Diferencias regionales en la conducta tecnológica de las
empresas manufactureras mexicanas: el caso de Guanajuato
Salvador Estrada*
Abstract
This
paper gives an account of the technological behaviour
of manufacturing enterprises in Mexico, with emphasis on the empirical
descriptive work provided by the official data, as well as on the academic
research in the field of innovation economy and technological change. We show
that the Mexican manufacturing enterprises have a low technological dynamism,
with scarce technological activities of their own whose main objectives are the
production expansion and the increasing improvement of the productive
processes. These activities rely mainly on the accumulation of internal
know-how, in particular by engineers, and do not relate to other market or
institutional agents. At a regional level, there are also a number of
disparities as exemplified by the case of the State of Guanajuato. In this
paper, we present the result of a survey on innovation of the manufacturing enterprises
located in the above mentioned State.
Keywords:
description, survey, innovation.
Resumen
En este
artículo se detalla la conducta tecnológica de las empresas manufactureras en
México con énfasis en el trabajo empírico descriptivo contenido en los datos
oficiales, así como en la investigación académica en el campo de la economía de
la innovación y del cambio técnico. Se muestra que las empresas manufactureras
mexicanas tienen un bajo dinamismo tecnológico, con escasas actividades
tecnológicas propias cuyas principales vertientes son la expansión de la
producción y la mejora incremental de los procesos productivos. Estas
actividades descansan en la acumulación de know
how
interno, en particular de los ingenieros, y tienen muy pocas relaciones con otros
agentes de mercado o institucionales. Regionalmente también existen muchas
disparidades, como ejemplifica el caso del estado de Guanajuato. En este
trabajo se presentan los resultados de una encuesta de innovación en las
empresas manufactureras localizadas en dicha entidad.
Palabras clave:
descripción, encuesta, innovación.
*
Centro de Investigaciones Humanísticas, Universidad de Guanajuato. Correo-e:
salvador.estrada@gmail.com.
Introducción
Al conjunto de
decisiones referidas a la adquisición y generación de tecnología, así como a
las actividades desarrolladas para incorporarla en los procesos productivos de
las empresas, le llamaremos conducta tecnológica. Cabe destacar que esta
conducta está constreñida al comportamiento económico de la empresa; esto es,
está encaminada a satisfacer una necesidad en el mercado manteniendo el
principio de racionalidad limitada de los agentes económicos. Entonces, la
mejor solución no es precisamente la técnica, en términos tecnológicos, sino la
que resulte viable económicamente en circunstancias particulares delimitadas
por un entorno institucional y competitivo, además de un contexto específico de
recursos restringidos (cualitativa y cuantitativamente).
Así, esta
conducta está influida por diversos factores internos y externos a la empresa,
como el grado de especificidad del conocimiento asociado a la tecnología y su
sustento material, así como a las prestaciones y usos precedentes de los
productos por fabricar. Ambos tipos de factores pueden asociarse con procesos y
mercados experimentados o no con anterioridad. Es preciso enfatizar el hecho de
que en este planteamiento se rebasa el marco convencional que equipara
conocimiento a información, puesto que se considera la dificultad de apropiarse
de la parte tácita del conocimiento.
Se ha tendido a operacionalizar la conducta tecnológica en las empresas
mediante el gasto en investigación y desarrollo (i+d); sin embargo, la economía de
la innovación ha desarrollado trabajos de fundamento empírico donde se
visualiza que dicha conducta es un proceso complejo que involucra actividades
tanto dentro como fuera de la firma, y que difícilmente puede ser caracterizada
por una variable imputable a la empresa o al mercado.
Así que para
expresar la conducta tecnológica hemos recurrido a un vector de variables que
recogen la adquisición de tecnologías externas, el esfuerzo interno de
adaptación e innovación tecnológicas, y el resultado innovador proyectado en la
política de productos. La descripción que hacemos intenta recoger la conducta
tecnológica del establecimiento medio en el país, para lo cual nos auxiliemos
de las estadísticas oficiales y de algunos estudios empíricos que examinan
algunas características de la conducta aquí propuesta.
A continuación
hacemos una descripción de la conducta tecnológica en Guanajuato, donde se
localizan las empresas sujetas a estudio. El conjunto de datos utilizados en
este artículo proviene de la Encuesta sobre investigación y
desarrollo experimental, vinculación, tecnología e innovación en el estado de
Guanajuato 1999,[1]
realizada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (inegi) y el Consejo de Ciencia y
Tecnología del Estado de Guanajuato (Concyteg).[2]
La forma en que
se presenta la información es por bloques de dimensiones, a saber: la
estructura, la adquisición de tecnologías externas, el esfuerzo interno de
adaptación e innovación tecnológicas, y el resultado innovador proyectado en la
política de productos. Cada sección se inicia con una exposición sobre la
situación nacional y, en el caso, algún referente relevante (p. e. Iberoamérica
o algún estado de la República Mexicana), y después se describen las
condiciones encontradas para el caso de estudio: la población de empresas
manufactureras de Guanajuato. Se muestra que existe una gran variación respecto
a los datos de las fuentes nacionales.
La
interpretación de los diversos indicadores se hace en un contexto más amplio
que intenta capturar la visión sistémica del enfoque macro e institucional del
sistema nacional de innovación, para lo cual se presenta a continuación una
breve descripción del contexto mexicano en que se desarrollan los
establecimientos objeto de este estudio.
1. El contexto
mexicano
Las reformas
estructurales en México, que se iniciaron a fines de la década de los ochenta,
plantearon enormes desafíos competitivos para las empresas al enfrentar la
liberalización comercial, la privatización de grandes empresas paraestatales y
la desregulación. Dichas reformas han resultado en un cambio en la especialización
productiva nacional basado en un proceso de destrucción de empresas, cadenas
productivas y competencias técnicas locales que dio paso al fortalecimiento de
un grupo de empresas –surgido en el periodo de sustitución de importaciones– en
el que se gestaron nuevas capacidades de organización de la producción que
posibilitaron su integración al sistema productivo global (Cimoli,
2001); asimismo con base en el surgimiento de un nuevo actor, constituido por
capitales multinacionales, dedicado a maquilar bienes intensivos en tecnología
y prendas de vestir destinados a los mercados de exportación o al comercio intraindustrial con grandes corporaciones globales.
El liderazgo de
este grupo de empresas, conformado por multinacionales y oligopolios locales,
también ha propiciado una desespecialización en
bienes de capital que se ha traducido en una gran dependencia de la importación
de tecnologías foráneas. De aquí que los esfuerzos tecnológicos locales han
girado en torno a la modernización asentada en innovaciones de proceso, mas no
en la renovación de capital fijo (Cimoli, 2000).
Además existe
una rigidez estructural en el sistema productivo para la aparición de nuevas
industrias líderes. Una buena parte del producto interno bruto (pib) manufacturero proviene de bienes
tradicionales y sectores intensivos en escala (alimentos y bebidas, acero,
vidrio, minerales, cementos, petroquímica básica) (Dussel
Petters, 1997). Estos sectores están dominados por el
capital nacional, mientras que las empresas penetradas por capital
multinacional se especializan en el sector automotriz y de ensamblaje de
productos eléctricos y electrónicos.
Si se evalúa el
desempeño industrial como un índice del valor añadido manufacturero y el
esfuerzo exportador, México encabeza las economías latinoamericanas. En el
periodo 1985-1998, la tasa de crecimiento del valor añadido (6.2%) ha estado
ligeramente por encima del promedio regional latinoamericano (5.9%), pero más
alejada del promedio de las economías del Este asiático (9.3%), las más dinámicas
en el ámbito de los países en desarrollo. Las exportaciones manufactureras han
venido incrementándose a una tasa de 21.4% desde 1985. El contenido tecnológico
de estas exportaciones también se ha acrecentado, llega a representar un
porcentaje muy considerable en el total de las exportaciones manufactureras
mexicanas. Este porcentaje es uno de los más altos en el mundo sólo detrás de
los de Japón, Filipinas y Singapur (unido,
2002).
Gran parte de
este desempeño se ha debido a la actividad de las empresas trasnacionales, en
particular a las industrias maquiladoras de exportación localizadas cerca de la
frontera con Estados Unidos. Esta localización internacional de actividades en
el ámbito local se ha traducido en grandes flujos de inversión extranjera directa.
De esta forma, una importante proporción del progreso tecnológico se ha hecho
depender de la transferencia de tecnología internalizada a las plantas
asociadas con dichas corporaciones. Sin embargo, son muy débiles los vínculos
que estas organizaciones establecen con el entorno local, por lo que disminuyen
los efectos de la difusión internacional de tecnología en la economía.
Por otra parte,
la industria manufacturera mexicana invierte poco en actividades de i+d. El cambio
estructural ha mermado la escasa capacidad de inversión. Entre 1985 y 1998, el
gasto empresarial en i+d
como proporción del pib se ha
reducido anualmente a una tasa cercana a 8% (unido,
2002). El gasto está orientado básicamente tanto a la modernización y
reorganización de los procesos productivos como a aumentar la calidad de los
productos. Asimismo las actividades de i+d están concentradas en unos
pocos sectores: automóviles, vidrio, cemento, máquinas de oficina y equipo
electrónico. Se financian y ejecutan con un sesgo hacia adentro, por lo que las
externalidades hacia el entorno, con clientes o proveedores, centros de
investigación y universidades, son más bien escasas.
En consecuencia,
la empresa considera como su principal fuente de aprendizaje tecnológico al
capital humano. Sin embargo, respecto a otros países México presenta un acervo
de personal científico y tecnológico pequeño, además de que la matriculación en
los niveles secundario y terciario, por grupo de edad, es claramente inferior.
De hecho, un estudio reciente destaca que este indicador se ha deteriorado (unido, 2002).
De esta forma,
existe un desempate en el desempeño exportador y el industrial, que se refleja
en la conducta tecnológica. Se espera, no obstante, que el análisis
microeconómico de la conducta dé pautas para identificar capacidades innovativas que permitirían sustentar la competitividad
futura previendo la erosión progresiva de los soportes actuales: bajos costes
laborales, ventajas localizacionales y preferencias
contractuales por integración al Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(tlcan).
2. Diferencias en la
eficiencia productiva de las empresas
Las empresas
manufactureras en México han mostrado respuestas muy heterogéneas al reto de la
globalización e integración comercial. En su estudio sobre la productividad de
la industria mexicana, Brown y Domínguez (1999a) encontraron que existe una
gran dispersión en los niveles de productividad entre los sectores de actividad
económica, que las empresas de menor tamaño presentan una brecha profunda respecto
a las grandes, que la productividad aun antes de la apertura mostraba una
tendencia creciente, y que las ganancias en este indicador no están asociadas
con la reducción del empleo sino con el crecimiento del valor agregado y con el
uso intensivo del capital.
En el periodo
1991-1998, de acuerdo con los datos de la Encuesta
nacional de empleo, salarios, tecnología y capacitación en el sector
manufacturero (enestyc),
la productividad de la industria manufacturera no maquiladora se incrementó en
más de 10%. Los sectores que encabezaron estas ganancias fueron la industria
automotriz y el segmento de industrias de alta tecnología (equipo de
comunicaciones, electrónica y química fina). Casanueva y Márquez (2003)
presentan un modelo econométrico que muestra que durante el citado periodo las
ganancias en productividad estuvieron asociadas con el nivel educativo de los
empleados.
De acuerdo con
estudios de la productividad según el establecimiento (Brown y Domínguez,
1999b), existe evidencia de que los establecimientos de alta productividad
presentan diferencias significativas en cuanto a su tamaño. Sólo el perfil de
los grandes establecimientos de alta productividad se asocia con el atributo
exportador, y tienen éstos un nicho de especialización en los sectores
intensivos en escala y los dominados por los proveedores. Tanto para las
pequeñas como para las grandes empresas, la alta productividad estuvo asociada
con la participación de capital extranjero,[3] el
uso intensivo de tecnologías duras y mano de obra especializada.
Regionalmente
también se encuentran disparidades importantes en los niveles de productividad,
e incluso en el tiempo, pese a que las regiones aumentaron sus índices de
productividad tendieron a incrementar sus divergencias. Las causas de semejante
comportamiento se atribuyen a los cambios estructurales (políticas de ajuste y
apertura), flujos de inversión extranjera hacia ciertos sectores estratégicos y
también a las tendencias históricas de corto
plazo de cada región.[4] Cabe destacar que las únicas
entidades que logran converger son las que alojan los principales centros
industriales del país: Distrito Federal, Nuevo León, Jalisco y Estado de México
(Mendoza, 1999). Este efecto de aglomeración afecta las condiciones ambientales
en las que opera la empresa, tales como la infraestructura, la magnitud de los
mercados, la provisión de energía y la capacidad de los servicios educativos y
financieros (Hernández Laos, 1985).
3. Diferencias en las
características estructurales de las empresas
3.1. México
El tamaño medio
de una empresa manufacturera en México, de acuerdo con el Censo
Industrial de 1999,
es de 12 empleados (inegi, 2000).
Las empresas grandes, que constituyen poco menos de 1%, contribuyen con 44% del
empleo y 62% de la producción. Con esta información se realiza el diseño
estadístico de la Encuesta Industrial Anual –que incorpora con certeza
establecimientos mayores de cien empleados y con participación importante en el
valor añadido bruto, además de que sólo tiene representatividad nacional y para
las entidades que mayor participación tienen en el valor bruto de la
producción, a saber: Distrito Federal, Nuevo León, Jalisco, Estado de México y
Puebla–, la cual refleja que el tamaño de la empresa manufacturera media es de
240 empleados para el periodo 1997-2000.
La estructura de
edades de las empresas en una muestra de establecimientos manufactureros revela
que más de 50% se encontraba en el rango de 4 a 15 años y casi 30% eran más
jóvenes (enestyc, 1999), lo cual habla de un ambiente
turbulento de competencia donde la baza competitiva es la supervivencia.[5]
Cálculos propios con base en promedios y ponderaciones para los estratos y
casos, respectivamente, llevan a plantear que la edad media poblacional debe
ser del orden de 10 años.
En lo relativo a
la pertenencia a grupos nacionales o extranjeros, la gran mayoría de empresas
manufactureras operan de forma independiente, puesto que sólo 6% manifestó su
condición filial o subsidiaria (enestyc, 1999). Lo anterior concuerda con la
distribución hallada en la segunda Encuesta Nacional de Innovación (Conacyt, 2003), donde se afirma que 90% de las
empresas manufactureras presentan una composición de capital mayoritariamente
nacional. La participación promedio del capital extranjero en la estructura de
los establecimientos manufactureros es de 17% (enestyc, 1999); sobresale en los sectores de
productos metálicos, maquinaria y equipos (40%), y sustancias químicas,
productos derivados del carbón, de hule y plástico (31%), y con débil presencia
en el sector de productos minerales no metálicos (3%). Respecto al tamaño,
parece que la participación de empresas con capital mayoritariamente foráneo se
incrementa de acuerdo con esta dimensión (Conacyt, 2003).
Para la
industria mexicana se ha elaborado un perfil tecnológico inspirado en la
clasificación de patrones sectoriales del cambio tecnológico elaborada por Pavitt (1984) para el Reino Unido. Dutrénit
y Capdevielle (1993) realizan una estimación empírica de los sectores
manufactureros a cuatro dígitos de desagregación –prácticamente, en el nivel de
productos– a partir de las tipificaciones existentes para el Reino Unido (Pavitt, 1984) e Italia (Soru,
1986), la cual es validada mediante la cuantificación de la importancia
relativa en la explotación de tres tipos de tecnología: dura (aproximada por la
relación capital-trabajo), blanda (utilizando el gasto en patentes, marcas y royalties como proxy) y de habilidades (analizando las
remuneraciones medias).
Los sectores
dominados por el proveedor presentan un bajo requerimiento de capital y escasas
habilidades de los trabajadores, y sus gastos en royalties están sesgados hacia la adquisición
de marcas, además de que su cuantía está por debajo del promedio manufacturero.
Los proveedores especializados también tienen un bajo requerimiento de capital
dado que los procesos productivos que utilizan no son continuos ni de gran
escala, las habilidades de la mano de obra están por encima del promedio
manufacturero y demandan altos niveles de tecnología blanda traducidos en pagos
por el uso de patentes. Por su parte, los sectores intensivos en escala
presentan los más altos niveles de tecnología dura y de habilidades dado que
son los más mecanizados y requieren destrezas calificadas para la explotación
de procesos continuos –si bien los altos salarios pueden deberse a un mayor
poder monopólico de estas empresas y del grado de sindicalización de la mano de
obra–, y su demanda de tecnología blanda está por arriba del promedio. El
sector basado en ciencia exige una alta calificación, además de ser el
principal demandante de tecnologías blandas basadas en conocimientos tácitos.
La conclusión de
esto es que la clasificación de Pavitt es útil para
determinar diferenciales de capacidades y desempeño tecnológico dentro de la
industria, mexicana aunque debe tomarse como una primera aproximación para
identificar patrones dado que algunas actividades no se corresponden totalmente
con las características enunciadas en dichos patrones.[6]
La mayor
participación de los sectores maduros (los dominados por el proveedor y los
intensivos en escala) en el producto y el empleo es una característica muy
marcada de la industria manufacturera mexicana; contribuyen con algo más de
80%. Desde finales de los años ochenta (periodo de transición hacia la apertura
e integración comercial) se ha observado un ligero crecimiento de los sectores
basados en la ciencia y una caída en el sector de proveedores especializados
(Capdevielle, Corona y Hernández, 1998). En relación con las vinculaciones
técnicas entre proveedores y usuarios, el mayor intercambio ocurre entre
empresas de un mismo sector. El eslabón más débil y escaso se presenta entre
las industrias en los sectores avanzados; esto es, los intensivos en ciencia y
los oferentes especializados (Corona y Hernández, 1999; Unger,
2001a).
Regionalmente se
observan diferentes niveles de industrialización y grados de modernización. Unger y Saldaña (1999) argumentan que existen diferencias
significativas entre los estados del norte, del centro y del sur de México.
También se observan grandes diferencias entre las subzonas
de cada estado. La modernización industrial se aproxima con indicadores de
productividad, intensidad de capital (mecanización), salario industrial
promedio y grados de transformación industrial frente a la importancia de las
materias primas. Respecto a la participación de las diferentes industrias, de
acuerdo con los patrones sectoriales del cambio tecnológico, las estructuras
regionales tienden a reproducir el esquema nacional (Unger,
2001b). Las regiones más diversificadas (atendiendo a una participación de los
sectores basados en ciencia y de oferentes especializados mayor al promedio
nacional) se encuentran entre los estados cuya productividad converge y de
mayor participación en el producto nacional (Distrito Federal, Nuevo León,
Jalisco, Estado de México y Puebla), como también entre los estados de la
frontera norte (Baja California, Sonora, Chihuahua, Tamaulipas) y algunos del
centro (Morelos, Tlaxcala, Querétaro, Aguascalientes y Guanajuato).
3.2. Guanajuato
El perfil medio
que se dibuja de la muestra estudiada, para el estado de Guanajuato, es de
empresas de tamaño mediano (150 empleados). Las empresas micro (hasta 30
empleados), pequeñas (de 31 a 100 personas) y medianas (plantillas de entre 101
a 250 personas) representan poco menos de 85% de la población y realizan 55% de
las ventas. Las empresas grandes (mayores a 250 empleados) emplean a 65% del
personal en el total de la muestra. El capital extranjero, en promedio,
participa en la propiedad con 6%. Su importancia aumenta con los estratos de
tamaño; es despreciable entre las micro, está en el orden de 7 a 8.5% entre las
pequeñas y medianas empresas (pymes), hasta llegar a 15% en las grandes. La
población de empresas tiene una edad media de 14 años y la experiencia media
parece seguir una tendencia creciente de acuerdo con el estrato de tamaño.
Si estudiamos la
muestra con la atención al periodo de fundación de las empresas, podemos
distinguir tres grupos: aquellas empresas fundadas tras la crisis de 1994 y la
entrada en vigor tlcan (o nafta, por sus siglas en inglés) (32%),
las empresas nacidas durante la etapa de reformas estructurales y transición
hacia la apertura (1985-1993) (30%), y las que se iniciaron durante (o incluso
antes de) la etapa de industrialización basada en importaciones (antes de 1984)
(38%). Las empresas de mayor antigüedad y que han sobrevivido a las diferentes
crisis y modelos de industrialización tienen un tamaño promedio mayor,
correspondiente al estrato grande, y les toca poco más de 42% del total de las
ventas en la muestra. Las de mediana edad tienen en promedio un tamaño mediano,
y las más jóvenes son, en media, de tamaño pequeño. Para dar una idea sobre la
dinámica de competencia a la que se han visto sometidas, puede ser útil conocer
la edad media de cada grupo. La edad media de las jóvenes es de tres años; la
de las adultas, de 9.4, y la de las maduras, de 26.5.
Si nos enfocamos
a la estructura de propiedad, la gran mayoría de las empresas son
independientes (88%). El resto de la población se compone de empresas
transnacionales (7%) y pertenecientes a grupos nacionales (5%). El tamaño medio
de las independientes es mediano, mientras en las filiales es el grande. Las
ventas y el empleo se concentran en las empresas independientes (poco más de
70% en los totales de ambas variables), aunque en las ventas se destaca la
participación de las empresas transnacionales, que contribuyen con 22%. Las
empresas con edad promedio menor son las pertenecientes a grupos
transnacionales, y las más longevas son las de grupos nacionales.
Sectorialmente,[7]
62% de empresas pertenece a sectores de baja tecnología (proveedores
tradicionales de bienes intermedios y productores de bienes de consumo
tradicional –prácticamente, la mitad de toda la muestra–), y el resto a
sectores de tecnologías medias[8]
(20% a proveedores especializados de bienes intermedios y de equipo, 15% están
basados en ciencia y el 3% restante son intensivos en escala y ensamblaje). Las
empresas que pertenecen a los sectores de proveedores de bienes intermedios,
tanto tradicionales como especializados, así como las que se ubican en los
sectores basados en ciencia, tienen, en promedio, un tamaño pequeño. En el
sector de productores tradicionales, la empresa promedio tiene un tamaño de mediana
escala, mientras que la que se encuadra en el sector intensivo en escala y
ensamblaje es de tamaño grande. El sector que concentra tanto las ventas como
el empleo es el de bienes tradicionales. El capital transnacional tiene una
importancia promedio mayor en el sector intensivo en escala y ensamblaje,
seguido por el sector de proveedores intermedios especializados. Cabe destacar
que el capital extranjero no tiene participación en ninguna empresa del sector
proveedor tradicional de bienes intermedios. La experiencia media es mayor,
también, en el sector intensivo en escala y ensamblaje.
4. Diferencias en la
conducta tecnológica de las empresas
4.1. Adquisición
tecnológica (incorporada y no incorporada)
4.1.1. México
En el ámbito
nacional, la inversión anual en activos fijos correspondiente a maquinaria y
equipo de producción es, en promedio, ligeramente inferior a 3% de los ingresos
por ventas en la industria manufacturera mexicana (eia, 2003). Durante la década de los años noventa, en
promedio, 30% de los establecimientos afirmaron haber adquirido maquinaria y
equipo sobre una base trianual (enestyc, 1992, 1995 y 1999). Las razones para
llevar a cabo esta inversión tuvieron que ver, principalmente, con la obtención
de aumentos en la productividad y la mejora en la calidad de los productos. De
acuerdo con las dos encuestas de innovación levantadas en México (Conacyt, 1999 y 2003), el rubro principal del gasto en
actividades innovadoras –más de 60%– se dedica a la compra de maquinaria y
equipo. Los sectores que mayor proporción de su gasto innovador destinan a la
maquinaria y equipo son: madera, papel, imprentas y publicaciones (95%);
muebles y otras manufacturas (81%), y carbón, petróleo, energía nuclear,
químicos y productos de caucho y plástico (75%) (Conacyt,
2003).
En lo que atañe
a los gastos en transferencia de tecnología, esto es, la compra de los derechos
o licencia para la adquisición o explotación de diversos conocimientos no
incorporados en la maquinaria y equipo, la intensidad del esfuerzo relativo a
las ventas se cifra en poco más de 0.8% (eia,
2003). Cuando se analiza este tipo de gasto a la luz del esfuerzo innovador, la
adquisición de tecnología externa ligada a la innovación participa con 6% (Conacyt, 1999 y 2003). El sector de productos fabricados de
metal es el que destina una proporción mayor (10%), seguido de los sectores
alimentos, bebidas y tabaco, y maquinaria, equipo, instrumentos y equipos de
transporte (ambos con 9%).
Las empresas
manufactureras en México presentan un perfil característico de una dependencia
casi total de insumos foráneos, en particular de origen extranjero, pero
también provenientes de otras localidades nacionales. La evidencia apunta a que
son muy escasas las vinculaciones con proveedores locales. De acuerdo con un
estudio de De la Garza et al. (1998) sobre 500 establecimientos en
14 zonas industriales del país,[9]
las relaciones entre empresas localizadas en una misma zona son escasas,
incluso en la participación como demandante u oferente de maquila o subcontratación,[10]
además de que existe una gran dependencia de insumos importados.
La contratación
de servicios tecnológicos es escasa. De acuerdo con la segunda Encuesta
Nacional de Innovación
(Conacyt, 2003), su importancia relativa en el total
de gastos es como sigue: la consultoría y la asistencia técnica; la gestión de
patentes, licencia y marcas, y, en un mismo nivel, los estudios de mercado así
como la normalización y el control de la calidad. Las actividades que mayor
interés relativo muestran por estos servicios son: el sector de muebles y otras
manufacturas, por las consultorías; alimentos, bebidas y tabaco, tanto por la
gestión de activos intangibles como por los estudios de mercado, y los
productos minerales no metálicos, por la normalización y el control de calidad.
Estos servicios
tecnológicos, sin embargo, no son muy apreciados como fuente de innovación por
lo que se desprende de la evaluación de las empresas innovadoras, de las que
sólo 12% considera altamente significativas a las empresas de consultoría. En
este rubro, la fuente externa más apreciada son los clientes (61%), las ferias
y exposiciones (46%), y los proveedores de equipos, materiales y componentes
(44%) (Conacyt, 2003).
En relación con
las colaboraciones técnicas, sólo 5% afirma haber realizado algún acuerdo de
colaboración con otra empresa o institución en el periodo 1999-2000. El patrón
de distribución de los socios no parece concentrarse de acuerdo con el número
total de acuerdos celebrados. Nuevamente, la importancia relativa de las empresas
de consultoría (14%) se ve relegada por los proveedores de equipo, materiales y
componentes (20%), así como respecto a los clientes (16%). Casi tres cuartas
partes de estos acuerdos fueron verificados con empresas localizadas en el
territorio nacional (Conacyt, 2003).
Los centros de
investigación y las universidades no parecen relevantes como fuentes de
información y proveedores de servicios tecnológicos (Conacyt,
1999 y 2003). De acuerdo con la enestyc (1995), sólo 20% de las empresas
cuenta con algún tipo de relación con las instituciones de educación superior.
No obstante, cabe destacar que las principales capacidades científicas y
tecnológicas del país se han desarrollado en el sector académico. La generación
y la acumulación de dichas capacidades han estado faltas de coordinación con
las demandas e iniciativas en los sectores empresarial y gubernamental.
Sin embargo,
existe evidencia de colaboración entre las empresas, las instituciones
académicas y la administración pública (megct,
1994; Álvarez, 1995; López-Martínez y Solleiro, 1995;
anuies, 1996; Estrada, 1997; Casalet y Casas, 1998; Coronado y Tapia, 1998; Casas et
al., 2000). Se trata
de procesos muy difíciles de documentar, lo cual se refleja en que la
metodología de una gran parte de las investigaciones se basa en estudios de
caso. Se constata que llegan a construirse redes por procesos interactivos
desarrollados en el mediano y largo plazos. La colaboración se efectúa sobre
una base regional –la cercanía geográfica permite focalizar los esfuerzos hacia
un conjunto común de recursos naturales o actividades económicas (y sus
externalidades derivadas) de interés local– o disciplinaria –la catálisis, los
polímeros, los nuevos materiales o la ingeniería ambiental.
Regionalmente
parece que existen localidades donde hay condiciones más favorables para el
flujo de conocimientos entre diferentes agentes[11]
(Corona, 1997; Casas, 2001; Luna, en prensa). Entre dichas condiciones pueden
citarse: una dotación importante de infraestructuras de investigación y una
gran disponibilidad de recursos naturales –como lo ilustra el caso de los
estados que rodean el Mar de Cortés, en la zona Noroeste del país– o una base
industrial diversificada –en el caso de los estados del Bajío, en la zona
Centro– o una industria altamente concentrada con empresas intensivas en escala
–los estados de la frontera Noreste–. También habría que considerar la
orientación de dichas infraestructuras de investigación y el proceso de
industrialización seguido por la región.
En un plano de
análisis más desagregado, se observa que la articulación de redes se fundamenta
en relaciones informales y espontáneas, que pueden ser bilaterales
–generalmente coordinadas por empresas grandes– o ampliadas –por los apoyos
públicos y la participación de asociaciones de empresarios o productores u
organismos internacionales–, así como en interacciones previas o sucesivas en
el tiempo con diversos objetivos tales como la prestación de servicios técnicos
especializados, la utilización de infraestructura, la formación de recursos
humanos o la realización de proyectos de investigación. Los flujos de
conocimiento se presentan por medio del intercambio personal cara-a-cara, la
movilización de recursos humanos y los reportes técnicos (Estrada, 1997; Casas,
2003).
4.1.2. Guanajuato
Las empresas
manufactureras para la muestra del estado de Guanajuato invirtieron, en
promedio, 7% de sus ventas en la adquisición de maquinaria y equipo. Nuevamente
se encuentran diferencias según las características de tamaño, edad, propiedad
o sector. Las empresas que tuvieron un desempeño superior al promedio en el
esfuerzo relativo a la adquisición de maquinaria y equipo fueron las micro y
medianas, jóvenes, independientes, proveedoras –tanto tradicionales como
especializadas– e intensivas en escala y ensamblaje. En términos absolutos, el
gasto estuvo concentrado en el segmento de las grandes empresas.
El esfuerzo
dedicado a la compra de licencias, know
how,
marcas, diseño, modelos y asistencia o estudios técnicos relativos a las ventas
fue de 0.6%. Las pymes hicieron un esfuerzo de alrededor de 1%. Las empresas
nacidas tras el periodo de sustitución de importaciones también presentan
cifras superiores a la media. Sectorialmente, sólo los productores de bienes de
consumo tradicional mostraron marcas superiores al promedio. El gasto se
concentró en las pequeñas empresas y los proveedores especializados.
El 23% de las
empresas manufactureras analizadas en esta investigación utilizó servicios
tecnológicos. Esta variable refleja la condición de usuario de agentes
nacionales o foráneos, sean universidades, centros de investigación, empresas o
agencias públicas, para proveerse de estudios técnicos, de ingeniería o
consultoría, asistencia técnica, patentes, información tecnológica y comercial,
así como para normalizar sus procesos o productos o introducir sistemas de
calidad además de la intensidad de uso frecuente. Menos de 4% declaró el uso
regular de estos servicios. Prácticamente 10% de las empresas demandó estudios
técnicos, de ingeniería o consultoría, asistencia técnica o licencias; otro
10%, servicios de información tecnológica y comercial, normalización y calidad.
Sólo 2% utilizó ambos grupos de servicios. Las pymes (35%), las de mediana edad
(29%) y las productoras de bienes de consumo (28%) concentraron la demanda de
servicios tecnológicos externos.
4.2. Esfuerzo
tecnológico (adaptativo-innovativo)
El esfuerzo de
innovación se mide por los insumos registrados en la contabilidad de gestión.
La intensidad con que se comprometen recursos para estas tareas refleja las
expectativas formadas en torno a un potencial innovador, pero no proporciona
información sobre la eficiencia de estos gastos. Así, los ratios respecto a las ventas brindan un
enfoque interpretativo sobre la toma de decisiones pasadas, la estrategia, la
organización y los conflictos relativos a la conducta tecnológica de la firma.
En las economías
latinoamericanas, históricamente, la principal fuente de adquisición de
tecnología ha sido el abastecimiento internacional (Katz,
1976; Jaramillo et al., 2000). Sin embargo, la actividad
inventiva endógena no puede suponerse nula, sino que es cualitativamente
diferente: subsidiaria, adaptativa y dirigida a la obtención de mejoras
marginales o adecuaciones al medio local de diseños. Dadas estas dos
características, la importancia de los flujos externos y el sesgo adaptativo de
la i+d,
el análisis del esfuerzo tecnológico debe ampliarse y complementarse con el
estudio de la actividad de ingeniería. El personal de producción e ingeniería
realiza tareas de adaptación de procesos, equipos y partes que constituyen una
buena parte del esfuerzo innovador de las empresas (Arvanitis
y Villavicencio, 1998).
4.2.1. México
En México, la
noción de i+d
entre los empresarios no está establecida con claridad; se asocia con resolver
problemas de producción o programación de nuevas actividades o inversiones y
trabajos rutinarios de control de calidad, como lo ilustra un estudio en la
industria alimentaria (Unger, y Márquez 1981). Una
investigación reciente (Pacheco Salazar et al., 2003) sobre la percepción
empresarial de las actividades científicas y tecnológicas muestra que no existe
una idea clara de la rentabilidad de la i+d por lo que hay un escaso
control contable y administrativo sobre este gasto. En cuanto a su expresión en
la mano de obra, se trata como una actividad esporádica, puesto que no existe
personal única y exclusivamente dedicado a estas tareas.
La innovación en
general y el diseño industrial en particular también han sido actividades
sujetas a indagación en la percepción empresarial. Una encuesta realizada entre
300 gerentes y directores de pymes manufactureras (Frías Peña et
al., 2003) sugiere
que menos de 50% asocia la innovación con la novedad y la mejora. Más de la
mitad la asocia con el producto, principalmente con la ampliación de la línea
de productos y, en menor medida, con su reemplazo. En lo que se refiere al
diseño, se asocia más con la apariencia que con el proceso. Poco menos de un
tercio asoció el diseño industrial con el desarrollo de nuevos productos, y tan
sólo 10% lo asoció con los procesos de manufactura.
Los datos
empíricos de la segunda Encuesta Nacional de Innovación reflejan que 13 de cada 100 empresas
manufactureras realizan actividades de investigación y desarrollo tecnológico,[12] y
que sólo una de aquéllas no organiza formalmente dichas actividades. Conforme
aumenta el tamaño de las empresas, la realización de estas actividades se
intensifica. Los sectores donde la actividad de i+d aparece más frecuentemente
son el de carbón, petróleo, energía nuclear, químicos, productos de caucho y
plástico (22%), y el de maquinaria, equipo, instrumentos y equipo de transporte
además del de alimentos, bebidas y tabaco; ambos comparten 19%. Esta actividad
tiene una fuerte orientación intramuros, puesto que menos de 10% se contrata
fuera de la empresa. Las empresas grandes contribuyen con más de un tercio del
gasto industrial (Conacyt, 2003).[13]
La intensidad
del esfuerzo promedio en i+d
en lo que toca a los ingresos es poco menos de 0.7%. Durante el periodo de 1989
a 1998, la intensidad ha fluctuado entre 0.5 y 1%. Es interesante destacar el
sobresaliente desempeño de las empresas micro y pequeñas en los dos últimos
años relevados. El sector que relativamente destina mayores recursos a i+d es el de
industrias y productos de la madera (2%). Le siguen, en orden decreciente, los
sectores de papel, imprentas y editoriales (1.5%), y sustancias químicas,
productos de carbón, hule y plástico (0.7%). Cabe destacar que durante el
periodo 1989-1998, algunos sectores han disminuido su importancia relativa,
como el de productos metálicos, maquinaria y equipo –respecto al último año–, y
el de minerales no metálicos y alimentos, bebidas y tabaco –tras la apertura e
integración económicas– (enestyc,
1992, 1995 y 1999).
Los principales
objetivos de este gasto son: a) el mejoramiento de los procesos
productivos y la calidad de los productos (73% califican a este objetivo como
altamente significativo); b) el diseño de nuevos productos (45%
de las menciones), y c) la adaptación de maquinaria y equipo
(24% de las respuestas) (enestyc,
1995).
Las fuentes de
información tecnológica e innovación más importantes para las empresas
mexicanas están dentro de ellas mismas (Arvanitis y
Villavicencio, 1998; López-Leyva, 2003). El desarrollo y la modificación de
productos y procesos se hacen mayoritariamente por cuenta propia. El
departamento de producción, y el de mercadotecnia e ingeniería, en ese orden,
son calificados por las empresas innovadoras como las fuentes de información
significativamente más importantes (Conacyt, 1999 y
2003). Existe evidencia de que las empresas manufactureras, en general,
prefieren las fuentes internas a las externas, y que consideran la experiencia,
el conocimiento y las habilidades de sus ingenieros, técnicos y obreros como la
fuente más relevante de innovación (Corona y Hernández, 1999).
Entre las
empresas manufactureras, menos de una quinta parte cuenta con una unidad formal
de ingeniería. Los sectores que están por encima de esta proporción son el de
maquinaria, equipo, instrumentos y equipo de transporte (con poco menos de un
tercio de las empresas), y el de carbón, petróleo, energía nuclear, químicos,
productos de caucho y plástico (con poco menos de una cuarta parte). Se cuenta
con siete personas ocupadas en actividades de ingeniería por cada millar de
empleados en el sector manufacturero. El sector con mejor desempeño es el de
maquinaria, equipo, instrumentos y equipos de transporte, que cuenta con una
por cada cien (Conacyt, 2003).
Además del gasto
en investigación y desarrollo, es de interés observar el esfuerzo en otras
actividades innovadoras tales como el diseño industrial y otras actividades de
arranque de la producción, la capacitación y el lanzamiento al mercado de
innovaciones. Mientras que la i+d tuvo una participación de 9% en el total del
gasto, las otras actividades muestran una importancia decreciente: de 9% en
diseño a 3% en capacitación, pasando por 6% en mercadotecnia. Los sectores
donde estas actividades muestran una mayor importancia relativa son: para la i+d, el de
metales básicos (20%), para el diseño, el de productos minerales no metálicos
(29%), y para la mercadotecnia y la capacitación, el de maquinaria, equipo,
instrumentos y equipos de transporte (15 y 6%, respectivamente) (Conacyt, 2003).
Para sopesar el
esfuerzo nacional en capacitación y mercadotecnia para el desarrollo de nuevos
productos no se cuenta con información específica sino sólo con algunas
generalidades para la industria. En lo que se refiere a capacitación, alrededor
de un tercio de las empresas la ha ofrecido para sus trabajadores durante la
década de los años noventa; sin embargo, existe una ligera disminución respecto
a los primeros años de ese lapso. En general, las horas promedio dedicadas a
capacitación han aumentado, en particular en los sectores tradicionales, tanto
de consumo como intermedios, y en la industria automotriz (Casanueva y Márquez,
2003).
En cuanto al
gasto en publicidad y propaganda, en general, la industria manufacturera
destina, en media, 1.6% de sus ventas (eia, 2003). De acuerdo con los datos relativos al esfuerzo en
publicidad respecto a los ingresos totales, la cifra disminuye hasta 0.89%;
destacan por encima de este nivel las empresas medianas y grandes y los
sectores de papel y productos de papel, imprentas y editoriales (1.6%);
productos metálicos, maquinaria y equipo (1.3%), y productos minerales no
metálicos (1.1%) (inegi, 2000).
4.2.2. Guanajuato
En el estado de
Guanajuato, la muestra de establecimientos reflejó una propensión de 7% a
realizar actividades de investigación y desarrollo; involucra formalmente 6%.
La propensión es menor entre los establecimientos micro (2%), que aumenta hasta
el 9% en las pymes y a 11% entre las grandes. Las empresas maduras y longevas
muestran mayor propensión que las jóvenes. También las encuadradas en sectores
de mayor contenido tecnológico (el basado en ciencias –8%–, el de proveedores
especializados –11%– y el de intensivos en escala –16%–) tienen un
comportamiento superior al de los sectores tradicionales (bienes intermedios y
de consumo).
En promedio, los
establecimientos manufactureros destinan poco menos de 0.3% de sus ventas a las
actividades de investigación y desarrollo. Se destacan, por la intensidad de
sus esfuerzos, las pequeñas (0.43%), los establecimientos maduros (0.56%), los
proveedores especializados (0.76%) y los basados en ciencia (0.33%). En lo que
toca a los gastos totales, las pequeñas contribuyen con poco menos de 40% y las
grandes con un tercio justo, con poco menos de dos tercios las maduras y las
independientes con más de 75%. Cabe destacar que una buena parte del gasto
restante lo desarrollan empresas filiales de grupos nacionales (23%). Más de la
mitad del gasto se concentra en empresas ubicadas en el sector de proveedores
especializados. Esta situación contrasta con la pequeña aportación del sector
proveedor tradicional, que no llega ni siquiera a 1%.
En la industria
manufacturera guanajuatense encontramos aproximadamente cuatro personas con
grado de ingeniero por cada centenar de empleados. Las empresas micro (con 6%)
y las pequeñas (4%) son las que superan este promedio. De acuerdo con la edad,
las empresas más jóvenes (5%) y las más viejas (4%) muestran un comportamiento
superior a la media. Salvo en el sector de bienes de consumo tradicional, todas
las empresas en el resto de los sectores tienen un desempeño por arriba del
promedio; entre ellas destacan las encuadradas en los sectores intensivo en
escala y ensamblaje (8%) y de proveedores especializados (7%). En lo que se
refiere a su contribución absoluta, mientras las grandes ocupan a 64% de los
ingenieros, las pequeñas emplean a 20%. Por otra parte, las empresas más viejas
son las que dan empleo a 48% de estos profesionales. El 40% se emplea en
empresas corporativas (24% en grupos nacionales, 16% en empresas trasnacionales
[etn]) y
60% en empresas independientes. El sector de bienes de consumo tradicional
absorbe a 37% de ellos, y los productores intensivos en escala y ensamblaje, a
23%.
La importancia
relativa en el gasto innovador de las diferentes actividades sitúa al diseño
muy por encima de la i+d
(29 y 17% respectivamente), seguidos por el lanzamiento al mercado de nuevos
productos (10%) y, muy por detrás, por la capacitación relativa al desarrollo o
mejora de productos y procesos (0.8%). Los sectores donde estas actividades
presentan una mayor participación son: el intensivo en ciencia –en diseño–, los
proveedores especializados –en mercadotecnia– y los intensivos en escala y
ensamblaje –en capacitación.
La intensidad
media de estas actividades respecto a las ventas es la siguiente: 0.4% se
dedica al diseño, menos de 0.2% al lanzamiento de nuevos productos y 0.02% a la
capacitación relacionada con la introducción y desarrollo de nuevos productos.
Las empresas que más se destacan por la intensidad de sus gastos son, en el
diseño, las medianas, las jóvenes, las transnacionales y los productores de
bienes de consumo tradicional; en el lanzamiento, las maduras, las
transnacionales y los proveedores especializados; y, finalmente, en la
capacitación, las pequeñas y las grandes, así como los productores intensivos
en escala y ensamblaje. Los gastos en diseño y lanzamiento se concentran en las
empresas independientes (64 y 53% respectivamente). Sin embargo, los grupos corporativos
–tanto nacionales como extranjeros– aportan poco menos de la mitad del gasto en
lanzamiento, casi una cuarta parte cada uno. Tres cuartas partes del gasto en
capacitación lo realizan las grandes empresas. Los sectores de consumo
tradicional y el basado en ciencia aportan más de 80% al gasto total de diseño;
los productores de bienes de consumo tradicional y proveedores especializados
prácticamente aglutinan la totalidad del gasto en mercadotecnia, y con más de
90%, los de consumo tradicional y los intensivos en escala copan el gasto en
capacitación. Puede decirse que la participación en cada uno de estos gastos
del sector de proveedores de bienes intermedios tradicionales es despreciable.
4.3. Dinamismo
tecnológico e innovador
Para la medición
del resultado innovador se utilizan como indicadores tres variables: el número
de productos nuevos introducidos en el mercado durante los últimos tres años,
las ventas por productos mejorados y las ventas por el principal producto (o
línea de productos).
En cuanto al
calificativo de novedad de la gama de productos existe una polémica relacionada
con el tipo y calidad de la novedad. Desde el punto de vista de la oferta, la
Encuesta Comunitaria de Innovación (Comunity Innovation Survey, cis) refiere a
la cuestión tecnológica. En la Encuesta de Innovación de Canadá se prefiere
dejarlo abierto, aunque se especifica excluir los atributos estéticos o cambios
que incluyan pequeñas modificaciones. Desde el punto de vista del mercado,
tanto la cis
como Statistics Canada
piden que se considere a la novedad desde el punto de vista de la empresa o el
mercado (Mohnen y Therrien,
2003).
En el caso de
América Latina, Jorge Katz (1976) sugiere que sería
mejor hablar de la puesta en marcha de diseños (de productos y procesos) inéditos
en la historia productiva de la empresa. El tipo de output innovador que se obtiene,
generalmente, son réplicas de productos y procesos existentes en otras empresas
del mercado. La fuente de adquisición de la tecnología pasa por algún género de
negociación contractual o bien de ‘ingeniería inversa’ que permite alcanzar
dicho output.
Dado el carácter
del esfuerzo innovador hacia la imitación y la adaptación en América Latina,
consideramos que el impacto sobre las ventas más idóneo para el contexto es el
de los productos mejorados. Sin embargo, con fines comparativos presentaremos
las participaciones de los diferentes productos de acuerdo con su novedad en
las ventas.
4.3.1. México
En México, según
la segunda Encuesta Nacional de Innovación (Conacyt,
2003), la propensión innovadora –empresas que afirmaron que introdujeron algún
producto y/o proceso tecnológicamente nuevo o significativamente
mejorado en el bienio
1999-2001 sobre el total de empresas encuestadas– de la industria manufacturera
fue de 28%. De estas empresas autocalificadas como “innovadoras”, 51% introdujo
novedades en el mercado nacional, 36% en el mundo y sólo 13% en la propia
empresa. Aunque estos datos no son estrictamente comparables con los de la
primera Encuesta Nacional de Innovación dado su sesgo hacia empresas grandes y
potencialmente más innovadoras, la tendencia hacia el mercado nacional se
mantiene en alrededor de 50%, pero la novedad mundial parece sobrevaluada en un
tercio, y en el ámbito de la empresa, subestimada en un medio. De las dos
encuestas pueden sacarse dos cosas en claro: que las empresas pioneras en la
innovación en el ámbito mundial son sólo un tercio del total de las empresas
innovadoras previsto para la industria manufacturera mexicana, y que entre las
empresas innovadoras mexicanas predominan las innovaciones incrementales.
El número de
productos nuevos introducidos en el periodo 1994-1996 fue de 4.3 productos por
empresa manufacturera. Prestando atención sólo a las empresas autodefinidas
como innovadoras, la marca mejora hasta llegar a 6.8 productos, que corresponda
un desempeño superior al segmento de empresas grandes, con 8.4 productos nuevos
introducidos en el periodo de referencia (Conacyt,
1999).
La cartera de
productos según la intensidad en las ventas se distribuyó de la siguiente
manera: 16% provino de productos nuevos, 21% por productos mejorados, y el
resto por productos sin cambios. Un tercio de las ventas del sector de muebles
y otras manufacturas se debió a productos nuevos, y un impacto cercano tuvieron
en el sector de productos fabricados de metal. Esta actividad, a su vez, tuvo
la mejor marca relativa a la participación en las ventas de los productos
mejorados, la cual mostró magnitudes semejantes. Este desempeño también se
presentó en el sector de madera, papel, imprentas y publicaciones. Los sectores
más conservadores fueron el de alimentos, bebidas y tabacos, con poco menos de
las tres cuartas partes de los ingresos por ventas provenientes de productos
sin cambios; seguido por el de minerales no metálicos y el de carbón, petróleo,
energía nuclear, químicos y productos de caucho y plástico, cada uno con 65% de
sus ventas derivadas por este tipo de productos (Conacyt,
2003).
En la literatura
consultada no se encontró información sobre las actividades de diversificación
en las empresas. Sin embargo, en las fuentes sobre empresas maquiladoras se ha
encontrado evidencia sobre el escalamiento industrial, esto es, el proceso por
el que se verifica un ascenso en la complejidad de las actividades industriales.
Así, el sistema productivo sufre transformaciones intersectoriales, intrasectoriales, en los roles económicos y las
características de los productos (Gereffi y Tam, 1998). En las plantas maquiladoras del norte del país
ha ocurrido una transformación de maquilas intensivas en mano de obra a
intensivas en conocimiento; de la producción de commodities se ha pasado a la fabricación de
bienes de alto valor agregado; de la actividad de ensamble se ha mudado a la
manufactura y de aquí a la coordinación centralizada; se han emprendido nuevas
y más complejas actividades (producción de componentes, maquinados, diseño e
investigación y desarrollo, por ejemplo), además de elevarse sustancialmente el
nivel tecnológico de los productos, sus estándares de calidad y las normas
oficiales (Carrillo y Hualde, 1996; Lara Rivero,
1998; Buitelaar et al., 1999; Barajas Escamilla, 2000;
Carrillo, 2001).
Dicho
escalamiento industrial se ha acompañado de cambios organizacionales que han
propiciado la generación y mejoramiento de capacidades laborales y técnicas, en
particular las funciones de ingeniería se han ampliado y enriquecido (Hualde, 2001). La interpretación que se haga de este
proceso y su dispersión en el resto de actividades debe considerar que: a) los estudios se han hecho en
empresas en los sectores tecnológicos más dinámicos, tales como el electrónico
y el automotriz, y b) los efectos están limitados de
acuerdo con la posición en la cadena productiva; por ejemplo, entre más
estandarizado sea un producto, menor será la red de aprovisionamiento
(González-Aréchiga y Ramírez, 1989).
En el presente
artículo, la idea que quiere establecerse es que la estandarización exige
competencia técnica y mejora la capacidad endógena, y que es posible que la
inversión en mejoras en calidad y productividad se haga más rentable que en el
caso diversificado.
De acuerdo con
un estudio de Ramírez y Unger (1996), las estrategias
competitivas de empresas líderes en México suelen estar asociadas con la
política de productos, la propiedad y la posición en el mercado. Así, estas
asociaciones definen las siguientes situaciones:
·
Las
empresas que siguen una estrategia basada en la mejora de productos o en la
introducción de nuevos materiales tienden a competir en mercados oligopólicos.
Los grupos transnacionales, principalmente, aunque también algunos
conglomerados nacionales, parecen seguir esta estrategia. En particular, en el
sector intensivo en ciencia.
·
Otro
grupo de empresas, el cual explota sus ventajas en procesos y productos
altamente específicos y compite, también, en mercados oligopolizados.
Algunas empresas en los sectores intensivos en escala y ensamblaje son las que
siguen este patrón.
·
Las
que basan su ventaja en reducción de costos compiten en estructuras menos oligopolizadas y buscan integrarse en los segmentos de la
cadena de productos más estandarizados. Los grupos nacionales encuadrados en el
sector de proveedores tradicionales parece que siguen esta conducta.
·
Otros
grupos de empresas constituyen complejos flexibles basados en la aplicación de
sistemas organizacionales –las técnicas de justo a tiempo y control total de la
calidad– que favorecen la cooperación horizontal. Conforman el arquetipo la red
de proveedores de la industria automotriz, los fabricantes de motores y
artículos electrónicos y los productores de textiles y cuero.
4.3.2. Guanajuato
Las empresas
guanajuatenses, en promedio, han introducido menos de un producto nuevo (0.89)
durante el trienio de referencia. La intensidad de los productos nuevos en las
ventas anuales es del orden de 4%, mientras que la aportación de los productos
mejorados es de 18%. Del total de ventas, poco menos de las tres cuartas partes
proviene de los ingresos por una sola línea o producto principal.
Las pymes
introducen más de un producto nuevo y obtienen ingresos por las ventas de
productos nuevos y mejorados mayores que el promedio. Las grandes presentan
mayor intensidad en la ventas por productos mejorados que el resto de los
estratos. Por otra parte, las pequeñas empresas dependen en mayor medida de los
ingresos por la venta de su producto (o línea) principal. Las pequeñas
concentran 40% de los productos nuevos y 45% de las ventas por este tipo de
producto. Las empresas grandes participan de casi 70% de las ventas por
productos mejorados y de 50% de las ventas por productos principales.
Las empresas más
viejas ingresan 70% de las ventas por productos nuevos, y las jóvenes, 75% de
las ventas por productos mejorados. En promedio, la intensidad de las ventas
por productos mejorados es mayor para las empresas de mediana edad.
Los grupos
transnacionales parecen mucho más activos en la introducción de productos
nuevos, pues durante el periodo de referencia introdujeron poco más de dos. La
intensidad de los productos mejorados en sus ventas también resulta superior al
promedio, pero las empresas de grupos nacionales doblan su eficiencia por la
venta de este tipo de productos. Las filiales o subsidiarias de grupos
nacionales obtienen, en media, 88% de sus ingresos por la venta de su producto
principal.
Las empresas
pertenecientes a los sectores productores de bienes de consumo tradicional
fueron las únicas en lograr introducir más de un producto nuevo durante el
periodo de referencia. También encabezaron el impacto en las ventas relativas a
productos nuevos (5%), mejorados (26%) y principales (79%). Casi una tercera
parte de los ingresos manufactureros por la venta de productos nuevos se
originaron el sector de productores de bienes de consumo. Una cuarta parte fue
a parar al sector intensivo en ciencia, cuyas empresas tuvieron, en promedio,
4% de sus ventas originadas en este tipo de productos. Dos terceras partes de
los ingresos totales por la venta de productos mejorados se obtuvieron en el
sector de bienes de consumo tradicional, y un poco más de la cuarta parte se
originó en el sector intensivo en escala y ensamblaje. Las empresas
pertenecientes a este sector presentaron una intensidad promedio de 25%.
5. Diferencias entre
la región analizada y el contexto del país
El cambio
estructural polarizó la competitividad hacia un conjunto de establecimientos y
sectores líderes –ya fuertes durante la etapa de sustitución de importaciones–,
los cuales concentran recursos, competencias técnicas y capacidades de
producción. La proyección de sus competencias en el exterior no está asentada
en una articulación productiva nacional ni hacia la demanda de insumos
intermedios ni hacia la de bienes intensivos en capital y tecnología. Las
estrategias de inserción de estos establecimientos en el sistema productivo
global favorecen el comercio intraindustrial y
desincentivan la demanda de insumos locales. La escasa capacidad técnica y el
debilitamiento del sector de proveedores locales de tecnología ralentiza la
difusión de los flujos internacionales y sesga los esfuerzos domésticos hacia
el desarrollo de conocimientos genéricos, la reorganización productiva y el
aumento de la calidad de los productos.
El resto del
aparato productivo presenta respuestas muy heterogéneas al reto competitivo. Se
revela que el tamaño juega un papel preponderante en las asimetrías productivas
y en la capacidad de explotar economías de escala, del uso intensivo del
capital y de participar en actividades de mayor valor agregado. Otro factor
clave en la competitividad es el capital humano. Pese a su escasez relativa, la
evidencia apunta a que la mano de obra especializada y el nivel educativo de
los empleados son responsables en buena medida de las ganancias en
productividad.
La intensidad
con la que participan los capitales extranjeros condiciona las estrategias
competitivas, la organización de la producción, las fuentes de abastecimiento,
el acceso a tecnologías y las prácticas de gestión de recursos humanos, pero
también el potencial competitivo de empresas, sectores y regiones. Estos
capitales tienden a seleccionar actividades de alto valor agregado, intensivas
en capital y mano de obra no calificada.
Regionalmente
también existen fuertes disparidades en la productividad por economías externas
basadas en la infraestructura, los servicios financieros y los flujos de
inversión extranjera, pero en particular por el mercado laboral: diferencias en
la dotación de capital humano, patrones de negociación, gestión de recursos
humanos y servicios educativos.
Es posible que
esta panorámica de la industria manufacturera mexicana tenga un sesgo hacia
estados de la república donde se concentran las economías externas, los
sectores y los establecimientos líderes dada la escasa representación de un
conjunto importante de estados intermedios. Así, se espera que el representante
‘medio’ de la industria manufacturera nacional difiera significativamente del
promedio de un estado diferente de los que concentran los atributos
especificados anteriormente. En general se tiene la expectativa de que las
características estructurales y de la conducta tecnológica se ajusten hacia
abajo. En la tabla 1 se presentan las dimensiones directamente comparables.
Tabla 1
Diferencias
entre empresas en los ámbitos nacional y estatal
Características |
México |
Guanajuato |
|
Estructura |
Tamaño (núm. de |
||
empleados) |
240 |
150 |
|
Edad (años de operación) |
10 |
14 |
|
Penetración de capital |
|||
extranjero (%) |
17 |
6 |
|
Especialización |
sectores |
sectores |
|
maduros |
maduros |
||
(80%
empleo) |
(65% empleo) |
||
Adquisición |
Inversión en maquinaria |
||
tecnológica |
y equipo (% de las ventas) |
3 |
7 |
Pagos por transferencia |
|||
de tecnología (% de las |
|||
ventas) |
0.8 |
0.6 |
|
Esfuerzo |
Propensión de la actividad |
||
tecnológico |
de i+d (% de la población) |
13 |
7 |
Intensidad del gasto en |
|||
i+d (% de las ventas) |
0.7 |
0.3 |
|
Participación de ingenieros |
|||
en el empleo (%) |
0.07 |
4 |
|
Diseño, ingeniería y |
|||
preproducción (% del |
|||
gasto innovador) |
9 |
29 |
|
Mercadotecnia de nuevos |
|||
productos (% del gasto |
|||
innovador) // (% de las |
|||
ventas) |
6 (1.6%) |
10 (0.2%) |
|
Capacitación asociada a |
|||
productos nuevos (% del |
|||
gasto innovador) |
3 |
0.8 |
|
Resultado |
Tasa de introducción de |
||
innovador |
productos nuevos (base |
||
trianual) |
4.3 |
0.9 |
|
Impacto en las ventas |
|||
por productos mejorados |
|||
(% en las ventas) |
21 |
18 |
|
Conducta |
Propensión exportadora |
||
exportadora |
(% de la población) |
37.5 |
32 |
Fuente: Elaboración propia a partir de ceesp (1996), Conacyt (1999, 2003), eia, (2003), enestyc (1995, 1999) y Esidetvineg (Concyteg-inegi, 2000).
Para la región
sujeto de estudio, el tamaño medio de la empresa es inferior; las empresas con
capitales foráneos participan con menor intensidad en la propiedad; la compra
de tecnología desincorporada es algo inferior; la propensión e intensidad de la
actividad de i+d
es de la mitad; la capacidad de introducción de productos nuevos se ve
cuadriplicada, y el efecto en las ventas por productos nuevos es similar. Los
efectos combinados de estas características parecen moderar la conducta
exportadora y, como era de esperarse, la participación de empresas del caso de
estudio en los mercados de exportación es inferior al caso nacional.
Hasta aquí, la
evidencia proporciona los resultados esperados; sin embargo, el conjunto de
establecimientos estudiados son más longevos y duplican el esfuerzo en
adquisición de tecnología dura (maquinaria y equipo).
Estas son las
dimensiones directamente comparables; no obstante, de la información descrita
líneas arriba pueden inferirse algunas diferencias en otros atributos que se
enlistan a continuación:
·
Si
bien los sectores tradicionales contribuyen con la mayor parte del empleo y las
ventas, tanto en el país como en la región analizada, en Guanajuato tienen una
mayor importancia relativa los sectores más modernos.
·
Parece
que existe una interacción más intensa con proveedores de servicios
tecnológicos, tanto para los oferentes en el mercado como para otros actores
institucionales, tales como la infraestructura pública, las universidades y los
centros de investigación. También parece razonable que el sector productivo
emplee a un mayor número de ingenieros.
·
Entre
los gastos dedicados a otras actividades innovadoras, la participación relativa
del diseño triplica la proporción nacional. En cuanto a la dedicación de
recursos a la mercadotecnia para productos nuevos, parece mayor la importancia
en Guanajuato, aunque en términos del gasto total –en publicidad y propaganda
respecto a las ventas– es bastante verosímil que el esfuerzo sea menor. La
capacitación vinculada a la introducción de productos nuevos parece ser la
actividad que menos énfasis tiene en los gastos innovadores, aunque entre las
empresas de la región analizada queda aún más debilitada su importancia
relativa.
·
Las
empresas estudiadas tienden a descansar en ingresos obtenidos de una sola
fuente de productos. Esto nos lleva a pensar que se orientan hacia la
producción de productos estandarizados y que la ventaja competitiva se basa en
la reducción de costes o en la adopción de sistemas flexibles que mejoren la
coordinación.
6. Perfiles de la
conducta tecnológica
Hemos descrito
las diferencias más evidentes del conjunto de establecimientos manufactureros
sujetos de estudio. Sin embargo, se basan en un perfil medio de empresa –agente
“representativo”–, con lo cual se restringe la heterogeneidad que se encuentra
en una población de empresas. Una alternativa para explorar la versatilidad de
la descripción es probarla frente a empresas de diferentes características. El
análisis detallado del caso de estudio permite sugerir perfiles de la conducta
tecnológica asociados con un tipo de empresa específica controlando por tamaño,
edad, propiedad y sector del cambio tecnológico. Encontramos algunos casos
interesantes por un perfil más asentado en atributos característicos de la
empresa media nacional, o bien por sus rasgos más acordes con el establecimiento
del caso de estudio. En cualquier caso son empresas que presentan un desempeño
superior a la media poblacional o bien concentran los recursos desplegados en
toda la muestra (véase la tabla 2).
Tabla 2
Perfiles
tecnológicos de empresas manufactureras: distribución y eficiencia de variables
según tamaño, edad, propiedad y sector tecnológico
Tamaño |
Edad |
Propiedad |
Sector |
|||||||||||||
Variables |
Mi |
P |
M |
G |
J |
A |
V |
IND |
GN |
ETN |
TRAD |
PROV |
ESP |
IE |
BC |
|
Población |
C |
C |
C |
C |
C |
C |
||||||||||
Tamaño |
C |
E |
C |
E |
C |
E |
||||||||||
Ventas |
C |
C |
C |
C |
C |
C |
||||||||||
Edad |
E |
E |
E |
|||||||||||||
Cap. ext. |
E |
0 |
E |
E |
||||||||||||
Maq. y eq. |
E |
E |
C |
E |
E |
E |
||||||||||
Tec. no incor. |
E/C |
E |
E |
E |
E |
C |
||||||||||
Serv. téc. |
E |
E |
E |
|||||||||||||
Prop. i+d |
E |
E |
E |
E |
E |
E |
||||||||||
Int. i+d |
E/C |
C |
E |
C |
C |
0 |
E/C |
E |
||||||||
Ingenieros |
E |
E |
C |
E |
E/C |
C |
C |
E |
E/C |
|||||||
Diseño |
E |
E |
C |
E |
C |
0 |
E |
C |
||||||||
Mkting. |
E |
C |
E |
C |
0 |
E/C |
0 |
0 |
||||||||
Formación |
E |
E/C |
C |
0 |
E/C |
|||||||||||
Prod. mej. |
E/C |
C |
E |
E |
E |
E/C |
E/C |
|||||||||
Nuevos prod. |
E/C |
E |
E |
E |
||||||||||||
No diversif. |
E |
E |
C |
E |
E |
|||||||||||
Donde:
Mi = Microestablecimientos (1-30), P = Pequeños establecimientos
(31-100 empleados), M = Medianos establecimientos (101-250) y G = Grandes
establecimientos (más de 250 empleados).
J =
Establecimientos jóvenes (nacidos después del tlcan, desde 1994), A =
Establecimientos adultos (nacidos en el periodo de la transición hacia la
apertura, 1985-1993), V = Establecimientos viejos (nacidos antes o durante el
periodo de la industrialización basada en la sustitución de importaciones,
antes de 1985).
IND =
Establecimientos independientes, GN = Establecimientos de grupos nacionales,
ETN = Establecimientos de empresas transnacionales.
TRAD = Bienes de
consumo tradicional, PROV = Proveedores tradicionales de bienes intermedios,
ESP = Proveedores especializados en bienes intermedios y de maquinaria y
equipo, IE = Intensivos en escala y ensamblaje, BC = Basados en la ciencia.
E = Mayor
eficiencia en su subgrupo que la media poblacional, C = Concentran los recursos
de la población, 0 = Tienden a participar marginalmente.
Fuente: Elaboración
propia a partir de la Esidetvineg (Concyteg-inegi,
2000).
6.1. Control por
tamaño
·
Las
empresas pequeñas destinan, respecto a sus ventas, mayores gastos a la
adquisición de tecnologías no incorporadas, a las actividades de i+d y a la
capacitación relativa a la introducción de productos nuevos. También la tasa de
introducción de productos nuevos es mayor, al igual que el impacto en las
ventas por este tipo de productos. Este perfil estaría asociado con las
características en las que los establecimientos nacionales muestran ventajas
respecto al caso de estudio.
·
Salvo
en los recursos destinados a capacitación, todos los atributos anteriores están
concentrados en este tipo de empresa.
·
Además
superan a la empresa guanajuatense media en el número de usuarios de servicios
tecnológicos, la participación de ingenieros en la plantilla de empleados y la
intensidad de ventas no diversificadas.
·
Las
empresas medianas tienen un perfil similar al de las empresas pequeñas, salvo
que no concentran ningún atributo. A diferencia de las pequeñas, su esfuerzo es
mayor en la adquisición de maquinaria y equipo y no en i+d, se desempeñan mejor
movilizando sus recursos hacia el diseño y no con una mayor proporción de
ingenieros ni tampoco dedicando recursos a la capacitación.
·
Las
empresas grandes, tal como el perfil de la empresa nacional, tienen mayor
participación de capital extranjero, son más propensas a realizar i+d, destinan
recursos a capacitación en mayor medida que la media, y en sus ventas los
productos mejorados tienen mayor preponderancia.
·
Además
comparten la característica de la mayor longevidad con la empresa promedio
guanajuatense.
·
Estas
empresas concentran el capital extranjero, los recursos dedicados a la compra
de maquinaria y equipo, la i+d
y la capacitación, así como la demanda de ingenieros y las ventas provenientes
de un solo producto o de bienes mejorados.
6.2. Control por
edad
·
Las
empresas adultas destinan mayores gastos a la adquisición de tecnología y a las
actividades de i+d,
por las que tienen una propensión mayor. El impacto por la venta de productos
mejorados es mayor.
·
Superan
a la empresa media del caso de estudio en el número de usuarios de servicios
tecnológicos y en la intensidad de los gastos en el lanzamiento de productos
nuevos.
·
Las
empresas jóvenes concentran las ventas por productos mejorados, mientras que
las viejas, las ventas por productos nuevos, además de los gastos en i+d y la
demanda de ingenieros.
6.3. Control por
propiedad
·
Las
empresas filiales de grupos transnacionales son preponderantemente grandes,
presentan la mayor tasa de introducción de productos nuevos y tienen la mejor
marca por ventas de productos mejorados.
·
Gastan
mayores recursos en diseño, ingeniería y preproducción respecto a sus ventas,
como también en el lanzamiento de nuevos productos, lo cual está acorde con la
jerarquía mostrada por estas variables para el caso de Guanajuato.
·
Las
empresas subsidiarias de grupos nacionales son más longevas y sus ventas
provenientes de un solo producto o de bienes mejorados tienen mayor impacto.
·
Las
empresas independientes gastan, proporcionalmente, mayores recursos en la
adquisición de maquinaria y equipo, y concentran los gastos en i+d, diseño y
mercadotecnia de productos nuevos, además de la demanda de personal ingeniero.
6.4. Control por
sector
·
Las
empresas encuadradas entre los productores de bienes de consumo tradicional
dedican mayores gastos a la adquisición de tecnologías no incorporadas y su
tasa de introducción de productos nuevos es mayor, al igual que el impacto en
las ventas de productos tanto nuevos como mejorados.
·
En
el ámbito nacional, este perfil estaría asociado a las características de
algunas actividades más dinámicas de este sector, tales como alimentos –en el
gasto en tecnologías no incorporadas–, muebles y otras manufacturas –en las
ventas por productos nuevos–, y madera, papel, imprenta y editoriales –en el
impacto por producto mejorados–. Sin embargo, para el estudio de caso la única
actividad importante entre las anteriores es la de alimentos; hay otras
subestimadas en el caso nacional pero importantes en el sector guanajuatense de
productores tradicionales, como el cuero, el calzado y la confección.
·
Además
superan a la empresa media de Guanajuato en la proporción de usuarios de
servicios tecnológicos y la intensidad de ventas no diversificadas.
·
Diferencias
dramáticas se encuentran en el sector de proveedores tradicionales, pues el
caso nacional está copado por grandes empresas, en particular corporativos
nacionales en minerales no metálicos y con alguna presencia extranjera en
metales básicos, que despliegan importantes recursos para i+d, diseño, tecnología no
incorporada y publicidad, mientras que para Guanajuato se trata de pequeños
fabricantes de productos metálicos cuyo principal atributo tecnológico es la
adquisición de maquinaria y equipo.
·
El
perfil que se dibuja de las empresas proveedoras especializadas de bienes
intermedios maquinaria y equipo es el de empresas con penetración de capital
importante con alta propensión relativa a realizar i+d además de dedicar los mayores
gastos a esa área.
·
Al
hacer la comparativa nacional, estas características son propias de las
actividades constituyentes de este patrón tecnológico, tales como hule y
plásticos, además de maquinaria y equipo.
·
El
ámbito de Guanajuato presenta características que son también compartidas por
el perfil nacional, tales como la intensidad del gasto en maquinaria y equipo
–elevado en la elaboración de hule y plástico en el país–, la intensidad en el
uso de ingenieros e ingentes recursos dedicados a la mercadotecnia. La única
diferencia hallada es que mientras en el ámbito nacional se demandan
tecnologías no incorporadas, en el estatal se requiere diseño, ingeniería y
preproducción.
·
Sin
embargo, este tipo de empresa concentra los recursos manufactureros destinados
a tecnologías no incorporadas, además de los relativos a i+d y mercadotecnia de nuevos
productos.
·
Las
empresas dominadas por el patrón intensivo en escala y ensamblaje son las más
grandes y mayormente penetradas por capital extranjero. Presentan una
propensión mayor a realizar actividades de i+d, gastan más en capacitación y
el impacto en sus ventas de productos mejorados también es mayor.
·
La
descripción anterior guarda una excelente correspondencia con el perfil
nacional. El contexto de Guanajuato presenta atributos que son también
compartidos por la caracterización nacional de la industria automotriz y el
sector de maquinaria y equipo eléctrico y electrónico, tales como el elevado
gasto en la adquisición de tecnología dura y la intensa demanda de ingenieros.
La única diferencia hallada es que mientras en el ámbito nacional se demandan
importantes gastos en mercadotecnia, publicidad y propaganda, para las empresas
de nuestro estudio de caso el despliegue de gastos es marginal.
·
Las
empresas clasificadas en el sector intensivo en ciencia revelan un perfil
semejante en cuanto a la empresa media guanajuatense, ya que destacan en dos
atributos distintivos del caso estatal: la i+d –tanto en la propensión como
en la intensidad– y el impacto en la ventas por productos mejorados. Además
concentran los gastos de diseño, ingeniería y preproducción y las ventas por
productos mejorados. Contrario al caso nacional, no se destaca en la intensidad
del gasto destinado a la adquisición de maquinaria y equipo, y la dedicación de
recursos a la mercadotecnia es marginal.
Conclusiones y
reflexiones sobre las diferencias en la conducta tecnológica
Queremos destacar
los atributos de desempeño superior de los establecimientos objeto de estudio
con la intuición de que están asociados con una ventaja competitiva, aunque sin
establecer aún si es en el mercado interno o en el de exportación. De acuerdo
con la teoría estratégica de la empresa, se presupone que las variables
expresivas de la conducta tecnológica coadyuvan al desarrollo y explotación de
ventajas específicas a la empresa tanto en los mercados nacionales como en los
de exportación (Porter, 1980 y 1985).
Entre los
atributos estudiados se destaca el tamaño como un factor potencialmente crítico
para contribuir a esta ventaja, lo cual se refuerza con el papel que ese
atributo parece jugar, de acuerdo con la literatura analizada para el caso
mexicano, en las ganancias de productividad. Estos estudios revelan que, además
del tamaño, la productividad se asocia con la participación de capital
extranjero, la explotación de economías de escala relativas a la incorporación
de capital fijo y la participación más intensiva del capital humano.
En nuestro
estudio de caso puede haber distorsiones por el menor tamaño medio de los
establecimientos y la menor penetración de capital, aunque es posible que se
compensen por la mayor tasa de incorporación de maquinaria y equipo y la
aparente explotación más intensiva del capital humano técnico.
Otra variable
donde la empresa guanajuatense media presenta un mejor desempeño que su
contraparte nacional es en los años de experiencia. Parece que existe una
correlación entre la experiencia productiva y la expansión del tamaño, en los
dos ámbitos, aunque no podemos precisar si es estadísticamente comprobable,
además de si esto se expresa en una mayor productividad. En todo caso, en
nuestra población de empresas de Guanajuato se encuentra que las más longevas
pertenecen a los grupos nacionales y que su tamaño medio es grande. Estos grupos,
de acuerdo con la literatura del contexto mexicano, se fortalecieron durante la
etapa de sustitución de importaciones, y ahora, junto con el sector maquilador,
son la punta de lanza de la expansión exportadora de México. Ciertamente su
número es pequeño en la muestra y no parece que las variables tecnológicas de
la empresa media se vean muy afectadas con su contribución, además de que los
corporativos presentan sesgo de localización hacia otros estados de la
república con mayores efectos de aglomeración. También la evidencia apunta a
que la senda de expansión estuvo basada en cambios organizacionales y
estrategias financieras, las cuales rebasan el marco de nuestro estudio.
Es en el
desempeño en la modernización tecnológica –aproximada por el gasto en maquinaria
y equipo– y la participación de capital humano técnico donde Guanajuato parece
tener una ventaja respecto al caso nacional. Si persiste en el plano regional
la relación detectada en el ámbito nacional de asociar la adquisición de
maquinaria y equipo con aumentos en la productividad o a la mejora de la
calidad de los productos, es posible que la compra de este tipo de bienes
afecte la ventaja competitiva de las empresas. El primer caso podría revelarse
en el sector intensivo en escala, y el segundo, en el sector de proveedores
especializados.
Los ingenieros
parecen ser la fuente más relevante de información tecnológica y el medio por
el cual las empresas aprenden de sus procesos productivos y de incorporación de
nueva tecnología. Una participación más intensiva en la mano de obra de estos
profesionales en relación con la situación nacional lleva a pensar que esta
variable juega un papel fundamental en el despliegue de ventajas competitivas
de las empresas de nuestro caso de estudio. Sin embargo, es posible que sus
efectos tengan un sesgo sectorial dado que se verifica una importancia
relativamente mayor, tanto del país como de Guanajuato, en los sectores
intensivo en escala y de proveedores especializados.
Por otra parte,
estos sectores parecen asentar sus ventajas de innovación en actividades
diferentes de la i+d,
en particular en los gastos en diseño. Esta variable también tiene una
importancia mayor en el caso de Guanajuato, por lo que dado el mayor
‘protagonismo’ de los sectores intensivo en escala y de proveedores
especializados, se espera que tienda a reforzar la ventaja competitiva basada
la incorporación de capital y la intensidad del capital humano técnico.
Además de la
ventaja en el abastecimiento externo de tecnología incorporada, consideramos particularmente
relevante la aparente mayor interacción con proveedores de servicios
tecnológicos. En el caso mexicano, las empresas se encuentran seriamente
aisladas y desarticuladas, no sólo tecnológicamente sino también en la cadena
productiva, por lo que la contribución de estos servicios puede fomentar la
interacción y ser vehículo de mejores prácticas que tiendan a aumentar el valor
agregado de las actividades. Cabe destacar que ni para el caso mexicano ni para
el de Guanajuato estos servicios se concentran en los sectores más modernos
sino en los tradicionales, tanto de bienes de consumo final como de
proveedores. Mientras que en el primero existe mayor demanda por los servicios
de consultoría, marketing y gestión de licencias y marcas, en
el segundo se requieren servicios de normalización y control de calidad. Si
bien estos servicios son muy heterogéneos, es importante destacar que también
lo son los proveedores, entre los que encontramos transacciones de mercado con
empresas y no de mercado con otros agentes, tales como universidades y centros
de investigación.
Se requieren
servicios más elaborados de capacitación, mercadotecnia e i+d como se muestra en la débil
demanda detectada en otros sectores productivos más modernos. Aunque es cierto
que estos sectores dedican escasos recursos a estas actividades; esto es, no se
tiene un suficiente desarrollo de estas fuentes internas de ventaja
competitiva. En estas dimensiones es que Guanajuato presenta una gran
desventaja respecto a México, la cual tiende a agudizarse debido a su aparente
correlación con la escala, que, recordemos, es menor para los establecimientos
de nuestro estudio de caso. Pensamos que aun con el largo camino por recorrer
en la incipiente y evanescente actividad en estos campos, los montos registrados
pueden discriminar entre las empresas exportadoras y no exportadoras.
Estas
debilidades también parecen pasar factura a la política de productos. De la
revisión del caso mexicano y los propios cálculos para el de Guanajuato, se
corrobora que el impacto en las ventas por productos mejorados en ambos casos
es mayor que la contribución por los productos nuevos. Éstos se concentran en
los productores tradicionales, lo cual refleja, quizá, novedad no estrictamente
tecnológica sino estética o marginal en la funcionalidad. Si bien en el caso
nacional las mayores tasas de introducción se encuentran en empresas grandes,
lo cual podría indicar una genuina novedad tecnológica, para el caso de
Guanajuato es entre las pymes, con lo cual reforzamos que la novedad es
aparente en nuestro estudio de caso.
Sectorialmente,
entre los productores tradicionales se concentran los productos nuevos, las
ventas por productos mejorados y los mejores desempeños en la tasa de
introducción de productos nuevos, así como el impacto de los mejorados sobre
las ventas. En la esfera nacional parece tener mayor relevancia el sector de
proveedores tradicionales, y en ambos casos de estudio, existe alguna
contribución significativa de los sectores de proveedores especializados y de
los intensivos en escala y ciencia. De hecho, para el caso de Guanajuato
sobresale el pobre desempeño competitivo del sector intensivo en escala, en
variables tanto de adquisición tecnológica como de dinamismo innovador. En todo
caso se sugiere controlar por el sector para determinar diferencias
significativas entre conductas exportadoras en el ámbito del resultado
innovador.
En lo que se
refiere a las ventas no diversificadas, no es mucha la información que
poseemos. Sin embargo, si se hace una lectura conjunta de acuerdo con la
novedad del producto, pueden encontrarse diferencias entre empresas que
aparentemente sustentan su competitividad en el mismo factor. Así, es en la
propiedad donde se ve una competencia diferente en la capacidad de desarrollo
de productos, pues mientras las empresas subsidiarias, tanto nacionales como
extranjeras, tienen desempeños superiores a la media en las ventas por
productos mejorados, las empresas de grupos nacionales tienen un desempeño
superior y menos diversificación, y las empresas transnacionales se cobran
mejor en las ventas más diversificadas. Un ejemplo es mejor que ninguno, pero
vale con tal de mostrar el potencial discriminante de las ventas no
diversificadas en la obtención de ventajas competitivas.
Finalmente
quisiéramos comentar dos aspectos relevantes. Hay sectores con débiles (o
nulos) esfuerzos en gastos de mercadotecnia: los proveedores tradicionales, los
intensivos en escala y los basados en ciencia. Entonces, el marketing es una debilidad por subsanar en el
caso de Guanajuato, aunque parece endémico de México. Y dado que la escala
juega un papel importante, de acuerdo con los estudios de establecimientos con
mayor productividad, se espera que las empresas que no tengan un sesgo hacia el
tamaño medio y grande (por ejemplo, los establecimientos jóvenes,
independientes, proveedores tradicionales y especializados, así como los
basados en ciencia) quizá tengan problemas de economías de escala para expandir
su potencial competitivo allende las fronteras.
Anexo
El marco muestral de la Encuesta sobre investigación y
desarrollo experimental, vinculación, tecnología e innovación en el estado de
Guanajuato (Esidetvineg) 1999 se basa en un conjunto de empresas
ubicadas en el estado de Guanajuato al cual le corresponde 70% del empleo
manufacturero. Además de su relevancia económica, cabe destacar que representa
al conjunto de empresas ‘objetivo’ de las políticas industriales; esto es, las
líderes modélicas, las participantes en su formulación, las usufructuarias y
las agrupadas en gremio. La técnica de muestreo es aleatoria, estratificada por
sector de actividad económica agregada a dos dígitos y tamaño de empresa.
Representatividad de la
encuesta
Sectores
manufactureros |
Marco muestral |
Muestra |
Error |
||
Frecuencia |
% |
Frecuencia |
% |
Muestral |
|
Alimentos, bebidas y tabaco |
120 |
11.04 |
75 |
19.23 |
2.00% |
Textiles, pieles y cuero |
349 |
32.11 |
108 |
27.69 |
3.20% |
Madera, papel, imprenta y |
|||||
publicaciones |
30 |
2.76 |
18 |
4.62 |
4.30% |
Carbón, petróleo, energía |
|||||
nuclear, químicos y productos |
|||||
de caucho y plástico |
259 |
23.83 |
81 |
20.77 |
3.70% |
Productos minerales no |
|||||
metálicos |
11 |
1.01 |
11 |
2.82 |
0.00% |
Metales básicos |
17 |
1.56 |
7 |
1.79 |
10.10% |
Productos fabricados de |
|||||
metal |
44 |
4.05 |
13 |
3.33 |
9.60% |
Maquinaria, equipo, |
|||||
instrumentos y equipo de |
|||||
transporte |
244 |
22.45 |
70 |
17.95 |
4.20% |
Muebles y otras manufacturas |
13 |
1.2 |
7 |
1.79 |
7.80% |
Total |
1087 |
100 |
390 |
100 |
1.50% |
Fuente: Elaboración propia con base en la Esidetvineg (Concyteg-inegi, 2000).
El diseño de la
encuesta sigue las recomendaciones internacionales del Manual de Oslo para
recolectar e interpretar los datos sobre innovación tecnológica en las
empresas. Esta concepción de las actividades y resultados innovadores en las
empresas sigue de cerca las propuestas de la economía de la innovación sustentadas
en los trabajos de Chris Freeman, Richard Nelson y Sydney Winter; Keith Pavitt,
Giovanni Dosi, Daniele Archibugi y Bengt-Åke Lundvall, entre otros. Las encuestas han sido aplicadas
sistemáticamente en la Unión Europea –Community Innovation Survey i, ii y iii–
y en algunos países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económico y América Latina (países asociados a la Red Iberoamericana de
Indicadores de Ciencia y Tecnología, ricyt).
En el
cuestionario, además de los datos generales de cada empresa y algunos atributos
básicos de su operación, se enfatizan los gastos en actividades conducentes a
la introducción de nuevos productos tales como investigación y desarrollo,
diseño y preproducción, lanzamiento y capacitación. Otra actividad importante
es el gasto en la adquisición de tecnología, tanto en su vertiente incorporada
como en la no incorporada. Los resultados innovadores se proyectan sobre la
cartera de productos en sus aspectos de novedad y de mejora. También se
analizan las actitudes respecto a los métodos de apropiación y las evaluaciones
de obstáculos e incentivos para la innovación. En nuestra aproximación sólo
explotaremos las variables referidas a los recursos y resultados.
Cuestionario
dirigido al sector productivo
Grupo de variables |
Ejemplos de variables/subgrupos de variables |
Tipo de variables |
I. Datos generales |
Años de operación, giro de la empresa, |
Binaria, |
principales productos, naturaleza del capital, |
Métrica, |
|
ventas anuales, mercados, personal promedio |
Nominal |
|
anual |
||
II. Investigación y |
Actividades externas e internas, gastos, |
Binaria, |
desarrollo |
número de personas dedicadas, unidad |
Métrica, |
experimental |
formal, principales objetivos, convenios, |
Ordinal |
tipo de institución |
||
III. Tecnología |
Adquisición de maquinaria equipo, tipo |
Binaria, |
de maquinaria, efectos en la empresa, |
Métrica, |
|
adquisición/transferencia de tecnología, tipo |
Ordinal |
|
de proveedor, frecuencia de utilización de |
||
método de provisión, cambios en la |
||
organización |
||
IV. Innovación |
Introducción de productos nuevos, alcance |
Binaria, |
de novedad, impacto en las ventas, gastos |
Métrica, |
|
por tipo de actividad, unidad de ingeniería, |
Ordinal |
|
número de personas dedicadas a ingeniería, |
||
importancia de fuentes de información |
||
(internas/externas), fuentes de |
||
financiamiento, patentes (solicitadas/ |
||
concedidas, país/extranjero),valoración de |
||
métodos de apropiabilidad,
objetivos de |
||
la innovación, motivaciones y obstáculos. |
||
ayudas públicas |
|
Fuente:
Elaboración propia con base en la Esidetvineg (Concyteg-inegi,
2000).
En lo que atañe al trabajo de campo, éste fue
realizado por el propio personal del inegi, por lo que se siguen estándares
internacionales para la recogida y validación de la información. La muestra se
compone de 390 establecimientos, con un error muestral
del ±1.5% y con un nivel de confianza de 95%. Dado que se conoce la
probabilidad de selección de cada elemento sustraído del marco muestral, los resultados pueden expandirse para los 1,087
establecimientos del universo original.
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Recibido: 2
de marzo de 2005.
Aceptado:
18 de julio de 2005.
Salvador
Estrada es
ingeniero bioquímico industrial, maestro en economía y gestión del cambio
tecnológico por la Universidad Autónoma Metropolitana y doctor por la
Universidad Autónoma de Madrid (Programa Interuniversitario en Economía y
Gestión de la Innovación y Política Tecnológica, Universidades Autónoma,
Complutense y Politécnica de Madrid). Experto universitario en estadística para
profesionales por la Universidad Complutense de Madrid. Asistente de
investigador en el Institut de Recherche
pour le Développement,
delegación México. Coordinador editorial de la revista Ciencia
y Tecnología Guanajuato.
Se ha desempeñado como coordinador de estudios y política científica y
tecnológica del Consejo de Ciencia y Tecnología del gobierno del estado de
Guanajuato. Becario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y del Programa
de Indicadores de la Ciencia y la Tecnología en la Comunidad de Madrid por el
Instituto de Análisis Industrial y Financiero-ucm. Estudiante invitado a la Globelics Academy 2004, Ph.D. School. Director gerente
del consorcio consultor sol i+d y asesor académico de la empresa Time Space Technology s.l. Actualmente es profesor investigador del
Centro de Investigaciones Humanísticas de la Universidad de Guanajuato. Es
autor de diversas publicaciones sobre competitividad e innovación, sociedad de
la información, evaluación de proyectos de ciencia y tecnología y vinculación
universidad-empresa.
[1] En el
anexo se presentan los antecedentes, el marco muestral,
el diseño estadístico, el diseño del cuestionario, el desarrollo de la encuesta
y los niveles de respuesta y representatividad obtenidos.
[2] El
autor de este artículo participó en el diseño y levantamiento de esta encuesta
cuando fungió como coordinador de Estudios y Política Científica y Tecnológica
del Concyteg.
[3] La
intensidad del capital extranjero parece influir positivamente en el
crecimiento de la productividad de los establecimientos, de acuerdo con el
estudio de Blomström y Wolff (1994) sobre convergencia
en la productividad entre firmas multinacionales y empresas locales en México.
[4] De la
Garza et
al. (1998) sugieren que las diferencias
regionales en la productividad pueden deberse a diferencias en los mercados de
trabajo y patrones de negociación colectiva, así como a las particularidades de
la gestión de recursos humanos.
[5] Un
estudio de la evolución del empleo en México demuestra que la talla del
establecimiento ha venido reduciéndose y que esta reducción ha estado
acompañada de una disminución en la edad promedio (Rendón y Salas, “Evolución
del empleo en México 1895-1980”, Estudios Demográficos y Urbanos,
2 (2), 1987, citado en De la Garza et al.,
1998: 97). Sin embargo, en el sector exportador la evolución de las
características de los establecimientos maquiladores indica que el tamaño medio
del establecimiento ha venido aumentado desde los años ochenta. Para el periodo
1980-1985, el establecimiento promedio tenía una talla de 236 empleados, la
cual se incrementó durante la época de la transición hacia la apertura hasta
274 empleados, para llegar a casi 300 empleados, en promedio, con la economía
mexicana inserta en el tlcan
(1994-1996) (Expansión,
1997).
[6] Los
propios autores reconocen las limitaciones de las variables utilizadas para
intentar medir el capital, la tecnología utilizada en la producción y el nivel
de habilidades de los trabajadores, pero es la información disponible en los
censos oficiales. Si bien se utiliza la máxima desagregación posible en el
análisis, valdría recordar que el trabajo de Pavitt
(1984) se basa en el estudio de la conducta innovadora al nivel de la empresa,
y que entre las regularidades encontradas estaba la pertenencia a un conjunto
de actividades manufactureras determinadas, por lo que la lógica de la
taxonomía es de los individuos hacia las actividades y no al revés.
[7] Las
empresas presentan una enorme variedad respecto a las fuentes de oportunidad
tecnológica, así como a la tasa y dirección del cambio tecnológico. Así, no
existen criterios unificados para asignar inequívocamente a las industrias a la
clasificación de Pavitt (Laursen
y Meliciani, 2000). Para el caso de Guanajuato se
utiliza una variante basada en las regularidades empíricas de unidades negocios
agregadas hasta sectores industriales (Archibugi et al.,
1991) y la selección de empresas por consenso con criterios de oportunidad
tecnológica (Buesa y Molero, 1996).
[8] En la
muestra no hay empresas del sector de alta tecnología, salvo dos empresas del
sector farmacéutico. Para una consulta sobre la correspondencia de las
actividades económicas con la clasificación en patrones sectoriales e
industriales de innovación, puede consultarse el anexo.
[9] Las
cuales están ubicadas tanto en los estados que presentan convergencia en su
productividad: Distrito Federal (Iztapalapa), Nuevo León (Monterrey) o Jalisco
(Guadalajara), como en otros con diversas características, tales como alta
industrialización (Puebla y Tlaxcala), alta participación de capital extranjero
(Baja California –zonas de Mexicali y Tijuana–, Sonora –Hermosillo y Nogales–,
Coahuila –Saltillo–, Aguascalientes y Querétaro), intervención pública
importante (Veracruz –zonas de Córdoba y Veracruz–) o basados en actividades
tradicionales (Yucatán, zona de Mérida).
[10] Ramírez
(1998), en un estudio sobre la organización de las cadenas de aprovisionamiento
de la industria maquiladora de exportación, comenta que en dichas cadenas sólo
participa una centena de proveedores nacionales, de tamaño mediano y grande.
Además, Katz y Stumpo
(2001) señalan que son pocos los grandes conglomerados nacionales que han
logrado incorporarse satisfactoriamente a este proceso.
[11] De
acuerdo con Corona (1997), la actividad de innovación en México tiende a
concentrarse en ciertos polos: Cuernavaca (incluye también las ciudades de
Cuautla y Temixco, en el estado de Morelos), Querétaro, Bajío (constituido por
las principales ciudades del estado de Guanajuato), Ensenada-Tijuana-Mexicali
(ciudades fronterizas en el estado de Baja California Norte) y en las grandes
ciudades de Monterrey (capital del estado de Nuevo León, pero que abarca a la
ciudad de Saltillo, en el estado de Coahuila), Guadalajara (incluye Zapopan,
ubicada asimismo en el estado de Jalisco, y Colima, capital del estado vecino
con el mismo nombre) y zona metropolitana de la Ciudad de México. Este autor
utiliza el concepto de polos de innovación para referirse al espacio geográfico
y a las relaciones entre empresas de base tecnológica, incubadoras de empresas,
parques científicos, centros de investigación, universidades y un conjunto
diverso de instituciones relacionadas con la información tecnológica,
consultoría, firmas de ingeniería, y con la producción industrial y empresas de
servicios, y mecanismos de financiamiento, que participan de alguna manera en
las actividades de investigación y desarrollo y en los procesos de invención,
innovación y difusión de nuevos productos, servicios y procesos productivos.
[12] Estos
datos son para el periodo 1999-2000; si se contrastan con los resultados de la enestyc (1999) para el periodo 1997-1998,
el porcentaje de empresas con actividad de i+d
es de 7%. De lo anterior puede interpretarse que la práctica de esta actividad
se ha disparado prácticamente al doble en la industria manufacturera, o que las
estimaciones presentan un rango de dispersión muy amplio.
[13] Nuevamente,
si estos datos se contrastan con los de la enestyc
(1999), el sector líder es el mismo (con 30%), pero los que siguen difieren;
para esta fuente, son los sectores de industrias metálicas básicas (20%) y el
de madera, papel, imprentas y editoriales (9%). Aunque el sector de productos
de metal, maquinaria y equipo sigue destacándose (9%).