El lado ignorado del ahorro en México
Conde Bonfil, Carola (2001), ¿Depósitos
o puerquitos?
Las
decisiones de ahorro en México,
El Colegio Mexiquense,
A. C., La Colmena Milenaria, Zinacantepec, México,
303 pp., isbn 970-669-036-0
“Hablar de ahorro
familiar en tiempos de crisis parece ser, en primera instancia, no sólo
ilógico, sino también inapropiado. La pérdida constante de poder adquisitivo de
los salarios, el cierre frecuente de fuentes de trabajo y el consecuente
aumento del desempleo, el aumento del número de mexicanos que viven en pobreza
extrema, la continua presencia de expectativas inflacionarias y devaluatorias,
etc., son sólo algunos de los elementos que pueden fácilmente mencionarse para
resaltar las dificultades que enfrentan las familias para considerar el ahorro
en sus decisiones respecto al ingreso disponible”.
Este es el
inicio de un libro provocador que trata de atraer la atención hacia un tema
olvidado, relegado no sólo por la literatura económica, sino también por los
diseñadores de las políticas financieras mexicanas y de otros países, y,
principalmente por las mismas instituciones financieras: el ahorro de los
pobres.
Es interesante
observar que, pese a la importancia atribuida en la literatura económica del
financiamiento del crecimiento, la reforma del sistema financiero mexicano no
ha atraído la atención de los actores políticos, como sí lo han hecho otras
reformas. Aun cuando no se ha logrado el consenso sobre qué tipo de reformas
llevar a cabo, existe acuerdo en que hacen falta cambios profundos en los temas
fiscal, laboral y energético, por citar algunos ejemplos. Sin embargo,
curiosamente, a pesar de la evidente concentración del mercado, los elevados
diferenciales de tasas de interés y la escasez de crédito a los sectores productivos,
no ocupa un lugar prioritario en el tema de las reformas, la regulación y
eficiencia del sistema financiero. Éste es un tema complejo que involucra
multiplicidad de aspectos del financiamiento y exige la participación de todos
los agentes interesados.
El libro de
Carola Conde analiza uno de los aspectos del financiamiento, no el más
socorrido, por cierto, el tema del ahorro de los pobres. Por lo tanto, un libro
como éste tenía que ser dirigido no sólo al mundo académico, sino también a los
responsables de definir las políticas financieras dentro del sector
gubernamental, a las instituciones financieras mismas que, en teoría,
constituyen los intermediarios financieros en el sentido de canalizar los
ahorros hacia los sectores que requieren de financiamiento y, sobre todo, al público en general que es
además el actor principal de este texto.
¿Depósitos o puerquitos? es un título muy sugerente que refleja
de manera creativa el objeto de análisis de este libro: analizar la disyuntiva
real que enfrentan los ahorradores, particularmente de los ahorradores pobres,
entre canalizar sus ahorros hacia formas monetarias o en especie o, más aún,
canalizar sus ahorros hacia las instituciones financieras formales o hacia
opciones informales. Como demuestra la autora, la disyuntiva se ha resuelto
dentro de este segmento de la población en favor de los puerquitos, es decir de
las opciones informales (fuera del sistema financiero) para ahorrar, porque,
concluye, los pobres sí ahorran, que es otro de los aspectos que se
trata de destacar.
Para abordar el
tema de las decisiones de ahorro en México, como reza el subtítulo del libro,
Carola Conde presenta un texto integrado por 303 páginas, acompañado de un
disco con los anexos metodológicos y 54 cuadros estadísticos. Consta de nueve
capítulos agrupados en tres partes.
En la primera
parte se lleva a cabo una revisión crítica de las teorías y los conceptos del
ahorro, así como una amplia exposición del estado del
arte de la
investigación sobre el ahorro y su relación con otras variables macroeconómicas
(inversión, crecimiento, tasas de interés, etc.).
Un tema medular
en la construcción de este libro es la definición más completa del ahorro que
ofrece Carola Conde. Esta definición se aleja de la tesis macroeconómica
convencional de ahorro, es decir, lo que queda después de restar el consumo al
ingreso disponible. La definición que ofrece involucra una connotación
inter-temporal del consumo, en el sentido de que el ahorro presente puede verse
como la posposición del consumo hacia periodos posteriores, lo cual da mejor
cuenta de la conducta de los consumidores. Pero la definición va más allá para
incorporar aspectos poco comunes. Específicamente, considera lo siguiente:
“[...] el
ahorro familiar debe ser conceptuado como el conjunto de decisiones que toman
premeditadamente los integrantes de un hogar para: 1) homogeneizar su consumo a
lo largo del tiempo (ante percepciones
irregulares en montos y plazos); 2) asegurar la disponibilidad de un cierto
ingreso (y, por tanto, un determinado nivel de vida) en un momento posterior, o 3) incrementar su
riqueza (incluyendo el acervo de bienes y la formación de capital humano) y su
bienestar futuro”.
Esta formulación
tiene dos implicaciones. Primero, por estar basada en una idea microeconómica,
permite incluir (y especialmente medir) el ahorro fuera del sistema financiero
y en especie, lo cual es muy común entre la gente de bajos recursos de este
país. Segundo, esta definición que incluye componentes hasta ahora ignorados,
abre la posibilidad de captación del ahorro mediante la creación de
instrumentos (e instituciones) apropiadas. Una amplia revisión de las
modalidades de este tipo de ahorro se presenta también en esta parte.
En la segunda
parte se realiza un análisis del ahorro en México para el periodo 1968 –
1995. Sobre la base del concepto de
ahorro mencionado, se valida la hipótesis central: sí
existe capacidad de
ahorro en los grupos sociales de menores ingresos en México. Más aún, los datos
presentados por Carola Conde muestran que el segmento del ahorro de los pobres
estudiado no sólo es cuantitativamente superior al ahorro interno, sino al
ahorro total de la economía. Y este es un punto de fundamental importancia en
la literatura sobre el ahorro en México, porque abre la posibilidad de
encontrar fuentes alternativas para el financiamiento al desarrollo. En
particular, esto lanza dudas sobre la pertinencia del tipo de política
económica instaurada en el país con respecto a la promoción desmedida de México
en el exterior. Estos resultados cuestionan la transformación de la inversión
extranjera directa en protagonista del desarrollo. Sin duda que ésta es
importante, pero la existencia de fuentes de financiamiento internas nos harían
sin duda menos vulnerables y menos dependientes de los vaivenes de la ahora más
inestable economía internacional.
Y si existe,
¿por qué ese ahorro no se ha canalizado hacia los sectores productivos? La
respuesta que Carola Conde ofrece –mediante el análisis mensual de la captación
por tipo de instrumento durante 28 años– es que el sistema financiero ha
discriminado (y todavía lo hace) a los pequeños ahorradores, al no crear
instrumentos adecuados para la captación de su ahorro y al otorgar tasas de
interés reales negativas a los pocos ahorradores, lo cual representa pérdidas
en su patrimonio.
Como
consecuencia, las familias de menores recursos ahorran principalmente fuera del
sistema financiero, ya sea en mecanismos e instituciones monetarias informales
o en especie (ahorro no monetario). Se demuestra que incluso hogares ubicados
en los deciles con más bajos ingresos de la Encuesta
Nacional de Ingreso-Gasto de los Hogares del Instituto Nacional de Estadística
Geografía e Informática pueden llevar a cabo ciertos tipos de ahorro no
monetario o monetario informal. Este es un hallazgo importante y quizá un tanto
sorprendente, dado que los estudios de pobreza sugieren que 60 o 40 millones de
personas de este país viven en condiciones de pobreza o pobreza extrema. Si
esto es así, obviamente la conclusión natural es pensar que los pobres no
ahorran. Pero este planteamiento olvida algo básico: la capacidad de estos
grupos de población para desarrollar estrategias de sobrevivencia, y de hecho,
como lo muestra este libro, de estrategias alternativas de ahorro. Por tanto, aunque
sorprendente, este resultado no debería serlo tanto.
La tercera parte
se concentra en el estudio de la posibilidad de captar el ahorro de las
familias de menores ingresos. Para ello se revisan experiencias internacionales
y nacionales, evaluando las enseñanzas de las experiencias estudiadas. Las
características común de estos experimentos es que están dirigidos a gente
pobre o en situación de pobreza extrema.
En resumen, dado
que los pobres sí ahorran, la autora subraya la necesidad de crear instrumentos
e instituciones financieras adecuadas para captar el ahorro de los pobres, no
sólo para mejorar su bienestar, sino para que las instituciones financieras
cumplan realmente su función de intermediación.
En mi opinión,
algunos aspectos básicos por analizar para lograr una transformación incluyente
del sistema financiero son los siguientes: ¿Cuál puede ser el interés de las
instituciones financieras para atraer los ahorros de los pobres y ceder
créditos diferentes a los que otorgan al gobierno o al consumo privado? Su
posición en estos rubros es bastante ventajosa y cómoda. Este aspecto nos lleva
al corazón mismo de uno de los principales obstáculos al crecimiento sostenido
de largo plazo: la débil influencia de las instituciones financieras en el
financiamiento del desarrollo por necesidad de retomarlas.
Una mayor
competencia entre ellas (es decir, una menor concentración del mercado)
contribuiría sin duda a que mejoraran las opciones de ahorro y las condiciones
del crédito. ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo modificar los patrones de conducta de los
pobres en el tema del ahorro? ¿Cómo convencerlos de que el ahorro formal puede
ser ventajoso para ellos después de la experiencia con las UDI a la quiebra
‘aparente’ de las cajas de ahorro, por ejemplo? El libro ¿Depósitos
o puerquitos? Las decisiones de ahorro en México plantea una serie de interrogantes que
demandan una respuesta pronta, si se quieren sentar las bases para el
crecimiento sostenible de la economía mexicana. La agenda de investigación
pendiente por abordar es por demás interesante. En este contexto, el libro
constituye un avance importante en el análisis de la pobreza, del ahorro y del
financiamiento para el desarrollo. No cabe la menor duda de que es una lectura
obligada para los interesados en el tema financiero.
Pablo Mejía
pmejia@cmq.edu.mx