Estrategias de flexibilidad productiva y cambio
tecnológico en Teléfonos de México
Gabriel Pérez* y
Gerardo Tunal**
Abstract
This
paper analyses how the process of productive restructuring and labour flexibility took place in Teléfonos
de México s.a.
de c.v. (Telmex)
starting in the decade of 1980. Specifically, it examines how the process was
given through an agreement to allow opening and competition, it was also
possible thanks to the changes in some clauses of the Collective Work Contracts
(cct) derived from the application of an agreement of
productivity and specialisation as well as
development strategies and the role that Sindicato de
Telefonistas de la República
Mexicana (strm) played. We also
study the impact of the policies of labour
flexibility in the hiring processes of Telmex. At the
same time, we analyse the reach of the modernisation process to understand this restructuring.
Keywords:
productive
restructuring, labor flexibility, telephone services, work
organisation.
Resumen
El presente artículo
analiza cómo se dio el proceso de reestructuración productiva y flexibilidad
laboral en Teléfonos de México, s.a.
de c.v.
(Telmex) a partir de los años ochenta. Específicamente se examina cómo se da
éste a través de la firma de un convenio de concertación para la apertura y la
competencia; los cambios en algunas cláusulas de los Contratos Colectivos de
Trabajo (cct) derivadas de la
puesta en marchar de un convenio de productividad; la compactación de
especialidades; las estrategias de desarrollo, y del papel que jugó el
Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (strm). Asimismo, se estudia el impacto que tuvo la puesta en
marcha de políticas de flexibilización laboral en la contratación colectiva de
Telmex y los alcances del proceso de modernización, con la finalidad de hacer
algunas reflexiones generales sobre la reestructuración productiva emprendida
por esta empresa.
Palabras clave: reestructuración productiva, flexibilidad laboral,
servicios telefónicos, organización del trabajo.
*
Universidad Iberoamericana y Universidad Nacional Autónoma de México, correo-e:
gabriel_perez@hotmail.com
** Instituto Tecnológico de
Estudios Superiores de Monterrey y Universidad Nacional Autónoma de México,
correo-e: gertunsa@yahoo.com.mx
Introducción
Es un hecho que a
partir de los primeros años de la década de los ochenta del siglo xx los principales países capitalistas
de occidente comenzaron a experimentar, con distintos matices y ritmos, un
proceso de descomposición en sus modelos de acumulación, que los orilló a
replantear nuevas formas de producción en la dinámica de la globalización, la
competencia y la apertura de los mercados. De igual forma, este tránsito a
nuevos paradigmas productivos implicó nuevas formas de organización del
trabajo, de tal suerte que los objetivos inherentes a esta nueva lógica,
tuvieron su efecto más inmediato en las organizaciones productivas. Lo anterior
provocó reacciones encontradas entre las gerencias, los líderes sindicales, el
Estado y, en mayor medida, entre los trabajadores.
Los retos
planteados por la modernización productiva, sugerían la vuelta y el
replanteamiento de la filosofía gerencial japonesa de los años cincuenta del
siglo xx. Es así como en muchas de
las empresas del mundo se empezó a poner en marcha una nueva cultura laboral
propia de los nuevos modelos de organización del trabajo. Resulta evidente que
no todas las empresas ni todos los sectores económicos estaban preparados para
el proceso de modernización productiva que exigía la racionalidad universal del
mundo globalizado, de tal suerte que sólo las empresas y los sectores que
habían demostrado en el pasado un impacto positivo en el Producto Interno Bruto
(pib) y se habían posicionado como
sectores económicamente prioritarios, estaban en el nuevo juego de la economía
neoliberal.
Particularmente,
el sector telefónico en México había presentado una trayectoria de mediana
competitividad y flexibilidad a los cambios estructurales que había
experimentado la economía mundial hasta antes de la crisis del modo de
acumulación fordista. La particularidad de este
sector es que estaba concentrado en una sola empresa, la cual había
monopolizado la producción y la venta de los servicios telefónicos. El caso de
Teléfonos de México (en lo sucesivo Telmex) sin duda alguna, representa un caso
muy especial en la economía y los sistemas de relaciones industriales en
México, en tanto que dicha empresa se había ganado el visto bueno del Estado y
representaba una empresa muy atractiva para los inversionistas nacionales y extranjeros.
La importancia
del análisis de la reestructuración productiva vía la flexibilidad laboral en
Telmex radica en darle seguimiento a dicho proceso, para verificar y constatar
que no se trata sólo de un caso exitoso en una coyuntura particular, sino de un
evento que si bien se ha ido adaptando a nuevas y diferentes coyunturas, ha
evidenciado lo que no se ha dado como norma en la mayoría de las empresas
mexicanas, es decir, el debilitamiento del problema de la posible relación
entre el cambio en la estructura de las ocupaciones –con la heterogeneidad de
intereses de los empleados, que conduciría hacia la fragmentación en las formas
de organización y a la descentralización de sus negociaciones con la gerencia
(De la Garza, 2002: 10)– y la articulación entre estructuras, identidades y
acciones colectivas.
Pese a que,
desde los primeros años de la década de los ochenta del siglo pasado y hasta la
fecha, se han estudiado los procesos de modernización y flexibilidad laboral
derivados del cambio en el modo de acumulación, creemos que es pertinente
seguir analizando dichos procesos, específicamente el caso Telmex, en tanto que
actualmente en muchos países de América Latina se está presenciando una
adecuación a nuevos esquemas regulatorios derivados de la sustitución de
estructuras monopolizadas que responde a situaciones de apertura comercial. De
igual forma, es evidente que en el mundo actual la rama de las
telecomunicaciones representa un sector de mucha importancia para cualquier
nación, en tanto que éste contribuye de manera directa al desarrollo económico
y social de dichas naciones.
El objetivo
principal de este trabajo estará orientado a hacer una revisión y una reflexión
de cómo Telmex inició un proceso de reestructuración productiva, vía la
flexibilidad laboral. En una primera parte se analizará cómo se dio el proceso
de modernización en Telmex, específicamente se hará énfasis en la manera en que
la firma de un Convenio de Concertación para la Modernización en Telmex dio
paso a la apertura a la competencia en dicha empresa. De igual forma, se
examinarán los principales cambios en el Contrato Colectivo de Trabajo (cct) y lo que significó la firma de un
Convenio de Productividad en Telmex. En una segunda parte se investiga, de
manera más puntual, cómo se da la flexibilidad laboral en el cct de Telmex a partir de 1994 y hasta
el año 2000, y se hace énfasis en aquellos aspectos que podrían dar evidencia
de que en esta empresa se desarrollaron políticas orientadas a la aplicación de
formas flexibles de producción. Finalmente, y a manera de corolario, se hace
una reflexión sobre lo que implicó en Telmex el proceso de reestructuración
productiva vía la flexibilidad laboral.
1. El proceso de
modernización de Telmex
En los últimos
años el sector de las telecomunicaciones ha incrementado de manera sostenida su
importancia en el conjunto de la planta productiva del país. Las
telecomunicaciones se han expandido en forma permanente y sus unidades
productivas no sólo tienden a ser más grandes sino que atraviesan por un proceso
de modernización tecnológica-organizativa y de privatización que adelgaza
paulatinamente el grueso de las empresas paraestatales. Sin duda alguna este es
el caso de Telmex.
Telmex, junto
con sus empresas subsidiarias y asociadas, proporciona servicios de
telecomunicaciones en los ámbitos nacional e internacional a clientes
residenciales y comerciales que operan en una amplia gama de actividades.
Actualmente es el proveedor más importante de servicios de telefonía local y de
larga distancia en todo México. A principios de los años ochenta del siglo xx se había convertido, aparentemente,
en una industria obsoleta y sumamente retrasada en cuanto a la aplicación de
tecnología digital en los procesos de trabajo que ya se manejaban en el ámbito
mundial. Por tal razón adoptó, desde la segunda mitad de los años ochenta del
siglo pasado, una estrategia para enfrentar sus problemas tanto productivos
como laborales. Esta estrategia consistió en la expansión, fragmentación y
especialización de algunos de los procesos de trabajo mediante el uso creciente
de empresas filiales o subsidiarias y de terceras compañías. Es precisamente en
este tipo de empresas en las que Telmex se ha apoyado para ofrecer nuevos
servicios, así como para crecer como empresa y modernizarse.
El actual
proceso de modernización de Telmex ocurrió básicamente a partir de su
privatización a finales de los años ochenta del siglo pasado. Atrás de esta
medida estaban dos hechos de consideración: primero, las grandes deficiencias
de la comunicación nacional que provocaban un reclamo unánime, no sólo de las
empresas sino de la población en general, por contar con un servicio más
eficiente; segundo, la necesidad de capital urgente para llevar a cabo la
modernización digital, dado que el Estado se mostraba carente de recursos para
una inversión mínima de 10 mil millones de dólares.
La lógica de la
privatización en este caso apunta más a la tendencia, ya manifiesta en los
países industrializados, de desregulación de la economía en un ámbito que ya se
sitúa como estratégico para la producción mundial. En este sentido, el modelo
económico mexicano de apertura comercial basado en la atracción de capital
extranjero exigía mayor eficiencia en las comunicaciones, no tanto en beneficio
del público consumidor ordinario, sino de los llamados
grandes usuarios que
demandaban servicios más avanzados, rápidos, mejores y más diversificados. Es
importante recordar que, en México, los primeros demandantes fueron los
sistemas de banca y crédito, la industria maquiladora y, en general, las
grandes industrias exportadoras (Medina, 1995: 141).
A partir de la
preocupación por modernizar y aumentar la productividad de Telmex, durante 1989
se produjeron cambios importantes en su organización administrativa. Como parte
de éstos, el 14 de abril del mismo año se firmó un convenio de concertación
entre empresa, sindicato y el gobierno federal que establecía el compromiso de
la empresa de discutir con el Sindicato de Telefonistas de la República
Mexicana (strm) un documento en el
que se proponía la modificación de algunas cláusulas del cct, la sustitución de los convenios
departamentales por los perfiles de puesto, y la transformación de la
estructura organizativa. Según la empresa, esta disposición obedeció,
esencialmente, a la necesidad de modernizarse y de prestar un servicio
eficiente acorde con la evolución tecnológica, que en forma constante se venía
presentando en el ramo de las telecomunicaciones y con motivo de múltiples
quejas que los usuarios habían presentado tanto a la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes (sct), como a la Procuraduría Federal del
Consumidor (profeco) sobre
deficiencias en el servicio.
El 18 de
septiembre de 1989, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, en una asamblea
del strm, anunció la oferta de
dicha empresa a la iniciativa privada, argumentando que se trataba de una
decisión coherente con la nueva política económica. En ese mismo año el
Programa de Modernización de Telecomunicaciones, dado a conocer por la sct, aclaró que la administración de la
red y su expansión quedaría bajo el dominio público y, por lo tanto, no se
admitiría la existencia de redes de competencia. Fuera de la red de telefonía
para servicio local o de larga distancia, todos los demás servicios se
ofrecerían en abierta competencia bajo un régimen de concesiones (Sandoval,
1990: 53).
Con este
programa, el Estado permanecería sólo en los espacios de la regulación de la
competencia y dejaría en manos de esta última la reestructuración del sistema
de telecomunicaciones. Las bases del programa se resumen así: garantizar que el
Estado mantenga la rectoría en las telecomunicaciones del país, modernizar y
mejorar la calidad de los derechos de los trabajadores. Los inversionistas
deberían respetar estos términos, según el Convenio de Concertación para la
Modernización que se firmó (Sandoval, 1990: 54). Por su parte, Telmex ha
reiterado en numerosas ocasiones que son una pieza clave para el desarrollo de
la nación, en tanto que las telecomunicaciones constituyen el camino más corto
para alcanzar el desarrollo y, por lo tanto, es bueno contar con una relación
adecuada y positiva con el Estado (Vega, 1994: 8).
Desde el anuncio
de la privatización de Telmex, ha puesto un especial énfasis en la extensión y
modernización de su red telefónica. Se ha avanzado considerablemente en el
tendido del circuito de larga distancia, en el número de aparatos telefónicos y
de líneas atendidas. Telmex ha llevado a cabo una profunda transformación
tecnológica al instalar nuevas centrales; redes telefónicas y planta exterior;
larga distancia; repetidoras; materiales para instalaciones terminales; equipo
para mejorar el servicio; un proyecto de la instalación de un cable submarino
de fibra óptica entre México, Estados Unidos y Europa, y la instalación de
13,500 km de cable de fibra óptica en todo el país para agilizar el tráfico
telefónico de larga distancia nacional e internacional.[1]
Para 1992, y sin
interrumpir el servicio, Telmex inició la sustitución total de centrales
análogas por centrales digitales, lo que provocó efectos significativos en la
organización del trabajo en la empresa y en las relaciones en su interior. Los
cambios ocurridos se inscriben dentro de un contexto de modernización relevante
en el mundo del trabajo, que tiene dimensiones globales. En esto radica la
importancia del proceso de modernización en Telmex durante el periodo que se
analiza.
En este contexto
de cambios, se incorporó una nueva situación contractual que favorecía el logro
de una mayor productividad. Tal tendencia de la empresa era respaldada por el
sindicato y consistía en establecer como prioridad fundamental la productividad
y calidad en el servicio y la modernización tecnológica de las
telecomunicaciones; se concretó de forma más acabada dentro de los lineamientos
marcados en el cct 1992-1994, y de
los cuales, además de las modificaciones señaladas anteriormente, destacan la
de las cláusulas 9, 27, 193, 194 y 195 que impulsan, por un lado, una mayor
productividad de los trabajadores y, por otro, la implantación de proyectos de
modernización tecnológica por parte de la empresa.[2]
Estos cambios contractuales sirvieron de base para poner en marcha el Programa
de Calidad y Productividad a finales de octubre de 1992, el cual se proponía
acelerar la solución de los problemas del servicio telefónico en todo el país.
Es importante
tener en cuenta que la mayoría de los trabajadores de Telmex fueron contratados
durante los años setenta o principios de los ochenta del siglo xx, cuando la compañía era una empresa
pública y monopolio de las telecomunicaciones en México, lo que permitía mayor
estabilidad en el empleo. Estos mismos trabajadores siguen actualmente
laborando aunque con algunos cambios de puesto o jubilaciones.
La empresa
Telmex ha sostenido en diversas ocasiones que su desarrollo está basado en el
compromiso con sus trabajadores porque, a diferencia de lo que pasa con el
resto de las compañías de telecomunicaciones en el mundo, ha elegido la
estrategia de conservar su planta laboral, estableciendo un sistema de
recompensas, salarios y productividad bajo esquemas flexibles que permiten
motivar y alentar al personal otorgándoles seguridad en el empleo. Este tipo de
estrategia le ha servido a Telmex para no encontrar resistencia de los
trabajadores para realizar los cambios necesarios para su modernización; sin
embargo, es muy probable que en el entorno de apertura a la competencia lo
impulse en un futuro no muy lejano a realizar recortes de personal, para
permitir mayores niveles de flexibilidad y productividad.
Para el 26 de
abril de 1993 y teniendo como testigos de honor al presidente de ese momento,
Carlos Salinas de Gortari, al presidente del Consejo de Administración de
Telmex, Carlos Slim Helú; y al Secretario General del strm, Francisco Hernández Juárez, se ratificó el compromiso
de establecer relaciones laborales productivas con un nuevo Convenio de
Productividad que se enmarcaría dentro del Programa General Permanente de
Incentivos a la Productividad de Telmex. Los objetivos del nuevo convenio
estaban relacionados con: i) la satisfacción de las demandas del usuario y la
oferta de mejores servicios telefónicos; ii) el cumplimiento de las metas
establecidas tanto por el Título de Concesión como por la empresa; iii) el
aumento de los niveles de producción de la empresa a través de incrementos de
la productividad de la mano de obra; iv) propiciar el trabajo en equipo para
que se acelerara el cambio cultural orientado a toda la empresa, para prestar
un mejor servicio a los usuarios y para que el personal estuviera capacitado en
la operación de equipos de alta tecnología y, con ello, alcanzar niveles
internacionales que le permitieran hacer frente a las nuevas condiciones de
competencia; v) el aumento de la coordinación de las distintas áreas de la
empresa para orientarlas hacia un objetivo común, y vi) darle a los
trabajadores la posibilidad de incrementar sus ingresos en función de su
contribución a las metas de la empresa (strm/Telmex,
1993: 15).
El proceso de
modernización tecnológica, administrativa y organizacional tiene como uno de
sus pilares la creación de áreas productivas a través de la compactación de
especialidades, esto tiene como propósito la universalización, flexibilización
e integración de los puestos de trabajo en función de un cambio tecnológico que
haga eficiente la utilidad de la mano de obra. Como parte del interés por
generar condiciones acordes con la creación de áreas productivas, se expidió un
documento denominado “Modificación de los Perfiles de Puesto y de las
Condiciones de Trabajo en la Organización de la Empresa”, el cual establece: i)
concretar el proceso de compactación de especialidades hacia la constitución de
áreas productivas; ii) concluir las negociaciones sobre reubicaciones y
revisiones de perfiles en las mejores condiciones; iii) redefinir la acción
sindical para la recuperación actual y nueva materia de trabajo; iv) concretar
la operatividad de la Comisión de Higiene y Seguridad para el mejoramiento de
las condiciones y medio ambiente de trabajo; v) orientar las ocupaciones de
puestos de trabajo conforme a la necesidad de cada área, en el corto, mediano y
largo plazo, y vi) establecer mecanismos para la correcta aplicación y
administración de los escalafones en cada una de las especialidades y centros
de trabajo (strm,
1995: 78).
Con respecto a
los cambios organizacionales de la empresa, éstos tienen que ver con el
objetivo fundamental de enfocar las actividades de la organización hacia la
atención y el servicio a los clientes, lo que ha implicado una profunda
reorganización y cambio cultural. Además, se reestructuró la empresa en lo que
se refiere a descentralización de la operación y comercialización de los
servicios: se establecieron 10 nuevas Direcciones Divisionales (siete foráneas
y tres metropolitanas en la ciudad de México), las que se encargan de manera integral
de los procesos de comercialización de servicios, operación de la
infraestructura y administración de recursos humanos y materiales.
Para desarrollar
los recursos humanos de la empresa, de acuerdo con la nueva estrategia, Telmex
se apoyó en los programas de capacitación impartidos por el inttelmex[3].
De los cursos impartidos destacan los dirigidos a la atención al cliente,
sistemas de información y nueva tecnología, con el enfoque de capacitación en
el lugar de trabajo (Telmex, 1991: 13).
Los resultados
de cumplimiento de metas al cierre de 1994 presentaban ya los grandes alcances
en la modernización en Telmex, el comportamiento global de la situación de los
1,349 centros en todo el país, se advierte en el Cuadro 1.
Cuadro 1
Cumplimiento de metas
Fuente: strm
(1995), “Informe de la comisión de modernización” en xx Convención Nacional Ordinaria
Democrática.
Durante 1995 se
inauguró la Red Universal de Teléfonos de México (UniNet)
la cual proporciona servicios de enlace multiprotocolo nacional e internacional,
con altas capacidades de enrutamiento y conmutación de paquetes que permiten
funciones de conexión de servidor a servidor, terminales virtuales, correo
electrónico, conversión de protocolos, videoconferencias y acceso a Internet.
Hasta la fecha,
Telmex es la empresa privada mexicana con mayor número de clientes e
inversionistas, en tanto que se mantiene en servicio los 365 días del año, con
más de 9’200,000 líneas telefónicas terrestres o inalámbricas. Asimismo,
comunica a más de 20,500 poblaciones en todo el país, maneja 7’294,000 de
minutos de tráfico de larga distancia nacional y 3’024,000 de minutos de
tráfico de larga distancia internacional equivalentes a 1’811,000 y 504’000,000
de conferencias, respectivamente (Telmex, 1991: 3). Lo anterior se verá
afectado de alguna forma en el futuro por la apertura a la competencia, pero
por las condiciones en las cuales se estableció la entrada de nuevas compañías
telefónicas, y por el arraigo tradicional de Telmex en la población mexicana,
al parecer seguirá siendo la principal empresa de telecomunicaciones en México,
por lo menos en el futuro inmediato.
Asimismo, en el
mismo año se continuó con el crecimiento de la red local, con lo que se tuvo
8’801,030 de líneas en servicio, y se alcanzó una densidad telefónica de 9.7
líneas por cada 100 habitantes y 45.1 líneas residenciales por cada 100
hogares; se sustituyeron 720,006 líneas analógicas para lograr 87.6% de
digitalización de la planta telefónica local; se amplió la cobertura de los
servicios telefónicos a 107 poblaciones adicionales, con lo que se llegó a un
total de 20,554 poblaciones incorporadas a la red telefónica nacional; se
impulsó el crecimiento y modernización de la planta telefónica pública al
instalar 45,055 aparatos activados por tarjetas de débito de microchip; se
rehabilitaron 1,524 distritos telefónicos, y se amplió la cobertura de la red
telefónica celular al incorporar 93,052 clientes al servicio (Telmex, 1995:
2-5).
El propósito del
gobierno era que mediante una lógica de competencia se ampliara la red
telefónica sobre la base del sistema de interconexión, con lo que Telmex
quedaba como la empresa central más importante en México y por lo tanto, a ella
habrían de recurrir las demás empresas de telefonía que se establecieron en el
país, en razón de que tendrían que rentar la red ya establecida; de este modo
se mantenía el monopolio de Telmex en la prestación del servicio público de
telefonía básica.
El servicio de
larga distancia quedó protegido hasta 1996. A partir del 11 de agosto de ese
año, se permitió la competencia en el servicio telefónico de larga distancia a
las empresas que contaran con infraestructura propia y por tanto, que no
requirieran de la interconexión a la red Telmex, y a partir del 1 de enero de
1997, la empresa empezó a competir con otras en la prestación del servicio,
sobre la base del sistema de interconexión de redes, y quedó como la red
fundamental la que está a cargo de Telmex. De ese modo, la función de ésta se
modificaría al pasar de la prestación directa del servicio a rentar su red a
otras compañías.[4]
A partir de los
años ochenta y principios de los noventa del siglo xx, se empezó a discutir sobre cómo caracterizar la forma y
las cualidades específicas de los cambios laborales que se dieron en Telmex en
dicho periodo. Haciendo un esfuerzo de síntesis, podríamos decir que estos
cambios son los siguientes: i) la aparición simultánea de tecnologías
cualitativamente nuevas como son las basadas en la microelectrónica; ii) los
nuevos requerimientos de los mercados de bienes (calidad, flexibilidad, etc.);
iii) el reto cualitativamente nuevo que surge de la dimensión ecológica y que
influye tanto en los productos como en la producción; iv) las nuevas
estrategias de organización y de management; v) los nuevos conceptos de política
de personal y de uso de la mano de obra (trabajo en grupos, círculos de
calidad, control por confianza); vi) la modificación de factores determinantes
para su salud financiera, tal fue el caso de la adecuación de las tarifas y del
régimen fiscal, y vii) el cambio de la estructura contractual sin mutilaciones
severas y con pocos reajustes de personal. Todos estos cambios indican una
situación histórica decisiva que puede calificarse como revolución
microelectrónica, revolución técnica o tercera revolución industrial (Pries, 1991: 62).
2. La flexibilidad
laboral en la contratación colectiva en Telmex
Antes de analizar
cómo se lleva a cabo la flexibilidad laboral en la contratación colectiva en
Telmex, es importante mencionar que se están analizando los cct depositados en la Junta
Federal de Conciliación y Arbitraje (jfca) y que corresponden a los bienios 1994-1996,
1996-1998 y 1998-2000.[5]
Además de la revisión exhaustiva de dichos contratos, recurrimos también al
análisis de los Reglamentos Interiores de Trabajo (rit) y otros convenios, en tanto
que algunas cláusulas de los cct
eran desarrollas con mayor precisión en dichos documentos. Asimismo, se
advierte que al hablar de cct
se está haciendo referencia a la parte formal de la empresa, a través de la
legitimación de las condiciones generales de trabajo en un documento de
carácter legal.
De igual forma,
reconocemos que seguramente existe en Telmex un sistema de usos y costumbres
arraigados en los trabajadores que escapa a los clausulados de los cct, y que
muchas veces tienen mayor peso que lo estipulado en dichos contratos. Es
importante reconocer que la práctica de estrategias de modernización productiva
no sólo impacta los procesos de trabajo, sino también las identidades
laborales, simbolismos y subjetividades, las cuales escapan a la codificación
de las relaciones laborales y suceden como usos y costumbres al interior y al
exterior de los pisos de trabajo.[6]
Como ya se
mencionó, fue a principios de la década de los ochenta del siglo xx cuando el paradigma productivo taylorista-fordista entró en crisis e inició la transición
a nuevos modos de acumulación de capital. Sin duda alguna, el rescate de la
experiencia japonesa de la posguerra se convirtió en el eje articulador de las
nuevas organizaciones de trabajo sustentadas en la llamada flexibilización
laboral, aunque es importante mencionar que ésta no tiene un significado único.
En términos generales, la mayoría de los conceptos sobre flexibilidad laboral
se refieren a la reestructuración del mercado de trabajo y del proceso de
trabajo, así como a la creciente versatilidad en el diseño y a la mayor
adaptabilidad de la nueva tecnología en la producción (Smith, 1989: 35), amén
de que casi en todas las definiciones se reconoce –implícita o explícitamente– un
componente informal no codificado que funciona también como indicador de
procesos flexibles en las relaciones laborales.
La flexibilidad
en el trabajo puede estudiarse a través de dos dimensiones: la organización
productiva y los recursos humanos. En la primera normalmente se utilizan como
indicadores la flexibilidad numérica,[7] la
flexibilidad funcional[8] y
la participación de los trabajadores en la organización del trabajo.[9] En
la segunda se hace referencia a la capacitación de personal[10] y
a la flexibilidad salarial con relación al bienestar de los trabajadores.[11]
Al revisar los cct de Telmex
de los bienios 1994-1996, 1996-1998 y 1998-2000, se puede observar que, pese a
que la flexibilidad laboral fue la principal estrategia de reestructuración
productiva, ésta no implicó la puesta en marcha de políticas orientadas a la
aplicación de la llamada flexibilidad numérica de personal. En los tres cct examinados es evidente que la
contratación de trabajadores de nuevo ingreso es una decisión tomada
bilateralmente entre empresa y sindicato, aunque es importante mencionar que la
plantilla de trabajadores registrada en los cct analizados es constante
durante la vigencia de éstos, es decir desde 1994 no ha habido contratación ni
despido de trabajadores.[12]
La protección que
hace el strm de sus agremiados es tal que en los cct no se ha
pactado –por lo menos hasta el año 2000– cláusula alguna que haga referencia a
la prevención de un periodo de prueba y de la consecuente evaluación para los
trabajadores de nuevo ingreso. Primero, porque se trata de una plantilla de
trabajadores inamovible,[13] y
segundo, porque si hubiera contrataciones el strm cuenta con un mercado
externo de trabajo ligado fuertemente a una red de informantes internos que recomiendan el ingreso de un trabajador; este
último, normalmente, resulta ser un amigo, ‘compadre’ o familiar de quien hay sobradas
muestras de capacidad y aptitud que no deben ponerse en tela de juicio, porque de hacerlo sería faltar a un
código de honor establecido en los usos y costumbres en los pisos de trabajo.[14]
Otra de las
protecciones que otorga el strm a sus agremiados es el hecho de no
permitirle a la empresa, por ningún motivo, contratar la realización de algún
trabajo especial fuera de la operación normal, en tanto que ya están establecidos
los tiempos y las cargas de trabajo; además la empresa está obligada a
capacitar a sus trabajadores en las necesidades que surjan por la aplicación de
nuevos sistemas de trabajo que requieran nuevas y más especializadas
calificaciones, de tal suerte que los trabajadores ya existentes son los únicos
candidatos a llevar a cabo los trabajos especiales.
En cuanto al
tiempo de trabajo, se puede observar que la jornada laboral pactada en el cct del bienio
1994 - 1996, que oscilaba en el rango de entre 45 y 48 h, descendió para los
años subsecuentes al rango que va de 38 a 44 h. Lo anterior está relacionado
con que, al introducir procesos de trabajo altamente informatizados, el número
de horas requeridas para la realización de alguna actividad se reduce; en tanto
que el trabajo pasa del trabajador a la máquina, el trabajador, por lo general, asume
la supervisión o el control del proceso de trabajo. De igual forma se puede
observar que el número de turnos en operación sigue en el tope de los tres
turnos; en tanto que los trabajadores creen que la apertura de más turnos –con
menos horas de trabajo– podría significar para ellos la porosidad de su tiempo
libre provocada por la rotación de dichos turnos.
Por el lado de
los días de descanso al año y a los que tienen derecho los trabajadores, se
puede ver que éstos superan los siete días estipulados por la Ley Fedral del Trabajo (lft). Asimismo, los días de vacaciones pactados en el cct del bienio
1994 - 1996 ascendió en los cct
1996-1998 y 1998-2000 del rango que va de entre los seis y ocho días, al
intervalo de entre los 11 y 12 días. Los datos anteriores podrían darnos
evidencia para suponer que los trabajadores de Telmex han negociado la
flexibilidad productiva en términos, no sólo de las nuevas cargas de trabajo,
sino de los beneficios que éstas implican.
En cuanto a la
flexibilidad funcional se puede decir que, todavía hace muy poco, en los cct de muchas
de las empresas mexicanas que hacían referencia a la promoción y ascenso de los
trabajadores, se privilegiaba la antigüedad sobre la aptitud; no obstante que
la evaluación de la capacidad debe ser individual y la empresa puede exigir los
requisitos mínimos al trabajador para ocupar una vacante (Hernández et
al., 2000: 77). En
Telmex, pese a que la promoción a puestos superiores es decidida bilateralmente
por las gerencias y el sindicato, la antigüedad es todavía uno de los factores
que influye en el ascenso del personal, aunque no lo determina totalmente, en
tanto que también influye la competencia, la capacitación y el periodo de
prueba. Todavía no hay un acuerdo único en cuanto al papel que debe desempeñar
la antigüedad en los mecanismos de promoción y ascenso a puestos superiores.
Desde nuestro punto de vista se sugiere que, además de los factores
mencionados, el desempeño, la participación y la puntualidad influyen de manera
decisiva en la movilidad ascendente de los trabajadores.
En los cct examinados
se puede observar que existe la posibilidad de que los trabajadores sean
llamados a desempeñar otros puestos o funciones distintos a los habituales, y
que esta decisión es acordada por Telmex y el strm con la finalidad de
convertir trabajadores tradicionales en trabajadores
polivalentes
competentes en amplios campos o especialidades que engranen con las nuevas
formas de producción. De igual forma, la empresa tiene la posibilidad de hacer
cambios en los horarios o días establecidos de trabajo, lo anterior puede
deberse a la indefinición u omisión en los cct de Telmex en tanto que el strm se ha
mostrado indiferente a este tipo de negociaciones, por no sentir que éstas
representen un retroceso en los beneficios logrados. En términos generales, se
puede aseverar que la flexibilidad funcional en los cct de Telmex obedece a una
gestión bilateral que da al strm
una considerable injerencia sobre la movilidad de los trabajadores, constatada
por la medición de los siguientes indicadores: i) promoción a puestos
superiores a través de mecanismos que tienen que ver con la antigüedad, la
competencia, el desempeño, la capacitación, la participación, el sentido de
responsabilidad, el periodo de prueba, la puntualidad y la decisión del
sindicato y la empresa para dicha promoción; ii) cambios de puestos y funciones
en los que existe la posibilidad de que los trabajadores sean llamados a desempeñar
otros puestos o funciones distintos a los habituales, como una decisión tomada
entre sindicato y empresa; iii) cambios de horario o días de trabajo
consensuados entre todas las partes, y iv) cambios en sistemas de trabajo o
maquinaria propuestos por la empresa, pero con autorización expresa del
sindicato, así como la reubicación de trabajadores debido a tales cambios.
Otro de los
indicadores que miden la organización productiva es la llamada participación
del personal en la organización del trabajo y que puede medirse a través de la
detección en el cuerpo del cct,
de la presencia de comisiones mixtas. En el caso de Telmex puede observarse
que, pese a que no existe una comisión mixta sobre el reparto de utilidades ni
de elaboración del cuadro general de antigüedad y escalafón, sí está clausulada
la existencia de las siguientes comisiones: capacitación, higiene y seguridad,
productividad y del Reglamentos Interiores de Trabajo (rit).
Es interesante
mencionar que en los cct anteriores al del bienio 1994 - 1996 no
existía un sistema participativo entre empresa y sindicato para discutir y
mejorar la organización del trabajo. A partir de la aplicación de los programas
de modernización productiva llevados a cabo en Telmex, se hizo evidente este
tipo de sistemas, cuyo objetivo era elevar la productividad y la calidad en los
productos y servicios de la empresa. Incluso, ya en los cct examinados se detectan
cláusulas vinculadas a sistemas de incentivos para premiar la participación y/o
creatividad de los trabajadores en la organización del trabajo.
En cuanto a los
acuerdos explícitos de modernidad productiva en Telmex se puede decir que ya
sea en los cct,
los rit
o algún otro convenio se observa la existencia de acuerdos de modernización
productiva entre los trabajadores y la empresa sobre cuestiones de
productividad, incrementos de calidad, círculos de control de calidad, cargas
de trabajo, prevención de accidentes, trabajo en equipo y desperdicio de
materiales. Pese a lo anterior, es interesante mencionar que en los cct examinados
no hay evidencias que indiquen que existen funciones diferentes de las
tradicionalmente asignadas al sindicato en relación con lograr cambios
deseables en la organización del trabajo, ni que se prevea la creación de
éstas, aunque seguramente existen acuerdos no codificados en un cct o en un
convenio de carácter legal en los que tácitamente se suponga dicha práctica.
Respecto de la
dimensión de los recursos humanos es interesante mencionar que éstos no sólo
son entendidos como el esfuerzo o la actividad humana, sino también comprende
los conocimientos, experiencias, motivaciones, intereses personales, aptitudes,
actitudes, habilidades, potencialidades y salud de la mano de obra. La
modernización de los sistemas de recursos humanos no sólo beneficia a los
empresarios, también da a los trabajadores la capacidad para incrementar sus
competencias laborales en la medida que adquieran mejores atributos para poder
competir en el mercado laboral. Así, para evaluar esta dimensión nos debemos
remitir a la capacitación y al bienestar de los trabajadores, porque estos
indicadores permiten a la empresa crear sistemas de producción más competitivos
en los mercados nacionales e internacionales, y a los trabajadores les facilita
la posibilidad de elevar su productividad, y por ende, su nivel de vida.
Se puede decir
que la capacitación de los trabajadores se inscribe en la dimensión que
denominamos recursos humanos en tanto que, el reconocimiento de los estímulos a
la educación por parte del mercado laboral, incide positivamente en el
crecimiento de la productividad y es indicativo de eficiencia en la asignación
de recursos; de tal manera que la ausencia de estas características retarda el
crecimiento de la productividad y señala un mercado laboral donde predominan
otros incentivos distintos al de la acumulación del capital humano (Hernández et
al., 2000: 46).
En la
actualidad, hablar de capacitación en el trabajo nos lleva a pensar en los
procesos de recalificación de la mano de obra supuestos en los procesos de
reestructuración productiva iniciados a principios de los años ochenta del
siglo xx. Es un hecho que ante las
condiciones cambiantes de la producción, la mano de obra deberá adaptarse –vía
la capacitación– a las nuevas formas de organización del trabajo. En términos
macro, México difícilmente podrá ganar ventaja en la batalla mundial por los
capitales, si basa su competitividad en una mano de obra barata, en vez de una
fuerza de trabajo calificada, se trata de “tener un cambio de mano de obra a
tener mente de obra” (Hope, 2001: 122).
Quizá el caso
Telmex sea uno de los ejemplos más significativos de la puesta en marcha de
políticas orientadas a la capacitación del personal, como un requisito sine
qua non de las nuevas
formas de producción flexible. En los cct examinados se puede dar fe de que la capacitación es uno de
los temas en los que han insistido empresa y sindicato, como un requisito de
los procesos de modernización que dicha empresa está experimentando. Las
cláusulas de estos contratos hacen énfasis en la capacitación de los
trabajadores, en los cursos de adiestramiento para los trabajadores de nuevo
ingreso, en los cursos de capacitación para la promoción a puestos superiores,
en el otorgamiento de incentivos a los trabajadores por participar en cursos de
capacitación, en que dichos cursos comprendan todas las áreas de la empresa, en
que exista un sistema instituido de rotación de puestos para el aprendizaje de
diferentes tareas, en la prevención de la capacitación formal de los
trabajadores no en relación directa con su puesto o función, y en la existencia
de un sistema integral de capacitación.
En cuanto al
bienestar de los trabajadores se puede decir que una de las políticas que se
evidencia en los cct
examinados es que Telmex ha tratado de reducir sus costos laborales a través de
la previsión oportuna de los riesgos de trabajo, lo cual le ha dado la
posibilidad de pagar sus incapacidades permanentes totales y los beneficios que
reciben los familiares de los trabajadores en caso de que éstos fallezcan, en
un margen superior a lo estipulado por la lft; aunque es importante
mencionar que el pago de las incapacidades temporales aún es el estipulado por
dicha ley. Además del aumento en las compensaciones por riesgo de trabajo, se
puede observar en los cct
analizados que los días de vacaciones y de aguinaldo otorgados al año
anualmente a los trabajadores son superiores a lo estipulado por la lft.
Sin duda Telmex,
a través de algunas prestaciones como la ayuda de despensa, renta para casa,
educación de hijos, caja y fondo de ahorro, préstamos, gratificaciones
especiales, fondo adicional para la jubilación, facilidad para que los
trabajadores puedan comprar lo que produce la empresa, transporte, deporte,
seguro de vida, y ayuda por fallecimiento de algún familiar, ha tratado de
incrementar los ingresos de sus trabajadores como una forma de equilibrarlos
ante las variaciones cambiantes de la producción y del mercado de trabajo. Es
un hecho que en los cct
de Telmex se observa un sistema de remuneraciones adicionales al salario,
ligado al cumplimiento de metas que tienen que ver con la producción y/o el
servicio, la calidad, la capacitación y con alguna comisión. Lo anterior nos
ayuda a confirmar que en esta empresa se engloba un conjunto de ingresos
monetarios recibidos por los trabajadores a través de distintos programas que
tienden a la llamada flexibilidad salarial.
En cuanto a la
estructura salarial que prevalece en Telmex es interesante observar cómo las
categorías de puestos existentes en el tabulador de salarios guardan una
proporción de ocho categorías relacionadas con 14 niveles salariales, lo cual
puede evidenciar el interés de dicha empresa de poner en práctica un proceso de
modernización tecnológica sustentado, entre otras cosas, por la compactación de
especialidades como medida para elevar la eficiencia de su fuerza de trabajo y
reducir sus costos laborales. También es interesante mencionar que las
variaciones en el salario diario menor promedio en Telmex no han sido tan
bruscas, en tanto que se han movido en el periodo examinado en un rango que va
de uno a tres salarios mínimos.[15]
En cuanto al salario diario mayor promedio se observa que pasó de tres salarios
mínimos a ubicarse, en los cct
de los bienios 1996-1998 y 1998-2000, en un rango que oscila entre los seis y
diez salarios mínimos. Asimismo, en el periodo analizado, la media salarial
diaria promedio se ubica, en un rango de dos a cinco salarios mínimos, mientras
que la moda salarial diaria alcanza, en los tres periodos estudiados, cuatro
salarios mínimos.
Los resultados
anteriores nos llevan a pensar que, por lo menos en Telmex, los ajustes
salariales que se llevaron a cabo obedecen a la puesta en marcha de una
política de flexibilidad laboral que subyace a una política laboral de Estado
que se da en un contexto de regulaciones y prácticas institucionales puestas en
práctica hasta antes de los primeros años de la década de los ochenta del siglo
xx, y cuyo objetivo fue aumentar
el bienestar de los trabajadores y garantizarles una participación en las
ganancias del crecimiento económico a cambio de la alianza política del
movimiento sindical con el Estado (Hernández et al., 2000: 59).
Corolario
Desde un
principio, el proceso de modernización en Telmex obedeció a la lógica
privatizadora que ha implantado el Estado mexicano con sus empresas
paraestatales. Este hecho –que responde a las características de un Estado de
corte neoliberal– ha permitido la mejora y la expansión de las unidades
productivas de Telmex dentro de un proceso de modernización técnico-organizativa.
A través de este
dinámica, Telmex rompió con un pasado que la había calificado de obsoleta y
retrasada en cuanto a innovación tecnológica y calidad en el servicio. Dicho
proceso obedeció a la implantación de áreas productivas a través de la
compactación de especialidades, proceso que tiene como propósito la
universalización, flexibilización e integración de los puestos de trabajo de
manera acorde con el cambio tecnológico, la capacitación y la especialización
de la mano de obra.
En Telmex la
reestructuración productiva vía la flexibilidad ha superado la autocomplacencia
y se ha reconocido que no es suficiente partir del argumento que dicha empresa
es rentable y está en crecimiento, sino del seguimiento de los factores que
permitirán que ésta siga siendo una empresa rentable y en expansión, es decir
de las condiciones del mercado, el avance tecnológico, el entorno regulatorio y
las condiciones sociopolíticas.
Se garantizó,
con el apoyo del strm, el compromiso de la empresa de no
despedir a ningún trabajador de la compañía, lo que evidencia que en la
realidad los procesos de flexibilización laboral no necesariamente tienen que
significar recortes de personal o disminuciones salariales.
En Telmex se
exhortó a los trabajadores a explotar y a difundir su creatividad para que no
sólo la empresa se colocara en la cima de las empresas más competitivas del
mundo, sino también para que éstos disfrutaran de los beneficios derivados de
la puesta en marcha de políticas orientadas a modernizar y flexibilizar el
trabajo en la empresa. Asimismo, es un hecho que los cct de Telmex muestran la
disposición constante de la empresa para operar programas de capacitación que
eleven no sólo la productividad de la fuerza de trabajo, sino también que creen
conciencia acerca de la responsabilidad de ésta en los procesos de trabajo.
Otra de las
cuestiones que surgen de la modernización laboral vía la flexibilidad en Telmex
tiene que ver con el hecho de que esta empresa fue de las pocas que lograron
integrarse a la modernidad; en tanto que a partir de los primeros años de la
década de los ochenta del siglo xx,
se había colocado como una de las compañías que había logrado un impacto
positivo en el Producto Interno Bruto (pib); y se había posicionado como una empresa prioritaria en la
economía mexicana al incorporar tecnología de punta, ser una firma altamente
innovadora y hacer partícipes a sus trabajadores de los beneficios de la nueva
política de la economía neoliberal.
Es evidente que
las políticas sobre flexibilización laboral puestas en práctica en Telmex no
sólo significaron una mejora para los accionistas y la plantilla de
trabajadores, sino que también se extendió a los ‘nuevos clientes’ en tanto que
éstos comenzaron a beneficiarse de la expansión de los servicios en comunicación
que desarrolló Telmex, sustentados en la filosofía llamada ‘cliente-proveedor’
y la nueva cultura corporativa que fomentaba el compromiso, la cooperación, el
cumplimiento, el esfuerzo, la solución de problemas, la innovación, la
competitividad, la calidad, la productividad, la desburocratización, la confianza y la lealtad.
Por último, y a
manera de corolario, se puede decir que la flexibilidad laboral tiene
diferentes connotaciones en tanto que depende de las estrategias empleadas por
cada empresa y de las necesidades de cada una de éstas. Lo que sí es un hecho
es que la noción de flexibilidad laboral debe ir más allá de una cuestión
meramente de estrategia gerencial que se presenta sólo al interior de la
empresa y debe ubicarse en un plano de política sindical. Cabe preguntarse:
¿hasta cuándo podrá darse la situación de mantener los puestos laborales y los
incrementos salariales?, debido a que en la actualidad la innovación
tecnológica y la flexibilidad laboral han permitido que el trabajo requiera de
menor mano de obra. Hasta el momento, esto se ha mantenido gracias a que no se
ha contratado nuevo personal y a que se ha reubicado a los trabajadores
restantes en los nuevos puestos que supone la reestructuración productiva de
Telmex. De no poderse mantener esta situación, el éxito de Telmex frente al
proceso de modernización productiva y de flexibilidad laboral dejará de ser un
éxito para volverse un fracaso.
Bibliografía
Allaire, Y. y M. Firsirotu
(1992), “Teorías sobre la cultura organizacional”, en Cultura
Organizacional: Aspectos Teóricos, Prácticos y Metodológicos, Fondo Editorial Legis,
Bogotá.
Bizberg, I. (1989), “Individuo, identidad y
sujeto”, en Estudios Sociológicos, vol. vii,
núm. 21, El Colegio de México, México, pp. 30-52.
Carrillo, J.
(1996), “Reestructuración productiva, trabajo y educación en América Latina”,
en Lecturas de Educación y Trabajo, núm. 3, Organización Internacional
del Trabajo, México.
Courpasson, D. (1994), “Marche concret et identité professionnelle locale: la construction de l´identité par le
Rapport au Marché”, en Revue Francaise de Sociologie, abril-junio, Centro National de la Recherche Scientifique, París, pp. 16-25.
De la Garza, E.
(2002), La democracia de los telefonistas, Universidad Autónoma Metropolitana, México.
De Paula, M.
(1993), “Innovación tecnológica y subjetividad obrera” en Sociología
del Trabajo, núm. 19,
Siglo xxi, España, 38-57.
Dubar, C. (1991), La
Socialization: Construction
des Identités Sociales et Professionnelles, Armand Colin, París.
Dubet, F. (1989), «De la sociología de la
identidad a la sociología del sujeto», en Estudios
Sociológicos, vol. iii, núm. 21, El Colegio de México,
México, pp. 5-29.
Etkin, J. y Schvarstein
(1995), Identidad de las Organizaciones: Invarancia
y Cambio, Paidós,
Buenos Aires.
Guadarrama, R. et
al. (1998), Cultura
y Trabajo en México. Estereotipos, Prácticas y Representaciones, Universidad Autónoma Metropolitana,
México.
Hernández, E. et
al. (2000), Productividad
y mercado de trabajo en México,
Plaza y Valdés Editores, México.
Hope, M. (2001),
“Las chambas de la era global” en Expansión, núm. 830, México, pp. 111-120.
Hualde, A. (1995), “Ingenieros en la
frontera norte de México: trayectorias laborales e identidades profesionales”,
ponencia presentada en el Coloquio: Tendencias y Manifestaciones de
la Nueva Cultura del Trabajo,
organizado por la Revista El Cotidiano, Universidad Autónoma
Metropolitana-Azcapotzalco y la Fundación Friedrich Ebert, septiembre, México.
Margel, G. (1995), “Calificación laboral e identidad:
un mismo rostro de la cultura de la cooperación”, en
xx Memorias del Congreso
Latinoamericano de Sociología,
octubre, México.
Medina, I.
(1995), “Teléfonos de México: modernización, privatización y nuevas relaciones
laborales” en Espiral, Estudios sobre Estado y
Sociedad, vol. i, mayo-agosto, Universidad de
Guadalajara, México, pp. 138-147.
Pries, L. (1991), “El cambio industrial en
las sociedades modernas como sociedades de riesgo”, en Sociología
del Trabajo, núm. 12,
Barcelona, España, pp. 59-82.
Sandoval, J.
(1990), “La privatización no es cosa clara en las telecomunicaciones” en Trabajo, núm. 2,Universidad Autónoma
Metropolitana-Xochimilco, México, pp. 50-78.
Smith, Ch.
(1989), “Especialización flexible, automatización y producción en serie”, en Sociología
del Trabajo, núm. 7,
Nueva Época, Barcelona, pp. 35-61.
stps
(1993), “La movilidad de la mano de obra en el sector manufacturero de México”,
en Cuadernos del Trabajo, núm. 3, Secretaría del Trabajo y
Previsión Social, México.
strm
(1995), “Informe de la comisión de modernización”, en xx Convención Nacional Ordinaria
Democrática,
Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, México.
strm/Telmex
(1993), “Convenio de Productividad”, en Restaurador, núm. 3, Sindicato de Telefonistas de
la República Mexicana/Telmex. México, pp. 11-17.
––––– (1994), Contrato
Colectivo de Trabajo1994,
Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana/Telmex, México.
––––– (1996), Contrato
Colectivo de Trabajo1996,
Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana/Telmex, México.
––––– (1998), Contrato
Colectivo de Trabajo1998, Sindicato de Telefonistas de la
República Mexicana/Telmex, México.
Telmex (1991),
“Telmex firmó convenios con AT&T y Alcatel-Indetel”
en Voces,
núm. 349, iv Época, México, pp. 8-13.
––––– (1995), Informe
anual de Telmex,
Telmex, México.
Trice, H. (1993), Occupational Subcultures in the Workplace, ilr Prees, Nueva York.
Valenzuela, J.
M. et al.
(1992), Decadencia y Auge de las Identidades: Cultura
Nacional, Identidad Cultural y Modernización, Colegio de la Frontera Norte, Sonora.
Vega, G. (1994),
“Modernización y cambio en las telecomunicaciones” en Voces, núm. 379, vi Época, México, pp. 6-11.
Enviado: 28 de mayo de 2002.
Reenviado: 22 de noviembre de 2002.
Reenviado: 28 de marzo de 2003.
Aceptado:
10 de junio de 2003.
[1] La
tecnología de fibra óptica es de las más avanzadas que existen en materia de
telecomunicaciones en el ámbito internacional, en tanto que un solo par de
fibras puede cursar 30 mil conversaciones telefónicas simultáneas. Las fibras
ópticas logran disminuir, casi en su totalidad, ruidos e interferencias hasta
multiplicar las formas de envío y recepción de información vía telefónica.
Dichas fibras están constituidas por filamentos de vidrio de alta pureza extremadamente
compactas y están fabricadas a base de silicio. Para la instalación de los
13,500 km de fibra óptica que sirvieron para modernizar el sistema y servicio
de larga distancia nacional e internacional, Telmex suscribió convenios con las
empresas at&t
y Alcatel-Indetel. Según estos acuerdos, at&t
proporcionó los cables de fibra óptica y sus componentes, mientras que su
subsidiaria en España proporcionó el equipo de transmisión. La participación
total de at&t
en este contrato se estableció en 60% del total; en este sentido, la
participación de Alcatel-Indetel fue de 40% en
relación con el programa total para la instalación de la red de fibra óptica
(Telmex, 1991: 6-7).
[2] La
cláusula 9 menciona que la empresa y el sindicato reconocen como interés
fundamental de sus trabajos asegurar la prestación de un servicio telefónico de
la mejor calidad y en la mayor amplitud al público usuario, al menor costo. Por
ello se reconoce la necesidad imprescindible de incrementar la capacitación de
personal, mejorar la eficiencia utilizando métodos modernos de administración
y, en general, hacer uso de la más alta tecnología en beneficio del público.
Asimismo, en tal cláusula se cambia la terminología con respecto a que empresa
y sindicato aseguran la prestación de un servicio de telecomunicaciones, antes
se decía que daban servicio telefónico, ahora se habla en plural y en un
sentido más amplio, apegados a la expansión de nuevos servicios en
comunicación; de igual forma, se cambió la referencia de un público usuario, a
cliente, con una terminología más apegada a la filosofía cliente-proveedor, en
términos empresariales. En la cláusula 27 se agrega un inciso bajo la letra
‘g’, que dice que en todos los casos la contratación de nuevo personal de
confianza o sindicalizado deberá efectuarse, en las localidades, departamentos
y en los tiempos en que se requiere, de acuerdo con la productividad y las
necesidades del servicio. Por lo que respecta a la cláusula 193, se
establecieron los siguientes lineamientos: cuando la empresa decida implantar
los proyectos de modernización y/o nueva tecnología que juzgue convenientes,
informará amplia y oportunamente sobre los mismos al sindicato para efectos de
difusión y capacitación del personal sindicalizado que sea requerido, quien
deberá realizar y atender todas las funciones y labores inherentes que se
deriven de dichos proyectos. La capacitación se llevará a cabo conforme lo
requiera la introducción de los nuevos proyectos o equipos. De los cambios
mencionados destaca la imposición unilateral por parte de la empresa, para la
implantación de nuevas tecnologías, y su compromiso de sólo avisar al sindicato
de los cambios aceptados. Además de transformar los convenios departamentales
en especialidades, con sus respectivos perfiles de puestos y categoría, también
se formalizan mecanismos de movilidad y flexibilización en la organización del
trabajo. Por su parte la cláusula 194 hace énfasis en que la empresa y el
sindicato deben estar de acuerdo para alcanzar niveles internacionales que, en
materia de capacitación y productividad, tienen las administraciones de
empresas de telecomunicaciones más competitivas del mundo. A su vez, la
cláusula 195 establece que la empresa y el sindicato acuerdan un programa para
la permanente elevación y mejoramiento de la calidad y productividad en las
diferentes áreas que la conforman, considerando que la productividad es
consecuencia de la óptima articulación entre el incremento cuantitativo y
cualitativo de la producción, el mejoramiento de la calidad de las condiciones
de trabajo y de vida, así como de la capacitación productiva del propio
trabajador.
[3] El inttelmex es
una sociedad civil creada el 1 de septiembre de 1991 por decisión del Consejo
de Administración de Telmex, a efecto de cumplir con lo dispuesto en el Convenio
de Calidad, Productividad y Capacitación para la Modernización de Telmex, y dio
inicio a sus actividades el 10 de noviembre del mismo año. Su creación obedeció
a la necesidad de capacitación en Telmex y para cumplir con los compromisos
establecidos en el título de concesión en materia de capacitación,
adiestramiento, investigación y desarrollo científico y tecnológico. El inttelmex cuenta con una infraestructura física
de 225 aulas en 13 campi,
10 salas de videoconferencias, 109 aulas auxiliares, 4 aulas móviles y 20
laboratorios de cómputo.
[4] La
modificación de la concesión al amparo de la cual opera Telmex se firmó con el
gobierno federal el 10 de agosto de 1990, con vigencia hasta el año 2026 y con
posibilidad de una renovación posterior de 15 años, establecía las normas de
calidad requeridas para la prestación del servicio y definía las bases para la
regulación tarifaria. La sct
fue la encargada de revisar que se cumplieran todos los acuerdos de la
concesión.
[5] Al
respecto véase strm/Telmex,
1994; strm/Telmex,
1996, y strm/Telmex,
1998.
[6] Al
respecto véase Allaire y Firsirotu,
1992; Bizberg, 1989; Courpasson,
1994; De Paula, 1993; Dubar, 1991; Dubet, 1989, Etkin y Schvarstein, 1995; Guadarrama, et al.
1998; Hualde, 1995; Margel,
1995; Trice, 1993, y Valenzuela, et al. 1992.
[7] El
término flexibilidad numérica hace referencia a la capacidad que tienen las
empresas para transformar su planta de trabajadores, en función de las
variaciones de la demanda externa de sus productos.
[8] La
flexibilidad funcional se refiere al uso flexible de la mano de obra dentro de
los procesos productivos, la modificación de la estructura de puestos de
trabajo, la reasignación de tareas de los trabajadores en función del cambio
tecnológico, la movilidad al interior de la empresa y la presencia de
trabajadores polivalentes.
[9] Ésta
se refiere a si los trabajadores están involucrados en el diseño de procesos,
la división del trabajo, la forma de asignación de tareas, la capacitación, las
funciones de los puestos, la estructura jerárquica, los grupos informales de
trabajo, las relaciones interpersonales dentro del trabajo, la solución de
conflictos y la negociación colectiva formal e informal en los centros de
trabajo en cuanto a la interpretación de las normas laborales.
[10] La
calificación en el trabajo, entendida como un concepto mediador del nivel
organizacional y de las condiciones de trabajo se convierte, en el proceso de
flexibilización, en un factor central que asume a la calificación como capital
humano, como una exigencia del proceso de trabajo y como una instancia
organizativa y de control (Carrillo, 1996: 61).
[11] Es
importante mencionar que generalmente el bienestar de los trabajadores se ha
asociado con los sistemas de remuneraciones adicionales al salario, de tal
manera que una de las principales propuestas de los nuevos paradigmas
productivos actúa directamente sobre éstos, a través de la llamada flexibilidad
salarial. Tal indicador se refiere a la introducción de formas de retribución
variable al rendimiento y a que la progresión salarial quede vinculada a este
último y al aprendizaje. La flexibilidad salarial también implica la
negociación bilateral entre empresa y sindicato para definir o evitar despidos
masivos, en la cual los trabajadores acuerdan congelar o reducir los salarios y
horarios para salvar el empleo (stps, 1993:16).
[12] Pese
a que generalmente las políticas de flexibilidad laboral van acompañadas del
despido de un gran número de trabajadores, en Telmex no sucedió esto debido a
que el strm
negoció con los representantes de la empresa su cooperación en el proceso de
modernización, a cambio de que se respetara la plantilla de trabajadores
existentes hasta antes de la firma de los convenios de modernización
productiva.
[13] El
número de trabajadores beneficiado por la firma del cct del bienio 1994 - 1996
asciende a 47,876 y se mantiene hasta la firma del cct del bienio 1998 - 2000
[14] Pese
a que el strm
y el mismo Telmex cuentan con bolsas de trabajo abiertas al público, es
evidente que los mecanismos de ingreso a la compañía están sustentadas en el
nepotismo de trabajadores
clave allegados a las cúpulas sindicales o
empresariales.
[15] Se
aclara que se trata de salarios mínimos vigentes para los periodos examinados.