LA INTENCIÓN DE ESTOS trazos iniciales es invitar al lector a recorrer
las páginas de Economía, Sociedad y Territorio; decir qué es −o qué
pretende ser− el conjunto de textos que se incorporan en este número.
Las distintas reflexiones, ideas, resultados de investigación y
comentarios que se presentan en esta ocasión, tienen la intención explícita de
reflexionar en torno a ciertas interrogantes surgidas de una lectura crítica
desde distintos planos de consistencia de la investigación social; y si bien su
estructura argumental se recrea en función de los distintos métodos y
estrategias de análisis desde cada vertiente disciplinar, en conjunto
representan un esfuerzo por realizar un ejercicio que contribuya a re-pensar la
posibilidad de ser partícipes en el proceso de construcción de objetos de
estudio que trasciendan las barreras disciplinares.
Es en este sentido que Economía, Sociedad y Territorio busca
configurarse como una propuesta editorial en el ámbito de las Ciencias Sociales
en su complejidad; como un proyecto que se enfrenta a aquel principio de
disociación entre ámbitos analíticos, que se constituyó en el proyecto
fundamental del pensamiento moderno desde la Ilustración, cuando la
racionalidad instrumental exigía fragmentar el saber, dividir los objetos del
mundo, separarlos de forma tal que pudieran ser estudiados en su
individualidad. Al amparo de dicho esquema, el quehacer académico se ha
concebido como un modelo en el que se investiga y se enseña separando, bajo una
estructura analítica que nos ha enseñado a separar para pensar, sin advertir
que en esa fragmentación se pierde la riqueza de la reflexión que emana de una
síntesis integradora.
Economía, Sociedad y Territorio se
define como un órgano de difusión científica que busca poner en la mesa del
debate las cuestiones de límites entre disciplinas o la difuminación
de los mismos; sin embargo, estamos convencidos que ello supone una lógica que
implica abrir el razonamiento hacia problemáticas subyacentes en la actual
discusión académica, pues de la orientación que se establezca dependerá el
camino que tome la labor analítica.
De este modo, las distintas contribuciones que conforman cada número
de la revista −y de este en particular− se encuentran permeadas por diversas
preocupaciones, que no se detienen sólo en una reflexión crítica y analítica en
torno a un tema en particular; se trata de un conjunto de ejercicios que en el
tránsito de la escritura a la lectura nos llevan por diversos caminos que se
entrelazan de manera irremediable con una reflexión más genérica: el sentido de
la labor académica y la discusión de su estatus científico-epistemológico.
Este es el caso de la propuesta que nos ofrece en esta ocasión Rafael
Tamayo, quien realiza un análisis pormenorizado de diversos estudios
relacionados con el patrón regional del crecimiento manufacturero en México en
las últimas dos décadas; de modo que nos permite identificar distintas formas
de abordaje de un mismo problema y cómo la variedad metodológica se traduce en
una diversidad de contribuciones, todas ellas valiosas por su misma diferencia.
Por su parte, Cecilia Gayet y Carlos Magis nos llaman la atención acerca de un tema de
actualidad ineludible: la relación entre los procesos de inmigración y el
Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida), para el caso específico del
área metropolitana de la ciudad de México. Más allá de lo relevante de las
conclusiones que nos permiten advertir, por ejemplo, que los enfermos de Sida
presentan patrones de movilidad social diferentes a los registrados para la
población en general, la importancia de su aportación radica también en la necesidad
de vincular los estudios demográficos con los de salud.
La reflexión de Humberto Palomares nos invita a reconocer que si bien
la economía forma en el territorio ciertos efectos diferenciadores, es preciso
que éstos sean analizados no como algo predeterminado geográficamente, sino
como producto de circunstancias modificables en los espacios públicos y
privados de decisión; a ello le denomina “imperativos urbanos” y nos propone
observarlos como tales para el caso de la frontera norte de México.
Henio Millán, nos traslada desde
la economía política a una reflexión que se ubica más allá de las fronteras de
esa misma disciplina. Mediante el planteamiento de 15 tesis que derivan de un
análisis del agotamiento del modelo de intervensionismo
estatal, nos permite reconocer que el Estado mexicano se encuentra ante la
disyuntiva de optar por una vía que brinde espacio a los actores colectivos que
no se rigen por la lógica del mercado, pero dentro de las coordenadas que
impone la necesidad de insertar a México en el mercado internacional. Cercana a
esta preocupación, pero desde la perspectiva de la oferta de suelo con
servicios públicos para los pobres de la ciudad, encontramos la propuesta de
Alfonso Iracheta y Martim Smolka; quienes a partir de un análisis del mercado de
suelo urbano, ponen de manifiesto diversos efectos perversos de las políticas
curativas de regularización; sugieren por tanto que los programas de provisión
de suelo a pobres vinculen regularización y política fiscal, incluyendo la
exploración de mecanismos de captación de plusvalía.
El análisis que presenta David Lewis como contribución a la discusión
de la investigación actual del tercer sector, nos permite llamar la atención
acerca de la falta de enfoques antropológicos desde esta perspectiva. A partir
de una pormenorizada revisión del estado del trabajo antropológico acerca de
las organizaciones en general y de los trabajos acerca del tercer sector en
particular, el autor nos hace notar que si bien los enfoques antropológicos del
tercer sector son pocos, sus resultados son altamente relevantes y permiten
advertir la importancia de incentivar esta línea de investigación.
Las contribuciones que se incorporan en este número de Economía,
Sociedad y Territorio son resultado de distintas miradas particulares a
diversos ámbitos del conocimiento de lo social, pero con la intención presente
de establecer un nexo con la discusión en ciencias sociales en general. Estamos
convencidos que cada contribución podrá
detonar diversas interpretaciones en los lectores, no necesariamente
concordantes con la intención de los responsables de cada escrito; y en ello
precisamente radica el valor de este proyecto editorial: en la posibilidad de
reconocer la articulación que, cada uno de nosotros como lectores, hacemos de
los planteamientos aquí presentados. En otras palabras, de la forma en que se
construye la lectura desde esta escritura.
El valor de lo escrito no estriba solamente en lo que se comunica a
otros, radica también ahí donde nos dice algo de nosotros mismos y, pese a que
la escritura significa algo específico para quien la ejerce, es también capaz
de generar diversos contenidos y trasvases en quien se acerca a ella desde la
lectura. En este sentido, la existencia de un órgano de difusión como Economía,
Sociedad y Territorio se debe, precisamente, a la posibilidad de haber
encontrado la oportunidad de constituir un espacio para expresar ideas,
comunicar resultados de investigación, intercambiar información; pero sobre
todo al hecho de haber encontrado un espacio de interlocución.
Este proyecto editorial poco a poco se ha sedimentado a través del
quehacer cotidiano no sólo de quienes en él participan, sino incluso de otras
instituciones nacionales e internacionales. Economía, Sociedad y Territorio
empezó por romper barreras disciplinares y ha terminado por romper barreras
entre escuelas, centros e instituciones, para −a la vuelta de unos cuantos
años− conformarse en una revista que se le escapa a su institución creadora
para convertirse en la revista de quienes en ella participan.
Sin lugar a dudas, la ciencia está en las revistas científicas y su
progreso está reflejado en ellas; es en las revistas científicas donde es
posible tomar el pulso de la situación que guarda el avance en el
conocimiento. Por todas estas razones, la existencia de una revista como Economía,
Sociedad y Territorio es una ocasión para celebrar, atrás hay un inmenso
trabajo por hacerle espacio a este órgano de difusión académica; pero es
también cometido conjunto hacerle durar.