Orientación de los servicios microfinancieros
hacia los más pobres
Carola Conde Bonfil*
Abstract
One of
the most important discussions in current micro-finance theory is whether it is
necessary or counter-productive to focus micro-financial services to the
poorest. In this document, we describe the most well known methodologies.
We conclude that focussing
in specific groups restricts the access to others that are considered
non-vulnerable. As a result, the so-called inclusion error is corrected, but
the possibilities of increasing the exclusion error are greater since the
methodologies that guide the programmes have been
designed to detect the poorest within 70-80%. Moreover, there is the risk of
destroying the existing social capital in the communities where micro-financial
projects operate.
Keywords: micro-finance, focusing in the poorest,
micro-financial institutions, micro-financial services.
Resumen
Una de las
discusiones más relevantes en las microfinanzas
actuales se refiere a si es necesario o contraproducente el enfoque de los
servicios microfinancieros a los más pobres. En el
documento se describen las metodologías más conocidas.
Se concluye
que el enfoque hacia grupos específicos restringe el acceso a los grupos
considerados no vulnerables, con lo que corrige el denominado error
de inclusión, pero
aumenta las probabilidades de cometer el error de
exclusión pues las
metodologías diseñadas para orientar los programas calculan su eficacia para
detectar a los más pobres entre 70 y 80%. Adicionalmente, se corre el riesgo de
destruir el capital social existente en las comunidades donde operan los
proyectos microfinancieros.
Palabras clave: microfinanzas, orientación a los más pobres,
instituciones microfinancieras, servicios microfinancieros.
*
El Colegio Mexiquense, A.C. Correo-e: cconde@cmq.edu.mx.
Introducción
El grado en el
que los programas microfinancieros pueden alcanzar a
los más pobres entre los pobres, y la relevancia de este punto, continúan
siendo una discusión abierta. No hay un acuerdo generalizado acerca de que,
para tener un verdadero impacto en la pobreza, las microfinancieras
deban dirigirse expresa y exclusivamente a los más pobres.[1]
Sin embargo, a
partir de 1997, cuando surge la Cumbre de Microcrédito,[2] se
convierte en un punto de constante discusión, ya que en ella se establece la meta[3] de
varios organismos internacionales de lograr que 100 millones de las familias más
pobres del planeta
tengan acceso a servicios financieros en 2005.[4]
Los cuatro temas
centrales de la Declaración y el Plan de Acción de la cumbre son: 1) servir a los más
pobres, 2)
servir y fortalecer a
la mujer, 3)
formar instituciones autosuficientes financieramente y 4) asegurar un impacto positivo y
mensurable en las vidas de los clientes y sus familias.
Al 31 de
diciembre de 2002, 2,572 instituciones de microcrédito reportaron haber servido
a 67’606,080 clientes, de los cuales 41’594,778 pertenecían a la categoría de
más pobres.[5] Si se suponen familias de
cinco individuos, los 41.6 millones de clientes más pobres atendidos a fines de
2002 beneficiaron a alrededor 208 millones de personas. Asimismo, 813
instituciones habían definido un Plan de Acción Institucional en el cual
delinearon su avance con respecto a los temas centrales de la cumbre (Cumbre
del Microcrédito, Informe 2003).
Dado el peso que
tiene la Campaña Mundial de Microcrédito, las instituciones microfinancieras
(imf) al
menos han aceptado la recomendación de que son necesarias algunas medidas
cuidadosas para determinar a qué sector está atendiéndose y dar preferencia a
los más pobres. De hecho, según el Informe 2002 del Estado de la Campaña de la
Cumbre del Microcrédito, actualmente 341 organizaciones están utilizando alguna
metodología de orientación[6] en
tanto cinco años antes, cuando se inició la campaña, había probablemente 20
organizaciones que aplicaban alguna de ellas.
1. Estrategias de
enfoque a la pobreza
Desde entonces,
las imf
han desarrollado diversas estrategias para enfocarse a la pobreza, que incluyen
(González Aguilar, 1999):
·
Formas
de identificar a los pobres.
·
Formas
de atraer a los pobres.
·
Formas
de excluir al no pobre.
·
Formas
de desalentar al no pobre.
Para lograr
enfocarse eficazmente a los más pobres, necesitan tomarse en cuenta:
·
Factores
relacionados con los agentes (tipo de imf, necesidades del cliente,
restricciones).
·
Factores
del contexto (marco regulatorio, infraestructura, etc.).
·
Resultados
de las microfinancieras (a cuántas personas atienden,
qué tan pobres son los clientes, en cuáles sectores participan, dónde viven,
calidad de los servicios ofrecidos).
·
Impacto
(metodologías de medición).
Entre las
diversas metodologías que se han desarrollado se encuentra el Índice del Hogar
de Cashpor,[7]
la Calificación Participativa del Patrimonio (pwr) [8]
de Small Enterprese Foundation
(sef), la distribución geográfica de la
pobreza,[9] la
vocación,[10] los préstamos pequeños,[11]
las entrevistas ‘casa por casa’,[12]
las pruebas de medios y las pruebas de medios proxy.[13] Algunas otras son una combinación de
éstas, principalmente de las dos primeras o el complemento de una de ellas con
otra información que la imf
considere relevante.[14]
Veamos brevemente algunas de estas metodologías.
1.1 Índice de la
vivienda de Cashpor
La red Cashpor[15]
desarrolló un índice de la vivienda (Cashpor
Housing Index, chi) como método rápido y
rentable para identificar a los pobres. Este índice se ha adaptado a los
estilos de vivienda de todos los países de Asia, donde los programas de la red
están funcionando. Sus resultados se comprueban y se refinan por medio de una
prueba simple del activo aplicada durante el reclutamiento de miembros
cualificados. Este sistema opera en 23 imf que atienden a 300,000
mujeres pobres, principalmente en Asia.
El chi utiliza la
estructura de la vivienda para distinguir los niveles económicos de los hogares
y para identificar a los que son pobres. Sus fundadores consideran que, puesto
que la vivienda es generalmente el activo más importante de los hogares y que
la gente generalmente invierte mucho en sus casas, el edificio en sí mismo representa
un reflejo extremadamente visible de su abundancia. El tamaño de la casa y del
terreno, el material que se utilizó para construirla, el número de cuartos, la
presencia de agua corriente y las instalaciones del cuarto de baño, tomadas en
conjunto, proporcionan una evidencia muy sólida del nivel económico del hogar.
El índice de la vivienda utiliza estas características para determinar quién es
pobre y quién está relativamente mejor.[16]
El índice es específico del contexto y Cashpor lo ha
refinado para la adaptación a diversas regiones.
Para
determinarlo, el personal de campo camina sistemáticamente por las aldeas o
secciones de aldeas. Observan cada casa y eliminan las que son obviamente
costosas y bien construidas. Las demás se registran según su tamaño, los
materiales de construcción de las paredes, el piso y el techo y, en ocasiones,
otras variables como el abastecimiento de agua, sanitarios, acceso a la
electricidad, etc. Los registros de cada indicador se agregan para elaborar un
indicador compuesto y se establecen rangos para determinar las casas
consideradas pobres y excluir las que estén mejor.
Para construir
el índice de la vivienda, Cashpor se basa en los siguientes valores:
1. Tamaño
Pequeño = 0
Medio = 2
Grande = 6
2. Condición
estructural
Dilapidado = 0
Promedio = 2
Bueno = 6
3. Calidad de
las paredes
Pobres = 0
Promedio = 2
Bueno = 6
4. Calidad del
techo
Paja /hojas = 0
Hojalata o
láminas de acero = 2
Azotea
permanente = 6
Las
características que las imf
consideran para componer sus índices de vivienda pueden ser absolutamente
mínimas o relativamente extensas. tspi en Filipinas tiene un índice bastante simple de
la cubierta que se basa en tres características:
1. Tamaño
Grande = 4
Medio = 2
Pequeño = 0
2. Estructura
Firme = 4
Moderada = 2
Mala = 0
3. Azotea
Azulejos = 2
Nuevo = 1
Viejo = 0.5
Nipa = 0
Un individuo con
una suma debajo de 4.5 es elegible para un préstamo aunque puede haber ajustes
con base en la ubicación específica de la vivienda.
En cambio, en la
India, la Society for Helping and Awakening the Poor Through
Education (share)
utiliza características sumamente extensas de la vivienda para computar su
índice, el cual se basa en 13 características:
1. Tamaño
Grande = 4
Medio = 2
Pequeño = 0
2. Estructura
Firme = 4
Media = 2
Mala = 0
3. Material del
techo
rcc
= 4
Azulejos = 3
Asbesto = 2
Zinc = 1
Madera, piedra y
fango = 1
Bambú = 0
Cubierto con
paja = 0
4. Material de
las paredes
Ladrillo = 4
Piedra = 1
Cinc = 1
Fango = 0.5
Bambú = 0
5. Fuente
eléctrica
Sí = 2
Compartido = 1
No = 0
6.
Abastecimiento de agua
Posee = 1
Pozo de la
comunidad = 0
7. Propiedad de
la casa
Propia = 3
Heredada = 2
Alquilada = 1
Compartida = 0
8. Sanitario
Hoyo = 2
Con flujo de
agua = 1
Área abierta = 0
9. Combustible
para cocinar
Gas = 3
Petróleo = 2
Carbón de leña =
1
Madera = 0
Sin humo = 0
10.
Radio/grabadora
Nuevo = 2
Viejo = 1
Ninguno = 0
11. Vehículo
Ciclomotor nuevo
= 4
Ciclomotor viejo
= 2
Bicicleta nueva
= 1
Bicicleta vieja
= 0.5
Ninguno = 0
12. Tarjeta de
racionamiento del gobierno
Sí = 3
Amarilla = 2
Blanca = 1
No = 0
13. Ventilador
Sí = 1
No = 0
Los individuos
con puntajes mayores a 20 se consideran inelegibles para los préstamos,
mientras que debajo de ese límite se entrevistan para determinar su
elegibilidad.
1.2 Calificación
participativa del patrimonio de Small Enterprise Foundation
(sef)
La Small
Enterprise Foundation (sef) atiende a 7,000 microempresarios en la provincia norteña
de África del Sur. Su programa enfocado a la pobreza ha sido el pionero en poner
en ejecución la metodología de Calificación Participativa del Patrimonio (Participatory
Wealth Ranking, pwr) y la ha desarrollado en campo hasta
convertirla en un método de identificar a los pobres que califica como
“altamente exacto y eficaz”.
La pwr es una
modificación de la técnica rural participante de valoración (pra). Es una
calificación subjetiva y muy local de la abundancia usada por los miembros de
una comunidad para establecer qué miembros dentro de ella son los más
indigentes. Los pobladores generan sus propios criterios con los cuales alinear
pobreza o abundancia; esto incluye a menudo los factores que no son visibles ni
identificados fácilmente por un forastero. Contratando a los habitantes de la
comunidad para participar en el proceso, se autoriza a la gente para analizar
sus propias situaciones, a menudo dándoles mayor presencia en los programas que
se establecen para ayudar al más pobre dentro de sus comunidades.
La pwr comienza
con la invitación de un miembro del personal a los participantes de la
comunidad. Se pretende animar a las mujeres y es importante asegurarse de que
por lo menos asistan algunas personas de cada área de la aldea. El primer paso
es dibujar un mapa del área entera que incluye los nombres de todas las casas
en la comunidad. En segundo lugar, el grupo registra los nombres de cada casa
en una tarjeta separada de la nota. El miembro del personal establece después
varios grupos de referencia integrados por pobladores (tres o cuatro grupos de
cuatro a seis personas cada uno) y organiza un horario de citas para el día
siguiente.
Las reuniones
con los grupos de referencia se realizan con un miembro del personal que inicia
con una discusión general sobre la pobreza y las características de las
personas muy pobres. Entonces, pide a los grupos clasificar las tarjetas con
los nombres de las casas en pilas según el estado de abundancia que les parezca
que tiene. Cada grupo es libre de formar tantas pilas como desee (con un mínimo
de cuatro) mientras en ellas se separe a la gente pobre de los menos pobres.
Los facilitadores toman nota sobre las características que distinguen cada pila
discutida por el grupo.
Al final del
ejercicio (con tres grupos de referencia), se calcula una puntuación para cada
casa dependiendo de cómo fue alineada por cada grupo (se suman los números
dados a cada casa en los tres grupos de referencia). Los puntajes se
identifican como consistentes, inconsistentes (pero utilizables) y no
confiables. Las casas que obtuvieron puntajes no confiables necesitan agregar
la valoración de otro grupo de referencia o ser comprobadas con otra
metodología de orientación (como puede ser el índice de la vivienda) para
lograr mayor clarificación.
Una vez que se
suman los puntajes y se comparan con las notas tomadas de las discusiones, se
determina una puntuación para integrar el grupo objetivo del programa. Las
casas con una puntuación menor a ese límite son elegibles para los servicios de
microcrédito.
Algunas de las
fortalezas de la pwr,
según sus promotores, son:
·
Las
respuestas con base en tres o cuatro grupos de referencia diversos aseguran
mayor confiabilidad de los datos y superan la manipulación o carencia de
conocimiento de un grupo específico.
·
Los
activos específicos de las familias no son discutidos públicamente, lo que
disminuye la vergüenza de algunos y la intención de ocultar la información por
parte de otros.
·
El
personal, como forasteros, aumenta su comprensión de la comunidad, mientras que
sus habitantes, como conocedores, definen sus propios criterios y métodos para
analizar la pobreza. Además, la mayoría del trabajo real es hecho por los
miembros de la comunidad, lo que permite que el personal sólo facilite la
discusión y tome notas.
·
La
información detallada sobre el área se genera en el proceso. Esto proporciona buenos
datos para obtener la puntuación límite y determinar quién es bastante pobre
para unirse programa. Esta información puede utilizarse también para el diseño
de productos o para medida del impacto (Microcredit
Summit Campaign, 1999).
Una debilidad potencial
de la pwr
es que el personal de campo tiene una responsabilidad muy significativa para
facilitar efectivamente el proceso. Aunque recoger respuestas de tres grupos de
referencia distintos asegura que los problemas sean detectados fácilmente, un
trabajo pobre de facilitación puede conducir rápidamente a resultados
inconsistentes que deben desecharse, con el consecuente desperdicio de
recursos.
Un método para
superar y prevenir esta debilidad potencial es poner énfasis en la capacitación
del personal en estos métodos y continuar supervisando su funcionamiento.
La fundación Kalanjiam es una de las pocas imf en Asia del Sur que emplea un pwr para enfocarse al cliente
pobre. El procedimiento es similar al de sef: primero, el personal de campo y gente de la aldea dibujan
juntos un mapa que incluye todas las casas, edificios comunitarios,
instalaciones de agua, alumbrado público, tiendas, etc. Los nombres de los
habitantes de las casas se escriben en trozos de papel. La imf forma diversos grupos con dos a tres aldeanos en cada uno.
Cada grupo clasifica los papeles que contienen los nombres en diversos grupos
de abundancia (muy pobres, pobres, moderadamente pobres y ricos) con base en
sus opiniones sobre las condiciones de vida de cada casa. El personal pide a
cada grupo un análisis razonado de su clasificación. Comparando los resultados
de diversos grupos, el personal de campo decide cuáles son las casas más pobres
y las declara elegibles para el crédito (Kalanjiam Foundation, 2003).
1.3 Prueba de medios
de Lift Above Poverty Organisation (lapo)
lapo desarrolló su medida de la pobreza
después de visitar el Banco Grameen en 1990. Su
herramienta proporciona un puntaje entre 25 y 100, en el cual los valores más
altos indican mayor pobreza. La gente es elegible para los préstamos de lapo si obtiene 50 puntos o más, lo que
indica que están viviendo debajo de la línea oficial de pobreza de Nigeria, y
las de 70 o más se encuentran en la mitad inferior. Antes de que un cliente
reciba un préstamo, los oficiales de préstamo realizan cinco reuniones para
verificar la exactitud de la información proporcionada en la primera
entrevista. La lista de criterios incluye:
1) Personal
a. Nivel de educación formal
Ninguno
= 12
Media
primaria = 8
Primaria
completa = 6
Media
secundaria = 4
Secundaria
completa = 2
b.
Número de dependientes menores a veinte años de edad
Más
de 9 = 10
Entre
6 y 9 = 8
Entre
3 y 5 = 5
Entre
1 y 2 = 3
Ninguno
= 2 puntos
c.
Estado civil
Viuda
= 10
Separados
o divorciados = 6
Casados
= 5
Solos
= 4
2) Vivienda
d.
Propiedad
Alquilada
= 12
Heredada
= 6
Propia
= 3
e.
Tamaño
1
cuarto = 7
2
cuartos = 5
3
cuartos = 3
Piso
o bungalow = 2 puntos
f.
Forma más alta de entretenimiento poseída
Ninguno
= 12
Radio
= 6
Televisión
= 1
3) Negocio /
ocupación
g1.
Valor de negocio
Ningún
negocio o de 1,000 a 5,000 = 15
De
6,000 a 10,000 = 10
De
11,000 a 20,000 = 8
De
21,000 a 50,000 = 5
De
51,000 y más = 3
O
bien:
g2.
Tamaño de la granja
Pequeña
= 15 puntos
Mediana
= 9
Grande
= 3
h.
Ingreso mensual
Debajo
del salario mínimo nacional = 12
Sobre
el salario mínimo nacional = 5
4) Localización
i.
Localización
Rural
= 10
Semiurbana
o jefatura del gobierno local (cabecera
municipal)
= 6
Urbana
o capital estatal = 3
Fuente:
Herramienta de evaluación de la pobreza (Poverty Assessment Tool, pat) de cgap
(The
Microfinance Gateway, 2003 y Henrio et
al., 2000).
En el pasado, las
pruebas estadísticamente rigurosas de los niveles de pobreza de los clientes de
imf implicaban encuestas costosas sobre el
gasto del hogar. Tales exámenes, por lo tanto, podían solamente ser pocos y
originarse en estudios académicos con mucho financiamiento. El Consultative Group to Assist the
Poorest (cgap) ha
desarrollado la herramienta de evaluación de la pobreza (Poverty
Assessment Tool, pat) para
proporcionar a los donantes o inversionistas externos una herramienta de bajo
costo (los costos medios son alrededor de 10,000[17])
que pueda generar datos rigurosos.
Las aplicaciones
de pat
usan técnicas de encuesta en una muestra de clientes seleccionada
aleatoriamente, así como de no clientes, y está diseñada de modo que los
expertos locales puedan utilizarla sin necesidad de asistencia técnica
internacional. La pat
proporciona información sobre qué tan pobres son los clientes en relación con
los no clientes de la misma área. Donde existen datos nacionales, la pat puede
permitir a las imf
establecer el nivel de pobreza de sus clientes en una escala nacional. Hasta la
fecha, la pat
se ha utilizado en siete imf
en Asia, África y América Latina. Los resultados indican que esas imf están
alcanzando con éxito a poblaciones más pobres.
Los indicadores
que se sugiere capturar en el cuestionario de la entrevista se muestran en el
cuadro 1.
Según sus
autores, esta herramienta:
·
Proporciona
pautas e instrucciones para recoger los datos de la encuesta.
·
Guía
a los usuarios para desarrollar un marco de muestreo y realizar el muestreo de
casas.
·
Delinea
cómo modificar el cuestionario para requisitos particulares estándar para dar
cabida a las condiciones locales específicas donde funciona la imf.
·
Describe
el nivel de detalle necesario para llevar a cabo con éxito la encuesta.
·
Da
las pautas para contratar el proyecto con una institución o individuo
cualificado.
·
Se
enfoca en el manejo y análisis de datos usando un programa estadístico para las
ciencias sociales (spss).
·
Guía
el manejo de los datos de la encuesta una vez recogidos, incluyendo cómo
introducirlos.
·
Explica
cómo los resultados del análisis pueden aplicarse por los donantes para obtener
conclusiones.
El formato
contiene pautas e indicadores prácticos para medir el funcionamiento de una imf en una
amplia gama de temas: gobierno, gerencia y dirección, misión y planes,
sistemas, operaciones, gerencia de recursos humanos, productos, calidad del portafolio
y análisis financiero.
Cuadro 1
Indicadores
recomendados en el cuestionario final
de la
Poverty Assessment Tool (pat)
Recursos
humanos |
Vivienda |
Seguridad alimentaria y
vulnerabilidad |
Activos |
Otros |
• Edad y sexo
de los miembros adultos de la casa |
• Estado de
propiedad |
• Número de
comidas servidas en los dos días anteriores |
• Área y valor
de la tierra |
• Indicador urbano/rural |
• Nivel de la
educación de los miembros adultos de la casa |
• Número de
cuartos |
• Frecuencia
semanal de porciones de tres alimentos de lujo |
• Número y
valor del ganado seleccionado |
• Valoración de la superación de la pobreza de no
clientes de la imf |
• Ocupación de
los miembros adultos de la casa |
• Tipo de
material para techos |
• Frecuencia
semanal de porciones de un alimento inferior |
• Propiedad y
valor de los activos relacionados con el transporte |
|
• Número de
habitantes de menos de 15 años de edad en la casa |
• Tipo de
paredes exteriores |
• Episodios de
hambre en el último mes |
• Propiedad y
valor de los artículos electrodomésticos |
|
• Gasto anual
en ropa y calzado para todos los miembros de la casa |
• Tipo de suelo |
• Episodios de
hambre en los últimos 12 meses |
|
|
|
• Condición
estructural observada de la vivienda |
• Frecuencia de
compra de artículos de primera necesidad |
|
|
|
• Tipo de
conexión eléctrica |
• Tamaño de las
reservas de artículos de primera necesidad en la vivienda |
|
|
|
• Tipo de
combustible usado para cocinar |
• Propensión
marginal a consumir del ingreso adicional |
|
|
|
• Fuente de agua potable |
|
|
|
|
• Tipo de
letrina |
|
|
|
Fuente: Henrio, 2000: 8.
Sus autores
argumentan que el análisis de esas características institucionales permite una
valoración del potencial para la sustentabilidad institucional. En adición, la
herramienta soporta comparaciones de superación de la pobreza entre imf y entre
países. Sostienen que la metodología es aplicable a toda imf independientemente de su
localización, estructura de cliente y forma de superar la pobreza (Assessing the relative poverty
of microfinance clients: a cgap operational tool).
La herramienta
fue probada en cuatro estudios de caso en Asia, África y América Latina durante
1999. La experiencia acumulativa obtenida de estos estudios fue utilizada para
estandarizarla.
2. El debate
Quienes insisten
en que deben promoverse programas orientados hacia los más pobres afirman lo
siguiente:
La cuestión es
cómo se puede beneficiar a la gente sin recursos con el microfinanciamiento
si no se sabe quiénes son los que no tienen recursos. ¿Cómo se puede decir que
se está llegando a la gente sin recursos si no se mide lo que se hace? ¿Cómo se
puede identificar a estas familias en el terreno y fomentar su participación en
los programas de microfinanciamiento? ¿Cómo se puede
medir el impacto si no sabemos dónde empiezan los clientes?
Sostenemos que a menos que se utilice una
activa concentración en la pobreza, no podremos crear servicios de microfinanciamiento para los más pobres. La experiencia ha
demostrado que si se incluye a la gente que está en mejores condiciones, se
puede llegar a descorazonar a la gente que quiera ingresar al programa. Por lo
tanto, aun cuando nuestro objetivo no sea exclusivamente el de captar a la
población sin recursos, a menos que usemos una activa selección de candidatos,
existe la probabilidad de que, sin querer, no incluyamos a los que carecen de
recursos.
No se trata de una cuestión de costo o
sostenibilidad (si bien ello tiene un gran impacto en la forma en que se
efectúa la concentración en la pobreza). Independientemente de que el programa
se concentre exclusivamente en un grupo o no, la experiencia ha demostrado que
para llegar a la gente sin recursos debemos diseñar específicamente un programa
que responda a sus necesidades. La concentración en la pobreza puede ayudar al
proceso mediante la concientización de las distintas necesidades que tienen
clientes diferentes y permitir que se elijan eficazmente los distintos
productos (Simanowitz, Nkuna
y KasimTrust, 1999).
Otros autores
consideran que es importante orientar los programas para evitar que los pobres
se sientan intimidados. Esto declara John de Witt, director general de Small
Enterprise Foundation:
Ahora, los
clientes que son muchos más pobres ¿por qué no acuden a usted en grandes
números? La razón es que se sienten intimidados por los clientes más ricos. […]
Los más pobres ven quién va a su programa y sólo dicen “Este programa no es
para nosotros; es para aquella gente que esté mejor”. Y luego, muchas veces,
los más ricos, o tal vez los menos pobres, intimidan a los pobres, simplemente
al decir: “Esta reunión es para gente seria. Aquí tenemos que ser serios en
asuntos de negocios. Alguien que sólo vende unos pocos vegetales no es serio en
cuanto a negocios”. Los pobres ya tienen muy poca dignidad, pero si usted añade
unos comentarios como esos, se marchan. Entonces, la presencia de los que no
son pobres desafortunadamente ahuyentó a los pobres. Y por eso es que tenemos
que tener un enfoque exclusivo en los pobres (Cumbre de Microcrédito, 1998).
Gibbons, Simanowitz
y Nkuna (1999)
concluyen, acerca del Índice de la Vivienda de Cashpor
y la Calificación Participativa del Patrimonio, que:
·
Los
dos métodos son rentables, exactos y probados para identificar a los pobres y
más pobres, y haber excluido a los no pobres.
·
El
costo de orientar los programas debe agregarse a los gastos de explotación de
una imf
pero, como debe lograr sostenibilidad financiera institucional, este costo debe
reducirse al mínimo.
En contrapartida,
encontramos quienes se oponen al uso de estas metodologías o herramientas con
argumentos como:
·
Los
resultados son muy poco confiables.
·
La
aplicación de esas metodologías es demasiado cara.
·
Medir
la pobreza es demasiado difícil.
·
Basta
con seleccionar áreas marginadas para que automáticamente todos los que viven
ahí califiquen como muy pobres.
·
El
diseño de los productos microfinancieros excluye a
los no pobres porque no satisface sus necesidades.
·
No
es posible lograr autosuficiencia financiera si sólo se trabaja con los más
pobres.
Es innegable que
algunas de estas metodologías resultan costosas, difíciles o inexactas, sobre
todo porque la mayoría de ellas se ha enfocado en la pobreza relativa y deja
fuera gran cantidad de pobres absolutos.[18]
Empero, desde mi punto de vista, el problema va más allá. Más bien habría que
analizar cómo se han concebido esos proyectos microfinancieros
y si asumen conscientemente el riesgo de destruir el capital social existente
en las comunidades donde opera.
Lo primero que
debería resolverse es por qué es importante orientarse hacia los más pobres.
Estoy convencida de que no hay una única respuesta. La decisión depende de la
misión de la imf:
si una imf
decide que su misión es responder a las necesidades financieras de la gente muy
pobre o de poblaciones vulnerables específicas, entonces es evidente que
necesita asegurarse de que realmente esté alcanzando a esos grupos. En cambio,
si su misión es atender a la gente en un área con poco o ningún acceso a
servicios financieros, y no centrarse solamente en el muy pobre, la orientación
específica a los clientes es completamente innecesaria.
De hecho, todos
necesitamos productos financieros, y la mayoría, sobre todo en países como
México, quedamos excluidos del sistema financiero (Conde Bonfil,
2001) porque este
sector ha funcionado convencido de que la mayoría de la población no requiere
esos servicios ni tiene capacidad de utilizarlos. La exclusión va desde el
punto de vista geográfico[19]
hasta el económico[20]
sin dejar de lado el de la ingeniería financiera[21] y
la rentabilidad del sistema.[22]
Con las metodologías para identificar a los más pobres, esta gran mayoría de
mexicanos queda también excluida de este sector.
El enfoque
cuidadoso hacia grupos específicos restringe el acceso a los grupos
considerados no vulnerables, con lo que corrige el denominado error
de inclusión, pero
aumenta las probabilidades de cometer el error de
exclusión, pues las
metodologías diseñadas para orientar los programas calculan su eficacia para
detectar a los más pobres entre 70 y 80%.
Aún más: después
de varios años de aplicarse, los principales promotores de orientar los
servicios hacia los más pobres, la Cumbre del Microcrédito, corrige la
definición original de la ‘mitad inferior bajo la línea de pobreza’, ya que:
La definición y
su implementación tenían sin embargo varias debilidades cruciales. Excluía a decenas
de millones de familias muy pobres en los países más pobres del mundo, quienes
se encontraban en la mitad inferior del grupo bajo la línea de pobreza. Por
ejemplo, incluía la mitad inferior bajo la línea nacional de pobreza en países
tales como Níger, Haití e India, pero excluía la mitad superior de ese grupo en
esos mismos países, aun cuando muchas de estas familias viven con ingresos
menores a us
$1 diario ajustado a la ppa.
Estas familias en la mitad superior bajo la línea de pobreza en países como
Níger eran más pobres que las familias en la mitad inferior bajo la línea de
pobreza en un país más próspero como Malasia (Cumbre del Microcrédito, Informe
2003).
Lo anterior
significa que durante al menos cinco años ha estado excluyéndose a millones de personas
en situación de pobreza absoluta por el simple hecho de vivir en un país con
demasiados pobres; es decir, ha estado cometiéndose sistemáticamente un error
de exclusión.
En realidad,
ambos errores (de inclusión y de exclusión) distorsionan la población
beneficiaria de los proyectos al aceptar a personas que no cumplen con el
perfil y rechazar a algunas que sí lo cumplen, pero su mayor peligro reside en
que ocasiona deterioro del capital social existente en la comunidad. Las
personas excluidas de la organización no sólo se ven privadas de los servicios
proporcionados por ella, sino que desarrollan malestar y resentimiento en
contra de los vecinos que sí tienen acceso y, en mayor medida, en contra de los
que no cumplen con el perfil y sí fueron admitidos. Pueden también
desarrollarse esos sentimientos hacia los promotores de la oscm y los miembros de la
comunidad que participaron en el proceso como en la metodología pwr.
Un segundo
problema en este sentido es que la operación de los proyectos microfinancieros puede generar un nuevo capital social
entre los integrantes de un grupo solidario y constituir “vínculos que unen”[23]
o “vínculos que tienden puentes”.[24]
Sin embargo, si el grupo está formado sólo por gente pobre, sólo se
desarrollarían lazos horizontales del primer tipo y se les privaría de la
posibilidad de generar redes verticales del segundo.
En
contrapartida, históricamente, muchos programas de desarrollo con intenciones
de servir a las poblaciones más vulnerables han terminado deslizándose en forma
paulatina hacia los clientes no pobres y menos vulnerables, lo que priva del
servicio a los beneficiarios originalmente previstos. Es preciso reconocer que,
en parte, esto se debe a la ausencia de las metodologías para orientarse hacia
los más pobres, pero en algunos casos ha sido como un resultado lógico de la
escasez de servicios financieros para la población en general y a la gran
presión que padecen las imf
para mantener tasas de interés competitivas y sustentabilidad financiera.
Coincido con las
conclusiones que algunos autores han obtenido en torno a las microfinanzas (González Aguilar, 1999):
·
La
mayoría de la gente pobre se ha beneficiado de programas microfinancieros,
pero enfocarse estrictamente a ellos no es necesariamente una condición para
alcanzar al más pobre. Algunos esquemas a gran escala no orientados han podido
alcanzar al más pobre.
·
Puede
alcanzarse más gente pobre mediante la construcción de sistemas financieros
sostenibles y competitivos que proporcionan una amplia gama de transacciones
financieras de pequeña escala, que con estrechos programas orientados a los más
pobres.
·
Las
microfinanzas tienen limitaciones. No deben ser
vistas como la única solución al alivio de la pobreza. En ciertas
circunstancias, otras intervenciones pueden ser más eficaces que las microfinancieras.
·
Las
microfinanzas no son apropiadas para toda la gente
pobre. En algunos casos las microempresas de los pobres no necesitan
microcréditos o no están listas para solicitarlos. En otros, los
microempresarios no son solventes.
En consecuencia,
lo fundamental para las imf
no es discutir si las herramientas de medición de la pobreza son inexactas,
caras o difíciles, sino cuál es el grupo objetivo al que pretenden atender y
cuáles son las estrategias que deben desarrollar para ser consistentes con su
misión.
El pragmatismo
se inclinaría por un enfoque que acepte que la mayoría de las imf atiendan a
una combinación de clientes, incluso alguna gente sin recursos y de escasos
recursos, pero quizás también a los que tengan recursos. En este caso, la concentración en la pobreza
sería fundamentalmente una herramienta para conocer y dar información sobre qué
público se atiende. Siempre que se pueda captar eficazmente a gente sin
recursos con un programa “mixto”, al aumentarse la escala habrá más
probabilidades de captar mucha más gente sin recursos. Aquellos programas que
atiendan a varias clases de clientes, no solamente a los que no tengan recursos
o que cuenten con escasos recursos, podrán expandirse más rápidamente y
beneficiar a cantidades más grandes de personas que los programas que se
dediquen exclusivamente a una sola clase. Si lo hacen, es probable que se
beneficien grandes cantidades de personas de escasos recursos y sin recursos.
Además, esos programas tienen la posibilidad de subsidiar préstamos para los
más pobres con los empréstitos más lucrativos que se conceden a la gente de
recursos y, de esa manera, se podría alcanzar la autosuficiencia financiera
institucional con mayor celeridad (Simanowitz, Nkuna y KasimTrust, 1999).
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Enviado: 29 de febrero de 2004.
Reenviado: 11 de mayo de 2004.
Aceptado: 25 de agosto de 2004.
Carola Conde Bonfil es investigadora de El Colegio
Mexiquense, A.C. Coordina el seminario Estado, Sociedad Civil y Políticas
Públicas (cesepp). Obtuvo el doctorado en ciencias
económicas por la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa
e hizo su estancia posdoctoral en la Université Paris
xii
(Saint Maur). Líneas actuales de investigación:
ahorro familiar no bancario en México,
políticas públicas y finanzas municipales. Entre sus últimas publicaciones
destacan: 1) ¿Pueden ahorrar los pobres? ong
y proyectos gubernamentales en México,
El Colegio Mexiquense, ac-La Colmena Milenaria, Zinacantepec, 2000; 2)¿Depósitos o
puerquitos? Las
decisiones de ahorro en México,
El Colegio Mexiquense, A.C.-La
Colmena Milenaria, Zinacantepec, 2001; 3)
“Surgimiento de nuevos actores: ong microfinancieras en
México”, Memorias del Tercer Congreso de la amer, 2003; 4) “Servicios microfinancieros en el estado de México”, ponencia presentada
en el coloquio La economía del estado de México
en el nuevo contexto del siglo xxi”, El
Colegio Mexiquense, ac, Zinacantepec,
2003, disco compacto, y 5) “Papel de las osc microfinancieras
en la construcción de capital social”, ponencia presentada en el xxiv Congreso
de la Asociación Latinoamericana de Sociología (alas),
Mesa 20: Sociedad Civil: organizaciones, actores y movimientos sociales,
Arequipa, Perú, noviembre de 2003. Es miembro del Sistema Nacional de
Investigadores.
[1] La literatura en inglés denomina este
proceso targeting
the poorest; en español no existe una traducción
única y los textos hacen referencia a “apuntar a la pobreza”, “alcanzar a los
más pobres”, “enfocarse a la pobreza”, etc. Para simplificar, en este documento
denominaremos “orientados” a los programas o proyectos que incluyen una
metodología para asegurarse de que sus servicios lleguen a los más pobres.
[2] Aunque la reunión de Washington optó
por el término microcrédito en vez del de microfinanzas
que es más incluyente, toda alusión al microcrédito debe entenderse como
referencia a los programas que otorgan crédito y otros servicios financieros y
comerciales (incluso ahorros y asistencia técnica) para las personas sin
recursos.
[3] Denominada Campaña de Microcrédito.
[4] Fundamentalmente ahorro, crédito para
el autoempleo y asistencia técnica para la constitución de micronegocios.
[5] El grupo de los “más pobres” en los
países en desarrollo se refiere a las familias cuyo ingreso se encuentra 50%
inferior de aquellos que viven por debajo de la línea de pobreza en su país. A
partir de 2003 incluye, además, cualquiera de los 1,200 millones de personas
que viven en pobreza absoluta, con menos de un dólar diario ajustado a la
paridad del poder adquisitivo (ppa).
[6] Fundamentalmente el Índice del Hogar
de Cashpor (chi) o la Calificación
Participativa del Patrimonio (pwr).
[7] Cashpor Housing Index.
[8] Participatory
Wealth Ranking.
[9] Consiste en utilizar estadística
oficial para determinar las zonas marginadas y con menor desarrollo en el país.
Algunas imf
consideran que con ello es suficiente para enfocarse a los más pobres.
[10] Define como misión de la imf un grupo
objetivo vulnerable y se limita a él.
[11] Algunas imf consideran que el diseño de
sus productos es suficiente para desalentar el acceso de clientes no pobres;
sin embargo, en áreas donde no existen servicios financieros, los no pobres se
conforman con préstamos pequeños para evitar caer en manos de agiotistas.
[12] Al visitar a los clientes potenciales
en sus casas, puede observarse cómo viven y qué tan pobres son según las
condiciones de la vivienda y sus contenidos.
[13] El término ‘prueba de medios proxy’ se utiliza para describir una
situación donde la información sobre el hogar o las características
individuales correlacionadas con los niveles del bienestar es usada en un
algoritmo formal para aproximarse al ingreso, al bienestar o a la necesidad.
Dadas las dificultades administrativas de las pruebas de medios complejas y a
la inexactitud de las pruebas de medios simples, se recurrió al uso de otras
características del hogar como aproximaciones.
http://poverty.worldbank.org/library/view/5496/.
[14] Para los interesados en conocer más a
fondo las distintas experiencias de orientación hacia los más pobres, la página
http://www.microfinancegateway.org/poverty/exper/aim.htm ofrece información de
23 imf:
Alternativa Solidaria Chiapas, ac (AlSol), Amanah Ikhtiar Malaysia (aim), Association for Social Advancement (asa),
brac
(anteriormente conocido como Bangladesh Rural Advancement
Committee), Fondation Zakoura, Freedom from Hunger, Funding-the-Poor
Cooperative (fpc), Grameen
Bank, Grameen Koota, Kabalikat Para Sa Maundilad Na Buhay, Inc. (kmbi), Kalanjiam Foundation, Kashf
Foundation, Lift Above Poverty Organisation (lapo), Nirdhan Utthan Bank Ltd. (nubl), Prizma (anteriormente Project
Enterprise), Rural Entrepreneurs Chit-fund Advisory Service (recas), SafeSave Co-operative Ltd., Society for Helping and
Awakening the Poor Through Education (share),
Swayam Krishi Sangam Microfinance Ltd. (sks), The Small Enterprise
Foundation (sef),
Tulay Sa Pag-Unlad, Inc.
Development Corporation (tspi),
Women Economic Empowerment Consort (weec) y Yayasan Usaha Maju (yum). Se trata de una cédula básica en la
que se especifica qué herramienta utiliza cada imf, por qué considera relevante
orientarse hacia los más pobres, en qué consiste el proceso y la experiencia de
la institución al respecto. En el apéndice se presenta un resumen de la forma
en que estas instituciones orientan sus programas.
[15] Credit and Savings for the
Hardcore Poor (Cashpor) es una red regional de 23 programas de réplica de Grameen Bank Approach (gba) que
funciona en nueve países asiáticos.
[16] Algunas variaciones de este método
son utilizadas por otras imf,
como se mostrará más adelante.
[17] La fuente no especifica la unidad
monetaria, por lo que suponemos que se trata de dólares.
[18] El Informe 2003 de la Campaña de la
Cumbre del Microcrédito reconoce que al modificar el criterio de pobreza que
siete de las 50 instituciones más grandes reportaron 5’244,067 nuevos clientes
como resultado de la expansión de la definición (Cumbre del Microcrédito,
Informe 2003: 20).
[19] Alrededor de dos tercios de los
municipios del país no cuentan siquiera con una sucursal bancaria. Del resto,
la mayoría sólo tiene una sucursal en la cabecera municipal excepto en las
ciudades medias en las que el número puede ser cercano a 100. Poco más de la
cuarta parte de las sucursales del país se concentra en las ciudades de México,
Guadalajara y Monterrey.
[20] Los montos mínimos exigidos para apertura
de las cuentas y para evitar el cobro de comisiones por manejo de cuenta quedan
fuera del alcance de la mayor parte de los habitantes.
[21] La gran diversidad de instrumentos
financieros que han operado en el país han sido diseñados más bien considerando
las necesidades específicas de los destinatarios de los recursos más que las de
los ahorradores.
[22] Para el sistema financiero resulta
más rentable operar pocas cuentas con altos saldos promedio que atender a una
gran cantidad de cuentahabientes con depósitos ínfimos e irregulares que,
usualmente, requieren gran liquidez.
[23] Se trata de un tipo de capital social
intensivo con un tejido compacto construido por lazos “de unión” dentro de la
propia comunidad (bonding, social capital) al cual recurren los
pobres para ‘arreglárselas’.
[24] Es un capital social más difuso y extensivo (bridging, social capital) que, más que “unir”, “tiende puentes” entre grupos disímiles y suele ser el que utilizan aquellos que no son pobres para ‘superarse’.