Vinculación de la ciudad histórico-turística de Puebla a
través de itinerarios culturales
Patricia Domínguez Silva*
Abstract
Although
having a vast cultural heritage, the city of Puebla in Mexico has a rather low
visiting time among tourists. It seems that tourists that stopover in the
Historic Centre of the city are not able to grasp their symbolic surroundings.
This paper presents the evaluation results of two cultural itineraries in
Puebla. We have analysed two journeys within the
context of stops and phases in order to ponder the city’s heritage. The results
show that both journeys are unable to put in context the heritage of the places
visited. In other words, in spite of their relevance to describe the cultural
richness of the city, the visits do not fulfil their
own objective: instruct, instil and educate. The
greatest weakness of the journeys was found to be their lack of approach to
urbanism, which is considered to be a characteristic element of cultural
itineraries.
Keywords: historical-touristy city, itinerary, cultural
tourism, Puebla.
Resumen
La ciudad
Puebla, México, con un patrimonio cultural vasto, presenta debilidades en el
tiempo de visita por parte de los turistas. Al parecer, el turismo que asiste
al Centro Histórico no es capaz de percibir el contenedor simbólico que lo
rodea. Este trabajo muestra los resultados de la evaluación de dos itinerarios
culturales en Puebla, ambos se analizaron en el contexto de paradas y etapas
para ponderar el patrimonio. Los resultados mostraron la falta de capacidad de
ambos itinerarios para poner en contexto la riqueza patrimonial de los sitios
visitados. Los itinerarios estudiados, relevantes para describir la riqueza
patrimonial de la ciudad, distan de cumplir el objetivo de un itinerario:
instruir, cultivar y letrar. La falta de aproximación
al urbanismo detectada en estos itinerarios, teniendo en cuenta que el
urbanismo es considerado un elemento característico e indiscutible de los
itinerarios culturales, fue la mayor debilidad encontrada.
Palabras clave:
ciudad histórico-turística, itinerario, turismo cultural, Puebla.
*
Escuela de Negocios, Universidad de las Américas, Puebla. Correo-e:
patricia.dominguez@udlap.mx.
Introducción
Puebla se fundó
en el siglo xvi, con el fin de
instituir una ciudad para españoles en un lugar intermedio entre la Ciudad de
México y el puerto de Veracruz. Los siglos xvii
y xviii fueron de bonanza
económica y de gran esplendor de la vida urbana; durante ese periodo se definió
la fisonomía urbana de la ciudad y sus características, apoyada, entre otros
elementos, por un estilo de construcción regional que usa ladrillos, argamasas
y azulejos para cubrir muros, torres y cúpulas.
Para poner en
contexto la riqueza patrimonial de la ciudad histórica, su Zona Monumental e
Histórica quedó constituida mediante decreto del año 1977 por 2,619 edificios
correspondientes a 391 manzanas que comprenden la traza española, los barrios y
los fuertes de Loreto y Guadalupe. En el año de 1987, el Centro Histórico[1]
fue inscrito en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad de la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(unesco).
Las ciudades
históricas se han convertido en un imán importante para el turismo, y la ciudad
de Puebla no es la excepción. Se ha observado que en su centro histórico
existen flujos importantes de turistas motivados principalmente por conocer el
patrimonio cultural. Sabemos que el turista cultural se caracteriza por ser un
viajero sensible a la calidad de la información que recibe, al entorno y al
paisaje que él mismo elige visitar; busca en un lugar lo pintoresco, lo
colorido y lo tradicional asociado a un ambiente de autenticidad, y en
ocasiones se apoya en itinerarios turísticos no estructurados para conocer el
lugar que visita. Como es comprensible, alrededor del Centro Histórico se han
diseñado diversos itinerarios turísticos, algunos de ellos culturales, y es ahí
donde surgen las siguientes interrogantes: ¿cómo se vincula el itinerario
cultural con la ciudad histórica de Puebla? ¿Es posible, mediante los
itinerarios culturales que se ofrecen, conocer la ciudad histórica?
La argumentación
del trabajo parte de evaluar que las entidades responsables del quehacer
turístico en la ciudad de Puebla confeccionan itinerarios turísticos que logran
apuradamente relatar la ciudad histórica al turista con intereses culturales.
En la primera
parte del escrito se expone un breve bosquejo referente al turismo cultural y
la ciudad histórico-turística, así como una semblanza teórica sobre los
itinerarios; posteriormente se introduce la problemática turística en relación
con la ciudad histórico-turística de Puebla; a continuación se presentan y
discuten los resultados de la investigación de campo que se llevó a cabo para
obtener la información pertinente. Por último se registran, como conclusión,
reflexiones sobre las observaciones del estudio.
1. Turismo y su
vinculación con la ciudad histórica por medio de itinerarios
El turismo
cultural es un fenómeno complejo, dado que el término cultura tiene diversas definiciones. No
obstante, la globalización de los mercados, el incremento de las rentas y el
tiempo libre en algunas sociedades han dado pauta al aumento en los viajes,
fundamentalmente aquellos desplazamientos con contenido cultural. Este binomio
turismo-cultura difícilmente puede soslayarse; es una realidad que ha
propiciado que algunas ciudades, e incluso países, fundamenten en la cultura y
en el patrimonio su atracción turística. Tal es el caso de Grecia y Egipto (Frohlich, 1993).
La literatura
relacionada con el turismo cultural hace constar cómo en los últimos años se ha
atribuido principalmente a la oferta cultural el crecimiento turístico de un
destino (Domínguez y Bernard, 2001; Kerstetter, Confer y Graefe, 2001; Greffe, 2003; Castells, 2001a,
2001b; Fernández y Guzmán, 2001; Plaza, 2000). Llama la atención que en algunos
casos este fenómeno ha dado pauta a que ciertos destinos turísticos traten de
recupera el patrimonio cultural, y en otros casos se ha llegado al absurdo de
poner en escena el bagaje cultural y patrimonial, en contra de la autenticidad
del destino turístico (Ateljevic y Doorne, 2002; Goulding, 2000; Ryan, 2002; Human, 1999; Romero,
2001).
Esta
manifestación ha implicado un replanteamiento en la gestión y desarrollo de sitios
culturales, patrimoniales e históricos (Brooks, 1993). Sin embargo, y siguiendo
a Santana (2003), ¿es realmente la cultura y el patrimonio lo que activa la
demanda turística de un destino?
La bibliografía
reseña el surgimiento de conflicto entre turistas y ciudadanos en destinos
turísticos culturales como Chipre (Ayres, 2000) y el
Triángulo Turístico de Sri Lanka (Amarasekera y Navaratne, 1993). Siguiendo a Besculides,
Lee y McCormick (2002), y a Aramberri
(2001), la masificación del destino turístico ha obligado a revisar la relación
entre la comunidad receptora y el turismo.
Por otra parte,
las ciudades patrimoniales y sitios históricos han sufrido lo que Troitiño (2002) y Jansen-Verbeke
(1998) han llamado “turistización”. Este fenómeno ha
propiciado que sitios histórico-patrimoniales se vean saturados de turistas, y
que éstos hagan perder parte de la belleza que la ciudad ofrece. Por citar
algunos casos, se mencionan Ámsterdam (Nijman, 1999),
Bruselas (Dick, 2001), la Alhambra (García, 2001),
Venecia (Russo, 2002) y París (Pearce,
1999).
1.1. La ciudad
histórica desde la perspectiva turística
En términos
generales podemos afirmar que la sociedad hoy en día es sobre todo urbana y
posmoderna. Estas características le han brindado la pauta para disponer de
mayor tiempo libre, lo que ha repercutido en un incremento en la actividad
turística.[2]
Por otra parte encontramos que el turismo es fundamentalmente un evento urbano.
Desde esta perspectiva, turismo y ciudad tienen una interrelación notable y
permanente debido a que el turista vive la ciudad y se apropia de ella. Esta
proximidad, que de manera introductoria se menciona en este ensayo, se basa en
la premisa de que en las ciudades se localiza el foco principal del fenómeno
turístico mundial. Tengamos presente que lo que se vende cuando el destino
visitado es una ciudad es el producto turístico urbano.
Si consideramos
a la ciudad histórica en particular y observamos en ella el hecho turístico, el
fenómeno es complejo y ayuda a entender por qué no es fácil gestionar el
turismo ni integrarlo a las estructuras urbanas, debido a que en la mayoría de
los casos las ciudades históricas no estaban preparadas para esa función.
Uno de los
problemas centrales, desde el punto de vista urbano, es cómo la ciudad histórica
es convertida en recurso turístico. La ciudad turística es parte de la ciudad
histórica donde los turistas se encuentran, conviven, comparten y compiten con
los residentes y otros usuarios por diversos servicios, espacios y atractivos.
En relación con este complejo maridaje, Ashworth y Tunbridge (1990) consideran que la ciudad histórica es
dual: contiene un espacio histórico y a éste se le suma el espacio turístico.
De acuerdo con
estas premisas, es importante determinar la relación entre turismo y ciudad
histórica, de tal forma que puedan advertirse los vínculos que contribuyen a
mantener una unión –aparentemente estrecha– de estos términos. Otro elemento
que cobra relevancia es el hecho de que las ciudades históricas son espacios
que registran un crecimiento interesante en cuanto a la afluencia turística;
sin embargo, como lo señala Calle Vaquero (2002: 22), “no constituyen un
espacio diseñado para el turismo ni la función turística ha constituido un
elemento destacado en su configuración física y funcional actual”.
La ciudad
histórico-turística se deriva de la articulación de dos categorías de turismo
cultural: de interés especial y de lugar específico. El turista de interés
especial está representado por quien, estando de vacaciones, tiene intereses
semejantes a los que tiene en su vida cotidiana. Como ejemplo, un turista de
interés especial que en su vida cotidiana está interesado en el trabajo de los
pintores impresionistas, en su visita a París acudirá a observar obras
pictóricas en el museo de Orsay; es por tanto un interés especial el que tiene
para visitar este destino turístico. Para el turista de lugar específico, es el
significado del lugar lo que lo estimula a visitar ese destino; el significado
puede estar compuesto de diferentes atributos culturales previamente definidos.
Ejemplificando este tipo de turista cultural, será aquel que haya definido
previamente el consumo de algunas industrias culturales en particular, y que
sumará en todo caso algunos valores estéticos y paisajísticos del lugar, entre
otros significantes peculiares del sitio que visita. Sin embargo, este turista
no acude a un espacio en específico para extender y ampliar el horizonte de
intereses particulares que en su vida cotidiana practica; hará otro tipo de
actividades, importantes para él, pero que no tienen una relación directa con
las actividades e intereses de su vida habitual.
Cuando dirigimos
estos tipos de turismo hacia la ciudad histórico-turística, no podemos
encontrar una tipología única de turista. El turismo en las ciudades históricas
corresponde a ambos tipos: tanto turistas con interés especial como de lugar específico.
Otra coyuntura
de relevancia para la ciudad histórico-turística es la relación que guarda con
el turismo urbano y el turismo cultural. Aunque el turismo, hasta cierto punto,
existe en todas las ciudades, la importancia de su impacto varía no sólo con la
magnitud del flujo de turismo sino más significativamente con el tipo de ciudad
que recibe a ese turismo. Naturalmente hay muchas formas de turismo urbano y
varias formas de turismo de ciudad. Como se mencionó con anterioridad, el
turismo urbano se practica en las ciudades, las cuales atraen al turismo por
diferentes motivos, ya sea compras (Miami, en Estados Unidos), actividades
culturales (Londres, en Inglaterra), o por su patrimonio edificado (Morelia, en
México), entre otros motivos. En cuanto al turista cultural, dependiendo del
interés y siguiendo la taxonomía de Jansen-Verbeke,[3]
debemos considerar que los turistas tienen diferentes motivaciones culturales.
Cabe mencionar que el empalme entre turismo en ciudades históricas –llamado
también turismo patrimonial– y turismo cultural es tan cerrado que
frecuentemente estos términos son utilizados como sinónimos.
1.2. Itinerarios
El vocablo
‘itinerario’ proviene del latín itinerarius, de íter,
itíneris,
camino, y se define como “descripción de un camino, indicando los lugares por
donde se debe transitar”. Boyra et
al. (2003: 1) indican
que proviene del griego dromológion, vocablo resultante de la combinación
de dos palabras: drómos, camino, ruta, trayecto, y lógicos, instruir, cultivar, letrar.
En términos
generales, los itinerarios tienen como objetivo cubrir una cierta distancia en
el territorio mediante una sucesión de etapas y paradas con una finalidad
determinada. Las etapas y las paradas son los elementos principales que
estructuran un itinerario utilizando y ocupando el territorio de una manera
concreta. Las paradas son obligadas, pues permiten efectuar la visita a cada
uno de los recursos específicos que conforman el itinerario, con la premisa de
que el conjunto de visitas es el motivo principal para recorrer el itinerario.
Las etapas entre las paradas permiten al turista contextualizar el conjunto de
recursos que se visitan en un territorio (Boyra et
al., 2003).
Dado que
teóricamente se parte del supuesto de que el itinerario permite visitar y poner
en contexto los recursos dentro del territorio, las etapas deben fungir como
vínculos entre las paradas –los lugares visitados– y permitir al momento descubrir
y conocer la ciudad. Como lo afirman Boyra et
al. (2003: 4), “la
aproximación al urbanismo es por lo tanto un elemento característico e
indiscutible de los itinerarios culturales de la ciudad”.
2. Puebla, ciudad
turística
Para México, y
según datos del estudio estratégico de viabilidad del turismo cultural del
Centro de Estudios Superiores en Turismo (Cestur, 2002), la cultura ocupa el sexto lugar
en cuanto a motivación principal para el turismo nacional y el cuarto para el
turismo internacional. El turismo motivado particularmente por la cultura
representa 5.5% entre los viajeros nacionales y 3% entre los internacionales.
Los turistas que manifestaron la realización de su viaje por otros motivos y
que tuvieron actividades relacionadas con la cultura representaron 37% de los
visitantes internacionales y 35% de los nacionales. Estas cifras permiten al
sector turístico calcular que el flujo de turistas que desarrollan actividades
culturales representa alrededor de 40% del volumen total de los turistas que
viajan a México.
La ciudad de
Puebla, capital del estado de Puebla y cabecera del municipio del mismo nombre,
está situada al este de la Ciudad de México. Fue fundada en el valle de Cuetlaxcoapan hacia el primer tercio del siglo xvi. La fecha de la fundación se refiere al
16 de abril de 1531. Esta ciudad fue concebida como modelo urbanístico en su
época.
La ciudad de
Puebla ha sido destino turístico de rasgos culturales desde tiempos pasados.
Montero (2002: 14) comenta: “[…] desde el año de 1876 Puebla fue una de las
ciudades más visitadas por los turistas, porque en ella se recreaba la
vistosidad de sus edificios y casonas antiguas, además de sus centros
ceremoniales prehispánicos como los de Cholula y
Manzanilla”.
La ciudad
histórica tiene una extensión de 6.99 km2. En cuanto a su población,
Álvarez Mora (2001: 64) comenta que para el año de 1978, la población del
Centro Histórico era de 350,000 mil habitantes; para 1990, esa población había
disminuido hasta llegar a los 86,059 habitantes, y reporta para 1995 una
población de 81,706 habitantes; “en la actualidad nos encontramos con una
población de 69,162 habitantes”.
Por su cercanía
con la capital del país, Puebla es fundamentalmente un destino de negocios.
Para el año 2004, y según datos de la Unidad de Desarrollo Administrativo,
Planeación e Informática (2004), la ocupación hotelera fue de 64.49%; la
derrama económica, de $3,796,731,790, y la afluencia de visitantes, de
4,039,519. La estadía promedio fue de 1.62 días. El promedio de edad de los
visitantes fue de 35 años, 84.49% fueron nacionales y 15.51% extranjeros. Las
estadísticas publicadas por la Secretaría de Turismo estatal indican que los
turistas nacionales que permanecen menos de un día en la ciudad en promedio la
recorren en 10 horas, mientras que los extranjeros en cinco. Los turistas
nacionales y extranjeros que la visitan por más de un día permanecen de uno a
dos días en promedio.
Puebla ha estado
constantemente presente en el desarrollo turístico de México, y se ha colocado
como destino turístico en diferentes programas, como el de Ciudades Coloniales
y la Ruta de los Dioses, entre otros. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos
de promoción, los datos de afluencia turística no apuntan a que Puebla sea un
sitio turístico destacado en el mapa de destinos turísticos culturales. Para
sustentar esta afirmación, nótense los últimos datos disponibles: en el estudio
Expectativas de viaje del turismo doméstico para las
vacaciones de verano 2003,
llevado a cabo por el Cestur en los principales
mercados emisores de México, en el conjunto de “Destinos ideales” o top
of mind,
Puebla no figuró en ninguno de los casos; para la variable “destinos
planeados”, nuevamente no fue mencionada. Estas consideraciones permiten poner
en contexto el problema de esta ciudad: un Centro Histórico declarado por la unesco como
Patrimonio Cultural de la Humanidad, diversas incursiones de este sitio dentro
de la planificación turística de México, un débil posicionamiento en el mercado
como destino vacacional y una estadía corta de los visitantes.
En cuanto a los
itinerarios turísticos, la ciudad de Puebla está contenida en las principales
guías turísticas nacionales y extranjeras. En las páginas oficiales de
promoción turística federal, estatal y municipal, se proporciona información
sobre atractivos turísticos y diversos itinerarios de la ciudad.
En los
siguientes párrafos, se describen los itinerarios propuestos por la Secretaría
de Turismo estatal y por la Dirección de Turismo municipal.
2.1. Secretaría de
Turismo estatal
La Secretaría de
Turismo ofrece cuatro programas turísticos de carácter cultural: Sitios
Arqueológicos, Bellezas Arquitectónicas, Ciudades Turísticas y Rutas
Turísticas. A efectos de este trabajo interesa el programa de Bellezas
Arquitectónicas, el cual considera la visita al Centro Histórico y a 16
edificios entre iglesias, conventos y ex haciendas ubicados alrededor de la
ciudad de Puebla. En el sitio web de información turística del estado
(Consejo Estatal de Promoción Turística, 2003) se encuentran los siguientes
itinerarios turísticos: 1. Angelópolis,
2.
Sierra Mágica, 3. Sierra Mixteca, 4. Centro Histórico. En el itinerario
correspondiente al Centro Histórico se ofrecen cinco opciones de recorridos
dependiendo del tiempo de estancia. Es preciso indicar en este momento que las
cinco opciones de recorrido ponen énfasis en el Centro Histórico y los
alrededores de la ciudad de Puebla.
2.2. Dirección de
Turismo municipal
La Dirección de
Turismo municipal tiene tres propuestas de recorridos ofrecidos de manera
gratuita, sólo se requiere hacer reservación. Cabe mencionar que todos los
recorridos están abocados al Centro Histórico. Son los siguientes:
1. Recorrido
del Centro Histórico:
con dos opciones de recorridos. La opción “a” considera 10 visitas que incluyen
tres espacios públicos: un museo, un edificio y cuatro iglesias. La opción “b”
comprende siete visitas con tres espacios públicos: un museo, dos edificios y
una iglesia.
2. Recorrido
conventual: incluye
la visita a cinco iglesias conventuales.
3. Recorrido
de patios coloniales:
con dos opciones de recorridos, cada uno de ellos visita ocho patios
coloniales.
3. Evidencia
empírica: itinerarios culturales en la ciudad histórico-turística de Puebla
Partimos de la
premisa de que los viajeros que conciernen a este estudio, aquellos con
intereses culturales, siguen un itinerario que cubre necesidades y valores
epistemológicos. Para apreciar los itinerarios culturales en su conformación de
paradas y etapas y evaluar su capacidad para que el visitante pueda leer e
interpretar el contenido simbólico de la ciudad histórico-turística, fue
necesario en un primer momento de la investigación definir cuáles serían las
fuentes de información. Se consideró clasificar las guías turísticas en dos
grandes bloques:
1. Las elaboradas por las
instituciones gubernamentales en los ámbitos estatal y municipal (Secretaría de
Turismo estatal y Dirección de Turismo municipal).
2. Las generadas por organizaciones
privadas.
En este trabajo
se presentan los resultados de un itinerario elaborado por la Secretaría de
Turismo estatal, y de otro elaborado por la Dirección de Turismo municipal. A
continuación se presentan los resultados de la evaluación de esos dos
itinerarios culturales.
3.1. Secretaría de
Turismo del estado: Recorrido 3
De los recorridos
ofrecidos por la Secretaría de Turismo del estado, nos inclinamos por aquellos
que se concentraban en el Centro Histórico de la ciudad de Puebla. Los
itinerarios brindan información concreta sobre los atractivos y muestran un
tiempo aproximado de recorrido, pero no hacen referencia al medio de transporte
en la página web del Consejo de Promoción Turística.
De esos paseos al Centro Histórico se seleccionó el Recorrido 3. El sitio web donde se obtuvo la información ha
sido modificado.[4] Se consideró oportuno
seleccionar este recorrido porque ofrece la oportunidad de integrar dos
conventos importantes en la historia conventual y gastronómica de la ciudad: el
ex convento de Santa Rosa y el ex convento de Santa Mónica. Una razón adicional
para esta selección fue la oportunidad que da para conocer la zona
norte-poniente del Centro Histórico. Para efectuar la evaluación del itinerario
se consideró que en las etapas que comprendieran más de cinco manzanas se haría
el recorrido en auto, y en las etapas menores de cinco manzanas se haría el
recorrido andando.
3.1.1. Paradas y
etapas
Debido a que este
recorrido cubre grandes distancias, fue un elemento que se juzgó significativo
en la evolución: se consideró relevante comprobar si en el tiempo sugerido se
alcanzaba efectivamente a cubrir todo el itinerario. Otro elemento fue la
capacidad que la guía colocada en el sitio web tiene para ubicar espacialmente al
visitante. Un aspecto adicional y fundamental en la evaluación de este
recorrido fue la capacidad descriptiva del itinerario en función de las etapas
que se recorrían. Tómese en consideración que “la aproximación al urbanismo es
por lo tanto un elemento característico e indiscutible de los itinerarios
culturales de la ciudad” (Boyra et
al., 2003: 1).
Las paradas
indicadas en este recorrido son las siguientes:
1. Museo
Nacional del Ferrocarril (11 Norte y 12 Poniente).
2. Museo
y Pinacoteca José Luis Bello y Zetina (5 de Mayo y 6
Oriente).
3. Ex
convento de Santa Mónica (18 Poniente 103).
4. Ex
convento de Santa Rosa (14 Poniente y 3 Norte).
5. Museo
de la No Intervención (Fuerte de Loreto).
6. Fuertes
de Loreto y Guadalupe (Centro Cívico 5 de Mayo).
7. Mercado
de Antigüedades “Plazuela de los Sapos” (5 Oriente y 6 Sur).
El tiempo
previsto de recorrido, según esta guía turística, es de un día (cinco horas en
la mañana y tres horas en la tarde). Cabe hacer notar que los museos abren a
las 10:00 y cierran a las 16:30 horas. El recorrido se inició a las 10:00 y fue
finalizado a las 17:00 horas. En ese tiempo, las paradas que pudieron visitarse
fueron las siguientes:
1. Museo
Nacional del Ferrocarril (11 Norte y 12 Poniente).
2. Museo
y Pinacoteca José Luis Bello y Zetina (5 de Mayo y 6
Oriente).
3. Ex
convento de Santa Rosa (14 Poniente y 3 Norte).
4. Ex
convento de Santa Mónica (18 Poniente 103).
Como puede
observarse, fue modificada la secuencia de una parada: se visitó en primer
término Santa Rosa y posteriormente Santa Mónica, pues recorrer el trayecto a
pie resultó más lógico para el desplazamiento.
3.1.1.1. Etapas
La evaluación de
las etapas fue infortunada. El recorrido que vincula las paradas, sin
sugerencia de la guía turística de por dónde transitar, nos condujo a caminar
por calles que si bien son interesantes desde la perspectiva arquitectónica y
urbanística, al carecer de información sobre estos componentes, resultó un
camino complejo. Sin información ni señalización turística en esa parte del
Centro Histórico, llegar a los sitos de destino resultó una verdadera hazaña.
No hay indicaciones sobre los museos, ni caseta de información turística, o
cualquier otro tipo de auxilio turístico que ayude al visitante a llegar del
Museo José Luis Bello y Zetina al ex convento de
Santa Rosa. Se transita por la calle 5 de Mayo, la cual resulta agresiva para
los turistas, de tal forma que a partir del jardín de San Luis es prácticamente
imposible encontrar turistas caminando, pues la inseguridad se percibe en el
ambiente. El deterioro de la imagen urbana que se nota en esa área del Centro
Histórico es importante, como la falta de mantenimiento al mobiliario urbano.
La deficiente limpieza en las calles adyacentes al mercado 5 de Mayo hace que
la percepción positiva sobre la ciudad decaiga.
Continuando
hacia el ex convento de Santa Mónica, nuevamente éste pudo ser identificado por
seguir la numeración de las casas en la calle, pues no hay una señal clara y
visible sobre este importante inmueble. Para llegar allí se transitó por
interesantes calles que concentran oficios típicos de la ciudad de Puebla, como
la alfarería, la producción de talavera y la hojalatería, que produce los
típicos anafres para la elaboración de “chalupas” y “molotes”, entre otros
alimentos típicos. También se transita por establecimientos que trabajan la
jarcería. Es justo destacar que por esas calles se encuentran antiguas
panaderías, tan características de la ciudad de Puebla, donde se produce de
manera artesanal el “pan de dulce” y donde la imaginación del panadero se deja
ver confeccionando las famosas conchas de chocolate y vainilla, las
“chilindrinas” y el pan de manteca, entre otros. En síntesis, las calles que
unen los recorridos entre el Museo José Luis Bello y Zetina
y los ex conventos de Santa Rosa y Santa Mónica presentan a la Puebla
tradicional, probablemente olvidada, pero que aún en sus calles muestra artes y
oficios que se iniciaron desde la Colonia. Sin embargo, estos entramados que
hacen que el visitante se conecte con la ciudad no se mencionan en la guía
turística.
3.1.2. Conclusiones
sobre el Recorrido 3
Este itinerario
cultural, importante para descubrir la vida conventual de la ciudad y, a través
de sus calles, la traza de la ciudad colonial, dista mucho de cumplir el
objetivo de un itinerario: ilustrar, letrar. Las
distancias sugeridas son amplias, lo que implica recorrer un tramo andando y el
otro en taxi o automóvil, pues no hay un servicio de transporte público seguro
que pueda satisfacer al turista en general. Este itinerario implica cruzar la
ciudad de oeste a este, dado que se inicia en el Museo Nacional del Ferrocarril,
el cual se encuentra en las calles 11 Norte y 12 Poniente, y se finaliza en los
Fuertes de Loreto y Guadalupe (Centro Cívico 5 de Mayo), ubicados en el lado
opuesto del museo. Debido a que los museos cierran a las 16:30 horas, en el
recorrido sólo pudimos visitar tres museos, nos vimos imposibilitados para
llegar al Museo de la No Intervención, por lo que se decidió dar fin al
recorrido a la salida del ex convento de Santa Mónica.
3.2. Dirección de
Turismo municipal: itinerario conventual
Los itinerarios
ofrecidos por la Dirección de Turismo municipal, al contar con la orientación
de guías turísticos, están sujetos a la calidad interpretativa de estos
trabajadores. Debido a que el interés de este estudio radica en los itinerarios
culturales, se seleccionó el itinerario conventual, pues se consideró que no
sólo refleja la rica historia virreinal de la ciudad, sino que también pone de
manifiesto la riqueza arquitectónica de la ciudad histórico-turística. También
se asumió, dado que el itinerario se realizaría andando, que la valoración de
paradas y etapas podría hacerse con una mayor objetividad. El grupo de
visitantes quedó constituido por cinco personas; se juzgó relevante invitar a
una persona experta en arte colonial poblano, para tener al final del recorrido
una opinión calificada sobre la calidad interpretativa del guía y conocer si
algún elemento importante había sido omitido. Cabe aclarar que ningún miembro
del grupo conocía la finalidad de realizar el recorrido; simplemente se les
invitó a “un paseo por el centro de Puebla”.
3.2.1. Paradas y
etapas
La evaluación de
este itinerario cultural se basó en la capacidad, por medio del guía, para
poner en contexto los recursos en el área delimitada en el recorrido, y así
apreciar si las etapas verdaderamente fungían como un elemento de unión entre
los lugares visitados (paradas), y sí efectivamente permitían conocer esa parte
del Centro Histórico a través de sus calles.
En el folleto
informativo, el itinerario está constituido por seis paradas y comienza en la
Dirección de Turismo. A continuación se enuncia el contenido de este recorrido:
1. Dirección
de Turismo municipal (Portal Hidalgo 14).
2. Templo
y ex convento de la Concepción (avenida 7 Poniente esquina calle 16 de
Septiembre).
3. Templo
y ex convento de Santa Inés (avenida 9 Oriente esquina calle 3 Sur).
4. Templo
y convento de las Capuchinas (avenida 9 Oriente esquina calle 16 de
Septiembre).
5. Templo
y ex convento de la Soledad (calle 2 Sur esquina avenida 13 Oriente).
6. Templo
y ex convento Iglesia de San Jerónimo (avenida 7 Oriente esquina calle 3 Sur).
No obstante, el
recorrido fue modificado por el guía; quitó conventos –La Concepción, Santa
Inés– y añadió el templo del Espíritu Santo. Como puede inferirse, la temática
del itinerario se perdió.
3.2.1.1. Paradas
Las paradas antes
mencionadas fueron visitadas. Sin embargo, la narración del guía estuvo
enfocada invariablemente al estilo arquitectónico de las iglesias. Hubo escasas
menciones a los conventos y se omitió información sobre su fundación y si
estaban o no en servicio. Los datos anecdóticos, siempre de interés para el
turista, fueron obviados.
3.2.1.2. Etapas
Las etapas son el
punto focal para la interpretación de la ciudad, pues vinculan la parada con el
territorio; entonces teóricamente debe existir información notable en torno al
territorio visitado. Estos datos facilitan al visitante una comprensión del
territorio; en este caso, del Centro Histórico en su ruta conventual. Por lo
tanto, conocer de sus calles, de la historia e historias de esas calles, de sus
casas y habitantes hace que el turista comprenda la ciudad, y que de alguna
manera plasme en su mente el mapa del recorrido, que finalmente formará parte
de sus recuerdos de viaje; podrá decir: he conocido la ciudad. ¿De qué sirve
comentar que se conoce un hito en alguna ciudad histórica, si no se recuerda
dónde está y por qué está? Las etapas tejen realmente el itinerario cultural,
son las que graban la parada en la mente y por su mediación el entramado
urbanístico cobra sentido para el viajero. En el itinerario que se recorrió,
las etapas fueron infortunadas en contenido.
3.2.2. Conclusiones
sobre el itinerario conventual
El recorrido
terminó a una calle del lugar de origen del itinerario. Esto evitó recorrer
parte de una de las avenidas más simbólicas del Centro Histórico, la de Juan de
Palafox y Mendoza, donde, nuevamente, el turista puede apreciar bellos
edificios con hermosos patios, todos plenos de historia, como la Casa Arronte (avenida Juan de Palafox y Mendoza 219), que
actualmente funciona como la Biblioteca de la Benemérita Universidad Autónoma
de Puebla (buap);
y la Casa Presno (avenida Juan de Palafox y Mendoza
208), hoy Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la buap, por
mencionar sólo dos de las espléndidas edificaciones con que cuenta esta
avenida.
Si bien el tema
del itinerario aquí estudiado fue el de los conventos, o, propiamente dicho,
“las iglesias de los conventos”, la interpretación de la ciudad mediante de
este itinerario no debe omitir los elementos que acompañan la historia
conventual y las calles por las cuales se transita, pues son bases que perfilan
a la ciudad. En este sentido, las etapas son fundamentales como fuente
interpretativa de lo que se ha visitado. Sin estos vínculos, el itinerario
queda trunco; difícilmente el turista podrá conocer y reconstruir la ciudad a
partir de las paradas.
Reparando en lo
que sucedía a medida que se avanzaba en el itinerario conventual, se observó
que por esas calles no transitan grupos de turistas, y que más bien deambula
por ellas uno que otro turista extranjero, con su guía turística bajo el brazo
y con el rostro desencajado. Las preguntas aún quedan en el aire: ¿cómo
conectarán con la ciudad?, ¿lograrán finalmente su objetivo, conocer algo de la
ciudad, de su historia?
Si se retoma el
significado de itinerario como ruta que instruye, consideramos que en esta
ocasión el itinerario cultural conventual se ha quedado al margen de la ciudad
histórica de Puebla.
Conclusión
La ciudad de
Puebla, con el patrimonio cultural contenido en su Centro Histórico, está en
condiciones de ser un destino turístico importante, sobre todo para el turismo
nacional. En ocasiones se considera que contar con atractivos turísticos o una
adecuada promoción del destino es suficiente para aumentar los flujos
turísticos, y no se toma en cuenta que son diferentes factores los que hacen al
destino atractivo. La ciudad histórico-turística de Puebla sigue teniendo una
belleza virreinal como pocas ciudades en América Latina debido, entre otras
causas, a la falta de interés durante años en este importante contenedor
simbólico, lo que conservó la belleza de sus edificaciones. Sin embargo, la
ciudad histórico-turística, como se ha apuntado en este artículo, no fue
diseñada para esta función, y, al parecer, se requiere avanzar en la
interpretación de la ciudad; probablemente el primer paso sea la confección
acertada de itinerarios culturales que permitan entenderla correctamente. Por
lo revisado en este trabajo, puede afirmarse que el turista difícilmente logra,
con base en los itinerarios, conocer la ciudad histórica, debido, entre muchos
otros factores, a la desvinculación entre el itinerario cultural y la ciudad
histórico-turística. La falta de aproximación al urbanismo, el cual es considerado
un elemento característico e indiscutible de los itinerarios culturales, fue la
mayor debilidad detectada en las paradas y etapas analizadas en estos
itinerarios.
Por supuesto que
hay más problemas de los aquí expuestos, y que por motivos de espacio no son
discutidos: calidad de las guías turísticas, de los servicios de información y
señalización efectiva para el turista, entre otros, que ayuden a explicar de
manera precisa la razón por la cual el turista que visita la ciudad tiene una
estadía corta.
Sin embargo, las
pautas para el mejoramiento de la calidad interpretativa para el turista que
visita esta ciudad pueden establecerse con la confección de itinerarios que
vinculen historia, leyenda, tradición, arquitectura y urbanismo, todo ello en
un ambiente de autenticidad.
Por otra parte,
se considera que esta ciudad histórico-turística tiene más matices que los
explorados hasta ahora. Pueden generarse itinerarios que se dirijan a los
diferentes tipos de visitantes con intereses culturales precisos. Así, podemos
distinguir contenidos temáticos que narren la vida conventual, las monjas
coronadas, los sonidos de Puebla, las puertas de Puebla, los balcones
esquinados, entre otros muchos temas.
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Aceptado:
20 de junio de 2005.
Patricia Domínguez Silva tiene el doctorado en urbanística.
Actualmente está adscrita a la Escuela de Negocios de la Universidad de las
Américas, en Puebla. Sus líneas de investigación se orientan al turismo urbano
y el turismo cultural. Entre sus publicaciones se cuentan: “Cómo conseguir una
ciudad más habitable y competitiva”, preámbulo a la Carta
de Puebla i, Honorable Ayuntamiento de Puebla,
Puebla, México, 2003; con Alicia Bernard y Raúl Valdés, ‘Turismo y patrimonio
en el siglo xxi’,
capítulo 1 “Patrimonio y turismo. Reconversión del patrimonio en hoteles”, Ex
convento de la Concepción y Mesón Sacristía de la Compañía, Centro de Investigaciones y Estudios
Turísticos, Puebla, México; también con Alicia Bernard, “Gastronomía, la
herencia olvidada. Patrimonio Cultural y Turismo”, Cuadernos
3, Pensamientos acerca del patrimonio cultural. Antología de textos, Conaculta, México, 2003, pp. 261-306, y Tourism and Heritage Relationships: Global, National
and Local Perspectives Gastronomy, the Neglected Heritage,
The Center for Travel & Tourism. Ha
colaborado con diferentes grupos de investigación nacionales e internacionales
en otras instituciones.
[1] Para efectos de este trabajo, se
entiende como Centro Histórico la “parte de la ciudad que posee un alto valor
estético e histórico como expresión de la cultura urbana y que se corresponde
frecuentemente con las áreas histórico-monumentales de la urbe, las de mayor
simbolismo y significación” (Zoido et
al., 2000: 75).
[2] Por ejemplo, la Organización Mundial
del Turismo calcula que más de 50% de las llegadas corresponden a turismo
urbano. También reporta que son las ciudades las que concentran la riqueza
cultural (más de 70% de los activos patrimoniales en la Unión Europea).
[3] Jansen-Verbeke (1998) realiza una segmentación de los visitantes
en relación con la cultura: turistas de motivación cultural, turistas de
inspiración cultural y turistas atraídos por la cultura.
[4] http://www.turismopuebla.com.mx/5opciones.htm#recorrido3.