
así pueden contribuir a elevar el nivel de producción y de ingreso, así como a
mejorar sus condiciones de vida (Aguilar, 2002).
Resultado de
ello es la nueva estructuración productiva mundial (sobre todo en productos de at) (Suárez, 2000).
3.2. Distribución
asimétrica de las tic
3.2.1. Tendencias recientes del mundo de internet (World
Wide Web
en el 2001)
Un servidor web es un tipo especial de servicio
soportado por un ordenador central que proporciona información en el popular
formato World
Wide Web utilizado
por navegadores (browsers) como Explorer o Netscape. El número
de servidores web ha aumentado espectacularmente: pasó
de 75,000 a finales de 1995 a más de 25 millones a finales de 2000. El
crecimiento tan sólo en ese año fue de 158%, el más elevado desde 1998. Los
servidores web
representan ahora 25% de todos los ordenadores centrales de internet. Los
servidores que terminan con el “codiciado sufijo” .com
son 15 millones y representan 57% del total. El sufijo de dominio de país con
más servidores web es .uk, del
Reino Unido, con 1.7 millones; es decir, 7% del total. Los sitios web más populares son los de Yahoo!, el
portal internet que fue visitado por unos 90 millones de usuarios en noviembre
de 2000.
En los albores
de este nuevo milenio, casi todos los países están conectados a internet. Ello,
sin embargo, no debe suponer que existe una conexión en todos los estratos y en
todos los sectores sociales. En 1988 sólo siete países estaban conectados a la
red de la National Science Foundation de Estados Unidos, un decenio más tarde ya eran
200 y en 1997 casi todos tenían una conexión a internet. Actualmente, menos de
media docena de economías no están conectadas, principalmente por motivos
políticos. La ventaja de internet es que, desde la primera conexión, y por muy
lenta que sea, ofrece todo lo que tiene. También es importante ser el primero:
de los siete primeros países que se conectaron a internet de Estados Unidos, es
decir, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Francia, Islandia, Noruega y Suecia, todos,
salvo Francia, están entre los 10 países con mayor penetración de internet.
En el entorno
mundial, la internet ha sido considerada como una pequeña parte del fenómeno
globalizador. La red ha sido incrementada de 213 host de computadora y varios miles de usuarios
en agosto de 1981, a más de 56 millones de host de internet hacia julio de 1999
(gráfica xi), soportando un
estimado de 190 millones de usuarios de internet. Sin embargo, aún más
imprevisible es el número de ciudades conectadas a la red global. Al cerrar el
siglo xx en julio de 1999, cerca
de 200 países estaban conectados. Las tendencias mostradas en la gráfica véase
gráfica vii eran imprevisibles. Un
estudio detenido de las cifras de la gráfica xi
revela las grandes disparidades de los host de internet entre regiones de alto y
bajo ingreso. Por ejemplo, encontramos casi los mismos host en Francia que en toda América Latina
y el Caribe. Hay más host en tres países altamente desarrollados
de la región Asia-Pacífico (Australia, Japón y Nueva Zelanda) que en otras
naciones de la región combinadas, y hay más host en Nueva York que toda África. La
mayoría de los host internet están en los países
desarrollados, lo que sugiere que una buena salud y una óptima educación son
los factores definitorios la difusión de la internet.
El perfil de los
usuarios de internet confirma que éstos tienen, en promedio, alto estrato
social y nivel educación, y que asimismo son jóvenes, urbanos, líderes en su
campo y de sexo masculino. En contraste, nos preguntaríamos, ¿cuáles son las
barreras para incrementar el uso de internet? En realidad existen diferentes
niveles de obstáculos, y se encuentran de acuerdo con el nivel del desarrollo
económico y social de cada país, pero los usuarios alrededor del mundo
coinciden unánimemente en ubicar el mayor obstáculo en el precio del acceso a
internet como su mejor promotor. Los precios del acceso a internet para los
usuarios finales pueden considerarse a la baja por tres componentes: el hardware/software, la amplia disponibilidad del acceso
a internet y los cargos por el servicio telefónico. En términos relativos, los
costos para conectarse son mucho más altos en los países subdesarrollados. En
lo anterior, los precios pueden no ser drásticamente diferentes en términos
absolutos. En los hechos existe un desfase muy amplio entre los países de alto
y de bajo ingreso cuando se consideran los costos relativos de ingreso per
cápita.
3.2.2. Distribución de las tic en el mundo
·
En
los países desarrollados existen 312 computadoras centrales para 10,000
personas en promedio.
·
En
los países subdesarrollados existen seis computadoras centrales para 10,000
personas en promedio.
·
Canadá
y Estados Unidos absorben 61% de los tic;
la Unión Europea, 24.3%; Australia, Japón y Nueva Zelanda, 7%; en tanto que otros
países absorben 4.6%.
·
Los
países subdesarrollados del sudeste asiático absorben 2.8% de las tic; América Latina y el Caribe, 1.2%, y
África, 0.5% (véase la gráfica x)
(uit, 2001).
La significativa
escasez de infraestructura en las líneas telefónicas es un nuevo gran obstáculo
para incrementar el acceso a la internet en los países subdesarrollados. La
notable fortaleza de internet y la conciencia de su crecimiento e importancia
en las tic para el desarrollo
socioeconómico están cambiando las guías de las políticas para la construcción
de redes que incrementen los servicios telefónicos. Los países están
profundizando en el estudio de este problema con una amplia variedad de
opciones, incluyendo el involucramiento comprometido de las compañías
operadoras, a las que se les permite más libertad para la reinversión de sus
ingresos y una fuerte contracción de las inversiones del sector privado
mediante inversiones compartidas en las compañías telefónicas estatales, y/o
por el desarrollo de nuevos mercados emergentes (véase gráfica xi). (uit,1999a).
Lo anterior, aunque en gran parte es aplicable, casuísticamente, plantea
cuestiones muy discutibles, como el hecho de que las tic en la experiencia de las economías subdesarrolladas, y
con mayor razón en las pobres como África y el Caribe, entre otras, no han
mejorado sustancialmente los niveles de vida generales, ni mucho menos reducido
los porcentajes de miseria o, como se suele denominar eufemísticamente a tales
sectores, la “pobreza extrema” de tales economías.
En el año 2000
empezaron a utilizar la internet unos 80 millones de usuarios, y el total en la
alborada del siglo xxi es de unos
315 millones. Aproximadamente 5% del mundo está
en línea (esto
significa que 95% del resto del mundo no está conectado a internet). Aunque la
tasa de crecimiento en los mercados subdesarrollados es de casi el doble que en
los países desarrollados y ahora representan aquéllos casi una cuarta parte de
todos los usuarios de internet, la brecha digital sigue siendo
muy grande. Si bien casi la tercera parte de los habitantes de los países
desarrollados están en línea, son menos de 2% en los países subdesarrollados. No es sorprendente que el lugar de
nacimiento de la internet, Estados Unidos, sea el mayor mercado del mundo, con
casi 100 millones de usuarios a principios de 2001. El segundo es Japón, con
unos 39 millones de usuarios, de los cuales más de la mitad pueden acceder
también a internet desde teléfonos móviles. China ha experimentado un
espectacular crecimiento de internet para un país en desarrollo y es ahora el
tercer mercado, con 23 millones de usuarios. La minúscula Islandia es el lugar
más conectado del mundo, ya que 60% de su población es usuaria de la internet.
La demanda de
mayor ancho de banda se atendió inicialmente con líneas de la red digital de
servicios integrados (rdsi, sus
siglas en inglés), que funciona con líneas telefónicas tradicionales. La rdsi de tarifa
básica ofrece dos
líneas y ha tenido mucho éxito entre los usuarios que no desean bloquear su
línea telefónica cuando navegan por la red, aunque sólo ofrece una velocidad
marginalmente superior (64 kbit/s) que el acceso de marcación directa
convencional. A principios del 2000 había unos 24 millones de abonados rdsi en el mundo, principalmente en
Norteamérica, Europa Occidental y Japón, que representaban 7% de todas las
líneas telefónicas en servicio en esa época. En esa fecha, menos de 3% de los
abonados a la internet podían disponer de un acceso local de banda ancha tal
como la línea de abonado digital asíncrona (adsl)
o el módem de cable (uit, 2001).
El año 2000
representó un paso histórico para la capacidad de la internet internacional, ya
que por primera vez rebasó la capacidad de los circuitos telefónicos
internacionales. La capacidad de la internet internacional en todo el mundo era
de casi 300 Gbit/s; es decir, casi cinco veces más que en 1999. El precio de la
internet es un factor importante del volumen de acceso, y se compone de dos
elementos: el primero es el precio facturado por el isp (proveedores de servicio internet), que puede ser un
canon fijo para una utilización ilimitada o por cierto número de horas, o un
precio por tiempo. El segundo elemento del precio es la tasa de utilización del
servicio telefónico local. En algunos países no se facturan las comunicaciones
locales, o se facturan por un precio fijo. Países como Canadá, que no factura
las telecomunicaciones locales, tienen las tarifas más bajas y altos niveles de
penetración de la internet. En el otro extremo, países como Bélgica, con un
acceso a internet supuestamente ‘gratuito’; es decir, que el isp no presenta una factura separada,
pueden tener unas tarifas muy elevadas si las llamadas locales también lo son
(véanse gráficas x y xi).
De lo anterior
se concluye que existe una severa asimetría en la distribución de las tic (que con fines ilustrativos hemos
sintetizado mediante las simbolizadas por el ancho de banda de la internet
internacional). En la cúspide de uso se encuentran Estados Unidos y Canadá,
conectados con Europa (en 56 Gbit/s), y con Asia-Pacífico (en 18 Gbit/s). En
contraste, sólo se dispone de 3 Gbit/s para comunicarse con América Latina y de
0.5 Gbit/s para comunicarse con África, lo que permite apreciar las altos
claroscuros existentes entre los usuarios (emisores/receptores) de tales
tecnologías (véase gráfica xi).
Destacan las siguientes estadísticas:
·
El
96% de las computadoras centrales de internet (cci),
se encuentra en los países de alto ingreso, cuya población constituye tan sólo
16% de la población mundial.
·
En
el hecho anterior destaca que únicamente Finlandia cuenta con más cci que el conjunto de los países
agrupados en América Latina y el Caribe.
·
Y
que en la ciudad de Nueva York, por ejemplo, se encuentran instaladas más cci que en toda el África.
3.3. Megacorporaciones triádricas que
integran los consorcios de ordenadores
El reparto del
mercado en los tres grandes bloques mercantiles articulados a partir de la
posguerra mundial: Estados Unidos, la Unión Europea y el sudeste asiático, con
Japón a la cabeza, se ha establecido de manera similar a las corporaciones
monopólicas previas, salvo que las actuales alcanzan características y
dimensiones mundializadas, y arracimadas en nuevos espacios territoriales. Los
consorcios de ordenadores, en sendos espacios triádicos,
son liderados por Estados Unidos, y luego por Japón y la Unión Europea, los
cuales han establecido intrincadas y espesas redes de vinculación, tanto en la
producción como en la distribución de los procesos y productos de at. Y, desde luego, mediante la
intercomunicación y el intercambio de i-d
e ide, de experiencias y
resultados de sus laboratorios nacionales y de conocimientos y avances en
nuevos productos, materiales, procesos y servicios.
Las tendencias a
la concentración y a la centralización de las megaempresas se encuentran
guiadas por “la gigante” ibm, la
General Automation y la Hewlett-Packard; en Japón,
por la Nippon Electronic Corporation, la Matsushita y, compartiendo el siguiente
sitio, la Takeda Riken y la
Mitsubishi Jimuki; en tanto que para la Unión
Europea, la Bull (de Francia), la Secomsa (del
gobierno español), y la Siemens (de Alemania), por sólo nombrar los primeros
tres lugares ocupados en tales grandes mercados (para una referencia más
detallada véase la tabla 1 anexa, y Ohmae, 1991).
Por lo que
corresponde a la telefonía fija y móvil, tienen una interrelación directa con
la conexión a las redes de la internet mundiales (como lo fue desde sus inicios
en Estados Unidos con el Pentágono, con el proyecto Arpanet),
lo que permite establecer parámetros para vislumbrar la predominancia e
instrumentación ejercida por los países industrializados sobre las tic, y en especial las estrechas ligas
de las etn y el desarrollo de la
industria bélica. No es gratuito que los principales productores de armamento,
de manera directa o indirecta, se encuentren involucrados en las actividades
militares ocurridas en las décadas de fines del siglo xx e inicios del xxi.
Así, encontramos que los principales exportadores de armamentos en el mundo
son: Estados Unidos, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania (Bilan du Monde, París, 1998, citado por Suárez,
2000).
4. El neomonroísmo y las asimetrías Norte-Sur
De los puntos
previos se desprenden las siguientes secuelas:
·
Las
crisis, la desregulación y el neoliberalismo han originado la recolonización
norteamericana sobre los países subdesarrollados, en especial en América
Latina.
·
Un
camino para la recolonización económica de la región han sido los acuerdos: de
inversión y libre comercio (Acuerdo Multilateral de Inversiones, Área de Libre
Comercio de las Américas, Tratado de Libre Comercio, Organización Mundial de
Comercio [omc] y ocde).
·
Estados
Unidos pretende estructurar las “autopistas electrónicas de la información en
las Américas”.
·
En
la Segunda Cumbre de Santiago de Chile se propuso establecer un comercio
electrónico libre de impuestos en todo el hemisferio (a partir de los acuerdos
con México, Costa Rica, Argentina y Brasil); ello ha favorecido la
liberalización y privatización de todos los servicios de telecomunicaciones.
·
Lo
anterior ha derivado en las décadas perdidas de América Latina y de gran parte
de los países subdesarrollados (Suárez, 2000: 210).
·
El
acceso a las tic se vuelve
crecientemente inalcanzable para los países subdesarrollados.
·
En
tanto que en las economías africanas y del Medio Oriente se convierte en
inaccesible, lo que abre más la brecha.
·
En
las economías africanas no se habla de dimensionar la penetración celular, sino
del tiempo empleado en el tránsito de los usuarios para tener acceso a algún
teléfono (fijo o móvil), que va de 15 a 60 minutos de caminar a pie (véase
cuadro 1).
·
El
comercio internacional ha crecido más que la producción.
·
Tales
empresas mundiales son las que producen, venden, emplean e invierten más
capital fuera de sus países de origen que en ellos, y que al paso del tiempo
son crecientemente poderosas. En cierto momento, tales empresas incentivaron a
muchos países subdesarrollados a endeudarse como nunca antes; después les
impusieron políticas de desregulación y reestructuración que los obligaban a
gastar e importar menos y a exportar más para pagar sus cuantiosas deudas,
atrayéndolos con la posibilidad de entrar al mercado de Estados Unidos, lo que
en realidad pocos países han logrado. Y, en algunos casos, aprovecharon estos
países para abrir en ellos franjas de “libre exportación” o maquiladoras, que
les permitieron relocalizar ciertas actividades o fases del proceso productivo
a fin de reducir costos, sobre todo salariales, y tener una mejor ubicación
geográfica para surtir atractivos mercados.
Y dos hechos de
diferente naturaleza, que en cierto modo se refuerzan mutuamente, explican el
porqué de esa desregulación. El primero es la prolongada crisis que siguió a la
fuerte caída de la actividad económica de mitad de los años setenta, crisis que
hizo ver no sólo la menor eficacia de ciertos mecanismos reguladores, sino
también la imposibilidad, o al menos la inconveniencia, de tratar de
utilizarlos, e incluso el deterioro de todo el sistema o modo previo de
regulación. Y el segundo es la política neoliberal que unos años más tarde
empezó a aplicarse, y que, como se sabe, es antiestatista
y antirregulacionista; es decir, considera que el
mercado libre, dejado a su suerte, cumple mejor su función y asignará
racionalmente los recursos, lo que no ocurrirá si se interfiere con él, por
medio de un tipo u otro de medidas reguladoras (en alguna medida coincidiendo o
convalidando las posiciones neoclásicas del equilibrio de mercado, aunque
aquellas llegan a reconocer la ‘endogeneidad’ de los
factores tecnológicos).
La alta
velocidad y volumen de los mercados financieros y su relación con la
internacionalización de sus mercados se deben a los medios de comunicación (en
buena medida las transacciones son realmente “electrónicas). También son
importantes la mayor actividad financiera –ya no meramente industrial o
comercial– de las grandes corporaciones, las cuantiosas operaciones que hoy se
realizan con acciones de empresas extranjeras, y la expansión de las bolsas y
mercados de valores, y sobre todo de los mercados de cambios, cuyos precios y
activos tienen una alta volatilidad financiera.
Incluso en
algunos países subdesarrollados, las posibilidades que hoy se abren para su
desarrollo son mayores que las de épocas previas, lo que en parte obedece a que
la creciente integración subordinada a los países más fuertes implica una mayor
presencia del capital extranjero trasnacional en esos países, que obliga a
otorgar facilidades y aun brindar apoyos que antes se negaban, y a que algunas
de las viejas y más restrictivas formas de dominación imperialista se superen.
Y, a la vez, los países más poderosos, con Estados Unidos en la punta,
arbitrariamente intervienen en los asuntos internos de otras naciones, violan
su soberanía, hacen la guerra (así llamado eufemísticamente lo que en realidad
representa una invasión expansionista implacable) y se autoerigen en jueces a
los que supuestamente corresponde decidir lo que deba hacerse. Al respecto se
da actualmente una situación muy contradictoria, pues por un lado la dependencia
es incluso mayor que antes, sobre todo en los países subdesarrollados, donde
especialmente la política económica no es formulada por ellos sino por las
grandes potencias de las que dependen en mayor medida y por los organismos
financieros internacionales más influyentes (Banco Mundial y Fondo Monetario
Internacional); y, por el otro, los países que aceptan esa subordinación y
cuentan con recursos y con un nivel de desarrollo que les permite aumentar su
capacidad productiva, tienen hoy cierto acceso a tecnologías, mercados y
recursos financieros de los que anteriormente carecían, y que les posibilitan
reestructurar sus economías, aunque a la vez han tenido que pagar un alto
precio que se expresa, entre otras formas, en la dramática desigualdad social y
en el aumento sin precedente de amplios sectores de la sociedad que viven en la
miseria (Aguilar, 2002).
El alcance de la
desregulación, la privatización y el desmantelamiento mismo del sector público
es un asunto que el Estado decide, aunque bajo la presión del capital nacional
y extranjero. En el contexto de la mundialización, y sobre todo de la
internacionalización del capital, el mundo se mueve en forma casi exclusiva
bajo el capitalismo, y en consecuencia económicamente más atrasados son los
países subdesarrollados, ya no precapitalistas. Tal
es el caso de América Central, así como de otros países latinoamericanos.
Incluso casi todos los países latinoamericanos –Ecuador, Perú, Bolivia–, así
como Malasia y Tailandia, en Asia, o Argelia, Túnez o Marruecos, en África.
Conclusiones
Los principales
cambios se advierten, particularmente, en que algunos afectan profundamente las
relaciones de producción, y en que entre los países persiste y aun se ha
agravado una dominación-dependencia que autoriza a pensar que el imperialismo
no ha sido superado; la dominación que hoy ejercen los países del Grupo de los
Siete, con Estados Unidos al frente, interviene ilegalmente en los asuntos
internos de otros países no sólo en los procesos internos, sino aun de manera insolente
y ostensible en los que debieran ser los organismos reguladores e institucionalizadores del acontecer mundial, como la
Organización de las Naciones Unidas y sus aláteres, así como los financieros
internacionales y la omc. La
reciente agresión bélica a Irak y la amenaza permanente a los países
discrepantes, así como otras agresiones e imposiciones menos visibles pero no
por ello menos dañinas, también suelen imponer, sobre todo a endeudadas y
débiles naciones subdesarrolladas, condiciones que limitan su libertad,
estorban y desvían su desarrollo y lesionan su soberanía. Y pese a que algunas
grandes potencias no comparten las políticas belicistas o tienen
contradicciones en ocasiones no tan secundarias, de alguna manera también
siguen beneficiándose de su posición dominante en la relación con otros países,
y en particular con los subdesarrollados. En el trato entre ellas –que sin duda
sigue siendo el más importante– aun no han desaparecido la competencia, los
desacuerdos, la rivalidad y ciertos motivos de conflicto. Tanto entre Estados y
gobiernos como entre empresas trasnacionales de diferentes países se advierten
actualmente formas de negociación y aun de cooperación que no estaban presentes
o eran muy débiles hace años, y que hoy son la base de acuerdos
transfronterizos y celebración de alianzas estratégicas, sobre todo cuando hay
intereses empresariales y de coincidencia en la profundización de la i-d, la ide
y sobre todo de las tic, para
seguir manteniendo sus respectivas hegemonías y distribución triádica de los mercados.
Puesto que el
Estado decide, presionado por los capitales nacional y extranjero, el alcance
de la desregulación, la privatización y el desmantelamiento del sector público,
la capacidad de acción estatal es una variable que depende del tipo de Estado,
de su organización y de la amplitud y carácter de las fuerzas en que descansa.
Los Estados son parte del proceso de globalización; pero a medida que las
economías nacionales se internacionalizan, la autonomía relativa del Estado
tiende a reducirse. La propia burguesía nacional, en países donde antes dirigió
el proceso de acumulación de capital, se debilita frente a los países más
poderosos y los organismos financieros internacionales, que ahora intervienen
directamente y aun deciden el tipo de política que se adopta.
El cambio que la
mundialización entraña, acaso sea un cambio de mayor dimensión. A partir de la
idea de que el gran capital monopolista –y quizá cada vez más oligopolista– sigue siendo con mucho el dominante, podría
decirse que persiste el imperialismo. Pero tendría que aceptarse que éste no es
el viejo imperialismo estudiado por los clásicos, sino un nuevo imperialismo
que desborda y modifica profundamente al de hace un siglo, y cuya dinámica
interna habría que comprender a fondo; esto es, el lugar que ocupa en la
historia, la dirección en que se orienta y su relación con el capitalismo y con
posibles nuevas formas de organización de la sociedad.
Hoy en día
podría decirse que hay varios niveles claramente diferenciados en los que el
capitalismo se desenvuelve. Por ejemplo, el primero es el de las economías más
desarrolladas, entre las que también hay diferencias, pero en conjunto se
caracterizan por tener un alto grado de desarrollo, operar con tecnologías
avanzadas y cuantiosas inversiones nacionales y extranjeras, y contar con
amplios mercados (Aguilar, 2002).
Un segundo nivel
corresponde a países que han tenido un rápido desarrollo económico en los
últimos tres o cuatro decenios, donde podría situarse a los llamados ‘nuevos países
industrializados’ del sureste de Asia.
Una siguiente
modalidad muy peculiar del capitalismo se encuentra en lo que fueron la Unión
Soviética y los países de Europa del Este. Al parecer, se trata de un
capitalismo parasitario, que depende todavía en gran medida de lo que fue la
economía estatal-socialista previa, en el que ha habido pocas inversiones
nuevas realmente productivas, y en el que la privatización ha sido un mecanismo
que auspicia la corrupción y los negocios fáciles y sucios.
Otro nivel podría
ser el de países como Brasil y México, que pese a seguir siendo economías
subdesarrolladas y dependientes han logrado significativos cambios,
modernizando y diversificando su estructura económica, avanzando en el proceso
de organización e industrialización, y ampliando sus mercados internos y, a
veces, sobre todo externos; pero que al mismo tiempo tienen todavía sectores de
la economía muy atrasados, economías con bajo nivel de integración, una
profunda desigualdad social y una alta proporción de la fuerza de trabajo
subempleada y que vive en condiciones de “extrema pobreza”. Y, en
contrapartida, ello resulta en un polarizado nivel de concentración; esto es,
en contrastantes niveles de ingreso, en los cuales las capas medias continúan
proletarizándose.
Y el último
nivel podría corresponder a numerosos países –sobre todo de Asia y África– en
los que si bien el capitalismo se ha vuelto también el modo de producción
dominante, continúan siendo atrasados y pobres. Han quedado en cierto modo al
margen de la mundialización del capital y siguen dependiendo en buena medida de
la producción y exportación de materias primas (Aguilar, 2002).
Siglas
at: Alta
tecnología.
cad: Diseño
asistido por computadora.
cam: Manufactura
asistida por computadora.
cci: Computadores
centrales de internet.
cim: Integración
manufacturera asistida por computadora.
etn: Empresas
trasnacionales.
i-d: Investigación
y desarrollo.
ide: Investigación
y desarrollo experimental.
isp: Proveedores
de servicios de internet.
omc: Organización
Mundial de Comercio.
ocde: Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Pyme: Pequeñas
y medianas empresas.
rdsi: Red
digital de servicios integrados.
tic: Tecnologías
de la información y la comunicación
Anexo
Gráfica i
Gasto en
investigación y desarrollo de industrias en Estados Unidos y afiliadas en el
extranjero por región del mundo, 1998
(miles de
millones de dólares corrientes)
Fuente: Elaborada con base en datos de Science & Engineering Indicators (2002).
Gráfica ii
Infraestructura
de la capacidad y del costo. Cables trasatlánticos (1985-2000)
tat: Capacidad y costo de cables
trasatlánticos.
Fuente: Elaborada con datos de uit (1999a).
Gráfica iii
Gastos en
investigación y desarrollo en Estados Unidos y países de la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económico
Fuente: Elaborada con datos de la
ocde (2001).
Gráfica iv
Caída de precio
de las computadoras.
Escala de
precios: 1996 = 100
Fuente: Elaborada con base en datos de
u.s
Department of Commerce, Bureau of Economic
Gráfica v
Millones de abonados al servicio telefónico en todo el mundo
Fuente: Elaborada con base en datos sobre indicadores mundiales de las telecomunicaciones de la uit, 1990-1998, y proyecciones de la uit para después de 1998 (uit, 1999b).
Gráfica vi
Ley de Moore,
1971-2005
La línea en la gráfica representa la tendencia definida
por la Ley de Moore. Los puntos representan (entre 1971-2001) los datos reales
y la proyección de los datos (entre 2003-2005).
Fuente: Elaborada con datos de
Science & Engineering Indicators
(2002).
Gráfica vii
Investigación y
desarrollo como porcentaje del pib
en los países del G-8
Fuente: Elaborada con base en datos de Science, Technology and Industrial Scoreboard (2003).
Gráfica viii
Ritmo de
difusión de las tecnologías de la información y la comunicación
(años que han sido necesarios para
llegar a 50 millones de usuarios)
Fuente: uit
(1999a).
Gráfica ix
Crecimiento
mundial de las tecnologías de la información
y la
comunicación
Fuente: Elaborada con base en datos sobre indicadores
mundiales de las telecomunicaciones de la uit,
1990-1998, y proyecciones de la uit
para después de 1998 (uit, 1999b).
Gráfica x
Distribución de
las tecnologías de la información
y la
comunicación en el mundo
Fuente: Elaborada con base en
uit (2001).
Gráfica xi
Crecimiento
desigual de los host de internet en el mundo
Fuente: uit
(1999a).
Cuadro 1
Sudáfrica:
acceso a teléfono
(porcentajes)
|
Todos |
De color |
Blancos |
Servicio universal |
34 |
20 |
89 |
|
|
|
|
Acceso universal |
|
|
|
(15 min. caminando) |
71 |
60 |
99 |
|
|
|
|
Acceso universal |
|
|
|
(30 min. caminando) |
83 |
78 |
100 |
|
|
|
|
Acceso universal |
|
|
|
(60 min. caminando) |
90 |
87 |
100 |
Fuente: Elaborado con base en Goldstein
y O’Connor (2002: 178).
Tabla 1
Megacorporaciones triádicas:
consorcios de ordenadores
eua |
Japón |
Unión
Europea |
Honeywell
80% |
Nippon Lect Co. |
Bull (Francia) |
ibm |
Matsushita |
Gob. español |
Gral. Automation
50% |
Takeda Riken 20% |
Siemens (Alem.) |
Hewlett-Packard 49% |
Mitsubishi Jimuki
20% |
icl Ltd (GB) (75%) |
Amdahi
50% |
Toshiba |
Basf (Alem.)
(75%) |
trw
49% |
Kayo Electron |
Olivetti (Italia) |
National
Cash Register |
Yokogawa Electron |
Nixdori/Alemania |
Nasco
34.7% |
Fujitsu |
GmbH (Deutchland) (Alem.) |
Sperry Univac 45% |
Mitsu
& Co. |
|
Data General 85% |
Mitsubishi Electric |
|
Wang Computer
100% |
Oki
Electric |
|
|
Kosokelkaku Eng. |
|
|
C Itah Data 100% |
|
|
Kanematsu Gosha |
|
|
Casio |
|
Fuente: Elaborada con base en Ohmae
(1991) y Suárez (2000).
Bibliografía
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_____ (2001), Actualización
de los indicadores de telecomunicaciones, uit,
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Recibido: 3 de mayo de 2004.
Reenviado: 24 de agosto de 2005.
Reenviado: 27 de septiembre de 2005.
Reenviado: 23 de mayo de 2006.
Aceptado: 5 de junio de 2006.
Enrique Olivares Rodríguez lleva ya 24 años como
profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad
Xochimilco. Cuenta con posgrados en economía (Facultad de Economía en la unam) y en
diseño (División de cyad en la uam). Destacan entre sus
publicaciones los ensayos: “Reforma educativa para la enajenación obrera”, en Reforma
educativa y apertura democrática
(1972); “Gobierno, corrupción y sindicalismo”, en
La burguesía mexicana
(1973); “Política burguesa en el movimiento obrero”, en Control
y luchas del movimiento obrero
(1978); “El desarrollo de la tecnología en la industria nacional”, en Tecnología,
universidad y autonomía nacional
(1991); “Modernización industrial o la estrechez de la trayectoria
tecnológica”, en Cambio tecnológico y
modernización industrial en México
(1995), además de otros libros científicos, revistas, periódicos y memorias. Es
también autor de Economía y tecnología en la
industrialización de México,
uam-x, México, 1990; México:
crisis y dependencia tecnológica,
uam-x-ent,
México, 1993, y México: mundialización y
competitividad industrial en el cambio tecnológico (en prensa).
[1] La presente colaboración se presentó
como ponencia en el 51° Seminario Internacional de Americanistas, “Repensando
las Américas en los umbrales del siglo xxi”, del 14 al 18 de julio de
2003, en Santiago de Chile.
[2] Las gráficas y los cuadros de
referencia se encuentran en el anexo del presente trabajo.
[3] Para este apartado se consultaron las obras de Luis Suárez (2000) y Alonso Aguilar (2002), fundamentalmente.