Los términos de un debate
Los primeros cuatro trabajos que se publican en la
primera sección de esta entrega fueron presentados en el vi Seminario Internacional de la Red
Iberoamericana de Investigadores sobre Globalización y Territorio, en el bloque
temático: “Estado, descentralización y gestión regional-local”. El seminario se
llevó a cabo en la ciudad de Rosario, Argentina, entre el 2 y el 4 de mayo de
2001 como una de las actividades regulares de esta red, por investigadores y
profesionales interesados en los temas territoriales desde las perspectivas
social, económica, cultural y de la planeación urbana y regional.
El
objetivo general del seminario, al igual que el de los cinco seminarios
anteriores y también del próximo (a realizarse en la ciudad de Camagüey, Cuba,
entre el 27 y 29 de noviembre de 2002) es ofrecer un espacio del más alto nivel
académico para la presentación y discusión de trabajos sobre los impactos
territoriales de la globalización, tomando como referencia las más recientes
experiencias latinoamericanas y europeas.
Es
azaroso resumir en pocas líneas un debate de tres días entre un grupo de
investigadores de muchas nacionalidades que poseen una vivencia social distinta
sobre los alcances y limitaciones de los procesos de descentralización. Las
experiencias y expectativas personales enriquecen tanto la temática como
dificultan cualquier síntesis apretada. Sólo es plausible esclarecer las
principales coordenadas de la discusión y transmitir un cierto estado de ánimo
ante las allende altas expectativas que se tuvieron con los procesos de
descentralización en América Latina.
Unido
como la sombra al cuerpo en un día soleado, la descentralización se vislumbra
asociada con la acrecentada posibilidad de participación ciudadana y
comunitaria en la definición de las políticas de interés colectivo. El
fortalecimiento de las facultades políticas, de competencias administrativas y
de recursos fiscales en los gobiernos locales es positivamente valorado porque
pondría al alcance de la mano la ‘construcción territorial de la democracia’.
No son de poca monta las críticas a los impedimentos que se atraviesan contra
la participación social en el poder local. Cunden las prácticas mediante las
cuales los barones políticos –viejos y nuevos– instrumentalizan a la población
para sus propósitos, los tecnócratas traspasan parte de los costos de los
bienes y servicios públicos a las comunidades y, unos y otros, garantizan la
dependencia política y económica de las comunidades. No obstante, se extienden
por América Latina experiencias caracterizadas por una clara incidencia de
sectores sociales populares y medios en las decisiones de política local. En
ellas, la construcción de una alternativa política partidaria es una condición
irremplazable para garantizar la sostenibilidad y profundidad de la
participación social en la administración pública. De lo contrario, las
correlaciones de fuerza entre administración y administrados, políticos y
organizaciones sociales, programas públicos y necesidades comunitarias regresan
rápidamente a las relaciones clientelistas tradicionales.
Pero
¿cuáles son los límites absolutos del poder local y cuáles sus relaciones con
el nacional y el transnacional? Algunos, pocos a estas alturas, defienden la
estrategia de conquista ascendente del poder de ‘abajo hacia arriba’, de
gobierno local en gobierno local, hasta el acceso al poder nacional. Entre
otras cosas porque ‘arriba está abajo’, es decir, las facultades, competencias
y recursos a manos de los gobiernos locales son decididos desde el nivel
nacional y transnacional. El ‘centralismo de la descentralización’ no tiene
otra función que imponer límites estratégicos a las administraciones locales.
La trampa de la descentralización consiste en verse compelidos a adoptar los
programas de racionamiento, la privatización de empresas, la tributación
regresiva y la lógica empresarial en la administración pública local.
Los
reclamos de una mayor autonomía local se debaten entre dos estrategias:
aquellos que aspiran a desprenderse de las políticas neoliberales imperantes y
los que proclaman la autonomía bajo el imperio de una lógica darwiniana, es
decir, ‘sálvese quien pueda y tenga los medios para ello’. Lejos estamos,
entonces, de un mundo local autocontenido y soberano.
Por el contrario, unos ganan y otros pierden; unos territorios se conectan a
las redes transnacionales de manera principal y otros de manera secundaria;
incluso existen territorios al margen, en las líneas de frontera que sucumben
irremediablemente en la marginalidad de la nueva división internacional del
trabajo.
El
estudio de las conexiones entre la vida local, las políticas nacionales y los
circuitos trasnacionales es necesario para analizar las potencialidades y
limitaciones de los poderes locales. El sincero impulso a la participación
ciudadana en asuntos trascendentes como los planes de desarrollo local, la
elaboración y ejecución de presupuestos participativos, el control social a la
inversión y la administración pública, programas contra la discriminación por
razones de sexo, raza o credos, el reconocimiento de la pluralidad cultural y
política, la utilización de tecnologías ‘blandas’, el respeto a los ‘derechos
de la naturaleza’ y la construcción de una sociedad sostenible son prioridades
de gobiernos locales progresistas. Frente a las inversiones nacionales o
externas, estatales o privadas, estos gobiernos desarrollan acciones tendentes
a retener partes de los excedentes para financiar políticas sociales en favor
de los grupos más pobres y políticas productivas que apoyan el estímulo de
mercados regionales. Otros gobiernos locales están guiados por prioridades más
desarrollistas y empresariales, estimulan las ciudades y territorios
competitivos, la dotación de infraestructura de comunicaciones y servicios
financieros para la apertura, el debilitamiento de los sindicatos y el disciplinamiento de los movimientos sociales, la seguridad
ciudadana, el embellecimiento del espacio público, la represión a las
actividades informales, la privatización de empresas y la utilización de
tecnologías que requieren la convocatoria de capitales trasnacionales. Tan
difícil es encontrar gobiernos que respondan exactamente a la anterior
tipología como fácil constatar combinaciones múltiples con énfasis mayores
hacia la redistribución o la competitividad, la participación social o
empresarial, el desarrollismo o la sostenibilidad.
En
el bloque temático “Estado, descentralización y gestión regional-local” se
presentaron y expusieron catorce trabajos sobre realidades territoriales
pertenecientes a Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Chile, México y
Uruguay.
La
exposición y discusión se organizó en tres subgrupos temáticos denominados: (i)
Gestión del desarrollo local y regional; (ii) Gobierno local y regional,
adecuación del gobierno y modernización, y (iii) Ciudadanía y gobierno,
participación social y política. Al primer subgrupo pertenecen dos de los
trabajos aquí publicados: el de Ramón González Fontes,
Ana de Dios Martínez y Rafael Montejo Véliz, “La gestión del desarrollo regional en Cuba. Un
enfoque desde la endogeneidad” y el de Mabel
Manzanal, “Instituciones y gestión del desarrollo rural en Argentina”. Al
segundo corresponde el artículo de Ailton Mota de
Carvalho, “Estado, descentralização e sustentabilidade dos governos locais no Brasil”. Y finalmente, al tercer subgrupo
pertenece el trabajo de Darío Restrepo, “Luchas por el control territorial en
Colombia”.
Los
cuatro trabajos seleccionados para este número de EST proponen discusiones y plantean
interrogantes que reflejan problemáticas territoriales comunes y generalizables
a toda América Latina.
Darío
I. Restrepo analiza la descentralización como construcción conflictiva en la
que se expresan las estrategias de diferentes actores sociales, políticos y
militares en Colombia. Los neoliberales emprenden las reformas a la
descentralización del Estado como vía para imponer la lógica del mercado en la
administración pública. Para los reformadores políticos, llamados por Restrepo incluyentes, la descentralización es un
componente fundamental en la construcción de un sistema político más
representativo y legítimo. Las clases políticas locales tradicionales buscan
afanosamente su producción política mediante el manejo de los asuntos
descentralizados. Frente a ellos están los movimientos sociales que articulan
su accionar político mediante la apropiación territorial de la democracia. Por
último, tanto la guerrilla como los ejércitos contrainsurgentes y el
narcotráfico compiten por el control militar de los territorios.
Mota
de Carvalho se ocupa de los estados locales y discute la capacidad o
posibilidad de sustentabilidad de los gobiernos locales en Brasil. Sostiene que
el proceso de emancipación municipal en Brasil es una verdadera industria de
unidades inviables. Y a partir de un estudio de caso centrado en el estado de
Minas Gerais afirma que el surgimiento de nuevos municipios es un proceso que
viene ocurriendo desde los años 40, estrechamente vinculado con intereses
políticos (aún más en épocas electorales). Argumenta que muchos municipios
fueron creados aun sin cumplir con los requisitos legales exigidos y que luego,
la falta de recursos, ha llevado a muchos de ellos a una situación cercana a su
desaparición.
Mabel
Manzanal analiza los impactos regresivos (territoriales, sociales y económicos)
de la política neoliberal en la Argentina. En una primera parte, y desde el
análisis teórico, vislumbra la crisis institucional que opera en el presente en
Argentina, a través de las diferentes formas de desconocimiento e
incumplimiento de normas, contratos y leyes, así como por las variadas
expresiones del clientelismo político, del accionar prebendario
y corrupto. En la segunda parte, aparece una sistematización y un análisis del
modelo institucional con el que opera, en la actualidad, la gestión del
desarrollo rural en ese país. Y plantea la importancia que la cuestión
institucional tiene en el desempeño económico en general, y en particular, en
relación con el desarrollo rural.
Finalmente,
otra perspectiva nos presenta el trabajo de Ramón González Fontes,
Ana de Dios Martínez y Rafael Montejo Véliz, precisamente porque trata sobre Cuba, una realidad
histórica, social, política, institucional y económica con notorias diferencias
al resto de América Latina. Los autores comienzan su exposición discutiendo y
presentando su postura teórica con relación a los conceptos de desarrollo,
territorio y gestión, para luego postular su propuesta de desarrollo económico
para Cuba, centrándose en la posibilidad que brinda la capacidad endógena de
los territorios.
Todos
los trabajos seleccionados para este número de EST giran en torno a una
preocupación central que aparece insistentemente: ¿cuáles son las condiciones
de viabilidad de un modelo de desarrollo que mejore y eleve la calidad de vida
de la mayoría de la población latinoamericana, en un mundo globalizado y
crecientemente excluyente?
Por
último, no podemos dejar de evocar una cierta amargura de una generación de
intelectuales y promotores del desarrollo desde y en beneficio de mayorías
sociales. Hoy, más que hace un año y medio cuando tuvo lugar el vi Seminario Internacional de la Red
Iberoamericana de Investigadores sobre Globalización y Territorio, cunde el
desespero en América Latina. La crisis política y económica arruina uno tras
otro nuestros países. La descentralización está lejos de ser una panacea y un
antídoto contra el empobrecimiento masivo y los déficit en democracia.
Nuestro
último llamado fue para reinventar la política y también la dimensión espacial
del poder, esto es, hacia la construcción de alianzas supralocales y
supraestatales en el marco de una plataforma política latinoamericana como
expresión de exigencias de una ciudadanía global en gestación.
Mabel Manzanal
Darío
Restrepo