El debate sobre caridad y derecho en la asistencia social
mexicana. Caminos y opciones para una política social
Reseña de: Guadarrama, Gloria
(2001),
Entre la caridad y el derecho.
Un estudio sobre el agotamiento del modelo nacional de
asistencia social, El Colegio Mexiquense,
a.c./Consejo Estatal de Población, Zinacantepec, México, 295 pp.
“La
sociedad caritativa se basa en el principio de benevolencia, y la sociedad del
bienestar en el principio del derecho. Una sociedad que asiste a los
necesitados por el derecho que éstos tienen a la asistencia es menos
humillante, en principio, que una sociedad basada en la benevolencia.”
Avishai
Margalit
Es frecuente que
cuando a alguna persona se le inquiere sobre el significado de la asistencia
social, siempre la asocia con una actitud, en el mejor de los casos,
relacionada con la caridad; esta visión sobre lo asistencial ha
estado tan permeada en nuestra sociedad que al parecer no hemos alcanzado a
dimensionar que, si la sociedad y los gobiernos no resolvemos pronto el hecho
de que los grupos sociales más desfavorecidos no tengan los mínimos de
bienestar, no solamente estaremos incurriendo en una grave omisión ética, sino
tal vez en un conflicto social de grandes dimensiones.
Por ello he querido comenzar este
escrito con el epígrafe inicial del libro Entre la
caridad y el derecho,
de la investigadora de El Colegio Mexiquense, Gloria Guadarrama. Se trata de
una investigación que no puede dejar de ser leída, discutida y analizada por
todos aquellos que desde diferentes ámbitos del quehacer profesional, académico
o del servicio público, se abocan a estudiar o se interesan por la asistencia
social.
El libro de reciente publicación nos
introduce en un conjunto de reflexiones en torno a las formas en que hemos
percibido y atendido la pobreza en nuestro país, y al desarrollo de las
políticas de asistencia pública en el ámbito nacional. En estas páginas
comentaré algunos puntos relevantes de esa discusión, sobre la base del
reconocimiento de la necesidad de alcanzar mayor claridad, desde la óptica del
Estado, no solamente sobre las formas de ejecutar y desarrollar la asistencia,
sino sobre su significado social y su incidencia en otras políticas sociales.
La autora señala en la presentación
que la asistencia social ha sido un tema poco estudiado en México; yo agregaría
que en el ámbito regional y en el de las entidades federativas se carece casi
por completo de estudios sobre el tema. Esta ausencia se presenta tanto en el
medio académico, en particular en la investigación en ciencias sociales, como
en el ámbito gubernamental, preocupación fundamental de la autora. Como ella
misma señala:
[...] la
asistencia social ha sido erróneamente percibida como un ámbito de la acción
gubernamental poco importante, quedando al margen de la investigación
sistemática y sin tomar en cuenta el papel que ha desempeñado en las formas
asumidas por otras políticas sociales y su función legitimadora del régimen
político. (p. 13)
Aseveración por
demás pertinente en estos tiempos, en los cuales parecería que la reflexión
hecha a lo largo de este libro, en el sentido del evidente agotamiento del
modelo nacional de asistencia social, no es tomada en consideración, ya que la
sociedad en su conjunto y los gobiernos parecen estar empantanados en concepciones,
visiones y formas de atender a los pobres y a los sectores vulnerables, que
datan de la tradición decimonónica mexicana o de la caridad cristiana.
La lectura de esta obra me ha
encaminado a formular algunas preguntas: ¿Serán los goles
por la educación una
manera eficiente de dar asistencia social y combatir el rezago educativo en
ciertas áreas del país? ¿Será la recaudación de fondos a través de eventos en
el alcázar del Castillo de Chapultepec un mecanismo idóneo para combatir la
pobreza? ¿O es preferible inicialmente contar con una política pública de
asistencia social y debatir cuáles son las responsabilidades de la sociedad y
de los gobiernos respecto de esta problemática?
Me parece que Gloria Guadarrama nos
alerta:
[...] la
asistencia social seguirá siendo un imperativo; incluso si continúa siendo
segregada y estigmatizada. Los desafíos que plantea el futuro inmediato, para
disminuir y aliviar las dimensiones e intensidad de la pobreza, hacen
imprescindible revalorar el desinterés con que los mexicanos hemos contemplado
a la asistencia; aceptando que su indefinición, su carácter marginal y su
insuficiencia expresan el consentimiento y la tolerancia de la sociedad hacia
formas inaceptables de desigualdad y discriminación, resumidos en el desinterés
por los pobres. (p. 269)
La relevancia del
tema es de primer orden en las agendas nacional y estatal; porque está en
relación directa con las dimensiones de la pobreza y con la orientación que
pueda asumir la política social en nuestro país.
La obra nos permite entrar a uno de
los caminos que nos falta recorrer como sociedad y gobierno en torno a la
asistencia social, ya que ésta todavía tendría posibilidades, según nuestra
autora, de desempeñar un papel fundamental en la tarea de disminuir los efectos
nocivos que sobre los considerados ‘extremadamente pobres’ han impuesto los
modelos económicos neoliberales, sin caer en un asistencialismo paternalista
que suplante la acción ciudadana, sin dejar que este asistencialismo se
convierta en ‘migajas’ que alivien la situación de los más necesitados.
Es así que este libro nos ofrece una
revisión de las políticas de asistencia social, las cuales a lo largo de 140
años se han mantenido entre las opciones que el mismo Estado y la sociedad en
nuestro país han considerado como válidas para aliviar la pobreza.
La investigación está organizada en
tres partes:
·
La
primera establece los elementos desde los cuales se infiere que es posible
trazar rasgos, construir un sistema de referencias y atribuir un sentido a la
asistencia social mexicana; se sustenta en la hipótesis inicial de encontrar un
origen común en las ideas sobre el Estado, la sociedad civil y la asistencia
social; este origen común sería el pensamiento de la modernidad.
·
La
segunda parte nos ofrece un breve examen histórico del proceso de constitución
de la asistencia social como política pública puesta en operación por el
gobierno de México, iniciada en la última fase del siglo xix y consolidada durante el siglo xx, con los gobiernos emanados de la
Revolución Mexicana.
·
La
tercera parte está dedicada a la asistencia social en el estado de México; ésta
nos permite observar cómo operaron los servicios asistenciales en esta entidad,
en primer lugar a través de una dependencia estatal ligada a un instituto
nacional, y posteriormente con la coordinación de un sistema nacional.
No es propósito
de esta reseña llevar a cabo un resumen de los diferentes capítulos de la obra;
es preferible que cada lector obtenga sus propias conclusiones y pueda tener un
debate particular con los planteamientos de la autora.
De manera personal, en estas líneas
me propongo entresacar tópicos de la obra que a mi juicio resultan novedosos y
pertinentes para un mejor análisis del tema y para elevar el nivel de su
discusión.
De la primera parte, me parece
fundamental insistir en la necesidad de debatir sobre el papel del Estado en la
asistencia social, sobre cuáles son sus funciones y atribuciones en este
ámbito: ¿Puede el Estado, cualquiera que éste sea, deslindarse de sus
responsabilidades de brindar los mínimos de bienestar social a su población?
¿Podríamos afirmar que en México el tema de la modernidad está superado?
¿Realmente la sociedad mexicana tiene zanjados sus pendientes y sus problemas,
con los ideales y propuestas planteadas por la modernidad?
En los inicios del nuevo milenio,
¿podemos afirmar que, a pesar de que México se considera entre la décima y la
decimoquinta economía mundial (según el criterio y la institución que lo
adopte), tenemos resuelto el problema de la pobreza y el Estado mexicano tiene
claro cómo brindar los mínimos de bienestar y el papel que debe desempeñar la
asistencia social?
Al revisar la segunda parte, la cual
me parece sumamente novedosa y pionera en el género, me quedo con más
interrogantes sobre el tema. Sin embargo, esta revisión me permite también
deducir y aseverar que en México prácticamente no han existido políticas
públicas en materia asistencial; en todo caso ha habido una serie de acciones y
proyectos que no han tenido un eje integrador.
Es claro que no contamos con una
definición precisa, con una delimitación de la esfera de competencia del ámbito
gubernamental en cuanto a la asistencia social. El recorrido histórico nos da
prueba de esta indefinición y lo más grave es que en nuestros días están vigentes
concepciones ancladas a la década de los cuarenta del siglo pasado, en donde
los alcances del papel del Estado en la tarea asistencial son sumamente
limitados.
Ello se muestra en el énfasis que
anteriormente se hacía, en el sentido de que la miseria desaparecería porque el
desarrollo traería consigo una ampliación de la seguridad social y, en
consecuencia, la asistencia no sería necesaria; así, la ayuda estatal se daría
sólo en la medida de las posibilidades económicas del gobierno; además, la ayuda
sería eventual y la prevención debía acabarse, porque de otro modo se
contribuiría a perpetuar el desnivel económico de las clases sociales. Este
argumento, con todo y sus diferentes matices, ha sido defendido por actores e
instituciones políticas de signo diverso.
En conclusión, el aspecto novedoso
de este apartado consiste en que permite al interesado en el tema un
acercamiento a cómo en el Estado mexicano se han concebido y operado las
políticas de asistencia social; de nueva cuenta, un análisis por demás
interesante y poco estudiado.
La tercera parte de la
investigación, “La asistencia social en el estado de México”, me parece un
apartado de estudio y análisis obligatorio para todos aquellos involucrados en
las tareas de asistencia social en esta entidad; creo, sin temor a equivocarme,
que esta parte será tema de referencia y punto de partida en cualquier análisis
que se lleve a cabo en la materia.
Como parte del contexto nacional, el
estado de México, como otras entidades federativas no ha reproducido
mecánicamente los alcances y limitaciones del modelo federal; coincido con la
autora en que en las últimas décadas las políticas públicas de asistencia
social han tratado de cumplir dos vías: promover el desarrollo y definirse como
políticas de atención a la vulnerabilidad; sin embargo, esto no significa que
se haya conformado un sistema de protección asistencial, ni una política de
impulso a la autogestión y la promoción del ingreso familiar.
Agregaría, o mejor dicho, dejaría
como pregunta si la reciente decisión de separar los servicios de salud del
Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia en el Estado de México (difem) contribuye a consolidar una
política integral de asistencia social.
Finalmente, me gustaría resaltar una
de las partes que más me llamaron la atención: “Tendencias al fin de milenio”,
la cual nos permite captar el tipo de fuerzas sociales que mueven la asistencia
y su orientación, y que con diferente matiz están presentes en las políticas
gubernamentales del último cuarto de siglo. Me refiero a la acentuación del
desplazamiento hacia el individualismo; el desplazamiento de la asistencia
desde la esfera estatal pública hacia lo público social y privado; a los
procesos de integración-desintegración-integración de las instituciones asistenciales;
y al desplazamiento en las orientaciones asistenciales desde una posición
universalista, hacia una posición selectiva y focalizada.
Por último, no me resta sino
reiterar que el libro Entre la caridad y el derecho. Un
estudio sobre el agotamiento del modelo nacional de asistencia social es punto de partida para todos
aquellos que están involucrados en las tareas de asistencia social; sus
reflexiones y análisis deberán ser tomados en cuenta, ya sea para dar respuesta
o para debatir la elaboración de alguna política pública de asistencia social
en México.
Eugenio Martínez
Colegio de Bachilleres del Estado de México
Correo-e: eugenio_nevado@hotmail.com