Teorías urbanas
latinoamericanas: el legado de una gran generación
Latin American urban theories: the legacy of a great generation
Ramírez-Velázquez,
Blanca Rebeca y Emilio Pradilla-Cobos (comps.) (2013), Teorías sobre la ciudad
en América Latina, volúmenes 1 y 2, uam-SITESA, México, pp. 827,
isbn:
9-786072-800-144.
A finales de
2013 se publicó una obra colectiva que por su contenido se constituirá en un
referente de los estudios urbanos en México y (si los libros se difunden
allende las fronteras) en América Latina. Se trata de una obra de 827 páginas
distribuidas en dos volúmenes, la integran 18 artículos de 20 investigadores en
donde analizan una gran diversidad de temáticas sobre las ciudades en América
Latina desde la perspectiva de la teoría. La mayoría de los autores radica en
México, pero cinco de ellos residen y han construido su trayectoria académica
en Bogotá, Buenos Aires, Caracas, Quito y Río de Janeiro.
El ejercicio de replantearse una reflexión teórica sobre
los diversos temas urbanos antiguos y emergentes en las ciudades
latinoamericanas es de por sí loable, después de un periodo en el que los
conceptos teóricos foráneos han marcado la agenda de investigación en nuestra
región: la globalización y la “ciudad global”.
Sin
embargo, estos dos volúmenes constituyen un hito en la reflexión teórica
latinoamericana por dos aspectos: uno, la obra está constituida por trabajos
inéditos, reflexivos y expresamente producidos para este libro. Los artículos
condensan en gran medida las trayectorias y las aportaciones académicas de los
investigadores, quienes tienen un largo camino recorrido en la investigación
académica, en la producción de conocimiento científico, en la formación de
profesionistas, así como en la construcción de instituciones, centros de
investigación y posgrados en los estudios urbanos. Entonces un primer elemento
a destacar de la obra es que el lector tiene en sus manos conocimiento maduro y
destilado.
Por
otro lado, casi todos los artículos, a su manera, repasan la evolución histórica,[1] dialéctica y contradictoria
de las ideas y teorías construidas para explicar los procesos urbanos locales y
regionales. En sus análisis los autores se remiten, desde el tema abordado, a
una copiosa y rica bibliografía sobre las teorías de la marginalidad, la
dependencia, el materialismo histórico, el postmodernismo, la ciudad global,
etcétera. Así, un segundo elemento a destacar es que, en conjunto, los 18
artículos constituyen una amplia compilación de la bibliografía sobre la teoría
de las ciudades producida en América Latina en las últimas seis décadas.
La relación de la
teoría urbana latinoamericana y la teoría urbana foránea
Un tercer
elemento a destacar es que varios de los autores implícita y explícitamente
muestran y demuestran, que la producción y reproducción de un pensamiento
latinoamericano propio no ha sido una tarea endógena, sino que se ha realizado
en un diálogo constante, respetuoso y crítico (a veces acrítico y sumiso) con
teorizaciones y paradigmas foráneos, en algunos periodos con mayor intensidad
que en otros.
• En la revisión de las teorías producidas en
nuestra región, varios autores citan y dialogan abiertamente con autores
“foráneos” como Christian Topalov, Jean Lojkine, Henri Lefebvre, Manuel
Castells o Alan Gilbert.
• Tres de
los autores que consideramos profundamente latinoamericanistas y
mexicanos nacieron y se formaron en otras regiones y con otras lecturas. Se
trata de distinguidos colegas que han aportado y producido sus conocimientos
científicos en esta región con el propósito de explicar y transformar los
procesos urbanos de nuestra región.
• Varios de los autores, y otros tantos que no
escriben en los dos volúmenes, han estudiado en el extranjero y dialogan con
saberes producidos en otras lenguas. Así, la obra demuestra que locales y
foráneos, los latinoamericanos leemos con avidez lo que se escribe en otras
lenguas de diversas geografías para contrastar y enriquecer nuestros
conocimientos.
• Igualmente, hay colegas foráneos que en
algunos periodos han residido y estudiado los procesos urbanos latinoamericanos
y contribuyen a la construcción del conocimiento sobre nuestras ciudades.
Paradójicamente algunos de ellos que estudiaron y se apropiaron de los
conocimientos locales, los reelaboraron y difundieron en inglés, y se hicieron
famosos con ellos, como Janice Perlman con el “Mito de la marginalidad”.
• Asimismo, un artículo destaca el papel del
Lincoln Institute of Land Policy en el estudio sobre el mercado de suelo y en
el reagrupamiento de los estudiosos latinoamericanos sobre este tema.
Una gran utilidad
formativa y pedagógica
Los dos
volúmenes constituyen una rica aportación para los estudiantes de licenciatura,
maestría y doctorado en la gran diversidad de temas urbanos, regionales y
territoriales abordados. Cada contribución constituye, a su manera, una rica
revisión del pensamiento latinoamericano sobre el tema analizado. Aquí,
estudiantes y docentes encontraremos de manera resumida diversas evidencias y
fuentes de cómo se han conceptualizado y debatido diversos temas urbanos.
Además,
el texto de Priscilla Connolly nos recuerda que no hay investigación sin teoría
y que la teoría siempre define el objeto de estudio (aunque se diga que no hay teoría). Connolly señala que un marco
teórico no consiste en amontonar frases célebres de autores que analizan
un mismo tema (lo que Emilio Pradilla llama “casa de citas”), sino en construir
un sistema de preguntas y un método de investigación para responderlas, pues
hablar de teoría siempre remite a posiciones ontológicas, metodológicas y
epistemológicas. Así, no hay investigación sin postura social y política de los
investigadores, una posición “neutra” es también una forma de tomar partido y
definirse como apolítico.
Entonces un cuarto elemento a destacar es que ambos
volúmenes apoyan la labor de los docentes y la formación e investigación de los
estudiantes. En cada artículo hay una gran cantidad de referencias
bibliográficas, de sugerencias teóricas y de ventanas académicas qué abrir.
Cada artículo conduce a más de tres decenas de libros del pasado y del
presente.
Una obra emotiva y
emblemática
La lectura de
esta obra es emotiva y emblemática por los esfuerzos de varios latinoamericanos
no sólo por explicar nuestras realidades urbanas, sino también porque evidencia
el compromiso social y académico por contribuir a cambiar el estado de las
cosas, las enormes desigualdades e injusticias de nuestras sociedades y
ciudades.
Los
artículos están llenos de hitos emblemáticos que han marcado el devenir latinoamericano
sobre la teorización de nuestras realidades urbanas. Así, varios de ellos
consignan la creación de la Sociedad Interamericana de Planificación, la Red
Nacional de Investigación Urbana (rniu)
y la revista Ciudades en México, la Asociación Colombiana
de Investigadores Urbanos y Regionales, así como la celebración de diversos
encuentros ibero y latinoamericanos con diversas temáticas que dieron origen a
la creación de varias redes académicas y novedosas líneas de investigación.
En
las obras desfilan una a una, según las preferencias teóricas y personales y
los temas abordados por cada autor, las temáticas que han marcado tendencias
académicas en la región o aquellas que se constituyeron en emblema de una
época. Pero por supuesto que de ninguna manera se trata de un texto nostálgico,
por el contrario, demanda 1. Reconocer las aportaciones teóricas y
metodológicas latinoamericanas sobre los estudios urbanos y regionales, y 2.
Construir un pensamiento teórico propio en función de nuestras realidades
urbanas y de las necesidades de la mayoría de nuestra población. En este
sentido, la obra abiertamente critica la
importación de conceptos foráneos en boga para explicar nuestras
realidades locales y peor aún, para intentar imponer las mismas políticas urbanas
a realidades tan diferentes a las de los países del capitalismo hegemónico.
Un patrimonio urbano
Para quienes
trabajamos el tema del patrimonio urbano y lo concebimos en su más amplia
expresión (la ciudad entera) sin disociar el patrimonio intangible del
tangible, esta obra es fundamental, pues constituye parte de nuestra herencia
urbana: se trata de un conjunto de aportaciones teóricas que han intentado
explicar y transformar los procesos urbanos latinoamericanos, y de un conjunto
de autores y textos con los que nos hemos formado varias generaciones de
estudiosos de los procesos urbanos. Muchas de las referencias bibliográficas
contenidas en los 18 artículos forman y formaron parte de la currícula de
nuestra licenciatura o posgrado en muy diversas disciplinas: arquitectura,
urbanismo, sociología, planeación urbana, etcétera.
En
este sentido, estos dos volúmenes, como cualquier otro tipo de patrimonio
cultural, para ser aprovechados y transmitidos críticamente, necesitan ser
(re)conocidos y difundidos, sobre todo para las nuevas generaciones de estudiantes de licenciatura y
posgrado. El patrimonio urbano, como esta obra, no es una pieza de museo
sino una herencia colectiva que constituye un punto de partida y una
continuidad cultural, aún cuando actualmente se considere o demuestre que se
trata de aportaciones rebasadas e inaplicables en la era del capitalismo
neoliberal globalizado.
Comentarios
En esta reseña
no hay espacio para comentar los 18 artículos, así que he seleccionado pasajes
de algunos que considero discutibles, emblemáticos, emotivos o abiertamente
provocadores.
Emilio Duhau, en su artículo póstumo “La investigación
urbana y las metrópolis
latinoamericanas” repasa brevemente las aportaciones teóricas latinoamericanas producidas desde la década de 1950 para
explicar los procesos urbanos y de urbanización; analiza las tendencias
recientes en la investigación urbana, a través de una acuciosa revisión
de los artículos publicados en una de las revistas más prestigiadas de la
región. En este trabajo conmueve encontrar que Emilio seleccionó cinco libros
de gran rigor académico para expresar los temas y las ricas aportaciones
teóricas que marcaron las décadas de 1970 y 1980: Martha Schteingart (1989), Los productores del espacio habitable;
Emilio Pradilla (1987), Capital, estado y
vivienda en América Latina; Gustavo Garza (1985), El proceso de
industrialización de la ciudad de México; Alicia Ziccardi (1991), Las obras públicas de la ciudad de México y Juan Manuel Ramírez
(1986), El movimiento popular mexicano. Este pasaje me recordó
los juegos que en mi juventud hacíamos entre amigos: ¿Cuáles son los cinco
libros y los cinco discos que te llevarías a una isla? En materia de estudios
urbanos seguro que cada investigador tiene sus libros favoritos que han marcado
el debate académico, según su visión, interés y formación.
En
la segunda parte, Duhau analiza los temas publicados entre 1998 y 2009 en la
revista EURE, en lo que él llamó un “ensayo de
cienciometría”: de 155 artículos revisados, él concluye que el tema en boga en
el periodo de estudio es el de la “ciudad global”. Al leer este texto, uno se
queda con el interés de realizar un ensayo similar, por ejemplo, de los 102
números publicados de Ciudades, la revista de la rniu de la que Emilio Duhau fue cofundador y
miembro del Comité de redacción.
Por
su parte, Daniel Hiernaux en “Las ciudades y las regiones” analiza la evolución
de la teoría urbana que articula el desarrollo regional con el desarrollo de
las ciudades. Aquí, Hiernaux reconoce la embestida neoliberal sobre las universidades y el pensamiento crítico, lo que
impacta la investigación académica. Sin embargo, el autor se muestra
optimista y afirma dos cosas: una, que asistimos a un nuevo despegue del
pensamiento latinoamericano, y otra, que nuestra región ha aportado novedosos
estudios urbanos a partir de un pensamiento propio, aunque se expresa de manera
marginal debido al predominio de las teorías foráneas entre los intelectuales y
los políticos.
Luiz
César de Queiroz demanda en su artículo escapar de la agenda investigativa
impuesta desde los países hegemónicos y sostiene que el desafío de la
construcción de una teoría urbana latinoamericana atraviesa tres “latitudes”:
política, epistemológica y teórica. Para él, los flujos de conocimiento del
norte a sur se continúan legitimando a través de una falsa idea de la
universalidad. La realidad urbana latinoamericana no puede continuar siendo
estudiada y entendida desde la visión del espejo próspero del norte que ha
considerado a nuestras ciudades y sociedades como tradicionales, premodernas,
subdesarrolladas o desfasadas del reloj de la “historia universal”. En un mundo
donde las ideas y los ideales también son considerados como mercancías, nuestro
colega carioca demanda recuperar un referente utópico (que intentó ser
suprimido con el supuesto “fin de la historia”), para guiar el desarrollo de
las investigaciones académicas.
Emilio Pradilla Cobos en “La economía y las formas
urbanas en América Latina” repasa lo que ha sido una constante en su congruente
trayectoria académica: la búsqueda de una producción teórica propia y apropiada
para nuestra diversa y desigual realidad urbana latinoamericana, y la crítica a
la adopción acrítica de conceptualizaciones y teorías urbanas provenientes de
geografías urbanas muy diferentes. Una a una son (re) debatidas la teoría de la
marginalidad, la escuela de sociología urbana francesa, la urbanización
dependiente, la “ciudad global” y la ficción castellsiana del modo de
producción informacional. Uno de los aspectos más novedosos de este artículo es
el abordaje del tema de la informalidad. Aquí se retoma la discusión con
argumentos diversos que desde la década de 1980 vinculan la informalidad con la
marginalidad o con el germen de un proyecto democrático y capitalista opuesto a
la burocratización y corrupción del Estado. En este sentido, se reconoce el
enorme reto que tenemos los investigadores para profundizar en esta temática
compleja y diversa que lo mismo abarca a los millones de pobres de
latinoamericanos que sobreviven a través de actividades “informales”, que a la
delincuencia organizada, local y global, estrechamente vinculada al sistema
financiero y bancario.
El
artículo de Ryszard Rozga “Tecnologías modernas y ciudad latinoamericana” es un
tanto diferente al resto de las contribuciones en dos sentidos: en la
perspectiva histórica que se toma para analizar el papel de las tecnologías en
las ciudades, y en la concepción de “atraso-progreso” en la comparación del
binomio tecnología-ciudad entre el mundo “desarrollado” y América Latina. Más
que retomar el debate teórico (apenas insinuado con conceptos como la ciudad
del conocimiento y la ciberciudad), el artículo describe el uso de la
tecnología en las ciudades desde tiempos prehispánicos, la colonia, la primera
revolución industrial y la introducción de tranvías, ferrocarriles, teléfono,
etcétera.
Llama
la atención que el autor afirme que en las ciudades prehispánicas las
características de las tecnologías urbanas eran “primitivas o inexistentes” y
que las ciudades coloniales “importaban” las tecnologías urbanas de las
metrópolis. Aquí uno se pregunta: ¿Y las obras hidráulicas que permitían la
coexistencia de México Tenochtitlán con el sistema de lagos? ¿La construcción
de los centros ceremoniales prehispánicos era “primitiva”? ¿Y la plaza mayor en
las ciudades españolas es un invento de la metrópolis o de las colonias? ¿No
sería mejor hablar de relaciones desiguales o de dependencia en el uso de las
tecnologías urbanas? ¿O en materia de tecnología si se vale hablar de
desarrollo, progreso y atraso?
Por
otra parte, en su artículo el autor afirma que no existen condiciones en las
ciudades latinoamericanas para la innovación tecnológica. Sin embargo, los
datos aportados se refieren a índices de personas que tienen computadora,
internet y telefonía móvil (mercancías inaccesibles para la mayoría de la
población latinoamericana). Aquí cabe preguntarse si las condiciones de
innovación urbana se refieren a la inversión en ciencia, tecnología, educación e investigación (nada de
esto aparece en este artículo)o a
que 100% de la población latinoamericana disponga de computadora, internet y
teléfono móvil ¿Esto haría a nuestras ciudades más competitivas?
Así,
Samuel Jaramillo revisa las visiones, enfoques y aportaciones latinoamericanas
que se han presentado en las últimas décadas en el estudio de los mercados del
suelo, con el propósito de “rescatar nuestro pasado colectivo, sus logros y
limitaciones”, y de “identificar los retos actuales”. En su análisis, Jaramillo
recuerda que el urbanismo funcionalista que actuaba y planificaba las ciudades,
vigente entre las décadas de 1940 y 1970 en la mayor parte de las ciudades
latinoamericanas, no estudiaba el mercado del suelo, pues era un urbanismo físico que zonificaba la ciudad en áreas especializadas.
El
postmodernismo y el neoliberalismo en las décadas de 1980 y 1990 criticaron,
con razón, duramente el urbanismo funcionalista por ineficaz, antidemocrático y
centralista, y por concebir los planes urbanos como un producto en vez de proceso.
Sin embargo, el autor denuncia que “tener en cuenta al mercado” se convirtió
con el neoliberalismo en “plegarse al mercado”. En algunas ciudades
latinoamericanas el arribo al poder de cierta izquierda ha promovido un nuevo
urbanismo más democrático, inclusivo, participativo y transformador, lo que
representa un doble desafío para los estudios sobre el mercado de suelo, pues
hay que replantear el estudio de procesos muy complejos que abarcan una gran
diversidad de actores y relaciones sociales capitalistas y no capitalistas y
confrontar a la economía espacial neoclásica, hegemónica en los estudios sobre
el mercado de suelo.
Priscilla
Connolly en su artículo “La ciudad y el hábitat popular” sostiene que sí hay un
“paradigma latinoamericano” sobre el hábitat popular que ha sido construido en
más de cuatro décadas de investigación, el cual actualmente no es reconocido en
el plano internacional y que se ha subsumido en los debates sobre la
segregación urbana y las prácticas cotidianas. La autora refiere el concepto
“hábitat popular” directamente a la producción de asentamientos humanos
irregulares, predominantes en las formas de construir vivienda, barrios y
ciudades en América Latina desde la década de 1940.
Las
visiones que pretendían la erradicación de este hábitat popular cedieron a las
visiones que lo reconocen como un hecho irreversible y permanente, lo que sentó
las bases para las políticas de mejoramiento habitacional y barrial, la
regularización de la tenencia del suelo y la introducción de servicios.
Connolly da clara cuenta de la doble política de los Estados latinoamericanos:
por un lado, prohíben y condenan los asentamientos humanos irregulares, y por
otro lado, los reconocen y regularizan. Aquí hay una doble forma de ejercer el
poder, una que se refiere al orden urbano de la normatividad y la planeación
urbana, y otra que tolera y negocia la irregularidad.
Para la autora, desde la década de 1990 la globalización
y el neoliberalismo sustituyeron el uso de algunos conceptos que intentaban
enmarcar los problemas de la pobreza
urbana. Así, ya no se habla de hábitat popular sino de segregación
urbana, ni de modernidad sino del derecho a la ciudad, a los pobres ya no se
les dice marginados sino excluidos, y el hábitat popular “ya no desafía los
sueños de la modernidad”.
El
artículo de Patricia Ramírez Kuri, “La ciudad desde el espacio público y las
prácticas ciudadanas” da cuenta de la emergencia de un tema que hace un par de décadas explícitamente no se
discutía: el espacio público. La
autora reivindica que la ciudad es el espacio público por excelencia (Jordi Borja dixit), porque debería ser
el lugar de relación, encuentro y de integración social. Sin embargo, se reconoce que vivimos
en una ciudad donde lo público se repliega en lo privado, las calles se
privatizan, los espacios públicos abiertos están distribuidos de manera
inequitativa en la ciudad y además se mercantilizan con usos masificados, los
automóviles privados inundan las calles y avenidas, mientras los asentamientos
y edificios cerrados se multiplican.
El
artículo de Sergio Tamayo presenta un análisis crítico pero optimista sobre la
ciudadanía social y los movimientos sociales. Para quienes pensamos que el
histórico Movimiento Urbano Popular (mup)
ya no se mueve mucho por haber transitado de la reivindicación en la calle a
las filas frente a las oficinas de gobierno para obtener subsidios (lo que el
autor llama mups.a. de c.v.). Es muy recomendable este
artículo.
Esta
contribución, desde una perspectiva histórica y latinoamericana, y desde la
teoría del desarrollo desigual y combinado, da cuenta de los cambios y
reajustes de un diverso mup que de
manera diferenciada ha transitado de la lucha social y civil a la lucha
política: unos movimientos sociales invirtieron sus esfuerzos en obtener
subsidios, en cambio otros lo han hecho en resistencias sociales y en distintos
grados de radicalidad. Tamayo reivindica un concepto de ciudadanía social que
lejos de remitir al individuo, se refiere a una construcción colectiva,
histórica y al movimiento social.
El
autor da cuenta de los movimientos indígenas, urbanos y sindicalistas que
llevaron a Evo Morales al gobierno en Bolivia; del Movimiento de los Sin Tierra
en Brasil, y de los cientos de manifestaciones políticas que ocurren
diariamente en la ciudad de México. Se trata de la persistencia de una
ciudadanía social y de un movimiento social que no ha decrecido, sino que se ha
organizado y emergido de otra forma, en donde la reivindicación de los derechos
sociales ha transitado a la reivindicación de los derechos políticos.
Por
su parte, en su artículo Ricardo Pino y Felipe Muñoz reconocen que los cambios
en la forma y fondo de la planeación urbana (normativa, indicativa,
estratégica, participativa) están directamente vinculados con los cambios en la
promoción del desarrollo por parte del estado. Aquí, la doctrina neoliberal se
impuso como consecuencia de dos hechos: la imposición de la economía mundial y
la búsqueda de los gobiernos para salir de la crisis económica. Para los
autores nos encontramos en un momento de transición en el que la “rebasada”
planeación urbana indicativa coexiste en diferentes formas y grados con la
planeación estratégica en las diversas urbes latinoamericanas. Mientras que el
paradigma neoliberal vigente en México, traducido al ámbito de la ciudad como
un desarrollo urbano competitivo y sustentable (en el discurso también
equitativo), desregula la norma urbana en beneficio de los negocios privados, y
el interés por la ciudad y lo público ha cedido al interés por ciertas partes,
sobre todo cuando se trata de los llamados megaproyectos.
En
este artículo uno encuentra dos omisiones: 1. Una referencia a la obra de
Carlos Contreras y su revista Planificación que se publicó entre 1929 y 1933,
pues esta revista da cuenta clara del incipiente interés en la planeación de
las ciudades y la región, y 2. Una mínima referencia a un académico que, como
ningún otro en México, ha participado activamente en la construcción, realización
y crítica de la planeación urbana y territorial, en su versión tradicional,
normativa, indicativa y participativa. Ni en la bibliografía se menciona un
solo artículo o libro de Roberto Eibenschutz.
Sería
muy significativo que apareciera un tercer volumen de esta bella obra para
incluir una reflexión suya sobre la planeación urbana y la contribución de
otros latinoamericanos, de la misma generación que participa en el libro, que
desde otras ciudades y países han enriquecido considerablemente los estudios y las
teorías sobre las ciudades latinoamericanas.
Colofón
Frente a
quienes declaran la obsolescencia e inutilidad de la planeación urbana y
quieren abolirla en aras de la simple gestión y la gobernanza urbana, y frente
al desastre urbano expresado en la construcción voraz de miles de viviendas de
dimensiones infames en periferias urbanas distantes y la presencia de cinco
millones de viviendas vacías en México: reivindicamos que hoy más que nunca se
necesita de una planeación urbana crítica, participativa y democrática, con una
sólida base teórica, que consense y negocie transparentemente los intereses de
los diversos actores sociales, económicos y políticos que se disputan la
ciudad.
Frente
a quienes consideran que la teoría es una tarea de intelectuales y académicos
alejados de la “realidad” urbana, reivindicamos que hoy necesitamos de una
teoría urbana, local y regional, que no sólo reflexione sobre las problemas actuales y heredados, sino una teoría que nos ayude a construir nuevas utopías urbanas, que nos
guie en la construcción de ciudades y
sociedades justas que contribuyan a resolver las necesidades de la
mayoría de nuestra población.
Justo
por ello, celebramos la publicación de esta obra producida por una generación
de académicos críticos, lúcidos y comprometidos.
Recibida:10 de junio de 2014.
Aceptada:12 de junio de 2014.
Victor Delgadillo
Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales
en la
Universidad Autónoma de la Ciudad de México
Correo electrónico:
Victor_Delgadill@hotmail.com
Víctor Delgadillo.
Mexicano. Doctor en urbanismo por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Actualmente es profesor e investigador del Colegio de Humanidades y Ciencias
Sociales en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, y profesor de
asignatura del posgrado en urbanismo de la unam.
Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores,
sni nivel 1. Sus líneas de
investigación actual son: centros históricos de América Latina,
políticas públicas y actores sociales, vivienda en áreas urbanas centrales,
políticas de reciclaje urbano, derecho a la ciudad, teoría urbana en América
Latina. Entre sus últimas publicaciones destacan: “Ciudad de México:
megaproyectos urbanos, negocios privados y resistencia social” en Rodrigo
Hidalgo y Michael Janoschka (eds.), La ciudad neoliberal. Gentrificación
y exclusión en Santiago de Chile,
Pontificia Universidad Católica de Chile, Buenos Aires-Ciudad de
México-Madrid-Santiago de Chile, pp. 199-215 (2014); “Turismo en el Centro
Histórico de la ciudad de México: percepciones foráneas y tendencias locales”,
ponencia pesentada en el II Foro Economía y Cultura, Ciudad de México, uacm-unam, 23-27 de septiembre (2013);
“Hábitat popular en la ciudad de México, entre la producción habitacional
masiva y la exclusión social” en Teolinda Bolívar y Jaime Erazo (coords.), Los
lugares del hábitat y la inclusión,
Flacso-Clacso-Miduvi, Quito, pp. 123-143 (2013); “América Latina urbana: la
construcción de un pensamiento teórico propio. Entrevista con Emilio Pradilla
Cobos”, Andamios,
10 (22), Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales-Universidad Autónoma de la
Ciudad de México, México, pp. 185-201 (2013).
[1] Algunos autores no realizan este ejercicio porque las temáticas objeto de estudio son relativamente emergentes en la agenda de investigación, como el espacio público y las tecnologías de la información.