Articulando la sostenibilidad ecológica, económica y social: el caso del cacahuate orgánico

 

Pedro Figueroa Bautista

Peter R. W. Gerritsen

Víctor Manuel Villalvazo López

Gerardo Cruz Sandoval*

 

Abstract

 

This paper analyses the experience of the social-productive system of organic peanuts in the La Cienénga ejido on the Jalisco southern coast, in Mexico. Organic peanuts are a particular case among the multiple productive alternatives that are able to strengthen social, economical, cultural and environmental processes. We discuss the importance of this crop from the standpoint of sustainability: as a cultural practice of environmental conservation, and as a practice of social justice, for example. One of the most important objectives of this article is the searching and strengthening of strategies that achieve an endogenous rural development, as well as the empowerment of the family units, productive groups and organisation unions that fight for the generation of alternative rural development processes to the current development model.

 

Keywords: organic agriculture, endogenous development, Jalisco southern coast.

 

Resumen

 

En este trabajo se analiza la experiencia del sistema socioproductivo del cacahuate orgánico en el ejido La Ciénega en la Costa Sur de Jalisco. Esta leguminosa es un caso particular entre las múltiples alternativas productivas capaces de fortalecer procesos sociales, económicos, culturales y ambientales. Además, se discute la importancia de este cultivo desde el enfoque de la sostenibilidad: como práctica cultural, de conservación del ambiente y como práctica de justicia social, por ejemplo. Parte medular de este texto es la búsqueda y fortalecimiento de estrategias dirigidas a lograr un desarrollo rural endógeno, así como el empoderamiento de las unidades familiares, grupos de productores y uniones de organizaciones que luchan por generar procesos de desarrollo rural alternativos al modelo de desarrollo dominante.

 

Palabras clave: agricultura orgánica, desarrollo endógeno, Costa Sur de Jalisco.

 

 

* Departamento de Ecología y Recursos Naturales, Instituto Manantlán de Ecología y Conservación de la biodiversidad (Imecbio) del Centro Universitario de la Costa Sur, Uni-versidad de Guadalajara. Correos-e: pfigueroa@cucsur.udg.mx y petergerritsen@cucsur.udg.mx.

 

 

Introducción

 

Las discusiones generadas en torno a la aplicación del modelo económico neoliberal en el ámbito rural y su vinculación con la modernización de los espacios productivos han puesto de manifiesto que las estrategias de desarrollo rural, así como las de conservación de los recursos naturales que no dan primacía a las personas, generan conflictos e inhiben procesos sociales (Cernea, 1995).

En las últimas décadas, en América Latina se han agudizado los fenómenos negativos ocasionados al sector rural por la aplicación del modelo neoliberal. Aspectos como la precarización del empleo rural, la expulsión de medianos y pequeños productores del sector rural, las continuas migraciones campo-ciudad o transfonterizas, la creciente orientación de la producción agropecuaria hacia los mercados, y el problema de la seguridad alimentaria están presentes en el entorno rural (Bartra, 1998; Teubal, 1998).

Así, en el marco de un proceso capitalista crecientemente globalizado, ya no queda duda de que la dominación del capital sobre el agro ha ocasionado serios efectos negativos al sector primario (Aguilar, 2002). Tampoco es ajeno para los estudiosos del ámbito político agropecuario que se ha formado una nueva estructura agraria, según el paradigma de ‘modernización y progreso’, donde los mecanismos de tenencia de la tierra, generación de tecnología y acceso a los mercados internacionalizados juegan un papel fundamental en la nueva economía agrícola de los sectores productivos rurales de América Latina (Figueroa, 1991).

En México, como en muchas regiones latinoamericanas, las estrategias de desarrollo implícitas en esta visión de ‘modernización y progreso’ han ido transformando de manera continua el modo campesino de producción, y éste ha sido sustituido, de manera parcial o total, por el modo agroindustrial, con todas las consecuencias ecológicas, sociales, económicas y culturales ya conocidas (Calva, 1993; Saxe-Fernández, 1998; Toledo, 1998; Morales, 2004).

Así, el modo de producción campesino, que utiliza de manera potencial la mano de obra familiar, que realiza una agricultura de policultivo y que es capaz de aprovechar los recursos naturales en todos los niveles agroecológicos, se ha cambiado a un modelo especializado, ambientalmente depredador e incompatible, que origina una agricultura anticampesina, pues casi no emplea la capacidad laboral doméstica y depende de mano de obra migrante (Toledo, 1998; Gerritsen et al., 2003).

Sin embargo, el proceso modernizador no es total ni completo en ninguna de sus dimensiones, pues a las fuerzas modernizadoras siempre se les oponen otras fuerzas; en este caso, de resistencia campesina (Teubal, 1998; Scott, 1985). Así, dentro de las múltiples consecuencias derivadas del modelo de desarrollo neoliberal en el campo, se han ‘incubado’ acciones y estrategias de lucha en diferentes ámbitos rurales propiciadas por diversas alianzas de campesinos, redes de organizaciones de productores, grupos de consumo responsable, etc., las cuales, a pesar del abandono de las instituciones tecnológicas, el retiro del Estado y la devaluación del conocimiento local, aún siguen generando acciones para recuperar y potenciar los sistemas tradicionales de producción, que han podido formar procesos de desarrollo local y de conservación de los recursos naturales a partir de la producción de modelos de desarrollo endógeno (Ploeg y Long, 1994; Morales, 2004).

En el estado de Jalisco existen distintas experiencias que tratan de reorientar y fortalecer la agricultura familiar diversificada, en la búsqueda de caminos alternativos para el desarrollo rural. Algunos factores, como el aumento en la demanda de alimentos sanos por parte de grupos urbanos de consumidores, el reforzamiento de políticas de conservación del ambiente y la apertura de espacios en el mercado a productos naturales para su comercialización contribuyen a fortalecer las nuevas estrategias locales de los productores campesinos (Morales, 2004; Villalvazo et al., 2003).

De esta manera, como parte de los nuevos procesos socioeconómicos actuales, se han consolidado en la región organizaciones no gubernamentales, tales como la Red de Alternativas Sustentables Agropecuarias de Jalisco (rasa), un sistema estatal que une esfuerzos de grupos de productores y asesores quienes intentan generar alternativas sostenibles de desarrollo integral para las familias campesinas de Jalisco primordialmente, por medio de la agricultura orgánica (Morales, 2004).

Considerando lo anterior, este trabajo forma parte de las actividades de promoción e investigación de proyectos productivos relacionados con la rasa, en la Costa Sur de Jalisco, donde se proponen acciones con un enfoque participativo que podrían contribuir al reforzamiento de procesos de desarrollo rural endógeno (Villalvazo et al., 2003). El análisis de la experiencia de los productores de cacahuate orgánico del ejido de La Ciénega, municipio de El Limón, en la región Sierra de Amula, que aquí se presenta, tiene este enfoque teórico y metodológico. Consideramos que esta experiencia puede mostrar elementos para la revaloración de técnicas y conductas sociales que pueden ser reproducidas por productores rurales de otras regiones campesinas de México, afectados de manera similar por las actuales políticas agropecuarias. A continuación describimos el área de estudio, el marco teórico, la metodología y las prácticas productivas del cacahuate orgánico, así como un número limitado de indicadores para revalorar el cultivo del cacahuate, desde el enfoque de la sostenibilidad.

 

1. Área de estudio

 

El ejido de La Ciénega pertenece al municipio de El Limón, Jalisco, y se localiza en la Costa Sur del estado (véase mapa i). Además, forma parte de la región político-administrativa Sierra de Amula. Su economía gira en torno a las actividades agropecuarias: cultivo de cacahuate, frijol, garbanzo, maíz, melón, sandía, sorgo, ciruela, limón, mango, naranja y tamarindo; y crianza principalmente de ganado bovino para el aprovechamiento de carne y leche, pero también de ganado porcino, equino, aves de carne y cultivo de pastura. Además, se explotan las especies de bagre, mojarra, carpa de Israel y lobina (Ruiz, 2000).

El municipio cuenta fundamentalmente con comercios que venden artículos de primera necesidad, y comercios mixtos que surten diversos artículos en pequeña escala, como es el caso del cacahuate (Segob, 2000).

En la región, los suelos son de tipo Regosol eútrico y Litosol, como dominantes, y como asociados, el de tipo Feozem háplico. Su topografía, en las zonas semiplanas, tiene alturas entre los 900 y los 1,100 msnm. El clima es semiseco, con invierno y primavera secos, y semicálido sin estación invernal definida. La temperatura media anual es de 24.8°C, con una precipitación media anual de 887.3 milímetros con lluvias durante el periodo de junio a octubre. La hidrografía se compone principalmente por el río Tuxcacuesco, que cruza el territorio por el poniente, y que conforma la cuenca hidrológica río Ameca, perteneciente a la región Pacífico Centro.

La vegetación del municipio está compuesta por encino, pino, roble, tepame, nopal, huizache y palmar; la fauna, por especies como venado, coyote, liebre, zorrillo, tejón, tlacuache, algunos reptiles y aves como codorniz y güilota. La mayor parte del suelo tiene un uso agropecuario, y la tierra en su mayoría es de propiedad ejidal.

 

Mapa I

Localización del ejido La Ciénega

 

La transportación terrestre puede efectuarse por la carretera Guadalajara-Barra de Navidad; se desvía en El Grullo para llegar al municipio de El Limón. Se cuenta con una red de caminos revestidos de terracería y brecha que comunican a la localidad de La Ciénega. La transportación foránea se realiza en autobuses directos y de paso.

 

2. El desarrollo endógeno y la participación campesina

 

El concepto de desarrollo rural aquí utilizado surge de la deconstrucción de la conceptuación dominante de desarrollo, que ha sido considerado para el medio rural únicamente como indicador de crecimiento económico y ha servido de plataforma para elaborar programas de desarrollo rural que, sin embargo, no han valorado la participación comunitaria, la producción de alimentos para el autoabasto, la utilización de prácticas amigables con la naturaleza y la reactivación de la economía regional, entre otros (Sunkel y Paz, 1985; Cernea, 1995; Bifani, 1997).

Por ello, proponemos partir del potencial endógeno que existe en la región para buscar mecanismos alternos del desarrollo rural (Ploeg y Long, 1994). Entendemos el desarrollo endógeno como el modelo que intenta partir de los recursos naturales propios, así como de las capacidades y habilidades de los actores locales, para desarrollar proyectos productivos propios en los que exista un control por parte de los actores locales sobre (el valor de) la producción agropecuaria y forestal (Ploeg, 1994; Gerritsen, 2002). Para el estudio de caso del cacahuate orgánico en la región Sierra de Amula, nos apoyamos en algunos fundamentos de la agroecología, tales como: rotación de cultivos, mejoramiento de suelo, asociación de cultivos, abonos orgánicos, trabajo familiar, autoabasto y comercio local, entre otros, y también en fundamentos de la educación popular participativa, que ayudarán a complementar el marco teórico para analizar el proceso agrícola del cultivo de cacahuate desde una perspectiva holística, donde consideramos integrados para el análisis los problemas sociales, económicos y ecológicos en el tiempo y en el espacio (Gliessman, 2002; Morales, 2004).

 

3. Metodología

 

La información utilizada en este texto se obtuvo del trabajo directo y vinculado al quehacer campesino, así como de visitas de campo, entrevistas abiertas y charlas informales con una selección de ocho productores de cacahuate y sus familias en La Ciénega, quienes han mantenido formas tradicionales de producir, usar, almacenar y tostar el cacahuate. De esta manera, los productores pudieron revelar las prácticas de agricultura tradicional, con énfasis en aquellas ecológicas, económicas y sociales que pueden potenciar las limitaciones de suelo, agua, clima y economía, y aquellas relacionadas con la organización social local. Esto se sustenta en el conocimiento que cada agricultor se ha formado en la práctica campesina, en sus tradiciones y su historia.

Las variables que fueron utilizadas con los productores para conocer los aspectos técnicos del proceso de producción fueron: siembra, labores de cultivo, cosecha y almacenamiento; prácticas de mejoramiento de suelo, asociación del cacahuate con maíz y frijol, uso del cacahuate como cultivo mejorador de suelo y rotativo, uso de tecnología local para el tostado de la semilla de cacahuate, mercado, etcétera. Las variables sociales analizadas fueron: la mejora campesina[1] y la valoración del cacahuate como cultivo orgánico.[2]

Si bien inicialmente se consideró incorporar datos cuantitativos como rendimiento por hectárea y superficies sembradas por ciclo, entre otros, resultaron casi inexistentes para nuestra área de estudio. Obtuvimos los datos presentados en este artículo en el Distrito de Desarrollo Rural núm. v, con oficinas en El Grullo, Jalisco, y algunos son de elaboración propia.

 

4. El cultivo del cacahuate como práctica cultural, ambiental y de justicia social

 

El cacahuate (Arachis hypogaea. L.) pertenece a la familia Leguminosae y, como todas las especies de esa familia, presenta nódulos que tienen la capacidad de fijar el nitrógeno atmosférico. Si bien en México la superficie sembrada ha descendido drásticamente en los últimos diez años, sigue siendo un cultivo importante con potencial de exportación, sobre todo en los estados de Puebla, Oaxaca, Chihuahua, Sinaloa y Guerrero (s.a., 1995; Ortega y Ochoa, 2003). La gráfica i muestra la superficie sembrada en el municipio de El Limón durante el periodo 1985-2000, que manifiesta una tendencia similar nacional.

 

Gráfica i

Superficie sembrada de cacahuate en el municipio de El Limón en el periodo 1985-2000

Fuente: Distrito de Desarrollo Rural núm. v, El Grullo, Jalisco.

 

El hecho de que el cacahuate tenga la facultad de fijar nitrógeno le confiere particular importancia en la recuperación y enriquecimiento de las parcelas agrícolas, puesto que es un excelente mejorador de suelos. Esta cualidad es aprovechada por los productores de cacahuate de La Ciénega, quienes cultivan la leguminosa al inicio de la época de temporal (en el mes de junio) con el propósito de mejorar la calidad y fertilidad del suelo para la posterior siembra de melón, en el mes de diciembre.

Uno de los productores de La Ciénega, que cultiva cacahuate desde hace más de 40 años, menciona al respecto: “Cuando se siembra melón en un terreno cacahuatiado [cacahuate antes del melón en el mismo terreno], vamos a tener un terreno abonado”. El cacahuate es un cultivo que ha demostrado ser “una planta muy generosa”; su generosidad se manifiesta en su adaptación a diversas condiciones socioambientales, tanto de suelo como de humedad, y en sus bajas incidencias de ataques de insectos considerados como plaga o que causan enfermedades, así como en su baja inversión económica y en su resistencia a largos periodos de almacenamiento.

Actualmente, como ya se mencionó, existen ocho familias en el ejido de La Ciénega que cultivan cacahuate. De esas ocho, cinco lo cultivan de manera convencional (es decir, con insumos agroquímicos), mientras que tres familias optaron por la vía orgánica. Este tipo de producción depende de mano de obra familiar y de la utilización de la yunta para apoyo de labores culturales. Por eso es un cultivo altamente rentable cuando se logra una buena producción: no requiere altas tasas de inversión económica y el producto puede ser transformado con recursos tecnológicos y humanos locales. Sin embargo, su siembra ha sido inestable y ha disminuido drásticamente (gráfica ii), similar a la tendencia en los ámbitos municipal y nacional. No obstante, resalta que desde los últimos cuatro a cinco años, la producción del cacahuate orgánico se ha mantenido estable, a diferencia de la producción convencional, la cual se encuentra a la baja. Además, la producción de cacahuate orgánico, que es consumido solo y tostado en la región, se ha mantenido, contrario al cacahuate convencional, que es utilizado para aceite o mazapanes, y que presenta un descenso de 100%.

El cultivo del cacahuate se inicia en el temporal de lluvias, que se registra desde finales de junio hasta octubre. Ya sembrado el cultivo, tarda en germinar entre ocho y diez días, dependiendo de la profundidad a la que haya sido sembrada la semilla. Después se pasa la yunta para mantener el terreno libre de plantas no deseadas; si lo anterior no es suficiente, se utiliza el azadón para darle un recorrido general al cultivo y mantenerlo limpio. Este trabajo es realizado entre dos y tres veces durante el ciclo del cultivo, el cual requiere de 110 a 115 días entre la siembra y la cosecha. Cumplido el ciclo para esta última, el cacahuate es arrancado. La planta debe permanecer ocho días bajo el sol para favorecer el desguaje (es decir, separar las vainas de la planta), actividad que requiere el uso de bastante mano de obra. Finalmente se pasa a la limpia y separado, y de esta manera queda el cacahuate en condiciones para el tostado, almacenamiento o venta.

 

Gráfica ii

Superficie sembrada de cacahuate en el municipio de El Limón en el periodo 1985-2000

Fuente: Elaboración propia.

 

Los rendimientos del cacahuate van de dos a tres toneladas por hectárea cuando el temporal es favorable. La semilla de cultivo del cacahuate constituye un elemento económicamente importante por su riqueza en aceite y proteínas; los productores de este lugar la consumen en tostada como alimento. En cada ciclo agrícola, la semilla es seleccionada de la propia cosecha. Las prácticas campesinas para el cultivo del cacahuate tienen un antecedente histórico, pues se realizan desde hace muchos años: “La semilla que utilizamos aquí proviene desde nuestros abuelos […] Yo estaba chico cuando mis padres tostaban el cacahuate en el comal de barro para comerlo con la familia durante las tardes”, dice uno de los productores.

Para el tostado del cacahuate, se utiliza un tambo de lámina con capacidad de 32 kilogramos y con conexión a un motor eléctrico de dos caballos de fuerza, lo que permite que gire el tambo. Hace apenas cinco años fue adaptado el motor; anteriormente, el tambo contaba con una manivela para hacerlo girar manualmente. La altura del tambo es de aproximadamente un metro. En la parte inferior se coloca una parilla que permite el acomodo de la leña para el calentamiento y tostado. Cada tostada se realiza en 40 minutos aproximadamente.

En la actualidad, el precio de venta del cacahuate en crudo fuera de la región es de cuatro pesos por kilogramo; sin embargo, los productores prefieren venderlo de manera local ya tostado, pues el precio oscila entre 25 y 30 pesos por kilogramo a menudeo, y al mayoreo se vende en 20 pesos. Un hecho que destaca con la modalidad orgánica es que estos campesinos están transformando su producción; ellos mismos tuestan el cacahuate y lo distribuyen al menudeo en el pueblo y la región. Además, participan activamente en la rasa, a diferencia de quienes trabajan el cultivo de manera convencional que buscan vender al mayoreo y sin transformar su producto.

Actualmente está habiendo un acercamiento entre los productores convencionales y los orgánicos con el fin de incentivar la producción orgánica y la transformación (el tostado del cacahuate). Se vislumbra un aumento en la producción y número de productores, lo que podría estar sustentado en el ejemplo de quienes están produciendo de manera orgánica y tostando el producto localmente, debido a las ganancias que se obtienen de esta forma. Es llamativa la ausencia de las dependencias gubernamentales, ya que para ellas la producción del cacahuate en pequeña escala no es ninguna prioridad, a diferencia de la rasa, que participa de forma destacada en la motivación de los productores, sobre todo en aspectos de comercio alternativo y justo.

 

5. Acercamiento a la sostenibilidad ecológica, económica y social del cacahuate orgánico

 

En la sección anterior describimos el sistema productivo del cacahuate en la modalidad orgánica en el ejido de La Ciénega, en el municipio de El Limón. En esta sección nos enfocamos en la sostenibilidad del proceso comparando de manera más específica el sistema productivo orgánico con el convencional.

De manera general, en la lógica campesina se asume que el cacahuate orgánico es un cultivo ligado a la historia y la agricultura de los productores. Fue en el seno de sus familias donde aprendieron las ventajas que trae este cultivo, ya que, como se mencionó anteriormente, se utiliza mano de obra de la familia, se recurre al conocimiento de una manera transgeneracional, sin necesidad de capacitación externa, se favorece la experimentación campesina y puede emplearse un sistema rotativo con el maíz “carrileado” (esto es, cuatro o cinco surcos de cacahuate por uno de maíz). Además, el cultivo permite fomentar el ahorro familiar por su uso alimenticio, por la venta de semilla, cruda o tostada, y por su almacenamiento.

Otros beneficios y ventajas se presentan en las tablas 1, 2 y 3, donde se muestra que no sólo son los beneficios económicos los que tienen relevancia en este cultivo, sino también los relacionados con el modo de producción y la conservación del ambiente. En las tablas presentadas se usa un número limitado de indicadores de sostenibilidad (tomados de Masera et al., 2000) que permite comparar de manera cualitativa (y en algunos casos también de manera cuantitativa) el cacahuate orgánico con el cacahuate convencional.

 

Tabla 1

Indicadores ecológicos de sostenibilidad del cultivo del cacahuate orgánico

Indicador

Cacahuate orgánico

Cacahuate convencional

 

Tendencia a su

Disminución de la calidad

Calidad de suelo

mejoramiento por

por el aumento paulatino

y agua

la incorporación de

en el uso de agroquímicos

 

abonos orgánicos

 

Incidencia de plagas,

Tolerable a plagas y

Presencia de plagas y

enfermedades y

enfermedades, y

propenso a sequías

siniestros

resistente a sequías

 

Grado de

Bajo uso de recursos

Uso de herbicidas,

dependencia externa

extensos (maquinaria

insecticidas y

 

agrícola)

maquinaria agrícola

Rendimiento

De 1 a 2 ton/ha

De 1 a 2 ton/ha

Índice de

Favorable

Favorable

complementariedad

 

 

 

Tabla 2

Indicadores económicos de sostenibilidad del cultivo del cacahuate orgánico

Indicador

Cacahuate orgánico

Cacahuate convencional

 

Tostado y venta directa

Venta directa a intermediario

Ingresos netos

al menudeo ($25,000

($15,000/ha)

 

a $35,000/ha)

 

Porcentaje del

Representa alrededor

Representa alrededor

ingreso derivado

de 20% del total de

de 20% del total de los

de distintos cultivos

los ingresos de los

ingresos de los

o compradores

productores

productores

Relación entre

Mano de obra familiar,

Mano de obra familiar,

costos de inversión

desde la siembra hasta

compra de insumos y

e ingresos de

la venta directa al

venta a intermediarios

productores

consumidor

 

Grado de

La mayor parte es

Préstamos para la

endeudamiento,

almacenada para

producción, venta a

ahorro interno

venta al menudeo

intermediarios al cosechar

Número y tipos de

Venta en menudeo y

Venta en menudeo y

opciones de manejo

mayoreo (crudo y

mayoreo (crudo y tostado),

disponibles

tostado), venta de

venta de semilla para

 

semilla para siembra

siembra

 

Tabla 3

Indicadores sociales de sostenibilidad del cultivo del cacahuate orgánico

Indicador

Cacahuate orgánico

Cacahuate convencional

Beneficiarios del

Mayor empleo familiar

Menor empleo familiar y

sistema

y local, libre de

local, rotación de cultivo

 

agroquímicos,

 

 

mejoramiento del suelo

 

 

y rotación de cultivo

 

Capacidad de

Rápida, al ser la

Lenta, por la inversión

superar eventos

inversión

externa.

graves

externa mínima.

Reproducción en el ámbito

 

Reproducción en el

familiar

 

ámbito familiar

  

Indice de calidad

Alimento sano y

Alimento convencional

de vida

disponible la mayor

estacionario o disponible

 

parte del año

la mayor parte del año

Capacitación y

Conocimiento empírico

Reemplazo parcial del

generación de

transgeneracional y

conocimiento empírico

conocimientos

constante

por el conocimiento

 

 

científico

Poder de decisión

Alto grado de decisión

Disminución en la toma

sobre aspectos

y autonomía

de decisiones y de autonomía

críticos del sistema

 

 

de manejo

 

 

 

La información de las tablas revela la permanencia y aceptación del cacahuate orgánico en las parcelas agrícolas de la región. En lo que atañe a las ventajas económicas, los productores mencionaron que el cacahuate orgánico resulta un cultivo menos riesgoso en comparación con otros; además de ser altamente rentable cuando se logra una buena producción, puesto que llega al consumidor de forma directa. Se dice que es el cultivo que reporta mayores ganancias en relación con la inversión. En ese sentido, el cacahuate ofrece alternativas viables de producción tradicional de la zona, lo que ha permitido seguir conservando los suelos y la semilla local, así como disminuir la dependencia de insumos externos.

Los productores reconocen que la forma tradicional de cultivar cacahuate tiene un valor en los círculos de productos naturales u orgánicos, porque ha logrado ampliarse la difusión de su producto mediante su participación en la rasa, que ayuda en la difusión del cacahuate en las distintas exposiciones en las que participa.

A pesar de lo anterior, los productores mencionaron que les gustaría buscar un grado mayor de transformación en el procesamiento del cacahuate, “otras maneras para aprovecharlo”, no sólo tostado; también les gustaría fabricar mazapanes, garapiñados, cremas, aceite, botanas y otros productos; esto forma parte de su visión campesina. Asimismo, consideran que si eso fuera posible, ayudaría a que los productores volvieran a sembrar cacahuate porque, mencionaron, les preocupa no sólo el hecho de que deje de sembrarse, sino también que se pierda el conocimiento local de cómo hacer la siembra con todas las ventajas que conlleva el modo tradicional: “Nos damos cuenta de que los compañeros de los pueblos ahora ya no saben hacer el trabajo que requiere el cacahuate”.

 

Discusión y conclusión

 

El cultivo de cacahuate orgánico, así como las prácticas aquí descritas en lo relativo a su producción y comercialización, pueden considerarse como un componente del modo campesino de producción (Toledo, 1998). Las prácticas campesinas utilizadas en el proceso del cultivo del cacahuate permiten a los productores de bajos insumos minimizar las consecuencias ecológicas, sociales, económicas y culturales descritas en otras regiones para el modelo agroindustrial, y fortalecen la teoría de que existen prácticas en la agricultura de bajos insumos que pueden revalorarse, puesto que son las que menos deterioro y contaminación causan al ambiente (Tudela, 1993). De esta manera, el modo de producción campesino aplicado en el proceso productivo del cacahuate orgánico, que utiliza la mano de obra familiar, realiza una agricultura de policultivo y es capaz de aprovechar de manera integral los recursos naturales, parece apuntalar un modelo endógeno de desarrollo sostenible.

En la actualidad, la agricultura de bajos insumos se ha considerado de poca importancia en la economía globalizada de los países de América Latina, como generadora de divisas y para el desarrollo rural. En este sentido, se encontró que el cultivo del cacahuate tiene gran potencial en relación con dos grandes problemas agrarios vigentes que se han agudizado de manera alarmante para el sector rural: la oferta de productos orgánicos y la generación de empleo local (Figueroa, 1991). El cacahuate orgánico que se produce en La Ciénega es alta calidad y se distingue por sus amplias posibilidades de entrar al mercado orgánico.

Aunque hay en la región una creciente participación de las transnacionales en la oferta de productos alimenticios similares, en la actualidad se ha logrado mantener la oferta a pequeña escala de este producto, lo cual, según los productores, está relacionado con el método tradicional del tostado. Esto ha propiciado que se cuente con una demanda importante en la región.

Por otro lado, la manera de completar el proceso de producción mediante la industrialización está íntimamente vinculada con la reactivación de la economía regional. Aunque en la zona de estudio no se industrializa el cacahuate, existen experiencias con “otras maneras para aprovecharlo”, no sólo tostado, sino también en forma de mazapanes, garapiñados, cremas, aceite, botanas y otros productos; lo anterior forma parte de la visión de los productores actuales a mediano y largo plazos (Gerritsen et al., 2004 y 2005). Si bien en últimas fechas la demanda del cacahuate ha ido en aumento, los productores ven con preocupación la invasión del mercado de cacahuate de importación.

Podemos decir que la reactivación de un mercado regional ayudaría a que los campesinos mantengan el cultivo del cacahuate, “ya que este cultivo es una planta noble, se da fácil y es muy generosa; sólo hay que ponerle trabajo”, como dicen algunos de los productores. Dejar de sembrarlo traería serias consecuencias, pues se perdería no sólo el conocimiento del trabajo del cacahuate, sino también un cultivo orgánico que ofrece múltiples beneficios y fortalece una cultura de justicia social y de respeto por la naturaleza, y que amortigua asimismo los efectos negativos de una política agropecuaria anticampesina. Por otro lado, aunado al creciente interés de los consumidores por adquirir productos alimenticios sanos, y ante la necesidad del campesino de “seguir ligado a la tierra, a la agricultura y al pueblo, y sobre todo por continuar siendo campesino”, es necesaria la revaloración de este tipo de experiencias campesinas.

Reconocemos que el cultivo del cacahuate orgánico invita a pensar en que no sólo es responsabilidad de los grupos rurales la búsqueda de formas alternativas más justas de producción y distribución, así como la investigación y desarrollo de ‘nuevas’ formas de hacer una agricultura, sino que también es necesario que las universidades hagan investigaciones y formen profesionales en la materia, y que al mismo tiempo se participe directamente con los grupos de campesinos sobre la toma de conciencia del costo social y ambiental de las agroempresas (Restrepo, 1998). Además, consideramos que quienes quieran seguir realizando prácticas armoniosas con la naturaleza ligados a su tierra y competir en el mercado agroalimentario tendrán que modificar sus formas de producción, adoptar como sistema las normas que rigen las prácticas agrícolas orgánicas, las cuales se encuentran presentes en los sistemas campesinos de producción. Por tanto, resaltamos la necesidad de seguir promoviendo y fortaleciendo experiencias que reúnan criterios socioambientales, tal como lo presentamos con el estudio de caso del cacahuate orgánico de La Ciénega, municipio de El Limón.

 

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Recibido: 23 de septiembre de 2004.

Reenviado: 9 de junio de 2005.

Aceptado: 15 de junio de 2005.

 

Pedro Figueroa Bautista es maestro en desarrollo rural. Labora en el Departamento de Ecología y Recursos Naturales-Imecbio de la Universidad de Guadalajara. Sus líneas actuales de investigación están en el desarrollo comunitario, la organización campesina y la agricultura orgánica. Con Peter R. W. Gerritsen y M. Montero publicó “Percepciones campesinas del cambio ambiental en el Occidente de México”, Economía, Sociedad y Territorio, julio-diciembre de 2003, ii (14): 253-278.

 

Peter R. W. Gerritsen. Doctor en ciencias sociales, miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Está adscrito a la Universidad de Guadalajara, en el Departamento de Ecología y Recursos Naturales-Imecbio. Líneas actuales de investigación: percepción, uso y manejo campesino de recursos naturales; tenencia y manejo de recursos naturales; género y manejo de recursos naturales; globalización, urbanización y manejo de recursos naturales. Publicaciones: con K. F. Wiersum: “Farmer and Conventional Perspectives on Conservation in Western Mexico”, Mountain Research and Development, febrero de 2005, 25 (1): 30-36; Estilos agrarios y la forestería comunitaria. Estudio de caso de la comunidad indígena de Cuzalapa en la reserva de la biosfera sierra de Manantlán en el Occidente de México, Universidad de Guadalajara, Centro Universitario de la Costa Sur, Autlán, 2004; con A. Barrera, J. C. Bolay, C. García, S. Hostettler en colaboración con R. Mejía, C. Ortiz, M. Sánchez, Y. Pedrazzinni, L. Poschet y A. Rabinovich, “jacs Central America and the Caribbean. Key Challenges of Sustainable Development and Research Priorities: Social Practices as Driving Forces for Change”, en H. Hurni, U. Wiesman y R. Schertenleib, Research for Mitigating Syndromes of Global Change. A Transdisciplinary Appraisal of Selected Regions of the World to Prepare Development Oriented Research Partnerships, University of Berne, Geographica Bernensia, Perspectives of the Swiss National Centre of Competence in Research (nccr) North-South, Berne, 2004, 1: 293-327, y Diversity at Stake. A farmers’ Perspective on Biodiversity and Conservation in Western Mexico, Wageningen University, Wageningen Studies on Heterogeneity and Relocalisation 4, Wageningen, Países Bajos, 2002.

 

Víctor Manuel Villalvazo López tiene la maestría en ciencias en recursos naturales y desarrollo rural. Sus líneas actuales de investigación son el desarrollo comunitario, la organización campesina y los proyectos productivos. Trabaja para el Departamento de Ecología y Recursos Naturales-Imecbio, Universidad de Guadalajara. Destacan sus publicaciones: “Reforzando el desarrollo endógeno en el Occidente de México”, Sociedades Rurales. Producción y Medio Ambiente, uam-Xochimilco, México, 2003 con P. R. W. Gerritsen, P. Figueroa y G. Cruz; también con P. R. W. Gerritsen, P. Figueroa, R. Ramírez P. y L. Córdoba, “Alternativas productivas y desarrollo endógeno en el Occidente de México”, Memorias en extenso, ponencia presentada en el Primer Congreso Internacional de Casos Exitosos de Desarrollo Sostenible del Trópico, Boca del Río Veracruz, 2005.

 

Gerardo Cruz Sandoval cursó la maestría Metodología de la Enseñanza. Líneas actuales de investigación: desarrollo y manejo forestal comunitario. Publicaciones: con P. Jardel y S. H. Graf, “Manejo forestal comunitario en una reserva de la biosfera: la experiencia del ejido El Terrero en la Sierra de Manantlán”, xx Congreso Internacional de la Latin American Studies Association, sesión “Conservación y Desarrollo en las Reservas de la Biosfera y Bosques Comunitarios en México”, Guadalajara, México, 1997; con P. Jardel, Diagnóstico integral y plan comunitario de manejo de recursos naturales, ejido El Terrero, municipio de Minatitlán, Colima, Instituto Manantlán de Ecología y Conservación de la Biodiversidad, Centro Universitario de la Costa Sur, Universidad de Guadalajara, México, 2000, y con P. Figueroa, V. M. Villalvazo y P. R. W. Gerritsen, “Tecnología apropiada para el desarrollo endógeno: la estufa Lorena y el ahorro para el desarrollo de leña en el Occidente de México”, Memorias de la Expo Forestal, organizada en Guadalajara, Jal., 2003.



[1] Entendida aquí como un instrumento de transformación social, antes que como un instrumento de transformación e innovación tecnológicas (Restrepo, 1998).

[2] Entendido aquí como un cultivo que permite un actuar social contra la agricultura capitalizada, de independencia de insumos externos, producción de alimentos sanos y libres de pesticidas, de cosmovisión campesina respecto a la tierra y del fortalecimiento de la identidad campesina.

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