Discurso
territorial y práctica sectorial de las políticas socioambientales: un análisis
del ecoturismo
Territorial
discourse and sectoral practice of socio-environmental policies: an analysis of
ecotourism
Iris Josefina Liscovsky*
Manuel Roberto Parra-Vázquez*
Eduardo Bello-Baltazar*
Ana Minerva Arce-Ibarra**
Abstract
Ecotourism is studied from a territorial perspective
as a socio-environmental policy promoted in the rural area. The role of
ecotourism is analysed at the local scale in the two fisheries that implement
it in a protected area natural. The territorial complexity starting from the
resources that families have, the influences to mobilize them and the
configured familiar strategy are addressed using a Livelihood framework.
Participative community workshops are applied as a data collection technique
using the reflection of participants. The results show that the lack of local
particularities in the definition of policies and coercive aspects of the rural
area can influence the success or failure of ecotourism. The need to generate
comprehensive government programs is elucidated.
Keywords: territory, ecotourism, livelihood,
policy, rural area.
Resumen
En
este trabajo se estudia el ecoturismo desde una perspectiva territorial como
una política socioambiental promovida en el área rural. Se analiza el papel del
ecoturismo en la escala local en las dos pesquerías que lo implementan en un
área natural protegida. Usando medios de vida se aborda la complejidad
territorial partiendo de los recursos con los que cuentan las familias, las
influencias para movilizarlos y la estrategia familiar que se configura. Se
emplean los talleres comunitarios participativos como técnica de recolección de
datos recurriendo a la reflexión de los participantes. Los resultados muestran
que el desconocimiento de las particularidades locales en la definición de las
políticas y los aspectos coercitivos del área rural pueden influir en el éxito
o fracaso del ecoturismo. Se dilucida la necesidad de generar programas de
gobierno integrales.
Palabras clave: territorio, ecoturismo, medios de vida,
política, área rural.
* El Colegio de la Frontera Sur, Unidad San Cristóbal de Las Casas,
México. Correos-e: iliscovsky@ecosur.mx, irisliscovsky@gmail.com;
mparra@ecosur.mx y ebello@ecosur.mx.
** El Colegio de la Frontera Sur-Unidad Chetumal, México.
Correo-e: aarce@ecosur.mx.
Introducción
El
proceso de globalización produce dos efectos destacables y opuestos: fragmenta
la colectividad, lo cual “indica la existencia de una multiplicidad de
prácticas y acciones colectivas dispersas, sin un orden racional aparente que
las articule y que, por tanto, aunque posibilita la pluralidad de proyectos,
dificulta a la vez su coexistencia, coincidencia e interferencia, restándoles
poder y fuerza para transformar la realidad”, y homogeniza las “normas de
comportamiento y formas de interacción social por vía del consumo, las
políticas económicas, la concepción de libre mercado, la privatización, la
desregulación, la apertura” (Sánchez, 2007: 29-30). La fragmentación de la
configuración institucional ha sido uno de los principales obstáculos del
desarrollo sustentable, ante lo cual se requiere que se consideren los
componentes social, económico y ambiental de manera conjunta en las políticas
(Chambers y Green, 2005) adoptando una visión realmente territorial, donde sea
central la compatibilidad de las propuestas con los medios de vida locales.
El
planteamiento del ecoturismo es una de las propuestas globales que no considera
la heterogeneidad estructural local y, consecuentemente, muchas veces no
atiende las necesidades locales (Córdoba et al., 2004), con lo cual, los
programas de desarrollo eluden evaluar sus efectos territoriales,
imprescindibles al considerar el desarrollo territorial (Montañez y Delgado,
1998). Esta actividad ha sido ampliamente implementada en áreas naturales
protegidas (anp) para promover su
protección (Bringas y Ojeda, 2000), donde a través de la conservación de los
ecosistemas y servicios se pretende mantener los medios de vida locales
(Naughton et al., 2005). Sin embargo, para promover la conservación se
debe permitir obtener fuentes de ingresos opcionales en el área rural y una
rentabilidad mayor a otros usos del suelo (Bringas y Ojeda, 2000) y, además,
“cuando se aplica un discurso global (el desarrollo sostenible por la vía de
estrategias como el ecoturismo) mediante políticas y proyectos concretos (como
en este caso son las anp),
existen, a nivel local, unas implicaciones concretas” (Córdoba et al., 2004:
68).
Los
cambios de la actividad turística se conciben en el orden mundial, sin embargo,
sus expresiones específicas son observables en el área local (Bringas y
González, 2004). Dadas sus diversas formas en la implementación, se diferencia
el ecoturismo de empresas del comunitario (Schey-vens, 1999). Contrariamente al
postulado teórico, las más de las veces, el ecoturismo atrae visitantes
desconocedores de una verdadera conciencia ambiental que se introducen en zonas
frágiles y remotas, algunas de ellas las más importantes áreas de diversidad
biológica y cultural, siendo los principales beneficios económicos cautivados
por cadenas y redes internacionales, mientras que los perjuicios los absorben
las comunidades (McLaren, 1998).
Las
contradicciones teoría-práctica del ecoturismo son numerosas siguiendo una
“forma irreflexiva desde imperativos globales […] sobre comunidades locales
cuya complejidad se simplifica de forma abusiva y precipitada” (Córdoba et
al., 2004: 75). Así, comienzan a manifestarse temas poco indagados en
relación con el alcance práctico del ecoturismo (Liu, 2003) ya que, a pesar de
ser claras las intenciones de esta política ambiental, los métodos y la
aplicación han sido poco estudiados (Salinas y La O, 2006) y mal manejado puede
desencadenar los mismos efectos indeseables del turismo en masas (Bringas y
Ojeda, 2000). Por ello, son necesarios estudios que enfaticen el análisis de la
complejidad local desde la perspectiva interna, para comprender los procesos
que se desencadenan en esta escala y aportar información sobre las posibles
causas de la generalizada falta de éxito de los emprendimientos de ecoturismo.
Este
estudio se circunscribe a un anp,
dado que a pesar de la amplia promoción que el ecoturismo recibe en estas zonas,
se desconoce si se logran los objetivos que desde las instituciones
gubernamentales se promocionan para su implementación. Un ejemplo de esta
promoción se observa en la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas
(Conanp), particularmente en su Programa Nacional de Áreas Naturales Protegidas
2007-2012, donde plantea “que el turismo se siga desarrollando bajo un esquema
sustentable a favor de la preservación del patrimonio natural y de las
comunidades locales como beneficiarios directos en el entorno de las Áreas
Protegidas Federales y otras modalidades de conservación” (Conanp, 2007: 22,
25).
El
presente estudio parte de la propuesta de bases conceptuales del ecoturismo que
consideran la definición de área rural y su relación con el turismo rural. La propuesta
teórica se utiliza para valorar el papel del ecoturismo en dos rancherías que
lo implementan actualmente en la Reserva de la Biósfera La Encrucijada
(Rebien), partiendo de un análisis multidimensional comunitario empleando
medios de vida.
1. Delimitación teórica del ecoturismo como base de su implementación
El
ecoturismo se ha adoptado como parte de las políticas ambientales
gubernamentales para ser implementado en el área rural. La falta de consenso en
su conceptualización no sólo implica aspectos de índole teórica, sino, sobre
todo, efectos en la práctica, ya que se ha utilizado el término “ecoturismo” de
manera indiscriminada enfatizando en los aspectos benéficos para el medio
ambiente, lo cual no necesariamente es cierto (Bringas y Ojeda, 2000). En este
sentido, y como parte de una construcción teórica de las bases del ecoturismo,
es necesario revisar y considerar las definiciones de área rural y turismo
rural.
No
obstante lo anterior, existe dificultad para definir o delimitar el concepto de
área rural, lo cual se atribuye, básicamente, a la heterogeneidad de
condiciones que abarca este concepto (Holland et al., 2003; Ashley y
Maxwell, 2002). Para los fines de este trabajo, se considera un área rural como
el
espacio donde los asentamientos y la infraestructura humana ocupan únicamente
pequeños parches del terreno, la mayoría de los cuales son dominados por campos
y pastos, maderas y bosques, agua, montañas y desierto. Ellos son también
lugares donde la mayoría de la gente pasa la mayor parte de su tiempo de
trabajo en granjas; donde la tierra es abundante y barata; donde la transacción
de costos es alta; y donde las condiciones políticas son más dificultosas
(Ashley y Maxwell, 2002: 1).
A
esto se añade que las principales actividades humanas en este ámbito son las
primarias (pecuarias, acuicultura, pesca y forestales, entre las más
importantes) y que el uso del recurso agua, como medio productivo, es esencial.
Entre los atributos más sobresalientes de las zonas rurales se citan el
aislamiento, la lejanía, la baja densidad demográfica y las escasas
prestaciones sociales (Paniagua, 2008).
Al
considerar la ruralidad como eje rector de la clasificación de turismo, se
aborda el estudio desde una perspectiva territorial. Considerando al territorio
“como espacio de articulación de estrategias de desarrollo se presenta como
objeto de acciones, tanto de iniciativas de la propia sociedad, a través de
movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales y entidades privadas,
como de políticas públicas”, desde esta perspectiva se “relaciona espacio,
recursos naturales, sociedad y poder” (Flores, 2007: 35).
Así, adoptando el criterio de ruralidad expuesto, el
turismo rural se caracteriza por las particularidades del área, en
contraposición con el turismo que se realiza en las urbes. Esta postura de la
centralidad en el área sobre la actividad para definir al turismo rural
coincide con algunas postulaciones previas (Martínez, 2005, en Oliveira y
González, 2008: 723).
Por
otro lado, los límites entre turismo rural y ecoturismo están poco definidos y
consensuados (Bringas y Ojeda, 2000). Entre ambos, el único factor de
coincidencia reconocido es que se considera turismo basado en la naturaleza en
contraposición con el turismo de masas. Esta falta de delimitación lleva a
inconsistencias en la práctica, por lo que un esfuerzo teórico en tal sentido
es necesario.
Existe alto consenso para considerar al turismo
rural como inclusivo del agroturismo (Oliveira y González, 2008) y éste último
del turismo en granjas (Bojnec, 2006), destacando las actividades que se
realizan en el ámbito primario de la economía (Oliveira y González, 2008).
Otros autores lo
caracterizan más ampliamente: se contrapone al turismo en masa; utiliza,
respeta y cuida los recursos naturales, patrimoniales y culturales; supone un
mecanismo de desarrollo para las economías locales; e incluye un componente
educativo para el visitante (Mediano y Vicente, 2002). Considerando esta última
concepción, es notable la semejanza con la definición más ampliamente difundida
de ecoturismo acuñada por Ceballos (1998: 7), la cual incluye todos los
aspectos antes mencionados y agrega el involucramiento activo de las
poblaciones locales. Así, algunos autores consideran al turismo rural como
inclusivo del ecoturismo (Blanco y Benayas, 1994, en Mediano y Vicente, 2002:
27). Los aspectos centrales para el desarrollo del ecoturismo son: 1)
contar con zonas ricas en biodiversidad y poco afectadas por la acción
antrópica (Burgueño 2005), 2) enfatizar en la educación y 3) alcanzar
la sustentabilidad (Burton, 1998).
Con
la información precedente se construyó y se proponen dos modelos explicativos
sobre la delimitación entre turismo rural y ecoturismo (cuadro 1). En el primer
modelo el criterio de clasificación son las actividades, donde el turismo rural
y el ecoturismo sólo comparten el hecho de considerarse turismo basado en la
naturaleza. Bajo este modelo, el ecoturismo se asienta sobre las bases de la
sustentabilidad, término que en la práctica ha resultado poco operativo
(McLaren, 1998) y, bajo este criterio, es posible la introducción de actores no
necesariamente locales en relación con el desarrollo, control y apropiación de
los beneficios. Mientras que en el segundo modelo se enfatiza en las
características del área rural, así, el ecoturismo se presenta como un
subsistema especializado del turismo rural, donde las oportunidades deben estar
dirigidas al sector rural y los habitantes locales deben ser centrales en el
desarrollo de las actividades sustentables, el control y los beneficios del
ecoturismo. Se destaca que independientemente de los criterios de clasificación
adoptados, las actividades específicas para el ecoturismo o los otros tipos de
turismo rural (agroturismo y turismo en granjas) no varían. En el presente estudio
se asume el segundo modelo.
2. Contexto de la investigación
En
el ámbito global, durante las décadas de los ochenta y noventa numerosas
organizaciones internacionales apoyaron la implementación de iniciativas
ambientales, como la creación de anp con fines de conservación y para
mejorar las condiciones de vida de las poblaciones (Daltabuit et al.,
2006). La Rebien se creó en México en el año 1972 bajo la denominación de Área
Natural y Típica del Estado de Chiapas Tipo Ecológico Manglar Zapotón con una
extensión de 2,500 ha, en 1995 el área se amplía a 144,868 ha y se recategoriza
como Reserva de la Biosfera (Carabias et al., 1999). Actualmente,
forma parte de las 36 áreas naturales protegidas prioritarias en el sistema de
atención y administración del Instituto Nacional de Ecología, integra parte del
Corredor Biológico Mesoamericano (Carabias et al., 1999), desde 1996 se
le considera un sitio Ramsar (Convención de Ramsar, 2010) y una de las 152
regiones terrestres prioritarias de México (Arriaga et al., 2000),
lo cual es referencia de la importancia del área en cuanto a su biodiversidad.
Cuadro 1
Modelos que relacionan el turismo rural y el ecoturismo
Modelo 1: centrado en las actividades de atracción turística |
Modelo 2: centrado en las potencialidades del área rural |
|||
Turismo rural |
Ecoturismo |
Turismo rural |
||
El turista presencia o participa de actividades económicas primarias |
El turista realiza actividades de bajo impacto socio-cultural y ambiental |
Promueve economías locales y pluriactividad de estrategias familiares; baja afluencia turística; interés por recursos naturales, patrimoniales y culturales; incorpora educación |
||
Agroturismo |
manejado por empresas u organizaciones externas |
manejado por comunidad |
Agroturismo y turismo en granjas |
Ecoturismo |
Turismo en granjas |
Los actores locales comparten su experiencia en las actividades económicas primarias |
Los actores locales proponen actividades de bajo impacto sociocultural y ambiental |
Fuente: Elaboración propia.
De
las formaciones vegetales presentes en la Rebien se destacan los manglares, por
su intervención en la regulación de los ciclos ecológicos, la retención de
suelos, la producción de nutrientes y por su actividad como trampa de
contaminantes, a cuyos márgenes las poblaciones humanas tradicionalmente han
desarrollado actividades de pesca, favorecida por la alta productividad de
estos sistemas costeros (Carabias et al., 1999). Sumado a los eventos
climáticos que impactan en el área, en Chiapas se registró una tasa de
transformación anual de los manglares de 838 ha/año, en un área total reportada
de 43,832 ha para el periodo 1988-1993 (March y Flamenco, 1996: 32), con lo
cual, ante la posibilidad de una tasa sostenida de transformación, esta
cobertura vegetal se encuentra en serio riesgo y con ello el sustento de las
poblaciones locales.
El
ecoturismo es promovido por la Conanp en las anp.
En la Rebien se considera incipiente y se ha desarrollado en dos rancherías
pesqueras: La Palma (lp) en el
municipio de Acapetahua y El Castaño (ec)
en el municipio de Mapastepec. lp se
ubica en la zona núcleo de la Rebien, en su área central, y ec en la zona de amortiguamiento de la
Rebien, en el noroeste de la zona núcleo (Tovilla, 2007), donde el territorio
productivo lo constituye el medio acuático (figura i). Se destacan dos factores clave para la implementación de
iniciativas de ecoturismo en esta anp:
desde el punto de vista natural, el atractivo para los visitantes que pueden
apreciar los manglares más altos de la costa del océano Pacífico, y desde lo
socioeconómico el producto pesquero se encuentra en una sostenida disminución
(Carabias et al., 1999), lo que lleva a la necesidad de buscar
soluciones a la crítica situación económica familiar.
Figura i
Área de
estudio: El Castaño (municipio de Mapastepec) y La Palma (municipio de
Acapetahua)
Fuente: Elaboración
propia.
3. Metodología
3.1. Enfoque de estudio
El
estudio multidimensional del ecoturismo a nivel comunitario se abordó desde el
marco de medios de vida (mv). Este
marco intenta superar el reduccionismo y simplificación imperante al tratar el
empleo como una medida de la disminución de la pobreza, así, se incluye el
empleo como una variable y se aborda la complejidad y la diversidad de
situaciones (Chambers, 1995, 2004). Además, el mv
se centra en la perspectiva de la gente local, por lo que el
conocimiento tradicional es esencial en su aplicación. Con esto, la presente
investigación también hace una integración del conocimiento obtenido por
métodos científicos con el conocimiento local o tradicional (Arce y Gastelú,
2007; Arce y Charles, 2008).
Los
principales elementos de mv son: 1)
los activos o capitales, que representan los recursos que un individuo, familia
o comunidad poseen, y que se clasifican en humano, social, natural, físico y
financiero, 2) el contexto (vulnerabilidad, políticas, estructura,
instituciones), que influye en las restricciones y oportunidades para la
familia y la comunidad, y 3) las estrategias que son la forma en que las
familias movilizan sus activos para vivir y alcanzar sus objetivos de futuro (dfid, 1999). Cada capital hace alusión a
características específicas (dfid,
1999), para las cuales se identificaron las variables más pertinentes para
considerarse en relación con la planeación (anexo i).
La
movilización de los recursos con los que cuentan las familias está influida por
el contexto. El contexto de vulnerabilidad se define por las tendencias,
eventualidades puntuales y cambios (positivos o negativos) sobre los cuales las
familias tienen escaso o nulo control. El contexto de las estructuras,
políticas y procesos influyen en la disposición de los recursos con que cuentan
las familias. Todos estos aspectos inciden en la constitución de la estrategia
familiar, que es el resultado de la combinación de los elementos de los medios
de vida. Desde esta perspectiva es posible analizar las relaciones entre los
recursos que poseen las familias, el contexto en el que se hace uso de esos
recursos, las estrategias que surgen de esa interacción y los resultados.
3.2. Recopilación y análisis de los datos
Los
talleres fundados en mv y su
sistematización se realizaron con base en el Manual de diagnóstico
participativo para la planeación comunitaria (Parra et al., 2011),
el cual se emplea en el equipo de investigación Modos de vida e innovación
territorial (El Colegio de la Frontera Sur, San Cristóbal de Las Casas) como
herramienta operativa desde el año 2005. Los talleres fueron guiados por
facilitadores capacitados para dicho fin y
se desarrollaron a nivel comunitario en marzo de 2009, ante la presencia de
miembros de las rancherías de ec y
lp. En los talleres se priorizó la
participación de personas que pudieran aportar conocimiento local histórico y
actual, así, se reflexionó con hombres y mujeres, jóvenes económicamente
activos, adultos y gente mayor.
El trabajo de campo se dividió en 5 fases: 1)
invitación a las comunidades para participar en el taller; 2)
capacitación de facilitadores y cofacilitadores; 3) trabajo de gabinete
con fuentes secundarias; 4) transectos por el medio natural y social y
encuestas con informantes clave locales, y 5) realización de los
talleres diagnóstico comunitarios participativos, trabajo con grupos focales y
sociabilización de los datos (Parra et al., 2011).
La
información obtenida en el análisis de los capitales se estudió empleando
escalas (anexo i). El valor
obtenido para cada capital permite una comprensión general de las prioridades
en el ámbito local y posibilita la comparación entre diversos sitios. Los
resultados se presentaron públicamente en las comunidades, con invitación
abierta, con el fin de corroborar las interpretaciones de los datos.
El
capital natural se abordó realizando un recorrido por el medio acuático con un
informante clave, para identificar, delimitar y describir las zonas hidrográficas
reconocidas localmente. Durante el taller se realizaron mapas y tablas de tipo
de uso del territorio del tipo diacrónico para analizar los cambios en el
territorio.
Los
elementos del capital físico se valoraron con base en la metodología propuesta
por Batista et al. (1994: 339), sumando la valoración regular en
los casos donde existieron observaciones buenas y malas en relación con alguna
de las categorías analizadas. Se combinaron los resultados de la evaluación
externa (facilitadores) e interna (participantes del taller) para definir las
prioridades locales. Las cuatro tipologías resultantes de esta metodología se
interpretaron como: 1) las evaluaciones externa e interna son
coincidentes y positivas (bienestar); 2) la evaluación externa es
negativa, sin embargo las personas han creado mecanismos o estrategias que
hacen que lo valoren como positivo (adaptación); 3) la evaluación
externa es positiva, pero no es adecuado para las preferencias y necesidades
locales (disonancia), y 4) las evaluaciones externa e interna son
coincidentes y negativas (malestar).
Para
el capital financiero se analizaron los resultados (ingreso y egreso) y el
sistema de financiamiento (capacidad de inversión), los cuales en conjunto
constituyen la estrategia económica. Para la interpretación de los ingresos se
consideraron las líneas de pobreza calculadas para el año 2008 en México
(Coneval, 2009): pobreza alimentaria 50,881.68 pesos; pobreza de capacidades
60,157.44 pesos; pobreza de patrimonio 92,329.92 pesos (calculadas para una
familia promedio de seis personas, según información de los participantes del
taller).
En
el capital social se analizó la densidad de las redes sociales, la cual se
consideró un indicador explicativo de la estructura social. El valor de
densidad de una red representa las relaciones existentes en comparación con las
potenciales. Se asume que idealmente se espera un alto número de relaciones, lo
cual imprime mayor estabilidad al sistema social (la centralidad en uno o pocos
nodos hace que de su existencia dependa el mantenimiento de la red) y
representa menor sectorización y desintegración (estructuralmente ideal para
implementar programas integrales). Para los fines comparativos se construyó una
escala de valoración empírica, basada en el análisis de resultados obtenidos en
diferentes zonas y grupos sociales de Chiapas (anexo i).
El
capital humano se abordó por medio de la indagación de las estadísticas
oficiales (inegi-iter, 2005; inegi-Inafed, 2000). Esa información se contrastó durante el
taller participativo con las opiniones de los pobladores en relación con los
diversos servicios e infraestructura y la medida en que los mismos responden a
sus necesidades.
La vulnerabilidad, las estructuras, los procesos y
las políticas se abordaron transversalmente a lo largo de los talleres,
indagando para cada capital las condiciones contextuales relevantes que se
relacionan a los mismos. Por medio de las relatorías de cada grupo focal se
identificaron las tendencias, eventualidades y cambios, se delimitaron los procesos
más relevantes atendiendo a su reiteración a lo largo de los diversos grupos de
trabajo y se reconocieron las estructuras y políticas asociadas a esos
procesos.
Para
el análisis de las estrategias se utilizaron datos de los diversos grupos
focales, los cuales posteriormente se combinaron. En el capital natural se
abordó la estrategia para el uso del territorio, en el financiero la estrategia
económica y el análisis de las relaciones sociales y el proceso de migración
permitió identificar los componentes familiares y comunitarios que se combinan
con las estrategias anteriores.
Un factor limitante de los talleres es que no se
ahonda en las particularidades individuales de las familias, sino que se
construye un esquema explicativo de cómo las familias de la comunidad
construyen su día a día, sin por ello considerar a esta unidad de análisis como
“tipo” u homogénea.
La
información de los talleres se complementó con la indagación de fuentes
secundarias y los aspectos históricos locales se obtuvieron por medio de
entrevistas abiertas con informantes clave. Además, para los datos del
ecoturismo también se realizaron entrevistas abiertas con informantes clave,
dado que el ecoturismo como alternativa local no fue priorizado durante el
taller, buscando que surgiera naturalmente el planteamiento de su papel en la
escala local.
4. Resultados
El
sitio de estudio se encuentra en la zona costera de Chiapas, inserto en un
sistema de humedales, con predominancia de bosques de manglar. En esta zona los
habitantes viven de la pesca ya que su territorio principalmente es acuático, a
diferencia del resto de la región Soconusco, donde las actividades rurales se
centran en la agricultura y la ganadería.
El
sitio donde se encuentra la ranchería lp era
un lugar de paso entre el embarcadero y los asentamientos cercanos a la playa,
como Barra Zacapulco. El asentamiento se funda entre 1870 y 1878 con familias
dedicadas a la agricultura, pesca y caza, sobre todo para la subsistencia.
Paulatinamente, y dado el creciente auge de la pesca, desde la década de los
veinte se fueron asentando en el sitio pobladores de origen regional, que se
dedicaban a la pesca local y a la agricultura, esta última principalmente en la
zona entre Acapetahua y el embarcadero Las Garzas. Estas dos actividades
constituían la base de sustento de las familias. La ranchería se reconoce
formalmente entre 1935 y 1937, después se constituye la cooperativa de pesca en
el año 1945. Poco a poco la gente se aboca con exclusividad a la producción
pesquera, dado su alto rendimiento, sobre todo en relación con el camarón. La principal área de pesca de camarón lo
cons-tituía la laguna de Chantuto, la cual era compartida en la
explotación con la cooperativa de pesca de Barra Zacapulco. La abundante
migración a lugares cercanos a esa laguna desencadenó en 1992 conflictos en
relación con el derecho de pesca que culminaron en confrontaciones armadas y la
expulsión de los miembros de la cooperativa de pesca de lp. De esta forma, los pescadores de la ranchería se
recluyeron a lugares de menor producción, con el consecuente efecto en la
economía familiar. Debido a ello, fueron necesarias nuevas alternativas. La
Iglesia católica desempeñó un papel
importante en este sentido, a través de la asociación Indígenas de la Sierra
Madre de Motozintla “San Isidro Labrador” (Ismam), apoyando a la comunidad a
través de su programa de formación Trabajo Común Organizado y planificando
nuevos proyectos productivos a partir del Centro de Agroecología San Francisco
de Asís (casfa). Así, entre 1993 y
1995 se planificó y desarrolló un proyecto de cría y engorda de camarón, el
cual no prosperó, sobre todo por la falta de formación en relación con el
proceso de producción artificial y el mantenimiento de la infraestructura. A
partir de ese primer grupo conformado, Ismam y casfa
siguen apoyando a la comunidad promoviendo esta vez la implementación de
un centro turístico, ante lo cual se constituye el Grupo Ecológico San Carlos,
que inicio sus actividades de organización y planificación alrededor de 1996 y
se conformó legalmente como cooperativa en 2002.
Las
tierras correspondientes a ec fueron
compradas por una familia de El Manguito (comunidad vecina), así se creó el
asentamiento en 1958. El principal centro urbano con el que se comunicó desde
un principio la población de ec fue
la cabecera municipal de Mapastepec, principalmente para la compra y venta de
alimentos. Próximo al asentamiento y cercano a 1975 se asienta en la isla Las
Morenas una familia proveniente del estado de Guerrero. Debido a la necesidad de
recibir servicios básicos (como luz, agua, salud y educación), ambas familias
planificaron concretar un asentamiento único. Así, aproximadamente en 1980 la
familia residente en Las Morenas compró terrenos en ec. Los habitantes practicaban la pesca, la agricultura y la
ganadería a pequeña escala. La cooperativa de pesca local surge como una
iniciativa para defender los recursos pesqueros de su territorio de los
pescadores oportunistas, donde en el proceso de legalización los apoya un
maestro rural de la zona, para finalmente en el año 1988 constituirse
legalmente. La creciente disminución del producto pesquero, debido a
modificaciones ambientales en la zona alta de la cuenca, y el impacto del
huracán Stan en 1988, que agravó las condiciones ambientales, llevaron a la
necesidad de buscar nuevas alternativas. Por iniciativa de uno de los
pobladores, quién trabajó temporalmente en la Conanp, se comenzó a evaluar la
posibilidad de desarrollar un centro turístico local. El interés estaba puesto
en mejorar las condiciones de vida de las familias, evitar la migración de la
gente joven y promover el equilibrio ambiental. La propuesta se discutió y
planificó durante dos a tres años, para finalmente en el año 2005 constituir el
Grupo Ecoturístico Costa Verde.
4.1. Medios de vida
4.1.1.
Capital natural
El
sistema de humedal se caracteriza por la abundancia del recurso agua. En el
ámbito local donde se construye una división ambiental en función de las
características hidrográficas, lo cual permite caracterizar a los diversos
ambientes. De acuerdo con ello, se identifican tres zonas principales: estero,
pampa y bocabarra (figura i). Las
tres áreas son de uso con fines de pesca, siendo las pampas las áreas
predominantemente productivas de camarón. Otras actividades desarrolladas en el
territorio son el transporte acuático por el estero, actualmente también
realizado como recorrido para visitantes y el uso de la playa para recreación.
La
madera es un recurso de importancia en los medios de vida locales. La actividad
extractiva de madera está restringida por las regulaciones de la Rebien, por lo
que en la actualidad no es una práctica frecuente. El conocimiento local del
entorno ambiental se distingue en la descripción de la utilidad de diversas
especies. El mangle se reconoce como útil para la construcción de casas y
postes. El botoncillo, el mezquite y el mahahui se consideran apropiados para
muebles. Una actividad actual es la extracción de leña para la cocina, este
recurso se encuentra limitado al uso doméstico y en caso de utilizarse para
fines diferentes al autoabasto de las familias, se debe contar con permisos
especiales, dada la ubicación de las rancherías en un anp.
Permisos
y concesiones de las instituciones reguladoras de pesca permiten la extracción
de peces y camarón. Mientras que otros animales que antes eran usados para el
consumo familiar (como algunos reptiles) se encuentran restringidos por las
prioridades de conservación de la zona.
En
el ámbito local se identifican modificaciones de las condiciones ambientales.
Debido principalmente a las actividades productivas que recurren a la
deforestación y a las políticas de canalización de los cursos de agua en la
cuenca alta, ha aumentado el arrastre de suelo con su consecuente modificación
de granulosidad (partículas más grandes), color (se observan cambios de negro a
marrón, lo cual implica cambios en la composición química) y fluidez (menos
fluidos) en la cuenca baja. Paralelamente, la abundancia y distribución de las
especies de fauna se ha modificado, en parte debido a la alteración ambiental.
Como consecuencia, la pesca como recurso esencial de los medios de vida ha
tenido un deterioro significativo.
En lp se
ha observado una alteración de la abundancia del mangle, mientras que en ec se identifican alteraciones también
en cuanto a la distribución de las diversas especies de esta conformación
vegetal. En ambas rancherías se han identificado fuentes de contaminación vía
las corrientes de agua dulce (principalmente debido a agroquímicos usados en
agricultura), mientras que no se reconocen fuentes de contaminación del aire,
además, en lp las dificultades
para transportar la basura y el inadecuado sistema de recolección hacen que a
nivel local éste sea un problema.
El
acceso a los recursos naturales está regulado por normativas externas,
principalmente las de Conanp y Profepa, sin embargo, en ec esas normativas coinciden con las reglas internas
comunitarias en pos del cuidado de su territorio. Las poblaciones previas a la
creación de la reserva son permitidas, no así la creación de nuevos
asentamientos. Las normativas gubernamentales son más restrictivas para las
comunidades de la zona núcleo que para las de la zona de amortiguamiento de la
reserva.
En
lp el uso de los recursos es
principalmente extractivo (pesca), mientras que en ec se combina con la producción primaria para el autoabasto.
Así, las familias de lp son
altamente dependientes de los recursos naturales y las de ec son semidependientes, lo cual también
se relaciona con la ubicación que ocupan en la reserva y la disponibilidad de
tierra. En ambas rancherías el territorio donde se desarrolla la pesca es
acuático y de uso colectivo, las propiedades de tierra de los pobladores se
limitan a patios donde se ubican los hogares. En ec algunas familias cuentan además con un máximo de 2 ha de
tierra por familia.
4.1.2.
Capital físico
El
agua en ambas comunidades se extrae de pozos, y a pesar de que se trata de un sistema de humedal, puede ser
escasa en ciertas épocas del año, donde los habitantes deben recurrir al agua
del estero o comprar agua embotellada para el consumo. La diferencia entre
comunidades se da por la amplia cobertura que alcanza en lp, mientras que en ec no llega a todas las familias, aunque
ésa sea la intención.
Todos
los hogares cuentan con pozos donde se descargan las aguas residuales. Si bien
esta condición no es la óptima por la superficialidad de las aguas
subterráneas, desde la perspectiva de los pobladores sería peor contar con un
drenaje que descargue los residuos en el estero, sistema base de su principal
actividad económica.
En
relación con la energía, suele emplearse leña para la cocina y se cuenta con
sistema eléctrico para la iluminación y electrodomésticos. En ec la calidad de la electricidad es
adecuada sólo para el uso doméstico y las líneas tienen una cobertura parcial a
los hogares. En lp, si bien la
calidad es mejor que en la ranchería anterior, el uso para fines productivos es
limitado y la cobertura es total. En ambas rancherías el principal problema lo
ocasiona la interrupción del servicio en épocas de tormenta y la falta de
respuesta o tardanza de las instituciones responsables para restituirlo. Sumado
a ello, los recibos de luz suelen ser muy caros, lo cual es un constante
reclamo de los pobladores.
Los
niveles educativos locales son diferentes. En lp
se cuenta con edificios de preescolar, primaria y secundaria, mientras
que en ec sólo con un edificio
donde se desarrollan los niveles de preescolar y primaria.
En
relación con la salud, las condiciones son muy diferenciadas. En lp se cuenta con una clínica del
Instituto Mexicano del Seguro Social (imss),
médico de lunes a viernes y enfermera toda la semana, sin embargo, la carencia
de medicinas, la falta de médico los fines de semana y la necesidad de
trasladarse a la cabecera municipal u otros centros de mayor complejidad
regional para realizar estudios y análisis son puntos de disconformidad. En ec se construyó una clínica con
esfuerzo, fondos comunitarios y donaciones donde llegaría personal médico de la
Caravana Acuática inaugurada en 2007, para atender a las comunidades más
alejadas de centros urbanos, sin embargo, la frecuencia y constancia de este
servicio se ha llegado a espaciar en lapsos de dos meses o más y no se cuenta
localmente con medicinas.
Las
vías de comunicación al exterior están representadas por la vía acuática
(estero), y en ec principalmente
por un camino de terracería que se deteriora anualmente en las épocas de
lluvia, lo cual representa un problema dada la falta de mantenimiento del
mismo. Las vías de comunicación locales son sobre todo calles y en menor medida
veredas, todas de tierra.
El
transporte es casi exclusivamente privado en ec
(a excepción de viajes especiales de la línea Mapastepec-Roberto
Barrios) y pocas personas cuentan con medios de movilidad propios. Es privado y
público en lp, donde los costos
del transporte público son elevados desde la perspectiva de los pobladores, y a
su vez imprescindibles para la provisión de alimentos, insumos o acceso a los
sistemas de salud y educación.
En
ambas rancherías existen medios de información principalmente regionales y
nacionales (radio y televisión) y de comunicación deficientes (teléfono). Sólo
en lp hay sistema de internet,
pero inestable y de baja calidad.
En
ambas comunidades se cuenta con infraestructura de las cooperativas de pesca
constituida básicamente por un recinto para reuniones, sitio de recepción del
producto pesquero y un muelle. Las herramientas productivas son sobre todo
manuales (herramientas para la pesca) y la pesca se realiza en general en
cayucos a motor. Es un punto de coincidencia considerar que no se requieren
herramientas productivas, sino proyectos para recuperar la pesca.
Los
centros de reunión son más numerosos en lp
que en ec, sin embargo, en
la primera ranchería son principalmente de información, mientras que en la
segunda también son de participación. En ambas se encuentran sitios de reunión
con fines deportivos, religiosos, productivos y comunitarios (asambleas y
comités).
Ambas
cooperativas de ecoturismo cuentan con servicio de alojamiento, centro de
interpretación ambiental y lancha para recorridos. lp además cuenta con un restaurante y ec con diversos transportes acuáticos
para alquiler.
De
la combinación de los datos observados por los facilitadores (evaluación
externa) y los aportados por los participantes (evaluación interna) de los
talleres, se dedujeron las áreas prioritarias de las problemáticas locales
(cuadro 2).
Las
variables incluidas en el rango entre disonancia y malestar (cuadro 2) son las
que deberían recibir atención urgente, ya que son los principales criterios de
disconformidad, siendo prioritarios en ambos casos salud, educación y la
mejoría de las vías de comunicación, asimismo, la provisión de agua y su
calidad también es importante en ambas. En ec
además se suman el reclamo de energía adecuada para uso productivo y su
respectivo servicio de mantenimiento, y en lp
un sistema apropiado de tratamiento de aguas residuales.
Cuadro 2
Comparación entre las evaluaciones externa e interna de los elementos del capital físico
|
|
|
Evaluación externa |
||
|
Valoración |
|
Bueno |
Regular |
Malo |
Evaluación interna |
El Castaño |
Bueno |
Bienestar |
|
Adaptación |
Herramientas para la producción |
|
|
|||
Regular |
|
Sistema de desecho de aguas residuales |
|
||
Malo |
Disonancia |
|
Malestar |
||
|
Agua, energía, educación, salud, vías interlocales |
|
|||
La Palma |
Bueno |
Bienestar |
|
Adaptación |
|
Herramientas para la producción |
|
|
|||
Regular |
Energía |
|
|
||
Malo |
Disonancia |
|
Malestar |
||
Agua |
Sistema de desecho de aguas residuales, educación, salud, vías interlocales |
|
Fuente: Elaboración propia con base en la metodología de Batista-Foguet et al. (1994: 339).
4.1.3.
Capital financiero
En
las rancherías foco de este estudio, los ingresos superan notablemente las tres
líneas de pobreza calculadas para el año 2008. Sin embargo, los egresos son
igualmente muy elevados (gráfica i).
Los
principales ingresos de las familias de ambas rancherías provienen del sector
productivo, donde la actividad casi exclusiva es la pesca. Al considerar sólo
los ingresos productivos, los ingresos familiares anuales quedan por debajo de
la línea de pobreza de patrimonio (ec:
89,544 pesos; lp: 64,300 pesos),
que se supera cuando se incorporan otros ingresos como préstamos, créditos,
remesas y jornales (ec: 27,480
pesos; lp: 51,800 pesos), los
cuales no son estables. Los apoyos gubernamentales y los otros ingresos
conforman un alto porcentaje del ingreso total anual (ec: 43%; lp:
58%; gráfica i).
Los principales egresos se corresponden con los
destinados a cubrir necesidades básicas, como alimento, educación, salud,
calzado y vestido. En el rubro otros egresos familiares se incluyeron los
viajes, los cuales encarecen notablemente los gastos de las familias, sin
embargo son imprescindibles dado que se requieren para realizar trámites, provisión
de alimentos, asistir al médico o a niveles educativos que no se encuentran
localmente. También los gastos por insumos productivos para la pesca son
elevados, ello se debe principalmente al gasto de gasolina para los motores de
cayucos y lanchas. Por último, los aportes comunitarios o religiosos son el
rubro menos demandante en la economía familiar (gráfica i).
Sumado
a las condiciones económicas anteriores, las capacidades de financiamiento de
las familias son muy reducidas, las cuales están dadas por las posibles fuentes
de inversión. Al indagar sobre estas últimas, se encontró que en ec es
posible acceder hasta un nivel de préstamos entre familiares o amigos, y en lp hasta un nivel de crédito por parte
de organismos gubernamentales para pequeños emprendimientos (gráfica ii).
Finalmente,
interesa analizar la distribución de las actividades económicas en el año
(cuadro 3), enfatizando en la principal actividad económica local (pesca) y en
la nueva alternativa económica (ecoturismo). Localmente, se clasificaron los
meses en bueno, regular o malo por actividad. La pesca se califica, en primera
medida, por las etapas anuales en las que hay mayor disposición de peces y/o
camarón, o mayor demanda del mercado. Las actividades turísticas, actualmente
incipientes, se califican por la afluencia de turistas, donde la mayor demanda
se identifica en los periodos vacacionales (cuadro 3).
Gráfica i
Análisis de
ingresos y egresos discriminados por rubros
Fuente: elaboración propia.
Gráfica ii
Niveles de financiamiento de las familias
Fuente: Elaboración propia.
Del
análisis del calendario anual de actividades (cuadro 3) se desprende que
existen limitantes para poder organizar las actividades de manera ideal,
considerando la actividad económica alternativa complementaria a la tradicional
pesquera y asegurando así ingresos mensuales constantes para las familias. En
el cuadro 3 se corrobora que los dos meses con mayor afluencia de turismo
(abril y diciembre) se superponen con periodos de pesca buenos a regulares.
Cuadro 3
Calendario anual de actividades
Meses |
Ene |
Feb |
Mar |
Abr |
May |
Jun |
Jul |
Ago |
Sep |
Oct |
Nov |
Dic |
|
El Castaño |
Pesca |
↓ |
↓ |
↓ |
↓ |
↔ |
↔ |
↓ |
↓ |
↑ |
↑ |
↑ |
↑ |
Ecoturismo |
↔ |
↓ |
↓ |
↓ |
↓ |
↓ |
↔ |
↓ |
↓ |
↓ |
↓ |
↑ |
|
La Palma |
Pesca |
↓ |
↓ |
↔ |
↓ |
↔ |
↔ |
↔ |
↑ |
↔ |
↑ |
↑ |
↑ |
Ecoturismo |
↔ |
↓ |
↓ |
↓ |
↓ |
↓ |
↔ |
↓ |
↓ |
↓ |
↓ |
↑ |
Referencias: ↑ bueno; ↔ regular; ↓ malo; ↓ en Semana Santa aumento de precios en pesca y
llegada de visitantes.
Fuente:
Elaboración propia.
4.1.4.
Capital social
Los
sistemas sociales organizativos básicos son importantes para comprender el tipo
de relaciones al interior comunitario. En ec
lo constituye la familia extendida, estructurada en grupos económicos y
formalizados a través de las dos cooperativas locales (pesquera y de
ecoturismo). En lp las formas de
agrupación son compatibles con la estructura extracomunitaria de gestión, donde
responden a los criterios económicos (cooperativas de pesca, transporte y
ecoturismo) o a los organizativos comunitarios (salud, educación e
infraestructura). Sin embargo, de acuerdo con relatos de los habitantes de lp, en los inicios de la ranchería el
sistema organizativo básico también se representó por un sistema de familia
extendida.
En
el ámbito institucional, es posible notar que la escala local se relaciona con
múltiples niveles superiores (cuadro 4). En ambas rancherías se presentan
interacciones externas en los ámbitos municipal, estatal y federal y, en el
caso de las cooperativas de ecoturismo, también se presentan nexos con
organizaciones internacionales. El principal criterio local de identificación
de relaciones es el de prestación de programas o financiamiento de proyectos,
situándose en segundo lugar las relaciones de servicio, entre las que se
encuentran las insatisfechas, como los recurrentes reclamos a la Comisión
Federal de Electricidad (cfe) para
la restitución del servicio eléctrico en época de tormenta.
Cabe
destacar que si bien la Secretaría de Turismo (Sectur) fue mencionada por los
participantes del taller diagnóstico de lp
como la principal reguladora de turismo y transporte, de acuerdo con los
miembros de las cooperativas del sector esta institución aún no tiene presencia
local. Los permisos serían canalizados a través de las autoridades de
instituciones con jurisdicción ambiental. Sin embargo, ambas cooperativas de
ecoturismo están procurando ingresar al padrón de servicios turísticos de
Sectur, por lo que actualmente la relación es potencial.
Cuadro 4
Instituciones relacionadas a El Castaño (ec) y La Palma (lp)
Institución |
Tipo de relación |
Ranchería |
Ámbito |
Presidencia municipal (de Acapetahua, ma; de Mapastepec, mm) |
Financiamiento |
lp; ec |
Municipal |
Solicitudes de servicios |
|||
Iglesia católica de Mapastepec (icm) y Diócesis de Tapachula (ict) |
Formación religiosa |
ec |
Municipal; Regional |
Conexiones intercomunitarias |
|||
Organización no gubernamental (ong regional) |
Generación de proyectos |
lp |
Regional |
Búsqueda de financiamiento |
|||
Secretaría de Pesca y Acuacultura (Sepesca) |
Regulación pesquera |
lp; ec |
Estatal |
Financiamiento |
|||
Universidad Autónoma de Chiapas (uach) |
Potencial-indirecta |
ec |
Estatal |
Estudios de impacto ambiental para dragado de canal |
|||
Gobierno del Estado de Chiapas (Chis.) |
Indirecta |
lp |
Estatal |
Subsidios |
|||
Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) |
Regulación pesquera |
lp; ec |
Federal |
Financiamiento |
|||
Comisión Federal de Electricidad (cfe) |
Servicio |
lp; ec |
Federal |
Reserva de la Biosfera La Encrucijada, Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Rebien-Conanp) |
Capacitación |
lp; ec |
Federal |
Financiamiento de proyectos y actividades |
|||
Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) |
Comités de Vigilancia Participativos |
ec |
Federal |
Secretaría de Turismo (Sectur) |
Potencial |
ec; lp |
Federal |
Regulación y apoyo al sector turístico |
|||
Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) |
Subsidios |
lp |
Federal |
Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (cdi) |
Financiamiento de Proyectos |
lp |
Federal |
Banco Mundial (bm) |
Indirecta |
ec |
Internacional |
Financiamiento |
|||
Organización no gubernamental (ong internacional) |
Apoyo financiero |
ec; lp |
Internacional |
Fuente: Elaboración propia.
En
el análisis también se encontraron relaciones indirectas. Éstas representan
financiamientos de una institución canalizados por medio de otra de índole
local o regional, como sucede en ec,
donde la cooperativa de ecoturismo ha recibido financiamiento del Banco Mundial
por medio de la Rebien.
En
el análisis de las redes sociales donde se incluyen las instituciones extra e
intracomunitarias la densidad es medio-baja (valores de 0.1250 para ec y 0.1429 para lp; figura ii).
Ello implica que el número de relaciones existentes entre instituciones es muy
inferior al esperado en teoría. Al excluir del análisis a las instituciones
extracomunitarias, ambas rancherías elevan notablemente su valor de densidad,
llegando a valores altos en ec (δ = 0.45) y a regulares en lp (δ = 0.2667).
4.1.5.
Capital humano
El
grado de marginación es alto (nivel de marginación: lp: -0,015; ec:
-0,515) en las dos rancherías. Ello indica la existencia de dificultades que
enfrentan las familias en su día a día, sin embargo, se deben analizar las
principales limitaciones desde la perspectiva de la población.
En
relación con la educación, el porcentaje de alfabetismo es alto (capacidad de
leer y escribir; lp 87.7% y ec 80%), al igual que la inserción
escolar de la población en edad de escolaridad obligatoria (6 a 14 años lp 94.7% y ec 100%), mientras que el grado promedio de escolaridad se
corresponde con el de primaria incompleta (lp:
5.75 y ec: 4.09). En ambas
rancherías existe escuela primaria y sólo en lp
secundaria, sin embargo, es en la segunda ranchería donde existe disconformidad
respecto a la calidad educativa local en referencia con la relación
maestro/alumno y la irregularidad de las clases. Las instancias de capacitación
(educación informal) son discontinuas, destinadas a ciertos grupos productivos
o comunitarios (sectorizada), donde las temáticas que se abordan generalmente
las proponen las instituciones promotoras.
Figura ii
Redes sociales en El Castaño (superior) y La Palma (inferior)
Nota: se indica en cuadros las instituciones locales y en círculos las extracomunitarias.
Fuente: Elaboración propia.
Finalmente,
según el último conteo poblacional de 2005, el derecho al servicio de salud se
considera bajo (lp: 10.5% y ec: 0%). Durante el taller, los
participantes expresaron que en la actualidad la mayoría de la población cuenta
con Seguro Popular, aunque no ha sido eficaz, ya que localmente en el caso de ec no hay médicos permanentes y en lp no se pueden hacer estudios clínicos
y las medicinas son escasas, por lo que los enfermos deben atenderse en las
cabeceras municipales, y en caso de urgencias deben recurrir a médicos
privados.
4.1.6.
Comparación de capitales entre comunidades
La
valoración de los capitales permite definir las áreas prioritarias de atención
para planificar las prioridades de acción (gráfica iii). Se consideran los capitales humano (salud y
educación), social (necesidad de aumentar relaciones en las redes sociales) y
físico (destacando los servicios de baja calidad o discontinuos) como
prioritarios. En segundo término, se destaca la importancia de considerar las
alteraciones ambientales, ya que ellas a su vez afectan directamente la
economía familiar y se ha visto que no pueden ser resueltas con un nivel de
incidencia local. Por último, si bien el capital financiero representa el
recurso de mayor fortaleza, el análisis precedente demuestra que sigue siendo
inestable e inseguro para las familias.
4.2. Vulnerabilidad, estructuras, procesos, políticas y estrategias
Se
pudo observar que las familias de las rancherías bajo estudio son altamente
dependientes de los recursos naturales, cuyo uso está restringido por
regulaciones de instituciones externas y por el deterioro de la calidad y
abundancia de los productos pesqueros. Dos factores son esenciales al momento
de analizar el deterioro del sistema económico pesquero: por un lado la
degradación ambiental, antes expuesta, y por el otro el mercado (como causa de
impacto directo e indirecto). El mercado define los precios: en épocas de mayor
pesca el valor comercial es menor y en los de menor pesca es mayor, regulando
así la actividad económica y limitando las posibilidades de crear localmente
estrategias que permitan a las familias lograr su bienestar. Por otro lado, el
mercado también exige alta productividad, lo cual ha llevado a grandes
modificaciones en la cuenca alta de los cursos de agua dulce, donde se han
destinado las tierras a la agricultura y ganadería, cuyas alteraciones
ambientales favorecen el azolvamiento en la cuenca baja y consecuentemente
empeora la calidad del ambiente para el desarrollo del producto pesquero.
Gráfica iii
Polígono comparativo de la valoración de los capitales con que
cuentan las familias de ec y lp
Nota: Escala de valoración: 0 no aplica; 1 muy malo; 2 malo; 3 regular; 4 bueno; 5 muy bueno (no necesariamente óptimo).
Fuente: Elaboración propia.
Por
otro lado, es notorio que en ambas rancherías reconocen los eventos climáticos
como sucesos relevantes dado su poder destructivo. Los huracanes más destacados
fueron los que afectaron la zona en 1998 y 2005. El impacto de los mismos se
definió por las inundaciones sufridas, el aislamiento, el incremento de
enfermedades, la afectación a los manglares, las pérdidas casi completas en
hogares, y en ec también la
pérdida de los cultivos y el ganado. Hasta la restitución de los niveles
normales de agua la gente buscó otras formas de generar ingresos (por ejemplo,
jornalero), para luego proseguir con la pesca. A pesar de las condiciones
desfavorables, el alimento nunca faltó porque siempre hubo peces para pescar,
además de las contribuciones recibidas por algunas instituciones. Así, la pesca
se constituye como un factor de seguridad alimentaria que connota un
sentimiento de pertenencia al territorio.
La
escasez de oportunidades de trabajo para la gente joven los lleva a migrar. En
este contexto, el significado que cobra la migración (en los jóvenes y algunos
adultos) es revelador de la pertenencia al territorio, pero se opta por ella
ante el deterioro pesquero y se ve como una oportunidad para complementar el
ingreso familiar o para ahorrar e invertir al regreso, principalmente en casas
y cayucos. Así, en la mayoría de los casos las expectativas están puestas en
retornar a su tierra.
Las
estrategias económicas familiares consisten en la combinación de actividades
que lleva a cabo una familia para sobrevivir el día a día. Al interior de las
familias se desarrollan diversas actividades, lo cual los lleva a desempeñarse
de manera eficiente realizando una división del trabajo. Dadas las dificultades
para poder afrontar la subsistencia familiar con base en la actividad
tradicional local (la pesca), se han incorporado otros sistemas de ingreso para
compensar la inestabilidad de su principal sistema económico. Sin embargo, las
estrategias familiares se siguen caracterizando por una baja diversificación,
con centralidad en la pesca y generando emprendimientos familiares, como la
cría de animales y en ec también
el cultivo de maíz para autoabasto, complementando sus ingresos con aportes
gubernamentales provisorios y una búsqueda de alternativas fuera del ámbito
local (migración).
El
ecoturismo aún no se ha incorporado en la estrategia productiva familiar
comunitaria. Por un lado, porque esta alternativa económica no involucra a la totalidad de los habitantes de las
rancherías, por lo que no se reconoce como una de las actividades
prioritarias. Por otro lado, las familias involucradas aún no reciben
beneficios directos y permanentes, ya que los escasos ingresos los utilizan
sobre todo para afrontar gastos y mantenimiento.
Si
bien el ecoturismo no se presenta como un elemento de la estrategia económica
familiar, éste es parte de los componentes que involucran el cambio de uso del
territorio a nivel histórico (figura iii).
Tradicionalmente la pesca ha sido el recurso más representativo, ya sea para el
autoabasto o la comercialización. La agricultura y la ganadería representan
actividades realizadas de tiempo atrás, pero que se han ido abandonando por
diferentes causas, como la carencia de tierra (lp),
o la dificultad ante plagas e inestabilidad de los precios de mercado (ec).
En ec,
la percepción de la gente presenta al ecoturismo como una actividad que se
desprende del grupo pescador central de la comunidad (figura iii). Ello remite a la organización
social básica, donde las relaciones de parentesco son las predominantes, por lo
que el surgimiento de una nueva alternativa está conectada y en sintonía con
las otras actividades.
En
lp se percibe la aparición del
ecoturismo como un aspecto aislado de las restantes actividades locales (figura
iii). A diferencia de ello, es
trascendente considerar que los cambios históricos de uso del territorio se
perciben relacionados, así, se presenta un énfasis creciente en la pesca y un
abandono paulatino de diversas actividades económicas.
Figura iii
Cambio
histórico del uso del territorio en El Castaño (izquierda) y La Palma (derecha)
Referencias: las flechas
indican las relaciones entre actividades (↔
combinación; ↓
transición) y el estado de cada actividad en cada periodo (↓
disminución; ↑
aumento).
Fuente:
Elaboración propia.
5. Ecoturismo y ruralidad: ¿oportunidad, desafío o paliativo?
Como
primera medida de una planificación es necesario reconocer en el territorio con
qué recursos, oportunidades y limitantes cuentan la gente, las familias y las
comunidades e identificar sus necesidades de cambio y sus perspectivas a
futuro. Ello fundamentado desde la postura de Chambers (1995), según la cual las
medidas que pueden hacer la diferencia para la gente pobre es posible que, sin
embargo, estén basadas en un bajo costo de financiamiento.
En
el análisis integral comparativo de los capitales de los medios de vida es
posible observar una alta uniformidad en los datos, a pesar de las diferencias
reportadas entre ambas rancherías. Diversos aspectos resultan de la reflexión
de la información obtenida: 1) existen diferencias en las posibilidades
de educación formal, atención de salud, infraestructura y servicios entre las
dos rancherías, sin embargo, el énfasis puesto desde las políticas en los
aspectos de infraestructura más que en los funcionales, hacen que en lp, donde se observa una mejor
situación, los habitantes se muestran disconformes, por lo que al incluir la
percepción local se obtienen resultados similares; 2) las relaciones
formales en el ámbito local están fuertemente influidas por la estructura
macro, con lo cual se tiende a una fragmentación que conlleva a la pérdida de
objetivos en común; 3) se presenta una conducta proactiva diferente
entre los actores sociales relevantes de cada ranchería, pero las estructuras
administrativas y burocráticas homogenizan los procesos; 4) las
diferencias en las posibilidades de financiamiento resultan en más oportunidades
para sobrellevar las carencias de las familias, en vez de la posibilidad para
generar inversiones duraderas; 5) el deterioro ambiental incide
directamente en la economía familiar centrada en la pesca; 6) las causas
del deterioro ambiental requieren políticas integrales en los aspectos espacial
e institucional, y 7) las iniciativas locales son opacadas ante la falta
de apoyo institucional, cuando no es financiamiento económico lo que está en
juego.
El
hecho de incorporar el componente ambiental en una alternativa de desarrollo no
asegura la protección de los recursos naturales (Bringas y González, 2004).
Algunos recursos naturales básicos del ámbito rural, como el agua y la leña,
deben ser factores foco de atención. Se ha observado que la creciente demanda
de agua en los sectores turísticos pone en riesgo la capacidad de provisión y
su calidad (Vera, 2006), a la vez que el incremento abrupto en la recolección
de leña para alimentar fogones puede causar daño ambiental (Epler, 1998) y
desabastecer a las familias de este recurso para su autoabasto. Estos son
factores que aún no afectan a las comunidades implicadas en este estudio, dada
la baja afluencia actual de turistas. Sin embargo, un interés permanente de las
autoridades de la Rebien es lograr que otros emprendimientos regionales de
turismo convencional incluyan una tipología más sustentable para evitar
problemas ambientales.
Numerosas
alteraciones han sido documentadas para el sistema de manglar en el que se
encuentran ambas rancherías (Tovilla, 2007). La mayoría de ellas accidentales
(como incendios) o motivadas por la deforestación para destinar las tierras a
actividades productivas (agricultura, ganadería, canalización, dragado o
bordeado de pampas) y por la implementación de infraestructura (construcción de
carreteras y rectificación de cursos de agua dulce). Todos los eventos y
procesos mencionados han afectado, y lo siguen haciendo, el sistema de manglar
predominante en la zona, del cual depende la economía pesquera y de cuyo
atractivo ha empezado a depender la prosperidad del sector turístico.
Los
antecedentes indican que el ecoturismo raramente contribuye a mejorar el
capital físico destinado a aumentar las comodidades de los habitantes locales
(McLaren, 1998), lo que coincide con los datos de este estudio. En la Selva
Lacandona (Chiapas) se reportó que la infraestructura de servicios de las
comunidades donde se implementan proyectos de ecoturismo es precaria,
considerando escuelas, calles, agua potable, electrificación y servicios de
salud (Reygadas et al., 2006). Sumado a ello, el ecoturismo debería
requerir bajos costos de inversión en infraestructura como ventaja comparativa
con el turismo en masas (Bringas y Ojeda, 2000), sin embargo, las condiciones
de precariedad de las áreas rurales y su marginalidad incrementan los costos
para lograr las mínimas condiciones necesarias.
El
entorno económico no puede ser excluido en el desarrollo de la actividad
turística (Magaña, 2009). Uno de los factores limitantes destacados para las
pesquerías es el mercado. Éste es representativo de la inequidad de poder y se
manifiesta en la incapacidad de elección, por tanto, en una carencia de
libertad (Evans, 2002). Es en este punto que surge la pregunta: ¿puede el
ecoturismo desarrollarse óptimamente ante un creciente deterioro ambiental y
presiones de un nuevo mercado? Pregunta que ya ha sido parcialmente respondida:
el mercado turístico requiere de altas inversiones (Ferreira, 2005; Reygadas et
al., 2006) y deja los menores beneficios a nivel local (López y Palomino,
2008; Bringas y Ojeda, 2000; Skoczek, 2003), lo cual promueve una dependencia a
subsidios o apoyos. Así, la introducción del ecoturismo como actividad
económica plantea un gran desafío: un cambio del ser, hacer y nuevas relaciones
de mercado característicamente inequitativas.
Las
preferencias de la gente en relación con los bienes y los resultados exceden el
plano económico (Evans, 2002), sin embargo, en el caso analizado son esenciales
a la hora de caracterizar la economía local. La pesca envuelve el ser y saber
hacer, los pobladores son pescadores con sus habilidades desarrolladas, el
cambio de actividad económica implica no sólo aprender a hacer, sino además
cambiar su relación hombre-naturaleza. Se ha reportado que el cambio de la
cultura pesquera a la del turismo se da como respuesta a una búsqueda de
progreso económico (Pastor, 2003) que, sin embargo, lleva a una dependencia
económica (Moreno, 2005).
Sumado a lo anterior, el ecoturismo debería actuar
como una actividad complementaria a las que se desempeñan localmente (Ross y
Wall, 1999: 129), procurando una estrategia pluriactiva de las familias
(Oliveira y González, 2008). Sin embargo, considerando que esta actividad no
intenta superar las causas que llevan a las familias a buscar nuevas alternativas
(alteraciones ambientales que llevan a una disminución del producto pesquero),
si no atiende las consecuencias (ingresos insuficientes de las familias) y sólo
de un sector minoritario, las tendencias indican una predisposición a adoptar
esta actividad como suplementaria. Al reconocer esta tendencia, es necesario
destacar que la temporalidad del trabajo turístico ha sido documentada en otros
casos en Chiapas, donde los más afectados económicamente
son los miembros que no tienen posibilidades de recibir otros ingresos
(Hernández et al., 2005), por lo que la desigualdad social se
incrementa.
Considerando
que el ecoturismo sólo estaría dirigido a mejorar los ingresos de las familias
y no a revertir las causas del deterioro ambiental, se contradice con los objetivos
planteados por la Conanp donde se propone “el desafío de detener el deterioro
de los ecosistemas y su biodiversidad, así como mitigar las condiciones de
pobreza y marginación de las comunidades involucradas, para situarlas en un
horizonte de desarrollo sustentable local”, y de acuerdo con esto se propone
propiciar el ecoturismo (Conanp, 2007).
El aumento descrito en este estudio en la densidad
de las redes sociales al excluir las instituciones externas podría
interpretarse como efecto de excluir nexos, sin embargo, al observar las redes
es posible notar que las instituciones extracomunitarias carecen de relaciones
entre sí y apoyan sólo a ciertos grupos o sectores comunitarios, por lo que
estarían contribuyendo por medio de sus mecanismos de gestión a la fragmentación
social. Según la teoría de Mary Douglas (Milton, 1996), la constitución y
formalización de grupos se
puede interpretar desde el punto de vista social como un mecanismo de sectorización, mientras que la cohesión se
representa sobre todo por la existencia de redes. Así, es posible notar que la
fragmentación reconocida en las
políticas globales repercuten en la escala local por medio de la asimilación de
esos modelos de organización.
En
relación con el ecoturismo, otros autores han enfatizado en el proceso de
sectorización social, en alusión a los grupos que lo implementan (Li y Han,
2000; Ferreira, 2005; Schärer, 2003; Reygadas et al., 2006), y en lo que
toca a dichos procesos se ha visto que generan exclusión en la toma de
decisiones y beneficios diferenciales (Jones, 2005; Reygadas et al.,
2006), así que en lugar de disminuir las diferencias socioeconómicas puede
aumentarlas e incluso es posible que se desencadenen conflictos al interior de
las comunidades, ante la desarticulación de los sistemas organizativos sociales
básicos dada por la incorporación de una nueva actividad económica (Hernández et
al., 2005). Sin embargo, los datos presentados en el ámbito comunitario
estarían indicando que esta sectorización surge como respuesta a la estructura
macro, más que a una predisposición interna de los grupos, lo cual lleva a
mayores dependencias hacia el exterior que hacia el interior de la escala
local. Estos hechos se consideran problemáticos para el proceso de construcción
territorial, entre los que se destacan “el enfrentamiento entre políticas
sectoriales y territoriales; estructuras centralizadas y descentralizadas,
tanto de gestión como de planeación: ambiente institucional local y externo,
entre los más relevantes” (Flores, 2007: 35).
El
análisis del capital humano, en general, se restringe a las cualidades para el
desarrollo económico, enfatizando en la agencia de los actores, sin embargo, es
necesario ampliar esta concepción a las capacidades humanas que posibilitan la
elección de la vida que se quiere vivir en función de los propios valores,
siendo a la vez instrumento del crecimiento económico y el desarrollo social,
donde la salud y la educación son vectores que permiten manejar las propias
vidas y elegir cómo hacerlo (Sen, 1997), a la vez que posibilitan disminuir el
estado de riesgo (Sen, 2002). Partiendo de esta concepción, esencialmente las
políticas pueden usar dos mecanismos. El primero (growth-mediated)
depende del crecimiento económico para poder generar servicios (salud,
educación y seguridad), mientras que el segundo (support-led) enfatiza
en programas destinados a dar un soporte social a través del desarrollo de
capacidades (Sen, 1999). En este estudio se puede observar que las políticas se
centran en el primer mecanismo, altamente dependiente de inversiones
económicas, mientras que el segundo, el cual podría fomentar construcciones más
duraderas y posibilitar mayor libertad y elección, no se aborda. Se presentan
medidas utilitarias en todos los ámbitos (salud, educación, producción), donde
se apoyan o realizan obras de infraestructura, se otorgan subsidios o aportes y
no se ahonda en la reflexión y la construcción de capacidades para afrontar los
problemas desde adentro y conjuntamente.
La
expansión de las capacidades de la gente depende tanto de la provisión de
facilidades para educación básica, cuidado de la salud y redes de seguridad
social como de la eliminación de la opresión, lo cual debe pensarse en términos
de acciones colectivas, tendientes a formular valores y preferencias propios e
instrumentos para darles soporte, donde los significados de la acción colectiva
(como identidad, valores y objetivos) son esenciales para la libertad (Evans,
2002) y las configuraciones sociales para generar mecanismos de seguridad (Sen,
2002). Esa necesidad de acción colectiva fortalecedora de construcciones en
torno de la seguridad es limitada al reforzarse la sectorización social.
A
partir de los datos anteriores surge la pregunta de si el ecoturismo está
actuando o podría convertirse en una alternativa que propicie el desarrollo
local basado en las particularidades del territorio. Para dar respuesta a ello
debemos considerar que
se
transita hacia el desarrollo local cuando se presentan proyectos derivados de
iniciativas de la comunidad, cuando su organización y adecuación en términos
técnicos y prácticos le dan factibilidad a tales iniciativas y permiten a la
población local mejorar sus condiciones de vida, y cuando incluyen premisas
como la amplia y activa participación de la población en el rescate de los
niveles productivos necesarios y la identificación de los recursos disponibles
para que se utilicen de manera más eficaz (Serrano, 2008: 336).
“Las
experiencias exitosas de desarrollo sustentable y las mejoras en torno a la
calidad de vida y al ambiente han resultado ser más la excepción que la regla”
(Bringas y González, 2004: 552). Una vez
identificadas las numerosas dificultades que enfrentan los grupos y
considerando que el ecoturismo ha sido y se sigue promocionando desde diversas
instituciones gubernamentales y no gubernamentales, es preciso reconocer que
“debería ser claro que no existen grandes alternativas que puedan aplicarse a
todos los lugares y todas las situaciones” (Escobar, 1996: 416). Además, se
destaca que no es suficiente el potencial natural o cultural sin la valoración
social (Bringas y González, 2004) y que es imprescindible considerar las
características propias de cada lugar en pos de la efectividad (Magaña, 2009).
A pesar de las limitaciones descritas, la fortaleza de los emprendedores
locales les ha permitido lograr numerosos avances como respuesta a su
iniciativa de sacar adelante sus proyectos, siendo su principal sustento el
arraigo a su territorio y la falta de herramientas para resolver las causas del
deterioro pesquero.
Conclusiones
Al
asumir el segundo modelo de la relación turismo rural-ecoturismo, se destacó
como base la concepción de ruralidad. Este modelo más allá del aporte teórico
implica la necesidad de reconocer que el área donde se desarrolla el turismo
posee limitaciones que deben ser consideradas, las cuales se pusieron de
manifiesto durante los talleres participativos con base en medios de vida.
La
metodología de medios de vida permitió un enfoque multidimensional de la
realidad de las comunidades con una perspectiva en la que éstas se desarrollan
en el día a día. Desde esta postura, fue posible construir la estrategia,
integrando y relacionando las actividades constitutivas desde su visión,
identificando además los factores que llevan a esa combinación particular.
Sobre todo, permitió definir las limitantes que podrían afectar el desarrollo
del ecoturismo (de importancia a nivel propositivo), así como el papel que
tiene esta actividad en las rancherías considerando la complejidad local.
En
el caso estudiado, las características comunitarias, sus problemas y
deficiencias son representativos de un sistema rural con particularidades que
deben ser reconocidas. La opresión principal está dada por la falta de medidas
integrales para resolver los problemas desde sus causas e involucrando a los
diversos actores locales y por la falta de medidas que apoyen o fomenten la
construcción de capacidades que permitan buscar las soluciones más adecuadas y
propicien espacios sociales destinados a ello. Los mecanismos implementados
promueven un régimen de dependencia, donde las instituciones son responsables y
los habitantes se acomodan a un sistema ineficiente para ellos.
Las políticas (en educación, salud, productivas) se
caracterizan por ser utilitarias, lo cual requiere altos costos de inversión y
mantenimiento. No se consideran otras posibilidades como la creación de
programas que tiendan a fortalecer las capacidades y con ello fomentar la
libertad y la elección, y a su vez, apoyar la constitución de redes internas.
Este último mecanismo se considera esencial pensando en las dificultades y el
aislamiento que se enfrenta en el área rural. Desde esta perspectiva, el
desarrollo territorial no puede concebirse separado de la construcción
territorial.
Para
los habitantes locales la creación del anp
no ha significado un factor que propiciara un mejor estado de su
ambiente o una mejor calidad de vida, contrario a los objetivos de la Conanp.
Las principales causas del deterioro ambiental están fuera del ámbito de acción
de las comunidades y de la jurisdicción de la anp,
lo cual se agrava por la falta de coordinación entre las instituciones
responsables de los diversos sectores (social, conservación, productivos, etc.)
para llevar a cabo acciones conjuntas e integrales en el ámbito regional.
Las políticas ambientales favorecen a las familias
porque promueven un equilibrio del medio natural, del cual depende su principal
sistema económico. Sin embargo, estas políticas no responden de manera integral
a las necesidades locales ni involucran a las poblaciones en su formulación, por lo que se perciben como
medidas coercitivas que limitan la libertad y ponen en riesgo la seguridad de
subsistencia familiar al restringir el acceso
y uso de los recursos naturales. Se intenta superar esas restricciones
promoviendo nuevas actividades compatibles con las políticas ambientales, pero
no necesariamente con las potencialidades o medios de vida locales, como lo es
el ecoturismo. Potencialidades que no sólo implican el poder hacer, sino además
superar las dificultades que el mismo ámbito rural representa con escasez o
falta de servicios de salud adecuados, servicios de agua y energía poco
apropiados, aislamiento que no sólo dificulta la movilidad sino también la
promoción y difusión de los emprendimientos.
Como
parte de esas políticas, el ecoturismo se ha desarrollado con más
infraestructura pero sin generar mejoría en el bienestar de todas las familias.
Tampoco aporta soluciones a las economías tradicionales, sustento de los medios
de vida locales, aunque evita la incorporación de nuevas actividades
dependientes del uso directo de los recursos naturales, las cuales se
encuentran restringidas por las políticas de conservación. Sumado a ello, los
emprendedores de esta alternativa económica deben enfrentar nuevas
dificultades, como aprender los nuevos saberes del ser y hacer y, sobre todo,
lidiar con un mercado desconocido e igualmente inequitativo, como el ya
conocido mercado pesquero. Finalmente, el principal aporte del ecoturismo ha
sido generar esperanzas y expectativas de un futuro mejor, lo cual es el motor
de trabajo de quienes se desempeñan en este ámbito, aportando horas de esfuerzo
y dedicación para llegar algún día a compartir su lugar con el mundo.
Agradecimientos
Queremos agradecer a las autoridades, población y
cooperativas de ecoturismo de El Castaño y La Palma, cuyo conocimiento y
disposición hizo posible la realización de este estudio. A los coautores del
Manual de Planeación Comunitaria, y a los facilitadores y cofacilitadores de los
talleres.
Anexo I
Sistematización
general para valorar los capitales
Categoría |
Variable |
Escala |
Valoración |
Capital natural |
Agua |
Modificación o alteración de cada variable: 1. Alteración alta 2. Alteración media 3. Alteración baja |
Los valores de agua, suelo, flora, fauna y aire se
promedian. La suma de este valor y de las restantes categorías dan valor al
capital: 1 = ≥5-6 2 = ≥7-8 3 = ≥9-11 4 = ≥12-13 5 = ≥14-15 |
Flora |
|||
Fauna |
|||
Suelo |
|||
Aire |
|||
Contaminación |
1. Externa y local 2. Externa 3. Ausente |
||
Efecto del uso del territorio |
1. Degradación 2. Restauración 3. Se mantiene equilibrio |
||
Acceso a los recursos naturales |
1. Prohibido 2. Restringido 3. Regulado |
||
Dependencia económica de los recursos naturales |
1. Alta 2. Media 3. Baja |
||
Capital físico |
Agua |
Evaluación externa: los criterios para cada
categoría fueron disponibilidad, tipología, calidad y cobertura. Cada
criterio se evaluó según una escala del 1 al 3. Los resultados para cada
categoría se convierten en: Malo = <2-≤4 Regular = >4-≤9 Bueno = >9-12 Evaluación interna: los participantes evalúan como buena y/o mala a cada categoría |
La valoración responde a: 1 = no hay categorías en los campos de bienestar o adaptación 2 = menos de 50% de las categorías analizadas corresponden a bienestar y adaptación 3 = más de 50% de las categorías analizadas corresponden a bienestar y adaptación 4 = más de 75% de las categorías analizadas corresponden a bienestar y adaptación 5 = más de 50% de las categorías analizadas corresponden a bienestar |
Sistema de desecho de aguas residuales |
|||
Energía |
|||
Educación |
|||
Salud |
|||
Vías de comunicación interlocales |
|||
Herramientas productivas |
|||
Capital financiero |
Capacidad de financiamiento |
Análisis de estrategias de financiamiento para la inversión |
1 = transferencias (subsidios) 2 = venta de animales y ahorro 3 = préstamos comunitarios y cajas de ahorro 4 = crédito de organismos gubernamentales y/o programas 5 = crédito de bancos |
Capital social |
Densidad de las redes |
Los rangos de densidad definidos de acuerdo con hallazgos empíricos |
1 = ≤ 0.1 2 = > 0.1 ≤ 0.2 3 = > 0.2 ≤ 0.3 4 = > 0.3 ≤ 0.4 5 = ≥ 0.4 |
Capital humano * Estadísticas de inegi-iter (2005) e inegi-Inafed (2000) combinados con la opinión de los participantes del taller |
Grado de marginación* |
1. Alto 2. Medio 3. Alto |
Se considera el valor total obtenido para todas las
variables 1 = <6-7 2 = ≥8-10 3 = ≥11-13 4 = ≥14-16 5 = ≥17-18 |
Alfabetismo (población de 15 años o más)* |
1. <50% 2. 50-89% 3. >89% |
||
Población de 6 a 14 años que asiste a la escuela* |
1. <50% 2. 50-89% 3. >89% |
||
Grado promedio de escolaridad (incompleto o completo)* |
1. Primaria 2. Secundaria 3. Bachillerato o preparatoria |
||
Niveles escolares locales |
1. Primaria 2. Secundaria 3. Bachillerato o preparatoria |
||
Posibilidades de capacitación |
1. Nula 2. Excepcional o
sectorizada 3. Continua y no sectorizada |
||
Acceso al servicio de salud* |
1. <50% 2. 50-89% 3. 90% |
Fuente: Elaboración propia.
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Recibido:
27 de abril de 2010.
Reenviado:
12 de octubre de 2010.
Aceptado:
3 de febrero de 2011.
Iris Josefina Liscovsky. Es
doctora en ciencias geológicas por la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y
Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina); bióloga y
profesora en ciencias biológicas en dicha facultad y actualmente realiza el
doctorado en ciencias en ecología y desarrollo sustentable en El Colegio de la
Frontera Sur (México). Fue condecorada con la Mención Especial del Premio
Universidad 2001, por la carrera de ciencias biológicas (fcefyn-unc).
Entre los años 2001 y 2007 se desempeñó como auxiliar docente y jefe de
trabajos prácticos en la fcefyn-unc. Su línea de estudio actual se
centra en el análisis de las políticas ambientales en relación con los medios
de vida locales, con énfasis en el ecoturismo. Algunas de sus publicaciones en
coautoría son: “Flower vascularisation in Solanaceae: a particular
pattern in Metternichia J. G. Mikan”, Adansonia, 3 (31), Museo
Nacional de Historia Natural, París, pp. 413-425 (2009); “Anatomía comparativa
de hoja y tallo en los representantes argentinos de Cestreae G. Don
(Solanacea)”, Gayana Botánica, 62 (1), Universidad de Concepción,
Concepción, pp. 33-43 (2005); “Crecimiento secundario atípico del tallo de Datura
ferox (Solanaceae)”, Kurtziana, 29 (1), Museo Botánico,
Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, pp. 7-13 (2001).
Manuel Roberto Parra-Vázquez. Es doctor en economía por la Universidad Nacional
Autónoma de México; maestro en ciencias agrícolas por El Colegio de de
Postgraduados de Chapingo e ingeniero agrónomo zootecnista por la Escuela
Nacional de Agricultura. Es profesor e investigador en la Universidad Autónoma
Chapingo, el Colegio de Postgraduados de Chapingo y El Colegio de la Frontera
Sur. Investiga sobre los procesos de diseño de políticas públicas para el
desarrollo local, coordina investigaciones sobre desarrollo rural en áreas
campesinas del centro y sureste de México con un enfoque territorial y bajo una
perspectiva interdisciplinaria. Su objetivo es propiciar, mediante un
aprendizaje social, el establecimiento de sistemas de manejo sustentable de la
tierra basados en los saberes de todos los participantes. Entre sus
publicaciones sobresalen: en coautoría, Los Altos de Chiapas: agricultura y
crisis rural, Los recursos naturales, t. 1, Ecosur-Semarnap, San
Cristóbal de Las Casas, Chiapas (1997); “Restauración de bosques en territorios
indígenas de Chiapas. Modelos ecológicos y estrategias de acción”, Boletín
de la Sociedad Botánica de México, 80, Sociedad Botánica de México,
México, pp. 11-23 (2007); “Estrategia
regional de desarrollo comunitario del proyecto Pades”, en Germán Martínez
Velasco (coord.), Población y ambiente: tres estudios para el desarrollo
sustentable en la Selva Lacandona, Consejo Estatal de Población-unfpa, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, pp.
205-301 (2008); “Forestería comunitaria y desarrollo de instituciones locales:
el caso de la comunidad agraria Teopisca”, Economía, Sociedad y Territorio 9
(30), El Colegio Mexiquense, Zinacantepec, pp. 349-395 (2009).
Eduardo Bello-Baltazar.
Es doctor en antropología social por la Universidad Iberoamericana; maestro en
ciencias con especialidad en desarrollo rural por el Colegio de Posgraduados e
ingeniero agrónomo por la Universidad Autónoma Metropolitana. Es investigador
nivel i en el Sistema Nacional de
Investigadores (sni). Actualmente
labora en El Colegio de la Frontera Sur, San Cristóbal de Las Casas, donde
coordina la Red de Espacios de Innovación Socioambiental (Redisa). Investiga
las implicaciones sociales del manejo de los recursos naturales en temas como:
organización social y territorio, comunidad y planes de manejo del bosque
(ecoturismo, silvicultura, productos no convencionales), ritualidad y redes
sociales, leyes y normas locales. Entre sus publicaciones recientes, en
coautoría, están: “Experiencias, aprendizajes y diferencias en la toma de
decisiones de dos grupos campesinos mayas en la adopción de tecnologías
agrícolas en Sahcabá, Hocabá, Yucatán, México”, Estudios de Antropología
Biológica, xiv (ii), Universidad Nacional Autónoma de
México, México, pp. 629-647 (2009); “Forestería comunitaria y desarrollo de
instituciones locales: el caso de la comunidad agraria Teopisca”, Economía,
Sociedad y Territorio, ix
(30), El Colegio Mexiquense, Zinacantepec, pp. 349-395 (2009); “Religión y
espacio social: una microrregión maya de Quintana Roo”, en Julio Robertos, Ever
Canul y Manuel Buenrostro (eds.), Mayas modernos de Quintana Roo,
Universidad de Quintana Roo-Centro de Estudios Interculturales-Plaza y Valdés,
pp. 25-55 (2008).
Ana Minerva Arce-Ibarra. Es
doctora en estudios interdisciplinarios por la Universidad de Dalhousie
(Canadá); maestra en biología marina por el Cinvestav-Mérida y licenciada en
biología pesquera por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Es miembro del Comité
de Evaluación de Proyectos Compact-pnud,
Península de Yucatán. Su línea de investigación se centra en el análisis de las
pesquerías artesanales por medio de estudios interdisciplinarios. Entre sus publicaciones destacan, en
coautoría: “Non-management of natural resources: The case of inland fisheries
in the Mayan Zone, Quintana Roo, Mexico”, Human Ecology, 36, Kluwer
Academic, Nueva York, pp. 853-860 (2008); “Inland fisheries of the Mayan Zone
in Quintana Roo: Using a combined approach to fishery assessment for
data-sparse fisheries”, Fisheries Research, 91, Elsevier, Amsterdam, pp.
151-159 (2008); “Linking social and natural sciences methods using Mind Maps: A
case study of human-nature interactions in Mexico’s Lowland Maya area”, The
International Journal of Interdisciplinary Social Sciences, 2, Common
Ground, Melbourne, pp. 39-52 (2007).